Iñaki Anasagasti
24Mayo
2006
24 |
Opinión

LAS DIEZ PREGUNTAS QUE LE HARÍA A ETA

Iñaki Anasagasti
Mayo 24 | 2006 |
Opinión

El pasado domingo 14 de mayo, el director del diario GARA, formuló a dos personas que hablaban en nombre de ETA, una serie de preguntas que hicieron posible la edición de un cuadernillo especial en euskera y en castellano donde esos dos encapuchados analizaban la situación que se vive en Euzkadi tras el anuncio del alto al fuego permanente.
Como es normal en estos casos, las preguntas y respuestas, si la menor crítica y sin el menor atisbo periodístico incidían en los reiterados tópicos que en las innumerables ruedas de prensa de los señores Otegi, Permach y Barrena se repiten sin cesar sin que por otra parte hubiera el menor apunte de futuro para que podamos pensar que con dicha entrevista se esté produciendo el último trabajo de un género sicodélico en una sociedad normal.

Tengo para mí que a pesar de lo que digan ni ETA, ni la izquierda abertzale tienen un modelo de sociedad y de convivencia para el futuro y, mucho menos, las ideas claras sobre casi nada. No hay brújula, ni hoja de ruta, solo el “encomiable” intento de convertir un inmenso fracaso colectivo en una victoria de su épica, mientras los demás somos una pandilla de traidores, fracasados y gentes sospechosas, pero por sobre todo, lo peor de semejante juego de manos es lo que se pretende: que la gente no se de cuenta que hay mucha trampa. Lo que demanda hoy ETA como la gran novedad y el gran resultado de su lucha sigue ahí, virgen e intocado, con lo que 46 años de violencia, de extorsión, de muerte, de manipulación, y de chantaje no han servido más que para llevar desolación a una sociedad, proyectar la peor imagen de lo vasco y envilecer las relaciones entre los ciudadanos.

Ahí tenemos el caso de Navarra. En 1977, Navarra estaba muy cerquita de lo que es hoy la Comunidad Autónoma Vasca. El grito “Nafarroa, Euzkadi da” era la consigna de todos los actos públicos, de todas las manifestaciones, de todos los conciertos y kantaldis que se organizaban. Navarra estaba muy cerca, mucho más que Álava hasta el punto que en junio de 1977 en aquellas primeras elecciones legislativas el PNV fue con su sigla a las elecciones para diputados en el Congreso formando el Frente Autonómico, junto al PSOE y Esei en el Senado. Una especie de Lizarra transversal cuando el PSE reivindicaba Navarra como parte de la Comunidad Vasca y Rubial formaba parte de aquella candidatura que a los pocos días se reunió en Gernika con D. Manuel de Irujo como presidente de la Asamblea de Parlamentarios Vascos tratando de desarrollar un trabajo conjunto y civilizado, pero por sobre todo político. Hubo incluso socialistas que plantearon incluso la incorporación de La Rioja a aquel proyecto. Tan es así, que nada menos que Carlos Solchaga elegido diputado por Navarra fue el portavoz de los socialistas vascos en el Congreso de los Diputados.

Todo aquello estaba en marcha. Y no dudo que los problemas del PSE con el PSOE y las maniobras de Urralburu hicieron que aquel proyecto se malograra pero la auténtica causa de la actual situación de navarrismo exacerbado y antivasco que expresa cada día el presidente Miguel Sanz en la actualidad solo tienen un origen, independientemente de la existencia de un navarrismo trasnochado: la violencia de ETA.

Lo vasco se fue asociando de forma interesada a esa violencia continua, a ese chantaje permanente, a esa extorsión sin límite y hoy, uno de los nudos principales para el arreglo de la situación en función de la territorialidad se plantea en Navarra que previamente ETA con su terrorismo y Batasuna con su silencio han enconado hasta el paroxismo. Por tanto, no se puede, de repente y sin que medie la menor reflexión echar la culpa a todo el mundo, ponerse el manto de armiño, sacar el dedo acusador a pasear y comenzar a buscar culpables por todas partes.

De ahí que convendría hacerle a ETA una serie de preguntas:

1) ¿No se sienten extraños con esa capucha y esa txapela? ¿No creen que si estamos en una situación de tregua permanente toda esta puesta en escena sobra?
2) ¿Por qué no dicen ustedes de una vez por todas que la tregua o el alto al fuego no es permanente sino definitivo, remachando que es para siempre y para “nunca jamás”?
3) ¿Creen ustedes que el fin justifica los medios o, más bien, que los medios utilizados dignifican el fin?
4) Euzkadi es como es. Con ríos y montes, con costa e interior. Con talo y con txistorra. Con txakolí y Rioja. Con el Athletic y la Real, con el Osasuna y el Alavés, pero también con ciclistas del equipo Euzkadi y con motoristas y corredores, pero también con vascos que votan al PP, al PSE, a Aralar, al PNV, a HB, a EA, a IU y hasta a la Falange. Para ustedes ¿todos son vascos o solamente son vascos los que votan a lo que llaman ustedes izquierda abertzale? ¿Ustedes trabajan para todo el país o solo para los suyos?
5) ¿Se puede hacer un país excluyendo a los que no piensan como uno o hay que trabajar para lograr una cohesión nacional tratando de sumar las pequeñas verdades de todo el mundo?
6) ¿Quieren trabajar ustedes en un país con instituciones o en uno parecido a aquella Albania de Enver Hofxfa en que no haya más que una sola voluntad que es la que le dice al ciudadano lo que tiene que hacer o más bien creen en un país con instituciones democráticas que están por encima de las contingencias de las personas? En una Euzkadi libre y democrática ¿existiría la Ertzantza o serían ustedes la Ertzantza?
7) Qué son más importantes para ustedes ¿las personas o los territorios?
8) ¿Aceptan ustedes que la historia de Euzkadi no nació cuando en 1960 surgió ETA o reconocen ustedes que Sabino Arana creó el nacionalismo vasco en 1895 pero que antes de él pasaron ríos de historia bajo los puentes?
9) Navarra para los nacionalistas es el corazón de Euzkadi, pero hay mucho navarro que no lo ve así. ¿Respetan ustedes la voluntad de los navarros y van a tratar de convencerles con la palabra o más bien quieren obligarles a que se sientan vascos a la fuerza?
10) En un sistema democrático se hace lo que aprueba la mayoría con absoluto respeto a las minorías. ¿Aceptan ustedes este axioma elemental de la democracia o creen que es al revés?

Como se ve un cuestionario facilito de contestar para cualquier demócrata de buena voluntad que desea volcar toda su energía creativa en sacar adelante su país.

Creo que esas son las diez preguntas claves para un auténtico proceso de paz, independientemente de la ideología y las reivindicaciones que cada uno ponga encima de la mesa. Las del PNV son conocidas. “No hay camino para la paz. La paz es el camino” decía Ghandi. Lo demás es mucho ruido y estar a la última rueda de prensa o a la siguiente entrevista a unos encapuchados, mientras se repite lo de proceso “largo, duro y difícil”. Y es que, dígase lo que se diga, no se puede hacer una tortilla de patatas, sin huevos y sin patatas. Vamos. Eso es lo que creo.

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