Entrevistas
30Abril
2006
30 |
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Iñigo Urkullu (Deia)

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Abril 30 | 2006 |
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Urkullu: "Hay margen para lograr un acuerdo político integrador en Euskadi"
EL PROCESO de verificación del alto el fuego permanente pasa por momentos de cierta incertidumbre después de los sucesos de Barañain y Getxo y el consiguiente aumento de la tensión política. No obstante, el portavoz del EBB y presidente de la Ejecutiva vizcaina, Iñigo Urkullu (Alonsotegi, 1961), se muestra optimista.

Diversos sucesos de estas últimas semanas están poniendo a prueba la solidez del proceso de pacificación. ¿En qué momento estamos realmente?

Nosotros siempre hemos aconsejado actuar con prudencia pero, aún así, queremos transmitir la ilusión de que este proceso sea irreversible a pesar de las dificultades. Tenemos una tremenda ilusión por poder pasar página definitivamente a un escenario de convivencia con la violencia. Es cierto que hay nubarrones. Hace tiempo advertimos de que era posible que aparecieran y de que no fueran acompasadas las decisiones de ETA y las del Estado español. En esta situación, quienes mayor compromiso con el proceso tienen que demostrar son aquellos que pueden ser objeto de las dificultades.

Desde las filas del Gobierno español y el Partido Socialista se ha dado mucha importancia a las palabras de Joseba Permach respecto a los sucesos de Barañain y Getxo. ¿Le parecen tan novedosas?

No. Ya en el año 98 conocimos términos similares. Más allá de los términos concretos empleados en una reacción, debe existir un compromiso real para sacar el conflicto de las calles, como se dijo en la declaración de Anoeta. Ese compromiso se tiene que ver a lo largo del tiempo, no a la luz de unas palabras concretas.

Rafa Díez se resistía este jueves a dar por irreversible el proceso. ¿No se han superado del todo las inercias del pasado en la izquierda abertzale?

Entiendo que políticamente el proceso es irreversible. No obstante, hemos conocido situaciones de escisiones en ETA, y no solamente en ETA. Ante eso es ante lo que tiene que demostrar su compromiso la izquierda abertzale.

Batasuna censura la detención de supuestos colaboradores de ETA alegando que entran en contradicción con la nueva etapa. ¿Cuál debe ser el papel de la Ertzaintza en esta tesitura?

Ya lo dijimos antes del anuncio del alto el fuego, con la desgraciada muerte de dos presos o lo acontecido en la manifestación del 3 de marzo en Gasteiz. Aún siendo situaciones de difícil gestión, es evidente que la Policía que pretendemos y de la que nos enorgullecemos, nacida también de la concepción de los derechos históricos de nuestro pueblo, tiene un carácter integral y está a las órdenes de la justicia. Por ello, no puede hacer oídos sordos ante las órdenes judiciales.

¿Qué papel debe jugar el Gobierno vasco en los dos procesos en marcha?

Es la sociedad vasca la primera sufridora de la situación que hemos padecido y es el Gobierno vasco la máxima institución representativa. En consecuencia, tiene que tener un papel acorde a esa realidad.

Más allá de los documentos firmados, ¿la sintonía para encarar esos procesos es total entre los tres socios de Gobierno?

No tengo ninguna duda. El análisis y la reflexión sobre el momento que estamos viviendo, sobre la gestión del proceso de pacificación y sobre la forma de abordar la normalización política está bien engrasado entre los socios del tripartito.

¿Ha quedado ya clara para el conjunto de los agentes la distinción entre los procesos de pacificación y de normalización política?

Nosotros ya advertimos en el año 1998 que no podía mezclarse pacificación con construcción nacional, y en aquel caso se mezcló. Entendemos que la pacificación tiene una gestión concreta, y la normalización política otra. Respecto a este último proceso, el PNV tiene muy claros cuáles son sus objetivos en tanto que nacionalistas vascos, pero sabemos que este pueblo necesita de acuerdos amplios y no de políticas basadas en el enfrentamiento.

¿Sienten la presión de quienes agitan el señuelo de la unidad abertzale?

Somos nacionalistas, tenemos 111 años de historia a nuestras espaldas. Como nacionalistas a nosotros nos gustaría construir el país en base a una ideología nacionalista pero somos conscientes de la sociedad que tenemos delante, y así lo hemos hecho siempre. Además, tenemos un problema, y es que algunos que se dicen nacionalistas no quieren trabajar con el PNV.

¿A quiénes se refiere?

Si se está diciendo que hay que constituir un polo independentista que pueda ser un modelo de alternativa al modelo político y social que defiende el PNV, ya está todo dicho. Eso no casa con lo que es un discurso nacionalista.

¿Qué ve detrás de esas posturas?

Hay más que un supuesto discurso nacionalista.

¿Le ha sorprendido el nivel de complicidad política que, en algunos momentos, ha habido entre el Gobierno y Batasuna?

Desde hace dos años a esta parte se ha podido ver, por parte de la izquierda abertzale, una capacidad de generosidad en la interpretación de los pasos que el presidente del Gobierno español estaba dando, incluso cuando la candidatura de Batasuna no pudo presentarse a las elecciones europeas. De cara al futuro, todos debemos seguir actuando en base a la realidad y a los ritmos que cada momento nos ofrece.

¿Puede llegar a retrasarse el momento en que el Congreso dé por buena la verificación del alto el fuego?

Confío en que no habrá retrasos. Ante los obstáculos, Batasuna tiene que mantener un principio y un compromiso claro, y por parte del PSOE y del Gobierno español ya hemos escuchado que esas dificultades no echarán por tierra el proceso. Creo en el compromiso de que para antes del verano se plantee ante el Congreso de los Diputados la valoración compartida que desea el PNV. Estamos ya en el tiempo político y la valoración compartida debe facilitar las tareas de este momento.

¿Debe ser el acercamiento de los presos de ETA el paso que siga a la verificación del alto el fuego?

Un proceso de pacificación necesita abordar muchas vertientes y una de ellas es la que afecta a la memoria de las víctimas y otra, aunque duela a determinados colectivos, es la que afecta a los presos desde el prisma del respeto al conjunto de los derechos humanos. La política penitenciaria está condicionada por el incumplimiento de los derechos humanos. El acercamiento de los presos debe ser uno de los elementos próximos que hay que abordar desde la valoración compartida en el Congreso.

¿Hay margen para un acuerdo político que cierre este proceso?

Sí, lo creo sinceramente. Nosotros abogamos por un acuerdo de normalización que sea amplio e integrador. El ejercicio que hacemos de cara a los medios de comunicación y a la opinión pública suele condicionar mucha veces el debate entre las formaciones políticas de puertas adentro, pero creo que, sin renunciar a los objetivos y a las aspiraciones que cada uno tiene como formación política, debemos ser conscientes de los condicionantes del resto. No podemos pensar que ésta es una cuestión que satisfará a la sociedad vasca si sólo se resuelve en términos de vencedores y vencidos. La sociedad nos pide acuerdos consensuados e integradores.

Harán falta renuncias por parte de todos. ¿Lo tiene asumido Batasuna?

Ha habido pronunciamientos de Batasuna que demuestran que es consciente de la existencia de los diversos ámbitos jurídico-administrativos y de la necesidad de establecer diferentes ritmos. Se vio en la declaración de Anoeta. Otra cosa es que Batasuna siga reivindicando el derecho de autodeterminación o la territorialidad, lo mismo que nosotros como PNV. Somos nacionalistas y aspiramos a la recuperación de la soberanía nacional en virtud de los derechos históricos. Incluso, en su caso, a conformar un Estado vasco.

¿El proceso obligará a una especie de redefinición del nacionalismo vasco?

No sólo del nacionalismo vasco, sino también del ámbito que se dice no nacionalista. Pero desde luego en el mundo nacionalista habrá una redefinición por mor de la realidad política y sociológica.

¿En qué dirección?

Aunque resulte obvio, hemos de tener claro que vivimos en una sociedad vasca plural y tenemos que saber qué tipo de nacionalismo queremos no sólo para mantener unas señas de identidad en virtud de un planteamiento esencialista, historicista o determinista sino también en un planteamiento de realidad diferente a otras por vocación y por capacidad de dar respuesta a una serie de problemas de manera diferencial. Y todo ello sin olvidar que vamos a una sociedad mestiza.

¿El acuerdo político tendrá que esperar a la próxima legislatura estatal?


Querría que se produjera antes de las próximas elecciones generales. Entiendo las limitaciones de las formaciones políticas con responsabilidad en otros ámbitos, pero hay que dar respuesta al problema sin esperar a liberarse de las ataduras de una convocatoria electoral.

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