Entrevistas
12Marzo
2006
12 |
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Josu Erkoreka (Deia)

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Marzo 12 | 2006 |
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Erkoreka: "Batasuna no ha renunciado aún a la ayuda implícita que le supone la violencia de ETA"
LAS EXPECTATIVAS acerca del comienzo del proceso de normalización y pacificación en Euskadi siguen sin terminar de concretarse y, curiosamente, es el Gobierno de Rodríguez Zapatero el que, junto al PSOE, muestra un mayor optimismo sobre su definitiva dinamización. El portavoz del Grupo Vasco en el Congreso, Josu Erkoreka (Bermeo, 1960), se decanta en favor de una actitud prudente.

En Euskadi cunde de nuevo un cierto pesimismo, pero desde el Ejecutivo español se mantienen intactas las expectativas...

Quienes hemos sido cautelosos a la hora de valorar la situación política en Euskadi a veces nos vemos obligados a ir contracorriente porque, frente a las apreciaciones optimistas del PSOE, siempre nos vemos obligados a poner el contrapunto.

¿Por qué?

Hay una serie de atentados que no han generado lesiones irreversibles pero sí víctimas. Por lo tanto, el hecho de que ahora cunda el pesimismo no resulta una novedad cualitativa. La nota cautelosa ya la veníamos poniendo en Madrid.

¿No les choca esa insistencia en el optimismo, a veces desaforado, por parte de los dirigentes socialistas?

En un comentario de pasillos, mencioné al presidente Zapatero que, a tenor de sus declaraciones, parecía tener una certeza absoluta de que al final del túnel había luz, máxime por su forma de hacer frente al chaparrón que arrecia por parte del PP. Él me respondió que, efectivamente, tenía la certeza de que al final del túnel hay luz, pero que siempre es más cómodo que el túnel sea lo más corto posible.

O sea que lo tiene muy claro...

Como el protagonismo lo está llevando el Gobierno, y Rodríguez Zapatero de forma muy personal, nosotros no tenemos nada que objetar. No en vano, es él quien tiene en su mano los instrumentos para poner en marcha un proceso de este tipo. Tiene en su mano la información, la política penal, la penitenciaria, las relaciones internacionales... En definitiva, es a él a quien corresponde marcar la pauta.

¿Les ha hecho partícipes de algún dato que indique la irreversibilidad de este proceso?

No. Siempre hemos predicado con la necesidad de que este tipo de procesos requieren discreción y queremos ser coherentes con esa convicción. Quien marca la pauta del proceso está llevando hasta el extremo esta discreción. No comparte la información más que con su círculo más allegado y, desde el PNV, respetamos esa decisión.

En algunas críticas dirigidas a Zapatero por parte del PP, pero también por personalidades del PSOE, se hace ver, aunque no se diga explícitamente, que peca de bisoñez con la izquierda aber-tzale. A usted, ¿le parece un dirigente político sólido en esta materia?

Si he de ser sincero, quiero creer que en este punto está actuando con la solidez requerida, aunque más de una vez me asalta la duda y me pregunto si estará tratando con los interlocutores adecuados, con los que pueden ofrecerle garantías. Zapatero no es un gran conocedor de Euskadi ni del nacionalismo vasco y me imagino que se guía por los consejos que le prestan otros que conocen mejor la situación. En cualquier caso, no descarto la posibilidad de que exista un cierto toque de ingenuidad en su estrategia.

La muerte de los presos Igor Angulo y Roberto Sainz ha provocado la enésima denuncia por parte de la izquierda abertzale de que el Gobierno vasco y el PNV no hacen nada para acabar con la dispersión. ¿Se puede hacer más?

No hay nadie que, en Madrid, haya hecho lo que el PNV en favor de una política penitenciaria distinta en la que no conste la dispersión. El hecho de que una persona esté penada no le priva de una serie de derechos fundamentales en un sistema democrático. Pero si alguien piensa que más allá de los esfuerzos parlamentarios hay que entrar en dinámicas rupturistas o de enfrentamiento o que hay que irse al monte para protestar por estas cuestiones, o que hay que coger las armas, se trata de una línea roja que no vamos a franquear jamás. Nuestro compromiso es con las vías parlamentarias.

¿Tiene la sensación de que la izquierda abertzale pone más énfasis en criticar al PNV que al propio Gobierno?

Saben que su contendiente político de verdad es el PNV y no el Partido Socialista. Esa es su estrategia y ellos sabrán por qué la llevan adelante. En cualquier caso, no es el PNV el responsable de la actual política penitenciaria, ni de lejos. Lo es el Partido Socialista. Arnaldo Otegi decía antes de la Navidad que han mantenido muchas relaciones con los socialistas y que ojalá pudieran tener incluso más. Me pregunto por qué en el marco de esas relaciones no les plantean estas cuestiones. Si son capaces de obtener del PSOE algo más de lo que nosotros hemos podido lograr por vía parlamentaria, que lo demuestren.

¿Ve dispuesto al Gobierno español a abordar esta cuestión a corto plazo?

Tengo la impresión de que no habrá movimientos hasta que ETA deje las armas. El desbloqueo de la actual situación política y penitenciaria sólo se producirá después de que haya una declaración de cese de su actividad por parte de ETA.

A raíz de las intervenciones de la Er-tzaintza se ha llegado a afirmar que el PNV pretende «sabotear» el proceso...

Estas afirmaciones muestran la incapacidad de la izquierda abertzale para plantar cara a la situación y salir de la dificultad en la que se encuentra. El PNV no ha hecho nada que no haya predicado en los últimos años.

¿Hay algún mensaje tras las intervenciones de la Ertzaintza?

Que una manifestación en la que se producen vivas a ETA y otras muestras de exaltación del terrorismo y de los terroristas no sea objeto de represión no es una exigencia compatible con una idea democrática. Y no depende de la legislación del momento: es algo tan sencillo como que en una sociedad democrática no es admisible. La izquierda abertzale tiene que buscar su propia vía y no puede pasarse la vida echando la culpa a los demás en lo que son sus propias responsabilidades.

¿Se está incumpliendo la propuesta de Anoeta?

Hace dos años se comprometieron a sacar el conflicto de las calles, pero hemos podido comprobar que, en la parte que les atañe a ellos, no ha habido ninguna realización efectiva. La única pregunta que cabe formularse es si las personas que ejecutan las acciones terroristas o de sabotaje callejero se está riendo de la propuesta de Anoeta o si están en connivencia con los promotores de Anoeta y, por tanto, es un planteamiento cínico general.

¿Cuál es su respuesta?

(Ríe) Seguramente mi respuesta sería la más negativa, y prefiero no formularla.

¿El resto de agentes políticos han hecho sus deberes?

La única parte que no ha cumplido lo que le corresponde para dotar de contenido a la propuesta de Anoeta es la izquierda abertzale. Salieron diciendo que habían dado los pasos que les tocaba dar, pero el tiempo demuestra que no es así. Las cosas están como estaban. Los actos de violencia se siguen produciendo, al igual que la extorsión y la persecución, y la posición de la izquierda abertzale ante los mismos sigue siendo idéntica a la que era.

Los partidos insisten en distinguir con claridad el proceso de paz del de normalización política. ¿No vuelve a percibir cierta tentación de la izquierda abertzale por mezclarlos?

Es clarísimo que sí. Tanto ETA como la izquierda abertzale tienen esta tentación. Están pensando en un esquema de funcionamiento simultáneo de las mesas, de manera que los parámetros de una puedan influir sobre el modo en que se desarrolle la otra. La posición del PNV a este respecto es rotunda y viene detallada en la propuesta que realizamos en octubre: el abordaje de la normalización política se producirá como consecuencia del cese de la violencia no como consecuencia de la misma. Seguramente, la izquierda abertzale, Batasuna, no está dispuesta aún a renunciar a la ayuda implícita que, para la defensa de sus postulados, puede suponer la violencia de ETA.

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