Iturritxa: "El avance del proceso de paz dificultará el negro futuro del acuerdo alavés entre PP y PSE"
El pacto presupuestario de PP y PSE abre una nueva etapa para Álava. ¿Qué papel jugará a partir de ahora el PNV en la política de este territorio?
El mismo que ha jugado toda la legislatura. Desde el acuerdo inicial entre estos dos partidos al constituir el Gobierno foral teníamos una situación complicada, después de ganar las elecciones y tener que ejercer de oposición. Desde entonces nos hemos basado en dos líneas: una muy dura, para controlar al Ejecutivo, y otra de oposición constructiva, con soluciones.
Pero, ¿teme que se vayan a quedar aislados ante la mayoría que conforman socialistas y "populares"?
El protagonismo del pacto presupuestario es de los que alcanzan este acuerdo, pero las perspectivas para el acuerdo del PP y el PSE en Álava van a estar marcadas por lo que pase fuera de esta institución. En la medida que se vaya produciendo un mayor desencuentro entre estos dos partidos en Madrid, habrá una translación directa en lo que ocurra en las Juntas Generales. El avance del proceso de paz dificultará todavía más el negro futuro del acuerdo de PP y PSE.
Javier Rojo defendió al inicio de la legislatura que su apoyo al PP comenzaba y terminaba con el respaldo a la investidura de Rabanera. Este mismo mensaje se ha repetido al presentar los presupuestos. ¿Cómo interpreta estos encuentros y desencuentros?
El primer desencuentro entre el PP y PSE no se basó en ideas programáticas, porque en la anterior legislatura habían demostrado su capacidad para lograr acuerdos. Se debió a la situación en la que quedaba Rojo, después de que Zapatero prácticamente exigiera al PSE que apoyase a Rabanera de forma incondicional. Por otro lado, hemos vivido durante los primeros años de legislatura esa postura de oposición de los socialistas. Cuando planteamos la moción de censura pretendimos enfrentar al PSE a sus responsabilidades. No sirve evitar por todos los medios la puesta en marcha de un gobierno nacionalista apoyando a Rabanera para, a continuación, abandonarlo a su suerte y generar una situación de desentendimiento y bloqueo institucional. Por lo tanto, la postura del PSE nunca ha estado basada en el desencuentro político o ideológico, sino más en una cuestión puramente personal.
Los socialistas han participado, prestando o logrando apoyos, en la elaboración de las cuentas municipales, forales, autonómicas y estatales. Además, con partidos muy diferentes. ¿Le sorprende?
Si digo que la posición política me sorprende sería decir demasiado. Estamos acostumbrados a verles hacer maniobras muy complicadas. En momentos políticos en los que parece que hay dificultades para el entendimiento con un partido son capaces de rectificar y cerrar un acuerdo. En Álava están condicionados por circunstancias ajenas al propio territorio. Eso es lo que justifica que se produzcan giros copernicanos.
Sostiene que en las negociaciones presupuestarias el PSE mantenía una situación de debilidad ante el Gobierno foral, aunque, después de dos años de prórroga parece que tendría que ser al revés.
El propio Txarli Prieto admitió que las negociaciones estuvieron prácticamente bloqueadas hasta el 11 de enero porque altos responsables del PP se oponían a este acuerdo. El PP es perfectamente consciente de que esta situación de debilidad institucional le da cierta rentabilidad electoral, por lo que se han sumado dos situaciones distintas: la oposición de los dirigentes al acuerdo y la necesidad de Ramón Rabanera, un político que se retira, de cerrar su etapa política en una situación de entendimiento y normalidad.
¿Insinúa que el "homenaje" a Rabanera se ha impuesto a la decisión de la cúpula "popular"?
Los acuerdos en política siempre tienen una lectura positiva ante la sociedad. Al final, en el balance que ha hecho el PP se ha potenciado esta parte frente a la negativa de algunos mandatarios.
A pesar de este acuerdo, usted ha augurado un deterioro paulatino de las relaciones PP-PSE. ¿En qué se basa?
La dilación desde la retirada del presupuesto del PP hasta el acuerdo con el PSE es significativa, sobre todo teniendo en cuenta las escasas aportaciones de los socialistas a las cuentas. Esta circunstancia demuestra la falta de entendimiento. Por otro lado, el anuncio del acuerdo no se hace con una foto conjunta y, al minuto siguiente, el portavoz del PP en las Juntas, Santiago Abascal, dice que echa en falta la responsabilidad dentro de la actuación del PSE. Además, Prieto anuncia que la aportación de los socialistas asciende a 74 millones y el PP reconoce que no llega ni siquiera a 11. En definitiva, es un acuerdo forzado en el que el PSE no ha podido conseguir los objetivos que se había fijado.
Ha fijado el futuro desencuentro de Rabanera y Prieto en los meses próximos al verano. ¿Por qué estas fechas?
Porque se aprecia la necesidad de escenificar el desacuerdo inmediato de ambos partidos. Tienen que rentabilizar el acuerdo presupuestario y la aplicación de las partidas introducidas, la mayoría nominalistas y, a partir de ahí, iniciar la ruptura. Estamos en un año previo a las elecciones y el PSE va a dejar claro que ellos han hecho lo posible dotando al Ejecutivo de una herramienta presupuestaria pero poniendo de manifiesto la incapacidad del Gobierno para llevarla a cabo.
¿Esa hipotética ruptura será más rentable para el PP que para el PSE?
Cada uno jugará sus cartas, pero quien puede intentar legitimarse como el que ha colaborado es el PSE.
Con la moción de censura que presentaron junto a EA y EB consiguieron que el PSE se posicionará, pero ¿en algún momento pensaron que conseguirían el apoyo socialista para desbancar a Rabanera?
No podíamos seguir en esa situación de deterioro absoluto. Además, se hizo de una forma coherente, recogiendo lo que se estaba planteando también desde el PSE. Nuestra apuesta era sincera y planteaba un escenario alternativo a los socialistas: si no apoyas el cambio de gobierno tendrás que reforzar al Ejecutivo. Decidieron y ahora se enfrentan a las consecuencias.
Al margen de Rabanera y Prieto, la relación entre los partidos que forman el Gobierno Vasco (PNV, EA y EB) ha estado salpicada por serias divergencias en asuntos clave en las Juntas Generales. ¿Seguirá esta línea de aquí en adelante?
Las relaciones son fluidas y cordiales, pero somos partidos políticos distintos y cada uno sigue su propia estrategia. En el caso de EA, ellos tienen una necesidad de abrirse en un espacio político propio, lo que supone que a veces se empeñan en escenificar diferencias respecto al PNV en las Juntas. Algo parecido ocurre con EB, necesita un espacio propio y la situación política para las próximas elecciones va a ser distinta a la que propició el reparto de escaños en los últimos comicios, ya que se podrá presentar un partido que represente a la izquierda aber-tzale, no se va a presentar UA, también estará Aralar... Va a haber un pasillo estrecho para todos los partidos que se quieren posicionar a la izquierda del PNV y van a tener que marcar su propio estilo.
¿Y volverá a presentarse la coalición PNV-EA?
Confío en que sea así. La situación política será diferente y en la medida que haya demasiadas referencias políticas jugará en contra de los intereses de las formaciones nacionalistas.
¿Entendería un acuerdo que diese la Diputación al PNV y el Ayuntamiento de Vitoria a los socialistas?
Para conseguir mayorías suficientes que permitan gobernar las instituciones no basta con un partido, se requiere el concurso de los tres grandes partidos, siendo conscientes de que la posibilidad de acuerdo entre PP y PNV parece más remota. Por lo tanto, si alguien quiere hacer un análisis desde el pragmatismo de lo que tiene que ser un gobierno fuerte, está claro que el concurso de estos partidos en combinaciones de dos es necesario. En cualquier caso, anticipar escenarios de gobernabilidad es muy arriesgado.
En las urnas se encontrará como adversario del PSE a Txarli Prieto, pero aún falta por conocer quién será el candidato del PP. ¿Tiene alguna intuición?
En el PP hay muchos gallos que aspiran a ese puesto. En cualquier caso, como soy muy optimista con el proceso de paz creo que nos vamos a encontrar con un PP muy a la baja.