Imaz: "La solución llegará con mayorías integradoras en Gasteiz e Iruñea y ausencia de vetos en Madrid"
Cuando más intensos eran los rumores sobre un anuncio de tregua por parte de ETA, ésta ha hecho público un comunicado en el que no menciona tal posibilidad y en el que critica al PNV. ¿Cómo lo valora?
A ETA sólo le cabe una decisión: abandonar definitivamente las armas. Y el PNV no va a admitir ninguna tutela política por parte de ETA. Por otra parte, esta situación nos debería enseñar que ya vale de especulaciones. Hay datos para pensar que podemos estar en un momento importante, pero hay que combinar la convicción con la discreción.
En cualquier caso, parece que sucesos como los últimos atentados no alteran lasexpectativas de fondo...
Es que las perspectivas abiertas no son gratuitas. Hay datos relevantes en ese sentido. El próximo viernes se cumplen mil días sin un asesinato de ETA. Además, en los últimos 5 ó 6 años esa organización ha visto disminuida de forma importante su capacidad operativa, aunque todavía pueda matar, y el contexto internacional también ha cambiado.
¿La izquierda abertzale ha interiorizado este nuevo escenario?
Se está produciendo un cambio profundo en el espectro político y social de la izquierda abertzale, ya que una parte importante del mismo apuesta abiertamente por dejar atrás la etapa de la violencia y el terrorismo al que han dado cobertura durante tantos años. Eso es evidente y constatable.
Parece, pues, que el momento de la verdad se acerca inexorablemente.
Si realmente ese mundo [de la izquierda abertzale] quiere hacer una apuesta por las vías políticas y democráticas, como algunos de sus dirigentes apuntan tanto en público como en privado, tiene un horizonte definido por las elecciones municipales y forales del año que viene, a las que, legítimamente, Batasuna aspira a acudir. Creo que hay una reflexión con cierto grado de madurez en el mundo de la izquierda radical y los calendarios se van agotando.
Sin olvidar el riesgo creciente que cada atentado supone de que se pueda producir alguna víctima mortal...
Por supuesto. Si hubiera un asesinado por una bomba de éstas, se produciría el fin de este proceso en los términos en que lo estamos viviendo. Por tanto, el tiempo corre en contra y, si tenemos que avanzar en las expectativas que se han creado, lo lógico es pensar que ETA tendrá que hacer un movimiento en un plazo no muy lejano en el tiempo. En cualquier caso, esta cuestión no es una ciencia exacta, sino más bien un puro ejercicio especulativo.
¿Cree que ETA ha tomado ya la decisión y se limita a gestionar los tiempos?
Hay mucha gente que dice que sabe del tema pero yo pondría un poco de sordina a estos comentarios. En su momento se anunciaron movimientos de ETA para el Aberri Eguna de 2005, o el 14 de noviembre o el 21 de enero. Hay que extremar la prudencia.
Este último comunicado no habla de tregua, pero, cuando llegue, ¿serviría una declaración similar a la de 1998 o ETA tiene que ir más lejos en esta ocasión?
Si el anuncio se produce, habrá que verificar la situación a través de una valoración compartida entre diferentes agentes políticos y se deberá contrastar la nueva situación en el tiempo. Un pronunciamiento de ETA declarando una tregua es positivo, indudablemente, pero a continuación se tendrá que producir la desaparición de las amenazas a profesionales y empresarios y de los ataques a concejales y a sedes de partidos.
Esto último no ocurrió en el período 1998-99...
No ocurrió, efectivamente. Pero en estos momentos el PNV va a ser nítido y firme en estos planteamientos. No podemos permitir una situación de cese de la violencia que mantenga la extorsión a personas de este país o que prolongue la tragedia de muchas familias que reciben una cartita.
A partir de la verificación de la situación,¿está todo preparado para activar la dinámica hacia la mesa de partidos?
Lo razonable sería pensar que la condición que pusimos en la resolución que negociamos y aprobamos en el Congreso de los Diputados en mayo de 2005 ya se habría cumplido y que, por lo tanto, se debiera producir algún tipo de pronunciamiento en sede parlamentaria por parte del presidente del Gobierno español certificando que hay signos ine-quívocos de que ETA quiere poner fin a la violencia. Así se iniciaría un proceso de diálogo entre ETA y los poderes competentes del Estado para lo que se considera la parte operativa relacionada con el armamento o la política penitenciaria.
¿En qué momento nos encontramos respecto a los contactos con el resto de agentes políticos?
El PNV está hablando con todas las formaciones y, concretamente con las que son más relevantes desde el punto de vista de su peso político, que son el PSE-EE y Batasuna, y estamos tratando de acordar un procedimiento metodológico y de contenidos del proceso.
¿Cuáles pueden ser los ejes del ejercicio de aproximación en la mesa de partidos?
La clave de la solución debe ser el principio de "no imponer/no impedir". Eso significa que en Euskadi tenemos que buscar una solución que tenga como mínimo el apoyo que obtuvo el Estatuto de Gernika, por muy democrático que sea el juego de mayorías. Pero, evidentemente, debe existir una contrapartida: el "no impedir". Ello limita la mayoría del PP y del PSOE en las Cortes. No-sotros aceptamos ese principio aquí, pero el PSOE debe asumir que lo aprobado en Euskadi contará con su pleno compromiso de ser trasladado al marco jurídico, sin vetos en Madrid.
Ese es el punto de equilibrio que da garantías mutuas...
Es el principio básico en torno al que debemos trabajar el acuerdo: el respeto a la voluntad de los vascos, siendo ésta una voluntad que acomode en su ejercicio las diferentes identidades políticas del país. El derecho de autodeterminación debe acomodar los derechos de las diferentes sensibilidades identitarias de Euskadi.
¿Qué nos sirve de la experiencia irlandesa?
Yo me quedaría con dos principios básicos del proceso irlandés que tienen una aplicación directa en Euskadi: la asunción del espíritu de Downing Street, en el sentido de respetar lo que en Euskadi decidamos, y del principio de consentimiento, para que forjemos la voluntad de la sociedad vasca en base a las mayorías necesarias para que las diferentes sensibilidades e identidades se vean reflejadas en el acuerdo.
Hay quien critica que esta fórmula ofrece una especie de derecho de veto al PSE-EE...
Es cierto que la parte de "no imponer" limita la legítima mayoría nacionalista en Euskadi, pero la otra pata, la de "no impedir", limita a su vez la capacidad de veto del PSOE y del PP en el Congreso. Esta es la clave de bóveda para un acuerdo político. Por eso, un pronunciamiento de aplicación del principio de la Declaración de Downing Street sería importante; de la misma manera que lo sería que, en la metodología de la mesa, los partidos vascos aceptemos el principio de consentimiento, que asumamos autolimitaciones.
Este principio integrador deberá servir también en Navarra...
Por supuesto. La solución al problema pasa por lograr mayorías integradoras en Gasteiz, pero también en Iruñea, y porque no haya vetos en Madrid. En el caso navarro, el principio de suma de sensibilidades debe suponer la incorporación del abertzalismo a cualquier acuerdo político. Esto es una garantía para nosotros.
¿Hay diferencias entre usted y el lehendakari sobre las mayorías necesarias?
Esta cuestión se zanjó en el PNV con el documento aprobado por unanimidad en octubre. Las mayorías absolutas son democráticas, pero al igual que el acuerdo de Irlanda asumió diferenciar el juego de las mayorías del acuerdo amplio que se necesita para definir una comunidad y definió un "consenso suficiente", lo mismo debe trabajarse en Euskadi.