Intervención
18Enero
2004
18 |
Intervención

JOSU JON IMAZ
Palacio de Congresos Euskalduna

Intervención
Enero 18 | 2004 |
Intervención

         Eguerdion guztioi, buenos días a todos:
 
En consonancia y afirmación de los derechos imprescriptibles de la nacionalidad vasca, consagrados muy especialmente por la Historia, el Partido Nacionalista Vasco proclama el derecho del Pueblo Vasco a expresar libremente su voluntad y a que su decisión sea considerada como la única fuente jurídica de su status político, lo que entraña el deber correlativo de respetar esa voluntad. El Partido Nacionalista Vasco, conforme a los principios de la democracia, acata y proclama solemnemente el deber anunciado” ( Euzkadi Buru Batzar, 5 de marzo de 1949).
 
         Este principio fue enunciado y reafirmado por un partido perseguido,  cuyos dirigentes y militantes sufrían en aquellos años cárcel, fusilamiento y exilio. Representantes todos ellos de una generación que nos legó fundamentalmente su dignidad en la defensa de los derechos humanos y de la libertad. Dignidad y compromiso que han sido y siguen siendo el principal bagaje de este partido y fuente de legitimidad democrática de EAJ-PNV.
 
         Cincuenta y cinco años después de esta declaración me siento orgulloso de militar en el partido de los Agirre, Irujo, Leizaola, Landaburu, Ajuriagerra, Rezola, Retolaza y tantos otros. De todos aquellos que mantuvieron viva la llama en la clandestinidad. Y, al igual que aquel Euzkadi Buru Batzar en 1949, hoy proclamamos el derecho del Pueblo Vasco a expresar libremente su voluntad y a que esta decisión sea la fuente jurídica de nuestro status político. Es un orgullo para mí recoger el testigo de los que hicieron suya la causa de esa afirmación, y lo es en mayor medida recibirlo de manos quien,  después del túnel de la dictadura y el exilio, ha liderado con éxito los 23 años más fructíferos de la historia del nacionalismo vasco: Xabier Arzalluz.
 
         Gracias a todos. Eskerrik asko. Ser presidente del Euzkadi Buru Batzar es para mí un compromiso con mi nación, con Euskadi, y con el Partido en el que milito desde hace 26 años. Pero es también un honor, un gran honor.
 
         Hace ya muchos años, cuando, después de la escisión, la infraestructura del Partido había quedado muy reducida en Urretxu y en Zumarraga, llamamos a Xabier Arzalluz al batzoki. Queríamos, sobre todo, calor y ánimo para los que, tras el trauma que había supuesto la fractura interna, tratábamos de mantener viva la llama del Partido en nuestros pueblos. Estábamos en las semanas previas a las elecciones municipales en las que me tocó encabezar la lista de EAJ-PNV. En aquella cena, para animarme ante esa nueva tarea, Xabier me dijo: “Josu Jon, zu etxerako”.
 
         “Zu etxerako” no era en boca de Xabier una expresión meramente coloquial. Él mismo nos llegó a confesar en cierta ocasión que, unos años antes en Bermeo, al terminar un mitin, una alderdikide muy fogosa le había dicho lo mismo: “Arzalluz, zu etxerako”. Xabier decía que era lo más bonito que le habían dicho nunca. Era la frase con la que en los caseríos los padres, para mantener la continuidad el caserío, elegían al hijo al que se encomendaba esa tarea. Xabier: Te aseguro para mí también es lo más bonito que me han dicho nunca. Y cuidaré la casa, como la cuidaron los que nos precedieron --como la cuidaron Jesús Insausti “Uzturre” y Román Sudupe en aquellos difíciles 1984, 85 y 86-- y como la has cuidado tú en los últimos 23 años. La cuidaré con la dignidad y énfasis recogidos en el poema de Gabriel Aresti:
 
    Nire aitaren etxea defendituko dut. Otsoen kontra, sikatearen kontra, lukurreiaren kontra, justiziaren kontra, defenditu eginen dut nire aitaren etxea.
    Ni hilen naiz, nire arima galduko da, nire askasia galduko da, baina nire aitaren etxeak iraunen du zutik.
 
         Para mí es un honor recoger este testigo de dignidad de mano de Xabier. Tenía 15 años cuando entré en el Partido, y ya con 17 fui miembro tanto del Consejo Regional de Eusko Gaztedi de Gipuzkoa como del Consejo Nacional. En aquellos años de 1979, 80 y 81 tuve ocasión de asistir a algunas conferencias de Xabier Arzalluz. Me impactó el personaje. En aquellas charlas, Xabier nos repetía a los jóvenes el doble reto que debíamos perseguir para hacer país, para construir la nación vasca: el euskera y la tecnología. Euskera ta teknologia fue el binomio que desde muy joven entendí que debía ser mi pequeña aportación individual para construir la Euskadi que quería. Frente a los discursos predominantes de la época, de destrucción más que de construcción, Xabier nos daba un catón de referencia a los jóvenes. Nos exigía esfuerzo, entrega y aportación. Y a mí me enganchó. Al igual que a otros muchos que estáis hoy aquí.
 
         Hoy, cuando hablamos de  convergencia tecnológica, de I+D e innovación, quiero reivindicar la visión de Xabier. Hace 25 años prácticamente nadie tenía en cuenta estas cuestiones. Era 1977 y ni uno sólo de los centros de investigación del Estado español estaba radicado en el País Vasco. La inversión en investigación y tecnología en Euskadi era sencillamente impropia de un país desarrollado. Cuatro veces inferior a la del Estado español que, a su vez, mostraba un retraso enorme respecto a Europa.
 
         En ese contexto, cinco incipientes laboratorios trataban de contribuir humildemente con su aportación al desarrollo de la tecnología en Euskadi. Se vivía la legislatura constituyente en el Congreso de los Diputados (1977-79) y el entonces diputado por Gipuzkoa, Xabier Arzalluz, se reunía con algunos de los responsables de estos laboratorios. Arzalluz, preocupado por la falta de infraestructuras de los centros vascos, inicia la realización de gestiones ante el Ministerio de Asuntos Exteriores para obtener viejos equipos técnicos a través de los programas de colaboración en el marco de los acuerdos de defensa entre el Estado español y los Estados Unidos. Alguno de esos equipos, conseguidos entonces por Arzalluz, todavía se guarda como reliquia en uno de los hoy pujantes centros de investigación.
 
         Hoy,  sólo 25 años después de aquella gestión de Xabier Arzalluz para conseguir equipamiento de segunda mano de viejos programas de cooperación, el desarrollo tecnológico vasco es ya un referente en Europa, tras multiplicar por veinte la inversión en I+D y superar en un 50% la media española.
 
         Hoy, sólo 25 años después de aquel discurso dirigido a los jóvenes en favor del la tecnología y el euskera como ejes de trabajo por nuestro pueblo, nuestra lengua ha tenido un desarrollo evidente. Hoy son ya más que habituales las tesis doctorales en euskera y su presencia tiene carácter de normalidad en la gestión empresarial, en el deporte, en la física cuántica y en la familia. En Lapuebla de Labarka, en Lizarra y en Muskiz.
 
         Xabier, creaste el objetivo, trasladaste el mensaje, fuiste pionero en sugerir el doble motor de euskera y tecnología, como exponentes representativos de la necesidad de compaginar tradición e innovación, identidad y apertura. Y estos son, precisamente, dos de los grandes conceptos sobre los que estamos construyendo hoy la sociedad vasca del siglo XXI. Gracias por todo, Xabier. Cuando nuestras hijas e hijos estudien la Historia, ésta te pondrá donde te corresponde, mientras la inmensa mayoría de tus detractores apenas merecerán un hueco escaso en la historieta.
 
         A nosotros nos corresponde ahora profundizar en aquellos objetivos que tú y vuestra generación supisteis formular con acierto. El proyecto no es otro  que tomar y adaptar el legado de los anteriores, analizarlo en el contexto del mundo actual y definir la mejor manera posible de alcanzar el objetivo que aquel EBB enunciara en 1949: Que la sociedad vasca pueda expresar su voluntad y construirse en base a sí misma. Definir y construir la nación vasca en un mundo globalizado. Una nación vasca abierta al mundo, como ya el poeta Detxepare propuso hace quinientos años: "Mundura ialgi" y como se recoge en el "Gernikako Arbola" de Iparraguirre: "Eman da zabalzazu munduan frutua".
 
         A lo largo de estos 25 años el desarrollo tecnológico ha impulsado nuestra economía y, sobre todo, ha modificado la sociedad. Las costumbres y los hábitos de vida, las relaciones sociales o las relaciones internacionales son diferentes en un mundo interconectado. Se habla ya abiertamente de los cambios tecnológicos promovidos por las tecnologías de la información y la comunicación y, más concretamente, de su incidencia en las sociedades, las estructuras políticas, el Estado-nación y en conceptos como la soberanía.
 
         En un mundo amplio, en el que se apuesta por los grandes espacios, en el que Europa, pese a los obstáculos de algunos dirigentes de miras estrechas, avanza hacia la unión política y una Constitución conjunta, hay quien parece pensar que no queda espacio para lo pequeño, que no queda sitio para gente que, como nosotros,  busca el reconocimiento y el desarrollo de una pequeña nación dentro del contexto europeo.
 
         Sin embargo, sin obviar el innegable proceso de globalización que se está produciendo, los datos objetivos demuestran precisamente lo contrario: que lo pequeño es la dimensión que mejor se está adaptando a este nuevo equilibrio mundial. El gran tamaño y las economías de escala dejan de ser un factor de competitividad también para las naciones, y lo pequeño muestra una adaptabilidad mayor a las transformaciones aceleradas de la nueva sociedad. Empresas pequeñas y recién creadas se convierten en líderes mundiales con un buen producto. Europa tiene más Estados que nunca en los últimos 150 años, y nacionalidades, regiones y comunidades homogéneas emergen reclamando más autogobierno, con idea de poder ofrecer más bienestar a sus ciudadanas y ciudadanos. Es significativa al respecto la leyenda recogida en el escudo de armas de los Aulestia de Markina:
 
    Bekoak goikoa ezkon leidi. Txikiak handia bentzi leidi, asmoz eta jakitez.
 
         Con voluntad y conocimiento, culturas, lenguas e identidades durante muchos años minorizadas empiezan a ser revitalizadas porque sus ciudadanos requieren cada vez referentes más propios y cercanos. Una sociedad global tiene sin duda muchas ventajas y el proyecto de un mundo unido no es ajeno al ideario de un partido humanista como el nuestro. Pero el ser humano necesita anclajes, puntos de referencia, alma personalizada.  Por eso, en este mundo que tiende a unirse surge cada vez con más fuerza lo pequeño, la nación propia, la lengua, el sentimiento identitario. Las estructuras políticas y los Estados, como compartimentos estancos, tienden a desaparecer. En un nuevo mundo constituido en red se hace realidad una dualidad nunca antes imaginable. Por un lado desaparecen las distancias y las fronteras pero, por otro, también desaparece el concepto de centro y periferia, de lo grande y lo pequeño.
 
         Estamos en vísperas de nuevas transformaciones. Oportunidades y amenazas en definitiva, para un nacionalismo como el vasco, que trata de mantener y desarrollar una identidad dinámica.  Es importante que lo analicemos bien para marcar nuestro propio camino. En ello nos jugamos el pasar adecuadamente el testigo a las siguientes generaciones. El objetivo no es otro que ser capaces de dejar a nuestros hijos e hijas una sociedad en  mejores condiciones de construcción y desarrollo que la heredada.
 
Hay desde mi punto de vista cinco elementos que forman parte de nuestro bagaje político, recogidos en nuestras ponencias, en nuestras reflexiones, en nuestro acervo como partido, que quiero hoy destacar. Aspectos que me gustaría cultivar especialmente en este mandato de cuatro años:
 
-     El compromiso como valor.
-     La construcción de la nación cívica.
-     El proyecto europeo.
-     La paz y los derechos humanos.
-     La solidaridad.
 
         En primer lugar el compromiso como valor. Quiero hablar de valores en la sociedad y en el partido. Vivimos en una sociedad en la que el individualismo, la progresión, la comodidad y la implicación en un proyecto personal constituyen a veces los únicos ejemplos para los jóvenes. Y un proyecto político exige compromiso. Un proyecto de construcción nacional y social exige implicación de las personas en proyectos colectivos. Exige renuncia. El desempeño de funciones de responsabilidad en el partido y en las instituciones requiere de personas que estemos dispuestas a renunciar a nuestros mejores años de carrera profesional para entregarlos a un objetivo colectivo en el que creemos y por el que apostamos. Tenemos que cultivar la entrega y el compromiso como valores dominantes en el Partido. No puede haber nación sin personas comprometidas. El ejercicio del poder por el poder, el acceso a puestos de responsabilidad política como simple realización de metas y objetivos personales prostituyen cualquier proyecto político; y son sencillamente letales para un partido que está construyendo una nación.
 
         Tenemos que construir el futuro. Para ello es indispensable el compromiso de los jóvenes. Sólo una juventud comprometida con el presente puede ser capaz de construir un futuro. Es responsabilidad del Partido el darles camino. Darles cauce. La generación que yo represento está hoy aquí porque hace 20 años algunos promovieron nuestra activa implicación política. Estamos obligados a hacer lo mismo con los jóvenes de hoy.
 
         Debemos cultivar el compromiso de las personas por su país, por su sociedad, por sus conciudadanos. Debemos promover la implicación de la juventud. Como organización política tenemos que trabajar este valor del compromiso tanto dentro del propio Partido como en el conjunto de la sociedad. Son valores muy nuestros que hoy los necesitamos más que nunca. Me comprometo como presidente del Euzkadi Buru Batzar a fomentar estos valores en el seno del Partido.
 
         Un partido y unas personas comprometidas tienen que tener un objetivo. El nuestro es muy claro: La construcción de la nación vasca. Una nación de ciudadanas y ciudadanos. Una nación compuesta por todos los que aquí vivimos, independientemente de que hayamos nacido en Bilbao, Etxegarate, en el Valle de la Serena o en Senegal. En la que todos y todas tenemos los mismos derechos civiles y políticos, y en la que todos los ciudadanos son nacionales precisamente por el hecho de ser ciudadanos, como muy bien recoge el Lehendakari en la propuesta del nuevo estatuto político. Una nación en la que nuestro principal nexo de unión entre todas las personas que componemos este país no es el vínculo de donde venimos, sino a donde queremos ir. Una nación que además de sustentarse en los derechos históricos jurídicamente reconocidos, base su futuro sobre la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas de compartir un proyecto y de construir un porvenir común. En definitiva, una nación cívica, de ciudadanos libres, que compartimos presente y que queremos construir el futuro juntos, que tenemos derecho a expresar libremente nuestra voluntad y a construir sobre ella nuestro status político. El Pueblo Vasco milenario, de Joxe Migel Barandiaran, y el “gure asaba zaharren baratza”, de Lizardi, son hoy la Euskal Hiria de nuestro tiempo. Es la nación cívica, la patria abierta e integradora, para construir Euskadi en el siglo XXI, ni defensiva ni construida frente a nadie, sino solidaria con los demás.  Nos lo enseñó Koldo Mitxelena en uno de sus más expresivos legados: “Para mí, dentro de un pueblo y de sus características no hay nada esencial ni inmutable; todo cambia. La única cosa esencial es la continuidad”.
 
         El proyecto europeo, y nuestra propia participación desde Euskadi, es otro de nuestros anhelos. Ya a partir de 1937 el lehendakari Agirre participó junto a Landaburu y su generación en el embrión de aquel movimiento europeísta origen de la actual Unión Europea. Fue en 1939, cuando, desde su despacho en el número 11 de la Avenue Marceau de Paris, el lehendakari Agirre inició los contactos que le llevaron a participar en aquella aventura. Despacho que ocupó hasta 1951, salvo los años en los que los nazis tomaron París. La aplicación en 1951 de una sentencia de un Tribunal de los tiempos de la dominación nazi y la presión del régimen fascista de Franco quitaron a este Partido aquella sede cuya compra encargó Ajuriagerra en 1936. Es una vergüenza que 64 años después de la entrada de las tropas nazis en París y su ocupación, el Gobierno español se niegue a devolver ese edificio fruto del expolio nazi y sede actual del Instituto Cervantes en París. Lo recuperaremos. Lo recuperaremos en homenaje a José Antonio Agirre, nuestro primer lehendakari, el hombre que más ha hecho por internacionalizar la causa del pueblo vasco.
 
         Si analizamos la vida de los padres del proyecto europeo, como es el caso de Schumann, De Gasperi o Adenauer, todos tienen una cosa en común: vivieron en carne propia el sinsentido de las fronteras. Schumann fue desde el gobierno francés el padre de la idea del origen de la Unión europea, el alto comisariado del carbón y el acero. Su padre era de la Lorena, nacido en tiempos en que la región pertenecía a Francia. Sin embargo,  el propio Schumann nació alemán después de 1876 y la guerra franco-prusiana. Años más tarde, en 1918, pasó a ser francés y, en 1940,  otra vez alemán, aunque apenas cuatro años más tarde, en 1944,  volvió de nuevo a ser francés. Lo cierto es que siempre fue lorenés, pero le hicieron cambiar varias veces de Estado por efecto de las guerras. Sufrió las fronteras, que no son otra cosa que las cicatrices de las historias guerreras.
 
 
         De Gasperi, el otro padre europeo, fue presidente italiano. En el Parlamento austriaco de Viena hay todavía un escaño en el que se conserva una placa recordando que allí se sentó como diputado De Gasperi. Porque él era del Trentino, una región que, junto con  el surtirol de Austria, pasó a ser Italia en 1918.
 
         Asimismo, el canciller alemán Adenauer era originario de la Renania, una zona que sufrió la desmilitarización internacional después de 1918. Todos eran hombres de frontera. Al igual que el lehendakari José Antonio Agirre, quien, como vasco, era natural de un pueblo desgarrado por una frontera. Una parte en el Estado español y otra en el francés, separados tan sólo por una cicatriz de la historia que hacía extranjeros a nuestros hermanos del otro lado del Bidasoa.
 
         Por eso creemos en Europa. En una Europa sin fronteras. Nosotros no queremos nuevas fronteras. Las hemos sufrido demasiado como para apostar por las fronteras y los Estados-nación. Queremos hacer desaparecer las que existen. Por eso creemos en un espacio común, que respete a todas las naciones, pueblos, culturas y lenguas que existan en su seno. La Europa que se está construyendo va a ofrecernos nuevos caminos y nuestro proyecto de Euskadi se engarzará en las posibilidades y escenarios que el nuevo marco europeo nos va a ir abriendo.
 
Creemos en una Europa en la que Euskadi sea respetada y aportemos lo nuestro a ese patrimonio común. Conectados y abiertos a los demás, aprovechando las ventajas que la paradiplomacia ofrece hoy en día a una nacionalidad como la nuestra. Por eso, siempre estaremos a favor de todos los pasos, por pequeños que sean, que se vayan dando en esta dirección. Es positivo que Europa tenga su moneda única y podamos comprar en euros tanto en Finlandia como en Alemania, lo mismo en Iparralde que en Hegoalde. Es positivo que avancemos en una única política exterior europea --como tenía que haber sucedido en la crisis de Irak--,  y es también positivo que tengamos un espacio judicial y de seguridad europeo. Los delincuentes y las mafias saben que no hay fronteras, por eso tiene que haber también cooperación europea en estos temas. Y nuestra Ertzaintza tiene que estar ahí. Sólo el ultranacionalismo del Gobierno español impiden que la Ertzaintza pueda hoy colaborar con París o Bruselas para así hacer frente con mayor eficacia a la delincuencia o al terrorismo de ETA. Porque en el fondo no les gusta Europa.
 
 
         Es la cortedad de miras imperante hoy en Madrid la que se ha cargado el proyecto europeo de una Constitución común. Cierto que no es enteramente nuestro proyecto, que a  nosotros nos hubiese gustado uno más avanzado y con mayor reconocimiento de nacionalidades y pueblos. Pero es lo que hoy es posible. Y de Agirre y Arzalluz hemos aprendido que siempre es conveniente aceptar los pasos dirigidos hacia adelante,  aunque no sean todo lo adelantados que quisiéramos. Necesitamos, el corazón caliente, la cabeza fría y los pies en el suelo. También en Europa. Por eso estamos por una Constitución europea. No como aquellos que disfrazan su ultranacionalismo español de falso constitucionalismo.
 
         La paz y los derechos humanos. Es otro de los valores que forma parte de nuestro acervo y que tenemos que conquistar. EAJ-PNV tiene un firme compromiso con este país y una clara prioridad: la paz. Me comprometo firmemente ante todos vosotros a que ésta sea la prioridad a la que nos vamos a dedicar con ahínco. Necesitamos la paz y la buscaremos. Con todo el esfuerzo que sea necesario. Hago mías las palabras pronunciadas por Joxe Mari Korta en aquella ya histórica Declaración Institucional de 14 de mayo de 1999, dentro de un acto público que tuve el honor de compartir con él:
 
Que la paz llegue a Euskadi y consigamos un País donde merezca la pena invertir, generar riqueza y empleo y donde se pueda vivir discrepando libremente.
 
         Y se me hace especialmente emotivo, recordar aquel magnífico párrafo que nos dejó como legado en esa declaración:
 
Nos comprometemos públicamente y nos involucramos porque la paz es un valor fundamental y, a favor del cual, merece la pena arriesgarse y hasta equivocarse.
 
         Joxe Mari Korta fue asesinado poco después, por una ETA despiadada, totalitaria y fascista, el 8 de agosto de 2000, al igual que otros muchos que han quedado en el camino. Hago mías aquellas palabras de Joxe Mari, que nos animan a arriesgar por ese valor fundamental que es la paz y el respeto a la vida humana. Lo dijimos también desde EAJ-PNV en el documento sobre pacificación de febrero de 1997:
 
 De ahí que el PNV esté dispuesto a arriesgar y a moverse para conseguir la paz, sin llegar hasta el punto de dejar de ser lo que somos, adoptando o dejándonos llevar a estrategias, tácticas o colaboraciones incompatibles con nuestro ser político, ya muy definido durante cien años. Es decir, sin abandonar ni desvirtuar nuestra alternativa, ni nuestra estrategia política.
 
 
         Vamos, por tanto, a buscar caminos. Vamos a arriesgar, como decía Korta en aquella declaración. Pero no vamos por ello a abandonar nuestro camino ni renunciar a lo que somos. No lo hicimos en Txiberta hace 27 años, y mucho menos vamos a hacerlo en el año 2004. La sociedad vasca exige la desaparición de ETA, consciente que este fin de la violencia abrirá las puertas a los acuerdos políticos con todos y permitirá que los vascos nos pronunciemos sobre nuestro futuro en paz y libertad, como ha definido el Lehendakari en la propuesta para la convivencia. Porque el fin de ETA no puede estar sujeto a chantajes, a tutelas armadas, ni a renuncia para nadie de su propio camino político y de su propio proyecto, ni a la abstracción de la pluralidad de la sociedad vasca, ni a la negación del derecho legítimo que tienen todas las formaciones a representar también al Pueblo Vasco, desde la legitimidad que les dan sus votos. Ni uno más, pero tampoco ninguno menos.
 
         Además de arriesgar en este camino, vamos a continuar siendo firmes en la defensa de los derechos de todas las personas. En la Edad Media, en el pueblo navarro de Obanos, sus infanzones tenían un lema “Pro libertate patriae, gens libera state”. Por la libertad de la patria, hombres libres en pie. Este fue el lema del último Alderdi Eguna que hicimos en Navarra, en Aiegi, en 1981. No hay patria libre sin hombres y mujeres libres. Es intolerable que en Euskadi, tanto en la Comunidad Autónoma como en Nafarroa, haya personas, cargos públicos, que por el hecho de pensar diferente, pertenecer a una opción política determinada o ser representantes populares de determinadas formaciones políticas sean objeto de amenaza y persecución. Es cínico que alguien que dice querer construir este país mantenga penas de muerte sobre personas por el mero hecho de pensar diferente.
 
         Desde luego el proyecto político y social de quienes defienden esa aberración no es el nuestro. Vamos a defender con uñas y dientes el derecho de todas las personas de este país a pensar y a defender sus legítimos proyectos políticos. Y los 31.000 afiliados de EAJ-PNV tenemos que conformar un auténtico ejército de solidaridad activa hacia todas las personas amenazadas en este país. Porque no hay nación libre sin personas libres.
 
            Defendemos los derechos de todas las personas. Por eso, denunciaremos también siempre la conculcación de derechos de los presos y de los familiares de presos, por terribles que sean los delitos que hayan cometido. Una de las diferencias entre el Estado de derecho y  la selva es precisamente que en un Estado de derecho las penas las cumplen los que cometen delitos, no las cumplen los familiares, ni se cumplen desde la venganza y desde la incomunicación, sino desde el espíritu de reinserción. Y todas las personas son sujetos de derecho. Por eso denunciamos como éticamente inhumana y políticamente contraproducente la estrategia penitenciaria del gobierno del Partido Popular.
 
         Con todo, los derechos no pueden limitarse al ámbito político. También afectan al espacio social. La igualdad de derechos afecta al género. Para EAJ-PNV es prioritaria la igualdad efectiva de los derechos de las mujeres en todos los ámbitos sociales, con especial atención a la implantación de todas cuantas políticas públicas sean precisas para acabar con esa lacra que es la violencia de género.
 
         Además, reivindicamos como nuestra la plenitud de derechos de ese segmento de población que durante muchos años ha permanecido discriminado, que ha sido continuamente desposeído de sus derechos como persona, y que todavía hoy no puede ejercer sus opciones en igualdad con el resto de la ciudadanía. Me refiero a las y a los homosexuales, personas que, como ciudadanos de nuestra nación cívica y con los mismos sentimientos y anhelos que los heterosexuales, deben alcanzar el mismo respeto y las mismas opciones de desarrollo personal que los demás. El respeto a la pluralidad y la tolerancia no deben ser expresiones, sino afirmaciones de contenido social real, hoy y aquí, en Euskadi.
 
         La solidaridad es otro de los valores que forman parte de nuestro acervo como partido. El sentimiento de pertenencia nacional es un elemento de identificación con lo propio y más cercano, un sentimiento  que día a día se hace socialmente más evidente. Es nuestra vinculación con el euskera, con la cultura, con el entorno, con Euskal Herria como Pueblo de los vascos. Pero, además, la pertenencia a la comunidad nacional es la mejor arma para lograr sociedades solidarias. El nacionalismo vasco debe de ser un movimiento de solidaridad. El inmigrante, el parado y el minusválido forman parte de nuestra comunidad. No es casual que una sociedad como la vasca, con un fuerte sentimiento identitario, tenga las políticas más progresistas de todo nuestro entorno en estas materias. Cuando en 1996 tuve ocasión de acompañar a la campaña del Partido Demócrata estadounidense me llamó la atención que el entonces presidente y candidato, Bill Clinton, llamaba a aumentar el sentimiento de comunidad, “the sense of community”, para poder desarrollar políticas solidarias en el ámbito educativo, sanitario y de la protección. Nosotros tenemos la suerte de tener ya una comunidad, un sentimiento común de pertenencia. El nacionalismo en Euskadi es hoy en día nuestra mejor arma contra la insolidaridad y lugar de encuentro de los ciudadanos más comprometidos. Además, el autogobierno es nuestro mejor instrumento para alcanzar mayor bienestar en la sociedad vasca. Veinticuatro años de autogobierno lo demuestran.
 
         La solidaridad es el lugar de encuentro de personas comprometidas con el proyecto de construcción de una nación vasca cívica que decida su futuro en libertad. Personas comprometidas con la consecución de la paz y la defensa de los derechos humanos. Personas implicadas en un proyecto solidario de sociedad. Esto es lo que EAJ-PNV representa en el siglo XXI.
 
         Lehendakari: Estos son también los ejes del nuevo Estatuto Político que has impulsado y que debemos debatir y aprobar. Ésta será en los próximos tiempos la principal tarea de nuestro partido: estar en la primera línea del impulso político y social de la propuesta, trabajar para que el debate libre y democrático se haga realidad, implicando activamente en ello a todo el cuerpo del Partido, en este proyecto de honda raíz cívica y democrática. ¿Porque, qué es sino democracia el reconocimiento del pueblo vasco, de la sociedad vasca y de su derecho a decidir en libertad? Al igual que en 1949 el EBB proclamaba el derecho del Pueblo Vasco a expresar libremente su voluntad y apelaba a que su decisión fuera considerada como la única fuente jurídica de su status político, nosotros reivindicamos hoy la actualización de este derecho y del espíritu de pacto con el Estado.
 
         Vamos a impulsar ese debate. Y como tú dices, lo haremos de forma abierta. Dispuestos a dialogar, dispuestos a escuchar a los demás, dispuestos a acordar posiciones. No queremos representantes políticos incapaces de dialogar. Es lamentable que haya políticos que se jacten públicamente de no hablar o de no querer hablar con otras fuerzas políticas. Nosotros queremos hablar con todos. Porque esta Euskadi la tenemos que construir entre todos. Nacionalistas y no nacionalistas, independentistas, soberanistas, autonomistas y centralistas. Nadie nos sobra. Tenemos que dialogar entre todos. Porque nos queda la palabra. Nos queda el debate. Nos queda el acuerdo. Para que alcancemos la convivencia en este país, como nos exigen los ciudadanos, como propone el Lehendakari.
 
         Lehendakari: No quiero terminar este apartado sin dejar constancia pública de que para mí ha sido un orgullo y un honor el haber merecido tu confianza y el haber podido colaborar contigo en los últimos cinco años. Eres un gran líder político. Me lo has demostrado en los momentos más difíciles que hemos pasado juntos. Pero sobre todo eres una gran persona. Tu sí que eres una persona con cara de persona. Siempre me quedará el orgullo de haber pertenecido al equipo del lehendakari Ibarretxe. Gracias Lehendakari de verdad y de todo corazón.
 
         Es evidente que los tres territorios de Lapurdi, Baxe Nafarroa y Xuberoa son parte integrante de Euskal Herria. Para estos tres territorios situados en el Estado francés he manifestado siempre, y hoy lo proclamo de nuevo, un compromiso particular y personal que espero demostrar en estos cuatro próximos años. La historia, la realidad social y cultural, la coyuntura política de Iparralde y Hegoalde son bien diferentes. Hay que aceptarlo, asumirlo y tenerlo en cuenta para definir las acciones políticas a desarrollar.
 
         El PNV perseguirá ciertos principios base en el momento de definir su política, para que Iparralde constituya una de sus principales prioridades:
 
-        En primer lugar la autonomía del Ipar Buru Batzar y del Partido Nacionalista Vasco, ya que son ellos los que evidentemente mejor conocen lo que allí acontece y en consecuencia las decisiones a tomar.
-       En segundo lugar, el respeto al marco legal y a las posibilidades presentes y futuras existentes en la Unión Europa.
-       En tercer lugar, nuestra lealtad total hacia las autoridades e instituciones existentes en Iparralde.
-       Y por último, el respeto a la voluntad democráticamente expresada por los ciudadanos de Iparralde, ya que consideramos que en el siglo XXI debemos buscar entre todos el entendimiento y la cooperación y no la imposición venga de donde venga.
 
         Sobre estas bases, trabajaremos con determinación y entusiasmo por la promoción de estas grandes líneas:
 
-       Primero, la supervivencia del euskera.
-       Segundo, la cooperación transfronteriza. Quiere esto decir, una verdadera cooperación entre Iparralde y Hegoalde. Entre nuestras sociedades, e incluso en el seno de nuestro partido, porque tenemos necesidad de conocernos, de encontrarnos al objeto de construir juntos nuestro partido para llegar a todo el territorio vasco. 
-       Finalmente la implantación de una institución política que cubra los territorios de Iparralde para responder mejor a las necesidades de los ciudadanos. Estamos seguros de ello.
 
         En Navarra y desde Navarra, trabajaremos por la conjunción de las fuerzas que apostamos por el respeto a la voluntad de los ciudadanos navarros, frente a aquellos enquistados en la defensa de un mal llamado amejoramiento del fuero que nunca ha sido refrendado por los ciudadanos.
 
         Conjunción de fuerzas políticas firmemente comprometidas en la defensa de la paz y contra la violencia. Fuerzas políticas que aceptan la pluralidad de la sociedad navarra y asumen la promoción del euskera y la defensa de lo vasco en Navarra como algo propio. Fuerzas comprometidas con el establecimiento de vínculos políticos entre la Comunidad Autónoma y la Comunidad Foral. En esto nos esforzaremos especialmente como partido. Y estamos de enhorabuena. En marzo, vamos a tener como mínimo una diputada navarra en el Congreso dispuesta a defender estos cuatro principios.
 
         También me comprometo a fortalecer nuestra relación con los partidos nacionalistas del conjunto de nacionalidades del Estado. Una estrategia común es necesaria para avanzar en el reconocimiento a los pueblos y naciones del Estado español, y el respeto a la voluntad de sus ciudadanos.
 
         Estamos ante unos retos verdaderamente ilusionantes. Retos ilusionantes para cuatro años, pero tampoco faltan las amenazas. De unos y de otros. A ti, Juan Mari,  te ha tocado de los dos.  Han tratado de asesinarte, estás amenazado por defender la libertad y los derechos de todos los vascos como Consejero de Interior. Ahora te amenazan con la utilización partidista de la justicia, por defender ahora la soberanía del Parlamento con la misma dignidad con la que defendiste antes la seguridad de tus conciudadanos. Hace siete años te arropábamos con una pancarta que colgaba del balcón del Ayuntamiento de Lemoa y  decía “JUAN MARIgaz”. También ahora estamos con Juan Mari. Estamos contigo Juan Mari. Superaremos estos nubarrones y estas amenazas, y como dice la poesía que Lauaxeta dedicó a Pedro Basaldua:
 
Mendi eze, ikurrin eder,
azke nai zaitut axian

Amar gazteren lerdena

makila luzez bidian!
Mendi-bitxidor berdiok,
arin or duaz kantari:
"Dana emon biar yako
maite dan azkatasunari"
 
          Juan Mari, estás defendiendo algo que para este partido y este país es consustancial: las instituciones vascas, las instituciones democráticas surgidas de la soberanía popular. Ninguno de tus detractores se acerca a ti, Juan Mari, en la defensa de las mismas, ni en dignidad, ni fortaleza, ni en entereza. Y menos todavía los que tocan el acordeón de oído y los botones de oreja. Pero superaremos estos nubarrones y estas amenazas. Tenemos un tiempo ilusionante frente a nosotros.         Con un partido unido y cohesionado  salvaremos estas dificultades y decidiremos nosotros mismos nuestro futuro con un nuevo proyecto de convivencia para este país.
 
Hemos vivido un proceso electoral interno intenso. Hemos dado un ejemplo de democracia como partido político. Con su lógico nivel de tensiones. Pero aquí no hay ni vencedores ni vencidos. Todos hemos ganado, porque el partido sale fortalecido. Joseba: ha sido un honor mantener una elección democrática con una persona como tú. Con un buen amigo, una gran persona y un buen político. La Asamblea de Iruñea de 1977 tuvo un lema que fue aportado por Don Manuel de Irujo: “Batasuna ta Indarra”. La unidad, el diálogo y el debate constructivo debe ser hoy nuestro objetivo, porque la unidad nos hace fuertes, así como la desconfianza y la descalificación nos empequeñecerían. Sí a la confianza para que aflore lo mejor de cada de uno de nosotros. Sí al debate fecundo para buscar soluciones. Sí a la pedagogía para convencer. En una palabra, “Batasuna ta Indarra” también es un lema para 2004.
 
         Debemos unir fuerzas para liderar esta sociedad y poder construir un futuro en libertad. En este sentido, desde el reconocimiento y el máximo respeto a la identidad política de Eusko Alkartasuna, quiero subrayar nuestra firme voluntad de constituir un eje estratégico conjunto entre EAJ-PNV y EA para los próximos años. Un eje estratégico que dote de estabilidad a nuestra relación, para así poder ilusionar a una sociedad que ansía que construyamos el futuro en paz, libertad y mutua colaboración. Un eje abierto a otras colaboraciones a partir del mismo y un espacio construido a favor de un proyecto, no contra nadie, y desde el respeto a la pluralidad de la sociedad y la legitimidad del resto de fuerzas políticas.
 
         Sigamos el ejemplo de Xabier Lete, que en una de sus canciones nos abre los ojos sobre la necesidad de unir fuerzas por nuestro pueblo:
 
 
Itsasoan urak haundi dira
murgildu nahi dutenentzat.
Gure herriko lanak haundi dira,
               astun dira,
gogor dira,
zatiturik gaudenentzat
 
         Voy a terminar. Os prometo lealtad y compromiso. Lealtad a vosotros, alderdikides. Compromiso con la nación vasca, con la paz, la libertad y la convivencia en este país.
 
         Gora Euskadi Askatuta

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