Todos los años, en diciembre, como si fueran golondrinas, estamos obligados a aguantar uno de los rigodones políticos más sin fundamento de cada temporada. Cada año, los ponentes constitucionales de 1978, entre los que no hay nadie del PNV, pues fuimos excluidos, salen a escena para participar en una ronda de visitas, entrevistas, homenajes, agasajos y demás adulaciones a cuenta de que en 1978 formaron parte de la ponencia constitucional que dio a luz una Carta Magna, una Ley de Leyes, una Constitución que al parecer la hicieron, en vidrio fino pues no puede ni tocarse, ni mirarse con detenimiento.
De vez en cuando a este texto se le ven sus imperfecciones. Lo acabamos de comprobar.
Curiosamente el mismo lunes 30 de octubre en el que se hacía público el nacimiento de la hija de los Príncipes de Asturias era cesado José Luis Mendilibar como entrenador del Athletic Club de Bilbao. En nueve jornadas no había podido sacar al equipo de los puestos de descenso y tanto la afición como la directiva le prepararon el finiquito. Aquello fue visto como una acción lógica y sin dramatismos.
Y si eso ha sido considerado normal en una situación de crisis ¿por que no se hace lo mismo con esta colección de ponentes constitucionales que redactaron un texto tan rematadamente discriminatorio para con la mujer y tan rematadamente machista? Por menos de eso y sin tanta gravedad, Mendilibar cultiva malvas deportivas.
¿Es de recibo que habiendo nacido ya las infantas Elena (en 1963) y Cristina (en 1965) en el año 1978 un artículo constitucional consagrara que solo podía reinar el varón nacido en 1968? Y no estamos hablando de un texto de 1878 sino de 1978. Quiere decirse que la faena se hizo a ciencia y conciencia y que Felipe de Borbón es el Príncipe de Asturias porque aquellos ponentes constitucionales, entre los que destacan Gregorio Peces Barba, Gabriel Cisneros y Miquel Roca se pasaron tres pueblos. En primar lugar por meternos de matute una monarquía abolida en casi toda Europa y en segundo lugar por discriminar a la mujer de manera tan radical en un texto al que nos lo han presentado como la quintaesencia de la perfección jurídica.
El artículo 5 que redactaron dice así: “La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación siendo preferida, en el mismo grado, el varón a la mujer”.
En un acto de osadía política, porque cuando se tienen responsabilidades de esta índole lo mejor es callar, Gabriel Cisneros, uno de los ponentes constitucionales en representación de UCD, pero, asimismo, antiguo procurador en las muy antidemocráticas Cortes franquistas pedía en un laudatorio artículo en El Mundo una rápida reforma constitucional para que la recién nacida mantuviera el armazón monárquico. El hombre estaba tan entusiasmado que comenzaba sus letras diciendo: ”Hemos tenido una niña. España ha tenido una niña". Firmaba con el título nobiliario de ser uno de los siete ponentes constitucionales. Menos mal que no nos ha dicho que era uno de nuestros padres constitucionales.
El problema es éste. Que siete personas que se equivocaron tan radicalmente en algo tan serio corno los derechos de la mujer en 1978 sigan ahora dando la vara y escribiendo artículos tan dudosos como el mencionado, “Hemos tenido una niña", clama al cielo. Si a esto se le opone el hecho de que el Sr. Cisneros es el enemigo máximo de que a Dolores Ibarruri, La Pasionaria, se le haga el menor reconocimiento con motivo del 75 aniversario del voto de la mujer, esto nos ilustra con que tipo de padre constitucional funciona este sarao de los padres constitucionales haciendo bolos por los pueblos y no lo que le han hecho merecidamente al entrenador del Athletic.
¿Para cuando la definitiva jubilación de estos padres constitucionales que tan rematadamente mal lo hicieron? ¿Por que no se van como Mendilibar a su casa y nos dejan de aburrir con sus consejos sobre la intangibilidad de un texto tan rematadamente machista?
Ahora se desea cambiar la Constitución, dicen, para respetar los derechos de la mujer. No es así. Será para respetar los derechos de las Infantas, porque una mujer de cualquier familia, no puede optar a ser candidata a la Jefatura de Estado. Sólo las infantas. Tres personas.
Si en el 2005 hasta Bush lleva al Capitolio los restos de Rosa Park porque en 1955 no se puso de pie en un autobús en Montgomery. ¿Por qué el hombre blanco de 1978 que obligó a ponerse en pie a Elena y Cristina reciben ellos tantos parabienes?
Si Gabriel Cisneros comenzaba su artículo alborozado diciendo “hemos tenido una niña” ojalá los demás podamos hacer lo propio escribiendo “hemos tenido, al fin, la deseada jubilación anticipada de todos estos señorones machistas que discriminaron a la mujer cuando ya no se la discriminaba”. Y que, por favor, no se pongan ejemplo de nada.