Urkullu: "Se avecina un nuevo tiempo de paz que todos deberíamos empujar"
Íñigo Urkullu, portavoz del PNV, intuye con optimismo un «nuevo tiempo de paz» en el horizonte en el que «todos deberíamos empujar con generosidad». Al año de cumplirse la propuesta de Anoeta, interpreta que es «paradójica» la realidad. Percibe un giro político de la izquierda abertzale que, sin embargo, contrasta con la persistencia de la intimidación.
-Se cumple un año de la propuesta de Batasuna. ¿Qué balance haría?
-No compartimos en absoluto el balance que Batasuna efectúa de los últimos 25 años, pero sí valoramos positivamente que deposite la voluntad de solución en los partidos y que realice una lectura más realista del cuadro institucional. Vemos una situación paradójica. Llevamos más de dos años sin atentados que hayan causado la pérdida de vidas humanas pero seguimos viviendo un tiempo delicado en el que sigue habiendo expresiones de violencia como la amenaza, la coacción y la extorsión, por parte de ETA, y también una violencia de calle y amenazas a cargos públicos electos. Queremos pensar que estamos en un tiempo en el que esa violencia callejera responde a períodos cíclicos o a períodos aislados. Pero no lo sabemos a ciencia cierta. Hay otros nubarrones como son los procesos o determinadas decisiones judiciales. Tampoco hemos visto un movimiento claro en la política penitenciaria. Por eso demandamos a ETA que deje las armas, a Batasuna que haga lo posible por sacar el conflicto de la calle y a todos para que empujemos con generosidad ese nuevo tiempo de paz que se avecina.
-¿Cree que el Gobierno y ETA están negociando?
-No se trata lo que yo pueda creer. Me gustaría que lo estuviesen haciendo.
-¿El PNV ha elevado el nivel de exigencia respecto a la izquierda abertzale en comparación con la experiencia de Lizarra?
-Nuestra crítica no fue a la declaración de Lizarra en sí sino a una determinada gestión. Pero nosotros no hacemos el último documento para revisar etapas, y mucho menos porque pensemos que están equivocadas.
-Su último documento sobre el final dialogado señala que la violencia no es la consecuencia del conflicto...
-Señala que la violencia no es consecuencia natural de un conflicto político ni hay una relación causa-efecto necesariamente.
-El documento admite que la normalización no puede basarse en el juego de mayorías. ¿Esto sí cambia la estrategia anterior respecto a su apuesta de mayorías nacionalistas como motor de un proceso político nuevo?
-No es tanto un cambio estratégico, sino a la vocación que algunos pudieron tener, y no el PNV, para gestionar Lizarra. En la propia declaración del Kursaal de Ibarretxe se dejaba claro que nosotros no propugnamos un juego de mayorías sino un acuerdo en el que las sensibilidades políticas diferentes se sintieran cómodas.
-A ELA no le gusta esa partitura...
-ELA es un sindicato muy importante y mayoritario que puede tener sus propias reflexiones. Pero a quienes votan los ciudadanos y las ciudadanas es a las formaciones políticas. A quienes les corresponde el ejercicio de soberanía es a las formaciones políticas, que son las que van a las urnas y se presentan a las elecciones.
-El documento refleja una voluntad pactista que es consustancial a la historia del PNV. ¿No es también un ejercicio de pacto interno entre las diferentes sensibilidades del PNV?
-El pactismo es una constante histórica en los últimos 110 años en el PNV. Este documento tiene una fortaleza extraordinaria en la medida en la que ha sido debatido en profundidad y asumido por unanimidad por el EBB, con lo que supone que 14 miembros de una ejecutiva hayan sido capaces de ponerse de acuerdo. Todos -y faltaría a la verdad si no lo dijera así- hemos trabajando en aportaciones permanentes y constantes para elaborar este documento.
-Su propuesta reivindica el derecho de decisión y pide un pacto sobre su ejercicio. ¿Cree que los que no son nacionalistas se van a sentar en una mesa y van a aceptar el derecho de decisión?
-Para nosotros como PNV es un planteamiento de partido el reconocimiento mutuo entre el Estado y Euskadi, y la capacidad de articulación entre los territorios que histórica, cultural y lingüísticamente son territorios vascos. Otra cosa es que de ahí se derive la voluntad política de crear un proyecto común de los ciudadanos de cada uno de los territorios en base a la ideología nacionalista. No se trata tanto de que los no nacionalistas acepten el derecho de decisión sino de que entren en el debate del sujeto político y en el debate de la territorialidad. Nosotros estamos buscando una fórmula que busque, en base a esta complejidad, el mayor consenso posible entre sensibilidades políticas y desde una doble premisa: no imposición y no impedimento.
Consensos y porcentajes
-El PSE precisa que ese nuevo consenso debería tener más votos a favor que el que tuvo el Estatuto de Gernika en referéndum...
-Creemos que el consenso debería ser mayor. Pero sin hablar de porcentajes y de hechos pasados hace 26 años que no nos llevan a ningún sitio. ¿Quién nos quiere hablar de porcentajes sobre censo cuando la Constitución tuvo el consenso que tuvo en este país? Vamos a hablar de consensos entre sensibilidades políticas y no de porcentajes.
-¿Significa este documento que queda aparcado el plan Ibarretxe?
-No, esa propuesta tiene una arquitectura de tipo jurídico y contiene unos principios. Es un documento que habla de pacificación y de normalización y que además recoge los principios de la propuesta de nuevo Estatuto político. En una mesa de partidos, el PNV sí quisiera hablar del derecho de decisión, de la territorialidad, del pueblo vasco como entidad propia, de su derecho a ser consultado y a tener relaciones con otros ámbitos jurídico-administrativos.
-No se aparca el plan pero sí se reconduce...
-No, ni se reconduce ni se aparca. Hay una propuesta aprobada por una mayoría absoluta del Parlamento Vasco y mientras no haya otra propuesta jurídica, seguirá estando ahí. Estamos intentando avanzar hacia una situación de paz que llegará tras un proceso y queremos poner encima de la mesa cuáles son los elementos acordados que puedan servir de base a ese esqueleto.
-El rechazo del Congreso al debate del plan Ibarretxe y la luz verde a la discusión del proyecto de Estatut catalán les ha enfadado mucho...
-No es el PNV, sino la sociedad vasca la que debería sentirse agraviada. En definitiva la propuesta de nuevo Estatuto no es sólo del PNV sino de una mayoría absoluta en la Cámara. Es para nosotros absolutamente inexplicable, por mucho que se nos quieran hacer todas las matizaciones, que sea admitida a trámite la propuesta del Estatuto catalán y no así la propuesta de nuevo Estatuto vasco cuando era tan legal, tan legítima y tan democrática.
-Ya le dijo Zapatero al portavoz del PNV, Josu Erkoreka, que si ustedes hubieran seguido el procedimiento de Cataluña, se hubiera aceptado a trámite el proyecto vasco...
-Eso es falsear la realidad. La sociedad vasca sabe que entre el 2001 y el 2004 hubo una comisión vasca de autogobierno en la que todas las formaciones pudieron presentar sus propuestas, que esa comisión de autogobierno emplazaba al Gobierno español a dar satisfacción al cumplimiento del Estatuto. Han existido todas las oportunidades del mundo para que en la tramitación de la comisión de autogobierno, antes de presentarse esta propuesta, se pudieran haber hecho todas las aportaciones que se hubieran querido. No fue así porque el PP tenía la política fijada y porque el PSE ha sido muy sumiso.
-Pero es que en esa comisión funcionó la dinámica de mayorías...
-La dinámica de mayorías del propio Parlamento, que tiene su propio reglamento y su propia dinámica. No es parangonable lo que en una mesa de partidos podamos hacer a los que son las decisiones de un parlamento que tiene sus propias normas y eso no ha suprimido la posibilidad de que todas las formaciones hubieran hecho sus aportaciones. Y cuando se presentó la propuesta de nuevo Estatuto político en el Parlamento Vasco, como propuesta del Gobierno Vasco el 25 de octubre, se dio todo un trámite parlamentario que cumplir. Incluso el entonces presidente del Parlamento Vasco se mostró dispuesto a abrir el plazo de las enmiendas. No se quiso porque aquel tiempo político correspondía a Aznar.
Portazo a la negociación
-En Cataluña un 90% del Parlament apoya el proyecto y se muestra dispuesto a negociarlo en las Cortes...
-Cuando el lehendakari fue en febrero a presentar el proyecto fue a eso. En Cataluña los requisitos para aprobar una reforma estatutaria son dos tercios y aquí no. No me vale de nada cuando el problema político en Cataluña y en Euskadi son diferentes, o no me vale de nada cuando la composición del Parlamento catalán es de una manera y el vasco es de otra. En atención al cumplimiento de la propia Constitución, el lehendakari presentó el proyecto para su posterior negociación en las Cortes Generales. Y cuando el lehendakari dice que sufrimos un portazo lo dice porque no lo fue a la aceptación del nuevo proyecto de Estatuto sino a algo mucho más duro, a la voluntad de negociar.
-¿La España federal que ha defendido Zapatero en el último debate en el Senado es una solución?
-No es una solución para Euskadi. Entendemos que Europa sí debe construirse de manera federal sobre una base de pueblos y naciones pero el Estado español no puede tener una estructura federal. Ni siquiera creemos además que el PSOE sea consecuente con ese planteamiento. Lo que realmente se está haciendo es la homogeneización de España, más café para todos.
-El lehendakari Ibarretxe justificaba su ausencia del debate en el portazo a su plan, pero el rechazo al Senado es anterior...
-No hay ningún rechazo porque hemos abogado por una reforma plurinacional de la Constitución y del Senado. Pero no tiene ningún sentido dar carta de naturaleza a ese fraude que es pretender hacer ver que el Senado es una Cámara territorial cuando no lo es en el presente. El lehendakari no es una persona que se niegue a participar porque le viene en gana. Ha participado en cumbres de presidentes autonómicos o en la última cumbre hispanofrancesa. Lo que no va a hacer es dar por buena una realidad que no es tal.
-A la vez hay un acercamiento presupuestario con el Gobierno del PSOE...
-Nosotros aún tenemos la capacidad de presentar un veto en el Senado, que sabemos que luego puede volverse a aprobar en el Congreso. No somos necesarios y el Gobierno tendrá nuestro apoyo si el Gobierno central asume proyectos de naturaleza estratégica. Hemos visto con sorpresa el proyecto de Presupuestos del Estado que no contempla ninguna actuación en proyectos estratégicos como puede ser el de la "Y" vasca, el de la regeneración de la bahía de Pasaia o el de un proyecto de ciencia y tecnología. Sin embargo, vemos que el PSOE muestra su interés en que cuando menos el PNV no vote en contra, quizá porque busca que se vea el aislamiento del PP.
-¿Le inquieta al PNV el escenario de alianzas que pudiera surgir en Euskadi el "día después" de ETA?
-No, en absoluto. Somos conscientes de que somos una formación política y que como nosotros hay otras formaciones y todas sin excepción tenemos el mismo objetivo: gobernar. Y si para gobernar podemos gobernar en solitario, bien, y si para gobernar necesitamos del concurso de otros haremos lo posible, siempre y cuando sean concordantes con proyectos y con programas. No nos asusta en el pasado, en el presente y en el futuro.