Opinión
13Noviembre
2005
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Un viaje a ninguna parte

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Noviembre 13 | 2005 |
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Es lo que ha querido evitar el Lehendakari con su decisión de no acudir al Senado a la sesión dedicada a efectuar un balance de la situación del Estado de las Autonomías, y que se ha celebrado esta misma semana.
Algo que, por otra parte, no es nuevo en tanto que el Lehendakari Ardanza ya adoptó idéntica posición con motivo de los dos debates habidos con anterioridad: El del año 1994 con Felipe González como Presidente, y el de 1997, siéndolo José María Aznar.
 
            Ahora, como entonces,  si lo que de verdad se pretende es que estos debates tengan alguna utilidad  y no se queden en simples reuniones protocolarias con el único fin de ofrecer una imagen de normalidad interinstitucional, absolutamente irreal, y de paso diluir el imprescindible diálogo bilateral en lo que no deja de ser una tediosa e interminable sucesión de discursos en un foro multilateral, lo que hay que afrontar, de una vez por todas, y con carácter previo, es ese otro debate aún pendiente de la reforma del Senado.
 
            Mientras el Senado no sea una Cámara que refleje realmente la plurinacionalidad del Estado y se convierta en Cámara de representación territorial que tanto se dice es, sin serlo  en su estructura, ni por su forma de elección, ni por las funciones que le corresponden, estaremos ante un simulacro de debate del que únicamente cabe decir que sobra.
 
            Es evidente que  en este último debate, la ausencia del Lehendakari además de  coherencia política con lo hasta ahora actuado, ha tenido también  una componente reivindicativa -que no de revancha-, por el “portazo” dado por el Congreso a la Propuesta de Estatuto Político aprobada  en el Parlamento Vasco, y que ha cortado de raíz  lo que era una buena oportunidad para intentar dar solución a un contencioso político entre Euskadi y España.
 
            Sería una ingenuidad pensar que lo que el Congreso ha rechazado de un plumazo, hace tan sólo nueve meses, sin negociación alguna, y poniendo de manifiesto la falta de respeto a una decisión legítima del Parlamento Vasco y la nula voluntad de llegar a acuerdos, podría reconducirse asistiendo a un debate multilateral en el Senado actual.
 
            Los antecedentes nos dicen lo que puede dar de sí, ya que cuando no tiene lugar nadie lo echa en falta y cuando se ha celebrado nada ha resuelto.
 
            Prueba  de ello es que son  PSOE y PP, los mismos que dieron el “portazo” a la Propuesta en el Congreso, los que ahora critican tanto la ausencia del Lehendakari en el debate. Reclaman aquí  su presencia y, sin embargo, no admiten el debate cuando es posible realizarlo Por algo será..
 
            Un dato más. Tras el debate, cabe presentar  mociones. Pues bien, en 1994  fue aprobada por unanimidad una que literalmente decía: “El Senado insta al Gobierno para que cumpla las previsiones contenidas en el Estatuto de Gernika en materia de desarrollo autonómico, tomando como base el Acuerdo del Parlamento Vasco, de 1 de Julio de 1.992, en cuanto documento que expresa la voluntad de las fuerzas políticas vascas”.
           
            ¿Qué ha sido de ella?. Pues que después de once años sigue sin cumplirse.
           
            ¿Se aprobará alguna moción tras este último debate?. Difícil predecirlo, pero aún cuando así fuera, para qué?, si después, como en 1994, se incumple.
 
            En resumen. De todos es  conocido el dicho de que para este viaje no hacían falta alforjas. Pues en este caso no es de aplicación. No hacía falta ni hacer el viaje. Y ésto es lo que, con buen criterio, ha hecho el Lehendakari.

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