Iñaki Anasagasti
12Noviembre
2005
12 |
Opinión

ACHICORIA PARA TODOS

Iñaki Anasagasti
Noviembre 12 | 2005 |
Opinión

El lunes siete de noviembre se iniciaba el Debate sobre el Estado de las Autonomías en la Comisión General de las Comunidades Autónomas en el viejo hemiciclo del Senado. El Estamento de Próceres.
La víspera, en la Puerta del Sol, el Foro de Ermua convocaba una manifestación en favor de la Unidad de España que al parecer debe estar en peligro. Mucha gente del PP, Ana Botella, Esperanza Aguirre y Gallardón incluidos, alguna ikurriña para dar al asunto una nota de color sabiniana, y muchos ataques al nacionalismo en una plaza llena. El españolismo emergente empieza a enseñar la patita. Como dijo ese filósofo de pacotilla, Gustavo Bueno: “La nación catalana es una entelequia y la nación vasca es producto de unos dementes. ¿Vamos a permitir que las ideas de unos dementes y de unos cursis nos invadan?”.
Ese día a Javier Rojo le habían elegido presidente del PSE de Alava teniendo él que ceder los trastos de la secretaría general a Charli Prieto, un ex comunista de CC.OO. que ha debido formar una candidatura de integración. Están en un momento dulce, aunque aún seguía la resaca de la sesión del Congreso sobre la admisión a trámite de la reforma del Estatut catalán de la semana anterior aunque la verdadera noticia estaba en Francia con la quema de vehículos y de empresas por parte de una emigración no integrada en la satisfecha Europa.
Se conmemoraba, sin pena ni gloria, la vergonzosa estampida del ejército español del Sahara hacía treinta años, con un Franco moribundo y un Príncipe Juan Carlos que hizo lo contrario de lo que dijo, terminando marchándose de allí, ignominiosamente y con el rabo entre las piernas. Era asimismo noticia el fallecimiento de quien fuera presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder, Carlos Federico Sainz de Robles, el hombre que se embarcó con Roca en la Operación Reformista en 1986 y a quien Roca dejó en la estacada de muy mala manera. Ese era el ambiente previo al Debate en un Senado que parecía una olla presto por fuera y una bombonera por dentro, como la Clínica Ruber con la presentación ese día de una niña con los ojos cerrados que se llamará Leonor y cuyo nacimiento interrumpió la jornada de caza de su abuelo en Andalucía. ¡Olé por esta familia tan maja que pagamos entre todos!
LOS CABALLOS DE BATALLA
Felipe González, en sus catorce años de gobierno, se sometió una sola vez al Debate Autonómico en el Senado. José María Aznar en 1997, al año de acceder al poder, hizo lo propio y luego se olvidó. Zapatero, al año de su victoria electoral ha hecho durante tres días lo que habían hecho sus antecesores. Duró el lunes 7, martes 8 y miércoles 9 con un formato de amplitud en los tiempos utilizados y la intervención de 16 presidentes autonómicos, PP (siete más dos) y PSOE, y el pintoresco caso del presidente cántabro, lo más parecido a un cantante de boleros, más que a un presidente serio, que fueron quienes durante esos tres días apoyaron o criticaron a Zapatero, mostraron su preocupación o no por la reforma del Estatut, y secundaron o no la reforma del Senado, con grandes apelaciones a la unidad de la patria.
Si en el Congreso cada año durante dos días se celebra el llamado Debate sobre el Estado de la Nación, criterio actual del gobierno y del PSOE va a ser consolidar éste debate de forma anual al carecer las Comunidades Autónomas de foros adecuados para exponer de forma general sus planteamientos. En el caso vasco no es que se rechazan estos foros multilaterales, de hecho vamos a todas las Conferencias Sectoriales, sino que habida cuenta de la singularidad vasca, somos partidarios de la relación bilateral. Y he escrito singularidad vasca, una de las bichas críticas recurrentes de los presidentes autonómicos del PP en el debate. No se admite la singularidad. Pero ese argumento fue pulverizado por el propio Zapatero al esgrimir el artículo 2 de la propia Constitución que “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre ellas”.
Ese artículo 2 consagra las diferencias que el PP no admite. “Nacionalidades y Regiones”. El PP argumentó que ellos no quieren autonomías de primera  y de segunda o como dijo el presidente de Baleares, “un estado menguante frente a un estado emergente”. En 1978, Fraga votó contra el Título VIII de la Constitución el que trata de la Organización Territorial del Estado y ahora, sus epígonos, quieren a todo el mundo uniformado con lo que están en contra del artículo 2 de la propia Constitución. De su sacrosanta Constitución.
Otro de los argumentos recurrentes fue que son las personas y no los territorios los sujetos de derechos. Pues bien. Ese artículo 2 habla a las claras del “derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones”. Segundo argumento pulverizado ya que no solo las personas tienen deberes y derechos sino también los territorios.
Estos fueron los dos ejes en los que basó el PP su argumentación política, junto a una crítica a tumba abierta a Zapatero sobre la desmembración de España.
Sin embargo he de decir que siguiendo el debate, civilizado en las formas y con buenas intervenciones por ambas partes, se constataba que hay una incendiaria y dramatizada puesta en escena por parte de la derecha en sus medios de comunicación pero cuando hablan los verdaderos protagonistas, las cosas no son para tanto. Una vez más existe la distinción entre la opinión pública y la publicada.
El tercer eje de debate fue la reforma del Senado. Ahí Zapatero estuvo débil ya que no presentó borrador alguno sino la remitió a un informe del Consejo de Estado, una reunión de sesudos señores entre los que están desde Aznar, hasta Herrero de Miñón, pasando por Landelino Lavilla que son al parecer los que tienen que remitir un informe para que en base a él se haga la reforma. El PP, con razón, argumentó que aquello no era serio. “Traiga usted un proyecto, páselo por el Consejo de Estado después y luego hablamos”. Y no les faltaba razón. El problema está en que el PP no quiere reforma alguna y sin el PP, no hay reforma posible, ya que no dan los votos. Se lo dijeron. Si el presidente del gobierno no pacta el Estatuto de Cataluña con el PP, no habrá reformas constitucionales, porque Rajoy las bloqueará. Y como José Luis Rodríguez Zapatero prepara ya un acuerdo con los partidos catalanes habrá Estatut, ya que basta mayoría absoluta. Pero no se aprobará la reforma del Senado y quedarán en el aire los otros tres cambios de la Constitución porque se necesita el voto de los dos grandes partidos españoles. Tras más de 40 horas de debate parlamentario en una semana, la ruptura entre PSOE y PP ya no sólo afecta al Estatut, sino que pone en peligro de muerte las proyectadas reformas constitucionales.
En el Debate, Zapatero avanzó algunas ideas sobre la reforma del Senado. Desea que todo lo que afecte a las Comunidades Autónomas tenga inicio y final en el Senado. Lo general, derechos y libertades, en el Congreso. Pero no lo concretó. El problema de fondo es la distinta concepción del propio estado. La propuesta del Parlamento Vasco es en el fondo una propuesta confederal, cuestión ésta no admitida ni por el PSOE, ni por el PP y si no se admite, como Suárez  lo admitió, esto no tiene solución. En 1978 había en el estado español dos demandas claras de autogobierno: la vasca y la catalana. Se amplió a la gallega al haber plebiscitado su estatuto el 28 de junio de 1936. Son las llamadas nacionalidades históricas. Las demás eran regiones. Ese era el invento. En el fondo una confederación encubierta. Pero, ¿qué ocurrió?. El partidismo del PSOE nacionalizó Andalucía, luego vino Valencia y Canarias y ahora son nacionalidades históricas todas. Es decir. Nada de café para todos sino achicoria para todos. Y ahí no entra la solución del tema vasco. Esa es la madre del cordero.
ANDANADAS
Si uno quiere recibir en Madrid un curso avanzado de abertzalismo en vena no tiene más que ir a una de estas sesiones, que no digo que no sean buenas para el concepto del estado autonómico español ni para el propio Senado, sino que son nefastas para un encaje de lo vasco en esa relación amable de la que habla el Lehendakari. Porque amabilidad hacia lo vasco no existió por parte de nadie. Más bien acritud.
Mencioné al presidente de Cantabria, un auténtico cantamañanas que dijo que le habíamos robado a Santander su puerto y que Primo de Rivera y Franco habían hecho mucho por su región. Ahí estuvo también el presidente de la Rioja disparando con bala contra las llamadas vacaciones fiscales. Ahí estuvo asimismo el vicepresidente del gobierno extremeño leyendo las notas de un Rodríguez Ibarra encamado por su infarto, poniéndonos a escurrir. Ahí estuvo Miguel Sanz que no utilizó ni una sola vez el euskera, representando a un territorio cuya “lingua navarrorum” es la vieja lengua de los vascos. Para colmo lo único notable que aportó fue la de pedir se reforme la Constitución y se quite de la misma la transitoria cuarta que abre la posibilidad de una integración de la CAV en Navarra o viceversa. Y ahí estuvo Zapatero que ni nos mencionó cuando habló de las reformas de los estatutos y cuando aludió a la acción parlamentario entre 1977 y 1979.
Rojo me decía que a Zapatero le gusta el mundo parlamentario. Cuando fue a prometer el cargo en 2004 a la Zarzuela y le comentó a Aznar que echaría en falta el trabajo parlamentario, Aznar extrañado le dijo que nada como el Parlamento cuando se gobierna y se hace lo que uno quiere. Al parecer, a ZP le va el rollo parlamentario, es decir, intervenir, puntualizar, reflexionar en voz alta, usar la palabra en un bla, bla, bla interminable. Se ha visto en este exhaustivo debate de tres días a tope entre cuatro paredes. Al Zapa le va el rollo. Otro dato.
Otro es que hay que modificar este formato de 17 presidentes, o los que sean, contando cuitas. Tiene que haber más debates sectoriales y debates más cortos. Tres días en el Senado dándole vueltas a la manivela, es un horror.
Pero lo llamativo también han sido dos cosas.
El debate no se televisó. Sí se hizo con el del Estatut catalán. No con el de los presidentes autonómicos discutiendo con el presidente del gobierno central. Algún cerebro en Moncloa ha fallado. Ese debate le favorecía al PSOE para quitar crispación. Y no se ha hecho. Y sin embargo, creo que ha habido puntos de interés o viveza en las intervenciones como lo ocurrido en el cuerpo a cuerpo entre Esperanza Aguirre y Zapatero con un Rajoy rendido a sus pies y presente en el hemiciclo.
Y la segunda es la que nosotros siempre hemos mantenido. El catalán, el gallego y el euskera deben hablarse en Galicia, Catalunya y Euzkadi, no haciendo el paripé con unos traductores que nadie utilizó, y una indiferencia general. Por ejemplo. Por lo único que yo tenía curiosidad en este debate si hubiera acudido el Lehendakari hubiera sido por ver si Rodríguez Ibarra se ponía o no los auriculares cuando intervenía el Lehendakari. Nada más. Creo que no lo hubiera hecho.
También es cierto que hoy por hoy no podemos dejar de constatar que si solicitamos reconocimiento a nuestra vieja lengua en Europa ésta se puede quejar de que si no se utiliza en Madrid, para qué diablos ha de solicitarse su reconocimiento en Bruselas como se nos ha dicho. Argumento un poco cogido por los pelos que no deja de tener su carga efectista. Pues bueno. Que se utilice el euskera como lo hizo nuestra senadora Inmaculada Loroño, por primera vez en esa Comisión General presidida por el ex presidente Juan José Laborda que allí estuvo, a pesar de las limitaciones impuestas por un grave acontecimiento de salud.
LA CARTA DEL LEHENDAKARI
El lunes, previo al debate, tuvimos reunión de la Mesa del Senado. Allí se nos repartió una fotocopia de la carta enviada por el Lehendakari al presidente del Senado. Decía así:
Estimado Javier:
Deseo agradecerte sinceramente la invitación que me has remitido para participar en la comisión general de las Comunidades Autónomas del senado para realizar “un balance de situación del Estado de las Autonomías”.
Como tuve ocasión de adelantarte personalmente el pasado día 10 de septiembre en Madrid, quiero excusar mi asistencia por coherencia política, dado que, en mi opinión, el verdadero debate pendiente en esa Cámara es precisamente la propia naturaleza, función y composición del Senado como Cámara que reflejara fielmente la plurinacionalidad del Estado español, que es exactamente lo que hoy no hace.
Como sabes, esta posición es la misma que he venido manifestando en ocasiones anteriores y similar a la que han mantenido los lehendakaris que me han precedido en el cargo.
Por otro lado, no escapa a tu consideración que la verdadera resolución del contencioso político de relación entre Euskadi y España no pasa por un debate multilateral de estas características, sino por un proceso de negociación bilateral que afronte, con decisión y valentía, la búsqueda de un Acuerdo de Normalización Política y de  Convivencia, sobre la base de la aceptación de la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca.
Este es, precisamente, la vía política e institucional que propuso el Parlamento Vasco, de conformidad con el artículo 46 del Estatuto de Gernika al aprobar la Propuesta de un Nuevo Estatuto Político para Euskadi.
Una Propuesta de Estatuto Político aprobado por mayoría absoluta del Parlamento Vasco y rechazado sin más por el Congreso de los Diputados. ¿Es democrático un Estado español que no acepta, sin negociar, la voluntad democrática expresada por la mayoría absoluta del Parlamento Vasco?. ¿Piensa alguien que es esta una cuestión política resuelta?.
Este contraste de legitimidades es la muestra más palpable de la existencia de un conflicto político pendiente de resolver entre Euskadi y España. Este debe ser nuestro objetivo prioritario y para ello, estoy convencido que convendrás conmigo, que la Comisión General de Comunidades Autónomas del Senado no es el foro adecuado.
Reiterándote el agradecimiento por tu invitación y mi aprecio personal, recibe un cordial saludo.
Atentamente,
Juan José Ibarretxe Markuartu
El miércoles 9, cuando le tocó el turno a la senadora Inmaculada Loroño, se quejó, sobre todo, de lo que consideró un “trato desigual” por parte del Parlamento español a la reforma del Estatuto de Autonomía de Euzkadi frente a los de la Comunidad Valenciana y Cataluña.
El hecho de que el Congreso haya decidido no tramitar esa propuesta de reforma, por considerarla inconstitucional, supone “un desprecio” hacia la ciudadanía vasca denunció Loroño a Zapatero.
Después de contestar Zapatero, recordó que ese plan fue aprobado en el Parlamento vasco por una mayoría de apenas un 51% y no con el amplio consenso que se necesita para estas reformas. Nuestra portavoz en esta Comisión dijo, en euskera, que todavía no se ha cumplido el Estatuto de Gernika, a pesar de haber transcurrido más de 26 años. “¿Cómo se nos puede pedir después que cumplamos las reglas del juego si el propio gobierno no las cumple”, le preguntó a Zapatero en el hemiciclo.
Zapatero no estuvo nada simpático. Más bien agrio y desabrido, picado por la inasistencia del Lehendakari porque el argumento del 51% no hay por donde cogerlo, por qué ¿no fue también válido para analizar y justificar la baja participación electoral en el referéndum sobre la Constitución Europea con una abstención de casi el 70%?
LA ABSOLUCIÓN DE ATUTXA
En estos días de encierro, comidas incluidas, se producen hechos humanos de cierto interés.
Hubo dos comidas oficiales. El lunes con los presidentes autonómicos con regalo de gemelos de plata y la segunda con los presidentes de los parlamentos, con gemelos y prendedor.
En la primera comida me tocó entre el presidente de Andalucía, Manuel Chaves y el de Murcia, Valcarce. Uno del PSOE y el otro del PP. Chaves me contó su estancia en Bilbao como profesor de la Universidad de Sarriko los años 75 al 77, donde fue profesor de un joven que prometía, Juan José Ibarretxe. Me dijo que habían sido para él años fantásticos, vivía en Algorta en una casa de piedra y sus compañeros del PSE lo querían incluir en las listas del Congreso de relleno como gancho para los andaluces que vivían en Bizkaia. Guardaba un gran recuerdo de aquellos años. “Es que también era más joven”, le dije. “Pues también”. A nuestro lado un eufórico Rojo que la víspera había sido abuelo en Gasteiz, de un chaval al que su hija va a llamar Aitor. El abuelo quería llamarle Javier pero lógicamente se impuso la madre. Comentarios estos aderezados con noticias sobre la salud de Rodríguez Ibarra y las bromas hacia el senador de Unió, Jordi Casas, allí presente y es que la cena que los diputados y senadores del PP habían tenido en Barcelona el pasado viernes deparó muchas sorpresas. La primera fue la irrupción del senador de Unió Jordi Casas para cantar con los populares. Casas, que forma parte de un cuarteto de música habanera que ha grabado cuatro discos, se apostó con senadores del PP su presencia a los postres. Su objetivo también era dejar en evidencia a ERC tras la amenaza de los independentistas de boicotear la cumbre de los populares, algo que al final no pasó.
Jordi Casas cantó varias habaneras, entre ellas “La bella Lola”, y finalizó con el tema “El meu avi va anar a Cuba” (Mi abuelo se fue a Cuba). En ese momento llegó la segunda sorpresa: Piqué y Rajoy, junto a otros dirigentes catalanes del PP, se arrancaron para acompañar al senador de CiU. Esa habanera, que todos ellos cantaron en catalán, termina con una “Visca Catalunya”. ¿Se imagina a un senador del PNV haciendo lo mismo?
El martes el almuerzo oficial fue con los presidentes de los Parlamentos autonómicos. Me tocó entre el presidente de Aragón y la presidenta de Asturias. Esta me contó que la víspera, con su hija, había tratado de hacer un trabajo del colegio en el que entresacaban buenas noticias y no encontraron ni una. Tuvieron que poner la de un premio de la Once. Eso nos  dio pie a comentar que desgraciadamente en este país solo es noticia, la mala noticia. Y no era mala noticia que todos los presidentes hablaran bien de Juan María Atutxa, de las reuniones mantenidas por este lobby de presidentes, de cómo se llevan, de cómo hubo un boicot en su día a la reunión promovida con Atutxa en Euzkadi a la que solo acudieron los presidentes de Catalunya, Aragón y Baleares. “La explicación estuvo en que había elecciones al poco tiempo”, comentó la presidenta asturiana.
Y como todo el mundo hablaba bien de aquel Foro y de lo bien que se llevaban con Atutxa, salvo el presidente valenciano, le dije a Rojo que por qué no anunciaba la absolución y el sobreseimiento del caso Atutxa. Me miró, se rió, no dijo nada y a los cinco minutos, lo dijo. Parece mentira que una buena noticia personal y en el fondo parlamentaria no la festejáramos con el Freixenet que teníamos delante. Y es que lo vasco sigue quemando. Al salir tropecé con Mariano Rajoy. Había comido en la sala contigua con los suyos. Hablamos. Le encontré eufórico. El Estatut catalán le ha dado gasolina a su renqueante motor. Se les ve con moral y conectando con la España profunda, la de los atavismos inmovilistas. Inquietante, pero es así.
En resumen. Fue un debate con un Zapatero rebajando las aspiraciones catalanas ante un Maragall que asentía. Esperanza Aguirre llegó a decir: “Maragall ha venido al Senado de españolista y hasta yo le he aplaudido”. Nada que ver con lo que había dicho Maragall: “tres naciones seguras y alguna probable”.Fue un debate donde se pronunció eso del “gobierno de la nación” un millón de veces. Fue un debate que se cargó la cacareada reforma del Senado. Fue un debate donde se lapidaron los “inexistentes” derechos históricos. No existen. ¿Qué no tiene Baleares o Aragón que tenga el País Vasco?. Se interpelaban continuamente. Para ellos, la singularidad no existe. Sólo la española. “La singularidad solo esconde concesiones que no se van a otorgar a los demás y por ahí no pasamos”, se repetía machaconamente con lo que la llamada solución del tema vasco está más “claro” que nunca. Se ha creado un Frankenstein que ahora se lo come todo.
Al salir de aquel recinto pensé que la sesión había sido del más alto interés político por esclarecedora, pero nosotros en Euzkadi debemos estar en otra galaxia. Mucho de lo discutido no tenía nada que ver con la realidad que vivimos aunque todo estaba más ajustado a lo que se dice en la calle que en la COPE, el Mundo, La Razón o el ABC.
Definitivamente hay dos mundos. Y no veo, en un plazo breve de tiempo, la posibilidad de acercarlos.
Decía Castelao que una Confederación era un casamiento y que la constitución que ellos vivieron había sido un arbolito florecido al que le pusieron unas estacas para que no se torciera y ocurrió que el arbolito se secó y prendieron las estacas. Pues eso.

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