Diario de Noticias de Álava
¿No cree que la maraña de conceptos -normalización, pacificación, mesa extraparlamentaria; diálogo previo, resolutivo, discreto...- están confundiendo a la sociedad?
Sí, sin lugar a dudas. Y, sin embargo, deberíamos de ser capaces de trasladar a la sociedad un mensaje: con toda prudencia hay una oportunidad para lograr la paz. Estamos buscando cuál es el camino y los pasos que tenemos que dar para que esa situación se afiance. La clave es que a todos nos toca dar pasos.
¿Cuáles?
El principal, que ETA declare un cese indefinido de la violencia. El Gobierno español debería humanizar la política penitenciaria. Y los partidos buscar un escenario de acuerdo, lo que llamamos normalización, que afiance la convivencia.
¿Hay un reparto de papeles entre Zapatero e Ibarretxe? ¿Uno lidera el diálogo con ETA y el otro la normalización?
No hay que vincular necesariamente pacificación y normalización. No tenemos que alcanzar acuerdos políticos porque ETA desaparezca o porque ETA quiera. Pero dicho esto, hay un campo de diálogo, un foro o una mesa, en el que, cuando deje las armas, habrá que hablar con ETA sobre cese definitivo de la violencia, entrega de armas, presos... Ahí los interlocutores son el Estado, que tiene a los presos, y ETA, que tiene las armas. Todos los partidos podemos contribuir en afianzar la convivencia y la paz. El futuro político de este país no lo puede decidir el Gobierno español con ETA, por eso es importante que todas las sensibilidades participen en la mesa.
¿Para diseñar el nuevo marco político?
La normalización es un acuerdo de las diferentes visiones sobre el problema de fondo, el conflicto vasco, que en definitiva es el respeto a la voluntad de la sociedad vasca y cuál es la relación bilateral de Euskadi con el Estado. También es cómo articulamos la relación con Navarra o Iparralde. Hay que alcanzar un acuerdo amplio sobre cómo se aborda el respeto a la voluntad de la sociedad vasca. No es fácil, pero si lo conseguimos luego podremos hablar de marcos de autogobierno.
¿Se presentan con el Plan Ibarretxe a ese diálogo?
Nos presentamos con una voluntad de abordar y acordar el nuevo marco. Muchas de nuestras concepciones están en el proyecto de Nuevo Estatuto Político. Vamos a dialogar con respeto a nuestros principios, pero también con flexibilidad para que el acuerdo sea amplio y sea refrendado por la sociedad en una consulta. La negociación exige a todos un esfuerzo.
¿Hay un proceso de paz abierto?
Sobre esas cosas hay que decir lo mínimo necesario. Lo que sí hay son datos a subrayar. El primero es que desde junio de 2003 ETA no ha asesinado. A ETA se le ha hecho más difícil matar desde el atentado del 11-M. A esto se une una reflexión profunda por parte de la izquierda abertzale manifestada en Anoeta. También hay cada vez mayor exigencia de la sociedad vasca de que esto tiene que terminar. Esas condiciones, y un clima diferente en el Gobierno español, posibilitan un horizonte de esperanza, pero también de prudencia.
¿Hay "cocina" suficiente?
No creo que desvele ningún secreto si digo que estamos hablando con todos. Es nuestra obligación hacerlo. Otra cosa es que cuando nos sentemos a negociar no puede haber violencia ni extorsión. No se puede negociar bajo la tutela de la amenaza y existe un amplio consenso en torno a que eso es así.
Desde la ilegalización, cuando hay elecciones surge el debate sobre si participará o no Batasuna.
Tiene el respaldo de 150.000 votos y en democracia es importante que todos tengan cauce de expresión y de representación política. Sería un avance la anulación de la Ley de Partidos. Batasuna tiene que presentarse a las elecciones de 2007.
¿Cree posible que se anule la Ley de Partidos antes de que ETA pare?
No es fácil que eso suceda, pero los derechos no deben negociarse. La vida es un derecho que debe ser respetado, y el resto de derechos, también. El familiar de un preso no ha cometido ningún delito y sufre una condena por tener que desplazarse mil kilómetros. La Ley de Partidos es una vulneración de derechos políticos. La recuperación de esos derechos y dar un carpetazo al cuatrienio negro de Aznar sería un avance democrático.
El PSE dice que es difícil que voten unos Presupuestos con fondos para Udalbiltza o familias de presos.
Uno puede votar a favor de unos Presupuestos y no compartir todas las políticas del Gobierno. El PNV votará o no los Presupuestos de Zapatero si hay un compromiso de inversión en infraestructuras básicas y en el desarrollo tecnológico de Euskadi, y no comparte muchas de las líneas políticas del partido socialista.
¿Seguirán incluyendo esas partidas?
El Gobierno Vasco diseñará unos Presupuestos que respondan a las necesidades de los ciudadanos. Entrar a esas discusiones no favorece los escenarios de acuerdo.
Tanto el PNV como el PSOE hablan de un nuevo clima de entendimiento, ¿quedará reducido a las negociaciones presupuestarias?
Me gustaría que avanzase en lo fundamental. Los Presupuestos son muy importantes, pero más importante es que todos los partidos, incluido el socialista, seamos capaces de lograr el acuerdo de normalización política. Esa es la clave. Y ahí es donde quiero lograr acuerdos que incluyan al PSE-EE, a Batasuna, al tripartito o Aralar, y es una pena que el PP se autoexcluya.
¿Puede ocurrir todo lo contrario, que un fracaso en la negociación de las Cuentas dinamite los puentes?
No, hay que separar ambos temas. Es legítimo que dos partidos tengan una feroz dialéctica Gobierno-oposición y sin embargo sean capaces de alcanzar un suelo común en la convivencia y la normalización.
¿Podrán atraer a los socialistas a la mesa extraparlamentaria?
No se trata de atraer a nadie. No hay que pensar "esta mesa es mía y atraigo al rest". Entre todos debemos buscar el foro en el que estemos cómodos. Cuando desaparezca toda expresión de violencia se constituirá la mesa sin exclusiones.
¿Existe un horizonte para crear esa mesa, en definitiva para que ETA deje las armas?
No hay plazos, pero no es bueno que se prolongue demasiado. Todos sabemos que hay elecciones en mayo de 2007. Si llegásemos con todo abierto y la discusión descarnada a un escenario electoral. el acuerdo sería difícil. La legislatura en Madrid estaría acabando y sería importante que Batasuna se presentara a las elecciones en igualdad de condiciones que el resto. Sería bueno que para ese momento el proceso de normalización estuviese terminado. El año 2006 debe ser un año de discusión, de diálogo, de negociación y, a ser posible, de acuerdo. Sin pretender hacer un tótem del tiempo, tenemos un año y medio precioso ante nosotros.
¿Cómo lo afronta el PNV?
Avalaremos los acuerdos que logren ETA y el Gobierno español en materia de fin de la violencia, no queremos ser protagonistas ahí. Sin embargo, como partido al que la sociedad vasca ha dado el liderazgo de este país, nos mojaremos hasta las cachas en un proceso de diálogo político con el resto de formaciones.
¿Ha mejorado la relación con el PP con María San Gil?
El PP es la tercera fuerza política vasca y la segunda del Estado, debe participar en los foros y tener buena relación institucional. Me gustaría que el PP se alejase del discurso rehén de la época de Aznar.
¿Dónde enmarca la iniciativa de solicitar la comparecencia de la AVT y Covite en el Parlamento?
A las víctimas les debemos mucho respeto, porque son las que más han sufrido. No obstante, el respeto empieza por evitar su instrumentalización a través de colectivos como estos. El PP está instrumentalizando políticamente a las víctimas y es muy malo para el debate político. Esas actuaciones parlamentarias no ayudan a destensar el clima político.
Dice la oposición que el PNV es una "jaula de grillos" por las diferencias entre Imaz y Egibar.
Ya me gustaría que el resto de partidos tuviesen el grado de cohesión interna que tiene el PNV. ¡Lo que dicen Bono, Maragall y Patxi López! Podríamos hablar también de Llamazares y Madrazo. Cada partido tiene una pluralidad interna.
¿Pero cuál es la apuesta de su partido soberanía o cosoberanía?
Ese debate mediático es falso. Cuando uno opta en un momento por una acción política determinada no está renunciando a sus principios. El PNV nació para lograr la soberanía del pueblo vasco.
¿Entonces no renuncian a nada, tampoco a la independencia?
Hace dos años el PNV hizo una apuesta por el Nuevo Estatuto Político, que era una apuesta de cosoberanía. Eso no supone una renuncia, como tampoco lo fue la apuesta por el Estatuto de Gernika. Llevamos todo este tiempo liderando esta sociedad porque hemos sabido combinar nuestros principios con la capacidad de hacer un discurso político acorde con cada momento. Nuestros hijos decidirán su futuro.
Lo que pasa es que en Madrid no se admitirá nada que no entre en la Constitución.
Yo soy químico, no constitucionalista. No soy quién para decir si el acuerdo político que logremos va a exigir una modificación o una interpretación de la Constitución. Hay juristas que dicen que existen mecanismos que avalan un acuerdo que recoja los derechos históricos de este país. En cualquier caso, no creo en tabúes, si hay un acuerdo que no entra en la Constitución, habrá que reformarla.