1. Vigencia de los objetivos
Por encima de las coyunturas políticas, tanto a nivel estatal, como a nivel de Galiza, Euskadi y Catalunya, los partidos firmantes de la Declaración de Barcelona expresamos nuestro renovado compromiso de presente y de futuro con los principios y los objetivos de Galeuska. También manifestamos nuestra voluntad de incrementar los esfuerzos de pedagogía ante las fuerzas políticas de ámbito estatal y la voluntad de aproximación y colaboración con el resto de las fuerzas políticas nacionalistas, especialmente aquellas cuya implantación territorial coincide con la de los partidos de la Declaración de Barcelona.
Conceptos como el de ofrecer una nueva cultura política a la sociedad española basada en el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado, o como el de trabajar por una Europa articulada políticamente en base a una redistribución del poder entre los diferentes niveles e instancias territoriales, pueblos y culturas son propuestas que no sólo están vigentes sino que adquieren una mayor virtualidad en estos momentos.
Las conversaciones y la coordinación entre las fuerzas políticas, CiU, PNV y BNG, deben seguir por el camino emprendido y buscar la actualización permanente de las potencialidades de Galeusca.
2. Análisis de la situación política.
A nadie se le escapan las dificultades que hemos atravesado los partidos firmantes del Galeusca a lo largo del año 2000 y lo que va del 2001.
· El asedio y la descalificación de nuestras propuestas políticas, practicada con especial intensidad a partir de las Elecciones Generales que otorgaron la mayoría absoluta al PP, ha contado con el apoyo decidido de los grupos mediáticos y de opinión más poderosos, comenzando por los de titularidad pública estatal.
· El empeño de imponer un modelo político bipartidista en el Estado español, contrario al criterio constitucional que establece el pluralismo político y la diversidad como fundamento del régimen democrático. Este empeño violenta las realidades nacionales, culturales y lingüísticas del Estado.
· La situación específica de cada una de nuestras formaciones en el propio territorio resulta ejemplar a este respecto. El PNV padeció una situación de acoso sin precedentes, al igual que las instituciones lideradas por este partido en la Comunidad Autónoma Vasca. El BNG fue atacado con sinuosos mensajes sobre supuestas ambigüedades y relaciones inconvenientes, con el fin de aislarlo en la sociedad gallega.
· La actividad terrorista de ETA que desde la ruptura de la tregua sigue golpeando más dramáticamente si cabe a toda la sociedad y ha incidido muy negativamente en la actividad política.
· Se practicó en todo momento una evidente manipulación intentando identificar nacionalismo con terrorismo, con la utilización de este gravísimo y condenable fenómeno como arma para confundir a la opinión pública del Estado español e impedir el ascenso de las legítimas aspiraciones, pacífica y democráticamente expresadas, por las distintas naciones que integran el Estado español. En este sentido se ha rechazado la oferta de diálogo político contenida en la Declaración de Barcelona, intentando proyectar una imagen distorsionada de la misma como mascarón de proa de un supuesto frente, negándole su carácter de proclama en favor del reconocimiento de la plurinacionalidad, el pluriculturalismo y el plurilingüismo del Estado.
En este contexto, a pesar de las dificultades, se ha mantenido un clima de colaboración y apoyo recíprocos y actuaciones conjuntas.
Ejemplos a destacar son iniciativas parlamentarias (en defensa del pluralismo lingüístico y cultural, de la presencia de las CCAA, en órganos de la UE...), la actitud del Grupo Parlamentario Vasco y catalán apoyando, con dos de sus diputados la posibilidad de que el BNG tuviese grupo parlamentario propio en el Congreso, de acuerdo con los requisitos exigidos en el Reglamento, la constitución en el Parlamento Europeo del Intergrupo de Naciones sin Estado, o encuentros como el propiciado por nuestras Fundaciones (Sabino Arana, Galiza Sempre y Trìas Fargas) en el Ateneo de Madrid en torno a las lenguas y culturas minoritarias en el ámbito europeo y que contó con la intervención de intelectuales y especialistas de reconocido prestigio. La solidaridad entre los tres partidos fue una constante en todo momento, al igual que la comunicación fluida.
1) Perspectivas de futuro
En esta coyuntura que acabamos de analizar, la necesidad del Galeusca y su potencialidad resultan más evidentes que nunca, tanto para orientar la vida política en el Estado español a partir del pleno reconocimiento de las naciones que lo integran, como para establecer relaciones de diálogo y tolerancia propias de un Estado y una sociedad plurales.
Expresamos nuestra satisfacción por los resultados electorales del 13 de mayo en Euskadi, con el triunfo de la coalición PNV-EA. Apoyamos el empeño del nuevo Gobierno Vasco en la búsqueda de la paz y la profundización del autogobierno de Euskadi, conforme a la voluntad de los vascos, en la defensa del diálogo como solución de los conflictos, y en la lucha contra el terrorismo.
Abogamos por unos resultados favorables al BNG en las elecciones de octubre en Galiza, para materializar el cambio político deseado por amplios sectores del pueblo gallego, y para el avance en el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado. Compartimos los esfuerzos del nacionalismo catalán de CiU por seguir liderando el futuro de Cataluya con el objetivo de avanzar desde lo ya logrado.
Estas perspectivas tendrán gran incidencia en el cambio de una cultura política hoy hegemónica, consistente en el modelo bipartidista y en los continuos pactos PP-PSOE, se fraguaron con la firme voluntad de excluir de los mismos al resto de las fuerzas políticas, y muy especialmente a los firmantes de la Declaración de Barcelona.
Señalamos como objetivos a corto plazo para desarrollar la potencialidad del Galeuska:
I. Abrir un proceso de diálogo y relación con otras fuerzas del Estado nacionalistas y progresistas.
II. Promover un diálogo urgente con las fuerzas políticas estatales para incidir en el cambio de cultura política y en la ruptura de los pactos excluyentes.
III. Teniendo en cuenta las dificultades para los nacionalismos en el marco Institucional que se está dibujando en la UE, reforzar nuestra colaboración y la defensa de nuestras propuestas para que tengamos presencia en el Consejo de Ministros de la UE, para mantener la representación en el Parlamento Europeo, y para articular un marco competencial que no drene nuestra necesidad y capacidad de autogobierno.
IV. Continuar nuestra defensa y reclamación de que el Estado español asuma oficialmente su carácter plurilingüe y pluricultural, no sólo desde una lectura positiva de la Constitución sino también de las normativas europeas que deben ampara y proteger la diversidad cultural y lingüística en la UE.
V. Impulsar con acciones concretas las relaciones sociales, económicas y culturales entre las tres naciones, con intercambios no sólo institucionales y partidarios sino también de grupos o asociaciones culturales, artísticas, científicas, empresariales...