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2005
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Entrevista a Josu Jon Imaz en Deia

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Abril 24 | 2005 |
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Deia


«Nos toca liderar una situación clave en la que no caben exclusiones»

JOSEBA ARRUTI-DEIA

El panorama político vasco ha cambiado de forma significativa tras las elecciones. Josu Jon Imaz subraya que su partido «ha entendido el mensaje» de los electores y considera que a la coalición PNV-EA le corresponde liderar un proceso resolutivo sin exclusiones. 

LOS PARTIDOS políticos vascos siguen en plena digestión de los resultados electorales del pasado día 17. El presidente del Euzkadi Buru Ba-tzar del PNV, Josu Jon Imaz (Zumarraga, 1963), cree esencial la apertura de un proceso político que desemboque en la pacificación y en la normalización y que esté sustentado en PNV-EA, en el PSE-EE y en los interlocutores que fije la izquierda aber-tzale.

Usted se confiesa un enamorado del análisis de resultados electorales. ¿Qué ha deducido de los del domingo pasado?

Para empezar, ha quedado claro que cuando yo solicitaba que no nos fiáramos de las encuestas no se trataba de una pose. A partir de ahí, estos resultados indican que la coalición ha vuelto a ganar en la Comunidad Autónoma de Euskadi y en cada uno de los tres territorios. Esto último no es tan evidente como parece, ya que es la segunda vez que sucede en veinte años. Dicho esto, también es verdad que no hemos logrado el número de escaños que esperábamos.

Lo de 2001 aparece como un fenómeno excepcional...

Sí, fue algo inusual, extraordinario. Hubo un 80% de participación. Ahora las cosas han vuelto a su cauce habitual. Estos resultados, que se sitúan por encima de los de 1998, no han estado al nivel de los de 2001 porque ha habido 140.000 personas, muchas de ellas abstencionistas, que, en una situación límite, en la que se temía a Mayor Oreja, votaron a PNV-EA para frenarlo. Sin embargo, en el contexto actual, no han percibido, o no hemos sido capaces de transmitir, el mismo nivel de riesgo.

¿Se habían generado ciertas falsas expectativas?

Abiertamente sí. En cualquier caso, en la vida no existen ni techos ni suelos para un partido. Ni 460.000 votos es el suelo, ni 604.000 fue el techo. Depende. Los votos son siempre prestados, y los logrados el domingo lo son también. En función de cómo hagamos las cosas repetirán o no. Nos hemos hartado, si cabe la expresión, de alertar frente a las encuestas y se ve que llevábamos razón.

¿La exigencia de soluciones queda más en evidencia tras estos resultados?

La sociedad vasca empieza a demandar soluciones a la clase política, y lo hace cada vez con más fuerza. Se tiene la sensación de que estamos colocados en una noria y que las soluciones no llegan nunca a este país. Esto genera desapego y el que más lo sufre es la fuerza que lidera el país, en este caso PNV-EA. Resulta evidente que este factor ha actuado entre muchos de los 140.000 que nos han dejado de votar. Por eso, ha llegado el momento de empeñarnos, más si cabe, en la búsqueda de soluciones.

Hay quien opina que se ha pecado de exceso de soberanismo y quien achaca justamente a lo contrario la pérdida de votos.

Desde mi punto de vista, y a falta de análisis más profundos, más que en clave ideológica hay que leer en clave de distanciamiento lo que ha ocurrido. En mi opinión, no es que la sociedad vasca haya percibido que las propuestas van más allá o más acá, sino que la falta de visualización clara de un enemigo, como muchos vieron a Mayor Oreja hace cuatro años, de una situación de emergencia, ha resultado trascendental en esta ocasión. No es un caso aislado el del abstencionista que de manera habitual no votaba y que en 2001 optó por hacerlo. Esas personas han vuelto a la que era su situación normal.

¿Han hecho autocrítica?

Sí, pero es importante que el análisis y la autocrítica no nos lleven tampoco a obviar la realidad que es que, en este escenario tan complejo, la sociedad ha decidido que sean PNV y EA quienes lideren este proceso. En cualquier caso, hemos entendido el mensaje. Nos toca liderar una situación clave en la que no caben exclusiones.

¿Cree que el tono de la campaña de la coalición PNV-EA ha sido el idóneo?

Creo que, precisamente, la campaña ha pivotado en torno a lo que PNV y EA hemos entendido, conjuntamente, que era y es uno de los grandes valores de la coalición: la figura política del lehendakari. Si se analizan todos los estudios sociológicos, existe una coincidencia absoluta en el valor político de Juan José Ibarretxe.

¿Su figura queda tocada tras las elecciones?

No. El resultado global del voto se ha visto perjudicado por la vuelta a la abstención de una determinada parte del electorado, por el fenómeno al que antes hacía referencia. Pero Ibarretxe es el líder político más valorado en Euskadi y la persona en la que la sociedad ha confiado para liderar esta situación.

En tanto que presidente del EBB, ¿percibe que hay cierta tentación de pasarle la factura interna por los resultados?

Desde luego veo al PNV en una comunión de análisis respecto a lo que pasó en las elecciones del domingo. Yo no quiero ejecutivas a la búlgara, en las que todos pensemos lo mismo, El lunes tuvimos reunión del EBB y se expresaron catorce opiniones que dieron lugar a un debate muy enriquecedor. Pero, lo que es más importante, hubo una conjunción total sobre el camino que se debe seguir en adelante. Veo al PNV más unido que nunca en torno a la estrategia política que hemos seguido y en torno a la que estamos apuntando de cara a los próximos tiempos.

Ahora lo más inmediato es poner en marcha un Gobierno tripartito en franca minoría...

Las conversaciones con los partidos políticos no han comenzado todavía y hace falta ser cautos sobre la configuración definitiva de los escenarios. Si se elige esta fórmula, lo cual es razonable desde mi punto de vista, se producirá algo que es normal en las democracias occidentales, en las que los gobiernos en minoría son muy habituales. El nuevo tripartito tendrá mayor porcentaje de voto que el que tiene el PSOE en Madrid. Los partidos del Gobierno vasco tienen el 44% de los votos, mientras que Zapatero está en el 42%.

Y, ¿después qué?

A partir de ahí, se abren dos calendarios diferentes. Uno es el de la gobernabilidad y otro va a ser el que lleve a alcanzar acuerdos políticos entre el conjunto de las fuerzas políticas. La ciudadanía nos exige soluciones sobre la pacificación definitiva y sobre la normalización política. Los partidos tenemos que tener cintura para activar un diálogo intenso que no va a acabar en tres meses.

Rodríguez Zapatero gobierna en minoría pero ERC e IU son sus socios preferentes. ¿En quién se debe apoyar el tripartito?

Estoy convencido de que en este país, para tener una paz estable y duradera y para un entendimiento entre las instituciones vascas y las estatales, vamos a tener que llegar a acuerdos con dos mundos, el del PSE-EE y el de la izquierda abertzale, configurando tres vértices del mapa político. La gobernabilidad también deberá tener en cuenta esta realidad y el hecho de que dos de los lados se primen frente al otro no va a ayudar en la conformación de un espacio de complicidad. No debemos descartar nada, salvo que haya una voluntad del conjunto de las fuerzas políticas para bloquear la situación.

¿Le parece real ese peligro?

Las señales que estamos emitiendo como mínimo estos tres mundos reflejan la voluntad de avanzar en el horizonte de la normalización y de la pacificación. Los tres mundos somos conscientes de que este proceso va a exigir tiempo.

Quieren repartir juego en el Parlamento para generar complicidades útiles de cara a objetivos de mayor calado...

Exactamente. Ése es el camino que deseamos transitar, y escucharemos las opiniones de todos. Hay que trabajar con mucha humildad.

Se apunta a que este Gobierno no durará más de dos años.

Su vocación debe ser la de gobernar cuatro años. Sin ninguna duda.

¿Ya ha hablado con Zapatero tras las elecciones?

Sí, he tenido una conversación telefónica con él.

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