Intervención
18Diciembre
2004
18 |
Intervención

JOSU JON IMAZ
Conferencia Donibane Lohitzune 18.12.2004

Intervención
Diciembre 18 | 2004 |
Intervención

Josu Jon Imaz

Intervención


Me gustaría antes de nada agradecer al Biltzar de Donibane Lohitzune la oportunidad que me ha brindado de exponer mis ideas, mis reflexiones, desgraciadamente tal vez no mis respuestas, sobre el tema del que hablamos hoy: la situación política del conjunto del País Vasco, la propuesta de Nuevo Estatuto Político para la Comunidad Autónoma de Euskadi, las relaciones entre el País Vasco continental y peninsular y el futuro de una euroregión que tenga por marco una Europa que se construye día a día.


Por mi parte, voy a tratar de exponer la situación del País Vasco del Sur de cara a esta situación. No soy tal vez el más indicado para hablar de vuestra situación, que vosotros conocéis muchísimo mejor que yo, pero a pesar de todo voy a tratar de lanzar algunas ideas como presidente que soy del Partido Nacionalista Vasco, y finalmente me gustaría abordar las posibles sinergias o la cooperación necesaria para trabajar conjuntamente en algunos campos de cara a este desafío.

 

Antes de nada quiero también presentar mis excusas por mi francés, aunque espero ser capaz de hacerme entender.

 

Mi primera reflexión se dirige a la importancia del desarrollo político, cultural, económico y social de Iparralde en el proyecto del PNV a nivel global.

 

En una época en que la Unión Europea se abre a Estados que no tienen ni la superficie ni la población de Euskal Herria, cuando Europa se dispone a dotarse de una Constitución, la perspectiva nacional del PNV no puede sino inscribirse en una dimensión europea. Esta dimensión, a la vez nacional y europea, sitúa a Iparralde, es decir a los territorios de Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, en el corazón del proyecto del PNV.

 

Sin duda alguna, por encima de los discursos sobre las circunstancias y el peso demográfico y político de Hegoalde, el futuro de la construcción nacional pasa por el desarrollo de Iparralde en todos sus aspectos: institucionales, lingüísticos y culturales, económicos, territoriales, sociales y medioambientales...

 

Este desarrollo de Iparralde no puede ser "anecdótico" o paralelo a la evolución de Hegoalde. A pesar de las diferencias creadas por la pertenencia a dos Estados diferentes, el desarrollo debe ser complementario y compartido con el de la C.A de Euskadi así como con el de Navarra.

 

Iparralde es una realidad. En consecuencia, está pidiendo un análisis particular y una estrategia propia. Tal es nuestro objetivo como Partido. Antes de abordar el análisis de la situación de Iparralde trataré de exponer en unos cuantos minutos el desafío político mundial en el que vivimos.

 

Promover la nación vasca en este comienzo del siglo XXI nos obliga a analizar cuál es el modelo para construir aquí y hoy la nación vasca.

 

La realidad que nos ha sido dado vivir constituye un punto de inflexión en la historia. Entre los siglos XVI y XVIII los mercados ampliados y la uniformidad cultural y lingüística fijaron poco a poco el Estado-nación como estructura política. Hoy en día, las tecnologías de la información modifican de manera cualitativa las sociedades y sus redes de relaciones. Algunas de las características más significativas de la época actual tienen que ver con la extraordinaria capacidad de almacenar información, con la inmediatez de su transmisión de un lugar a otro de la superficie de la tierra, así como con la posibilidad ilimitada de acceso a la misma y de transmitirla después hacia cualquier persona y/o comunidad, independientemente de su dimensión. Y sería ingenuo pensar que esta sociedad de la información o del conocimiento como solemos denominarla va a conservar inmutables sus estructuras políticas y sus forma de organización.

Las consecuencias de la revolución tecnológica son palpables en la economía, en el fenómeno que se conoce como la globalización. Su manifestación más visible es la movilidad: movilidad de productos en el mundo entero, movilidad de servicios de todo género (financiero, tecnológico, jurídico, etc.), movilidad de capitales.

 

Los expertos mundiales en análisis prospectivo están de acuerdo en reconocer que la información está erosionando y de transformando el Estado-nación clásico en tanto que estructura política. Unos mercados más vastos exigen estructuras supraestatales, en la medida en que la regulación del mercado implica niveles de decisión en el plano medioambiental, social, fiscal e incluso monetario. Puede decirse que las estructuras rígidas - y los Estados-nación a la manera del siglo XIX lo son - llevan dentro de sí el anacronismo de ser demasiado grandes para abordar los problemas menores y demasiado pequeños para hacer frente a los problemas de mayor envergadura.

 

Precisamente, esto es lo que empuja fundamentalmente a la creación de espacios "regionalizados" en el mundo desarrollado, cuyos ejemplos son la Unión Europea, el Mercosur, el Tratado de Libre Comercio y el ASEAN. Los hay entre ellos, y este es el caso de la Unión Europea, que adoptan el carácter de un estructura política macroestatal, dotada de un mercado interior consolidado, de una moneda única, de niveles de implantación de un espacio policial y judicial. E incluso de una seguridad común en sus límites.

 

Paralelamente a este fenómeno, se presenta otro a nivel mundial. Se trata de aquel que podríamos llamar los nacionalismos de los pueblos sin Estado y que algunos autores llaman el renacimiento de los Estados-región. Su primera causa proviene en directamente del fenómeno de la globalización y del sentimiento conocido como "la necesidad de las raíces". En un mundo transnacional, abierto, de una dimensión medianamente alejada de la percepción de la individualidad humana, los seres humanos tienen necesidad de encontrar sus raíces en un entorno con el cual se identifiquen, sin el cual no se comprenden a sí mismos.

 

En una sociedad y una economía globalizadas, el gran tamaño ha dejado de ser una ventaja. Desde el momento en que el dinero y la información han pasado a ser transnacionales, las unidades pequeñas pueden ser económicamente viables.

 

Un interesante trabajo de análisis prospectivo publicado en 1992 , el informe del Club de Roma "La primera revolución global" analiza estas dos tendencias. La antigua, centralista y uniformadora y la más moderna, centrada en las identidades culturales y en los niveles nacionales de libre adhesión. Un informe que señala que: "El aparente conflicto resulta de la dificultad de reconciliarlos en el marco del sistema político existente, que se asienta de manera rígida sobre el modelo de Estado-nación. Lo que se necesita es una reformulación de los niveles apropiados de toma de decisiones a fin de aproximar lo más posible los lugares de decisión a aquellos que van a beneficiarse de, o a padecer, sus consecuencias.".

 

La construcción de la nación vasca sobre el fondo de la desaparición de las fronteras físicas, su inmersión en un gran mercado único dotado de reglamentos homogéneos, un espacio superior continental de defensa y seguridad, una moneda y unas políticas monetarias comunes a nivel europeo, exige nuevas definiciones y nuevos instrumentos. En este sentido, la propuesta del Lehendakari, la propuesta de Nuevo Estatuto para la Comunidad de Euskadi, aborda las cuestiones fundamentales: el reconocimiento jurídico y político de la nación vasca, la ciudadanía, las personas como sujetos de derechos, el respeto en relación con la decisión de la sociedad vasca, en ausencia de violencia y en libertad sobre su estatuto político, los mecanismos necesarios de autogobierno para el desarrollo y el bienestar de la sociedad vasca en este mundo en constante mutación.

 

El País Vasco peninsular está implicado en este momento en la obtención de un nuevo Estatuto Político. Es un debate importante porque el autogobierno es crucial para nosotros. Antes de nada, hay que subrayar la importancia que la creación de las instituciones vascas en Hegoalde y las herramientas de autogobierno tienen en la sociedad del País Vasco Sur. La capacidad propia de decisión, las posibilidades de dirigir los recursos a las necesidades, el formidable esfuerzo que se ha hecho durante los últimos quince años a nivel de infraestructuras, que quizás algunos de vosotros conocéis bien, la red de centros tecnológicos y universitarios que se ha creado partiendo casi de la nada, los programas de apoyo a la industria a todos los niveles, las medidas fiscales para atraer inversiones, todo esto, está también en el origen de la adaptación del tejido económico y social de Hegoalde a la nueva realidad europea.

 

Y la herramienta que ha permitido todo esto es el Estatuto de Gernika y lo que llamamos el Concierto Económico, que es el régimen fiscal soberano y particular que los cuatro territorios de la Comunidad Autónoma del País Vasco y Navarra han desarrollado. El Concierto nos permite recaudar todos los impuestos, sobre la renta, el capital, los beneficios de las empresas, el IVA y los impuestos especiales, y definir unos niveles impositivos adaptados a nuestra realidad económica y creadores de riqueza y de actividad en nuestro entorno económico y social.

 

El gobierno de Euskadi y las Diputaciones recaudan todos los impuestos, y después de la valoración de los servicios prestados por el Gobierno Central de España (política exterior, ejercito, etc.), pagan una cantidad anual llamada Cupo. Todo esto ha permitido a las administraciones de Euskadi generar alrededor de 10.000 millones de euros anuales.

 

Por desgracia, este estatuto de autonomía, que ha sido la columna vertebral del formidable desarrollo del autogobierno en el sur de Euskal Herria, ha sido diluido y recortado mediante tres instrumentos diferentes:

 

- Aunque parezca difícil de creer, una parte importante de las competencias definidas en el marco de poder de las instituciones vascas por un Estatuto aprobado hace veinticinco años no han sido jamás transferidas. Estoy hablando de la Seguridad Social, de las políticas de empleo o de la investigación científica y técnica.

 

- Incluso aunque la salud, la educación, la universidad o las demás competencias quedan en manos del gobierno vasco, existe una gran cantidad de leyes llamadas básicas (orgánicas) que han sido aprobadas por el Parlamento Español que tratan y regulan estos aspectos también para la Comunidad Autónoma Vasca. Así, las competencias han pasado a ser algunas veces más teóricas que reales.

 

- Finalmente, nuestro ingreso en la Unión Europea ha dado al gobierno central la posibilidad de asentarse en Bruselas y de decidir sobre aspectos políticos ligados a la agricultura, la pesca, la industria, la fiscalidad, o sobre otros campos sobre los que el Gobierno Vasco es el auténtico titular de la competencia sin darnos ninguna posibilidad de tener una presencia real en el seno de las instituciones europeas, como ya la tienen Flandes, Valonia, Baviera y otras.

 

El pacto, el acuerdo que se alcanzó hace veinticinco años, ha sido roto por Madrid. Esta situación nos obliga a presentar un pacto nuevo, un acuerdo mejor adaptado a la realidad en que vivimos.

 

Fundamentalmente, la propuesta del Lehendakari pretende abrir un proceso político cuyo objetivo principal apunta a la construcción de un nuevo proyecto de relación entre la Comunidad Autónoma de Euskadi y el Estado español, por un lado, y entre los diversos territorios vascos, por otro; un proyecto basado en la asociación libre y en la soberanía compartida.

 

En la redacción del proyecto en cuestión, y como punto de partida del Nuevo Estatuto Político, el proyecto del Lehendakari Ibarretxe se apoya en tres pilares fundamentales:

 

a) El reconocimiento de la identidad del pueblo vasco...

b) Que tiene derecho a decidir sobre su nivel de autogobierno...

c) A partir del respeto de las decisiones de los ciudadanos y ciudadanas de los diferentes niveles jurídicos y políticos en los que se articula actualmente.

 

En lo que respecta al contenido del Proyecto, el Lehendakari propone diez bases fundamentales:

 

1. El reconocimiento jurídico de nuestra identidad nacional y el derecho a decidir sobre nuestro propio futuro.

 

2. La libertad en las relaciones entre los Territorios de la Comunidad Autónoma vasca y la Comunidad foral de Navarra.

 

Una libertad que repose en el derecho reconocido a las ciudadanas y ciudadanos de los Territorios de la CAV (Araba, Bizkaia y Gipuzkoa), así como a los de la Comunidad foral de Navarra, de establecer las relaciones políticas y las relaciones internas que juzguen más apropiadas para su desarrollo y su bienestar político, social, económico y cultural sin más limitación que su propia voluntad.

 

3. La facultad de establecer relaciones con Iparralde.

 

 Nuestra propuesta es profundizar en el marco de relaciones entre los Territorios vascos situados a una parte y otra de los Pirineos para estrechar los lazos históricos, sociales y culturales especiales que existen con los Territorios de Iparralde, situados en el Estado francés. Para hacer esto, proponemos la interpretación más amplia y menos restringida de la reglamentación comunitaria y de los tratados que hacen posible la cooperación transfronteriza entre territorios pertenecientes a los diferentes Estados de la Unión Europea.

 

4. La creación de un poder judicial vasco autónomo.

 

5. Garantizar la institucionalización política de Euskadi.

 

Lo cual implica una autonomía plena y completa en la definición de las propias instituciones de autogobierno político. Esto afecta al carácter exclusivo de la propia organización, la seguridad pública, la administración foral y local así como del derecho privado a nivel de vecindad, de la familia, de las relaciones patrimoniales, de la empresa y la sociedad civil.

 

6. Preservar nuestra identidad cultural

 

Poner en acción un política pública autónoma que permita preservar los signos de identidad cultural dentro del conjunto del sistema de formación y de transmisión del conocimiento. Lo cual implica la competencia exclusiva a nivel de cultura, lengua y educación.

 

7. Desarrollar un nivel socioprofesional, económico y de protección social propio

 

A estos efectos, se contempla la gestión autónoma de una política económica propia, del sistema tributario y fiscal y sistemas de relaciones industriales, así como de previsión, de acción social y de seguridad social, mediante la puesta en práctica de mecanismos de solidaridad y de cooperación necesarios con el Estado y con Europa.

 

8. Garantizar la gestión de nuestros recursos naturales y de nuestras infraestructuras.

 

Esta disposición supone la exclusividad de las acciones públicas para el desarrollo sostenible en materia medioambiental, sobre el régimen territorial, la responsabilidad integral sobre los recursos naturales y sobre todas las infraestructuras de comunicaciones.

 

9. El establecimiento de un sistema bilateral de garantías con el Estado que impida la modificación unilateral del Pacto suscrito

 

Hablándose de un Pacto y de un modelo de cosoberanía libre y voluntariamente compartida, puede establecerse un régimen de garantías mutuas que impida la interpretación restrictiva, la modificación o la interpretación unilateral del pacto suscrito.

 

10. La facultad de disponer de una voz propia en Europa y en el mundo.

 

Reivindicamos una presencia directa en el seno de las instituciones europeas para defender nuestras competencias exclusivas y en representación de nuestra identidad propia. No proponemos nada que no esté previsto en el Tratado de la Unión Europea, sino la confirmación de la presencia y del papel protagonista de numerosas regiones y naciones, a las cuales se les dé, incluso, el derecho a presidir los Consejos.

 

El Consejo del gobierno vasco aprobó el proyecto de estatuto político de Euskadi, en sesión extraordinaria que se celebró el 25 de octubre de 2003, y fue remitido al Parlamento vasco para que siguiera su curso administrativo normal, con el fin de abrir, en un segundo período, después de su aprobación, los procedimientos de negociación y de acuerdo con el Estado. El 30 de diciembre próximo, el texto será votado en el Parlamento de Vitoria. Si no se obtuviera la mayoría absoluta de 38 votos a causa de la oposición del Partido Popular, de Batasuna y del Partido Socialista, solicitaremos a la sociedad, en las próximas elecciones del mes de mayo, una mayoría suficiente.

 

Pero volvamos a Iparralde. ¿Cuál es en mi opinión sobre la situación de la Euskadi continental? Antes de nada, yo siempre he manifestado, y ahora lo proclamo de nuevo, un compromiso especial y personal hacia Iparralde que espero demostrar en estos cuatro años. La historia, la realidad social y cultural, el contexto político de Iparralde y de Hegoalde son bien diferentes. Esto hay que aceptarlo, asumirlo y tenerlo en cuenta para definir las acciones políticas a realizar. El PNV, para el cual Iparralde constituye una de las prioridades importantes, se atiene a determinados principios básicos a la hora de definir su política:

 

         - Antes de nada, la autonomía del Ipar Buru Batzar respecto del Partido Nacionalista Vasco, ya que sois vosotros quienes mejor conocéis evidentemente el estado de las cosas y como consecuencia las decisiones a adoptar.

 

         - En segundo lugar, el respeto al marco legal y las posibilidades presentes y futuras existentes en la Unión Europea.

 

         - En tercer lugar, nuestra lealtad absoluta a la autoridades e instituciones existentes en Iparralde.

 

         - y por último, el respeto de la voluntad democráticamente expresada de los ciudadanos de Iparralde, ya que consideramos que en el siglo XXI debemos buscar, todavía y siempre, el entendimiento y la cooperación, y no la imposición venga de donde venga.

 

La sociedad de Iparralde sigue marcada por ritmos políticos que le son propios y sufre más que nunca por el hecho de no tener existencia como tal, dentro del espacio administrativo francés. No obstante, hay en marcha profundas evoluciones sociales (defensa del euskara, desarrollo local, "toma de conciencia" de los electos .... ). El movimiento abertzale, en su diversidad, es el motor, el instigador e incluso el catalizador de estas evoluciones. La dificultad en la mayoría de los casos proviene de la lentitud con la que evolucionan las mentalidades y de la fuerte inercia de los poderes públicos, sean parisinos o locales. El inmovilismo local continúa imponiéndose. Incluso existiendo una sociedad civil muy activa y a menudo innovadora. Pero en estos últimos años se ha abierto una brecha en este inmovilismo, y esto al menos por tres razones en mi opinión: la constante pujanza del voto y de la influencia abertzale, a pesar de su fragmentación, la "plataforma BATERA" y la movilización en favor de un departamento vasco y la reforma de la Constitución francesa y el acta II de la descentralización.

 

Batera ha sido importante. Una mayoría de la población, muchos alcaldes y electos municipales, consejeros generales así como una buena parte de los agentes socioeconómicos están a favor de la creación de una institución para Iparralde. de Iparralde y del Béarn. Aunque Batera no ha hecho ceder al poder central parisino, por lo menos el movimiento a favor del departamento vasco ha logrado estructurar el discurso político en Iparralde.

 

Cada candidato, cada electo, cada líder de opinión se ve desde ahora obligado a posicionarse sobre la cuestión del departamento del País Vasco.

 

Por otro lado, consciente de las parálisis que bloquean a la sociedad francesa, en general, y del prejuicio causado por la hipercentralización del Estado, el gobierno Raffarin decidió, en octubre de 2002, abrir una nueva etapa en la descentralización de la República, en nombre de la "gobernanza" (democracia participativa a nivel local), de la proximidad y de la eficacia administrativa.

 

No nos equivoquemos. Aunque en el contexto de Francia se trata de una "minirevolución", cuyos efectos no serán visibles más que a largo plazo, y podemos esperar que permita romper el molde de la "uniformidad jacobina", no nos hagamos ilusiones. El sistema institucional francés sigue siendo muy jerarquizado y el control del poder parisino más fuerte que nunca. Toda nueva iniciativa está estrictamente encasillada y depende de las relaciones de fuerzas. Así que habrá que cambiar esta relación de fuerzas, porque a pesar de la movilización de BATERA en torno al proyecto de departamento del País Vasco, a pesar de los esfuerzos de AB y de EAJ-PNV, EA y Elgar Ensamble para proponer modelos institucionales originales y compatibles con la descentralización, el gobierno francés continúa haciendo oídos sordos a nuestras reivindicaciones. Es una situación grave en la medida en que puede hacer que una parte de la juventud y del movimiento abertzale bascule hacia la radicalización.

 

El futuro deberá construirse sobre tres convicciones:

 

         - ninguna propuesta seria puede prosperar si no cuenta con el compromiso de los abertzales.

         - ninguna propuesta seria puede ser creíble si no cuenta con el apoyo del establishment local y con la adhesión de los medios socioeconómicos.

         - ninguna propuesta seria podrá llegar a buen puerto si no se inscribe dentro de una reforma profunda de la República y del Estado.

 

Y en mi opinión, con estas convicciones debemos trabajar en aras de una institucionalización de Iparralde que responda a una exigencia elemental de autonomía. Sobre estas bases, debemos comprometernos con determinación y entusiasmo en la promoción de las grandes líneas siguientes:

         - Ante todo, la supervivencia del euskara.

         - En segundo lugar, la cooperación transfronteriza, lo que significa una verdadera cooperación entre Iparralde y Hegoalde. Entre nuestras sociedades. Porque tenemos necesidad de conocernos, de encontrarnos, con vistas a construir juntos una verdadera euroregión vasca.

         - Por último, la implantación de una institución política que abarque los territorios de Iparralde para responder mejor a las necesidades de los ciudadanos.

 

Iparralde necesita un reconocimiento institucional, con competencias reales, incluso las relativas a cuestiones reglamentarias y legislativas, con una capacidad presupuestaria verdadera y con derecho a desarrollar sus relaciones con Hegoalde dentro del marco europeo. Estamos persuadidos de ello.

 

He hablado mucho del marco europeo. Una última reflexión sobre este tema. La eliminación de las barreras físicas entre Estados, la desaparición de las barreras aduaneras, la pérdida de competencias de los Estados en el marco de la Unión Europea, la promoción de programas de cooperación transfronteriza, la promoción interregional, todo ello promulgado en Bruselas abren nuevas oportunidades, insospechadas hasta hace poco tiempo, que ofrecen nuevas fórmulas de cooperación entre los Territorios vascos de una parte y otra del Bidasoa. En este sentido, hechos como la implantación del euro, moneda única en Iparralde y en Hegoalde, facilitan las relaciones de los socios económicos y sociales de una parte y otra del Bidasoa.

 

En un momento en el que Europa se dispone a adoptar su primera Constitución, a pesar de las inercias y los obstáculos puestos por dirigentes de cortas miras, nuestra obligación en tanto que abertzales es la de evocar a aquellos que dieron un paso en esta dirección hace cinco décadas. Conmemoramos el centenario del Lehendakari Aguirre. Y somos herederos de Aguirre, Landaburu, Irujo y todos aquellos que situaron la cuestión de la construcción de la nación vasca en el horizonte de una Europa sin fronteras. Quiero rendir homenaje a la visión de estos hombres.

 

Si analizamos la vida de los padres del proyecto europeo, como en el caso de los Schuman, De Gasperi o Adenauer, hay una cosa que los tres tienen en común: vivieron en sus carnes el absurdo de las fronteras. Schuman, entonces en el gobierno francés, fue el padre de la idea que fue el origen de la Unión Europea; alto comisario a cargo del carbón y del acero. Su padre era de la Lorena del tiempo en que la región pertenecía a Francia. Sin embargo Schuman nació alemán después de 1976 y la guerra franco prusiana. Años más tarde, en 1918, pasó a ser francés y, en 1940, volvió a ser alemán, aunque, apenas cuatro años más tarde, en 1944, fue otra vez francés. En realidad, nunca dejó de ser de Lorena, independientemente del hecho de que las guerras le hicieron cambiar varias veces de Estado.

 

De Gasperi, el otro padre de Europa, fue Presidente italiano. En el Parlamento austríaco de Viena, se puede ver aún un escaño en el que se conserva una placa. Esta placa recuerda que De Gasperi la ocupaba cuando fue diputado. Era en efecto originario del Trentino, una región que, con el sur del Tirol austríaco, paso a ser italiana en 1918.

 

Igualmente, el canciller alemán Adenauer era originario de Renania. Una zona que pasó por el proceso de desmilitarización internacional después de 1918. Todos eran hombres de frontera. Igual que el Lehendakari José Antonio Aguirre que, en su condición de vasco, era originario de un país dividido por una frontera. Una parte en el Estado español. La otra en el Estado francés. Solamente separadas por la cicatriz de la historia que hizo extranjeros a nuestros hermanos al otro lado del Bidasoa.

 

He aquí por qué creemos en Europa. En una Europa sin fronteras. No queremos más fronteras. Las hemos padecido demasiado como para depositar nuestro destino en ellas y en los Estados-nación. Deseamos ver desaparecer las que existen. Y esto porque creemos en un espacio común que respete a todas las naciones, los pueblos, las culturas y las lenguas que existen en su seno. La Europa que se construye nos va a ofrecer nuevas vías y nuestro proyecto de País Vasco entrará de lleno dentro de las posibilidades y los escenarios que el nuevo marco europeo nos va a abrir.

 

Creemos en una Europa en la que Euskadi será respetada y aportaremos nuestro grano de arena a ese patrimonio común. Conectados y abiertos a los demás, explotando las ventajas que la paradiplomacia ofrece hoy en día a una nacionalidad tal como la nuestra. Es la razón por la cual seremos siempre favorables a todos los pasos, por pequeños que sean, que se den en esta dirección. Es positivo que Europa tenga su moneda única y que podamos comprar en euros tanto en Finlandia como en Alemania. Igual en Iparralde que en Hegoalde. Es positivo que avancemos en el seno de una política exterior europea común - como debería ser el caso en la crisis de Irak - al igual que es positivo que poseamos un espacio judicial y de seguridad europeo.

 

Por esta razón, estamos por el proyecto europeo de constitución común. Es verdad que este último no es completamente nuestro proyecto. Que habríamos apuntado a un proyecto más avanzado que hubiera reconocido un lugar más importante a las nacionalidades y a los pueblos. Pero es el que es posible en este momento. Y de Aguirre y Arzalluz hemos aprendido que es siempre interesante aceptar los pasos que van en la buena dirección, incluso si no van tan lejos como nosotros quisiéramos. Tenemos la necesidad de tener el corazón caliente, la cabeza fría y los pies en la tierra. En Europa también. Por eso somos favorables al Tratado Constitucional Europeo.

 

El proyecto europeo, y que Euskadi sea parte integrante de ese proyecto, es una de nuestras grandes aspiraciones. Esta es la razón por la que creemos en un espacio común que respete todas las naciones, países, culturas y lenguas que existen en su seno. Una Europa en la cual Euskal Herria será respetada y a la cual aportaremos lo que es nuestro y propio a ese patrimonio común.

 

Esta Europa que nació como una unión de Estados, creó tímidamente su propio espacio monetario, su mercado interior, su política fiscal, su seguridad común, su espacio judicial, sus relaciones exteriores, Aunque lento, tal proceso será imparable. Tiene un efecto directo sobre la transformación de una Europa de los Estados que la hará de ella una realidad diferente en la cual el componente europeo verá la luz con un perfil político marcado. De hecho, diferentes realidades presentes al día de hoy apuntan en esta dirección.

 

Como cualquier desafío, el proyecto europeo obliga también a una reformulación de los niveles de decisión y del marco de relaciones que mantengamos con nuestro entorno. Se abren nuevas perspectivas, tal vez complejas, pero no menos interesantes para este horizonte de construcción de una nación vasca en el siglo XXI. Siendo parte de una Europa que busca la paz, la libertad y el bienestar de todos sus ciudadanos y ciudadanas. Una nación cívica y solidaria que quiere aportar y contribuir a la construcción de una Europa que se enriquece de la diversidad de naciones y patrias existentes en su seno. Donde la nación no divida, sino que cree un lazo entre las personas.

 Izan ontsa eta anitz esker. 

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