Intervención
22Junio
2016
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Intervención

Mikel Legarda. Acto Autogobierno. Vitoria-Gasteiz

Intervención
Junio 22 | 2016 |
Intervención

Quienes vivimos en Euskadi debemos tener muy claro que el 26 de junio nuestro voto no servirá para decidir quién será el inquilino de la Moncloa. 

Decidiremos quién representará a Araba, a Euskadi, en Madrid. Decidiremos quién defiende la Agenda Vasca. La agenda del Autogobierno. Y para ello necesitamos un grupo parlamentario fuerte.

En su centenaria vida, el Partido Nacionalista Vasco ha sido la voz vasca en Madrid o allá donde se encuentre. Porque nuestra frontera está allá donde se hallan los intereses de Euskadi, de los alaveses/as y de la ciudadanía de Vitoria-Gasteiz. Hasta el día de hoy el PNV ha conseguido muchos avances y muchos recursos para nuestro País. Lo ha hecho negociando transferencias, atrayendo inversiones y defendiendo nuestra singularidad y nuestros derechos. Hemos tenido que superar muchos obstáculos para sacar adelante nuestro autogobierno. El más reciente, el gobierno de Rajoy. Ha sido el gobierno de los recortes, de la recesión y de la recentralización durante los cuatro años de gobierno en ejercicio y durante los 7 meses que lleva el gobierno en funciones.  Han utilizado y utilizan la crisis como coartada para olvidarse, intencionadamente, del valor fundamental de una democracia liberal occidental del siglo XXI: la pluralidad, el reconocimiento de sensibilidades diferentes y el diálogo.

El gobierno de Rajoy no quiere que se nos olvide que es el gobierno de la amnistía fiscal, de la subida exagerada de las tasas judiciales, de la restauración de la cadena perpetua y de la imposición de la ley mordaza…de los ataques a la sociedad vasca. Ha sido el gobierno del rodillo inexorable de la reforma educativa unilateral que no mejora la calidad de la educación y atenta contra el modelo consolidado y consensuado que tenemos en Euskadi. El de Rajoy ha sido el gobierno de la marcha atrás para competencias ya consolidadas a golpe de recurso. Un gobierno que ha intentado impedir la renovación generacional de la Ertzaintza, que suprime nuestro modelo de becas más extensas y equitativas que las del Estado, de un gobierno que nunca ha dialogado con Euskadi, que suspende nuestra Ley de Vivienda y la del Fracking. Nuestro autogobierno ha cubierto un ciclo. Es innegable. Nuestro Estatuto tiene ya 37 años. Ha sido un hito. Pero en este tiempo también han cambiado nuestra sociedad y las cosas que nos rodean. Europa también. Para qué hablar de la globalización. Por eso, necesitamos un nuevo traje que nos permita afrontar una nueva etapa como Pueblo Vasco, como Nación política, como Nación Foral.

Ahora se abre un tiempo incierto. Corremos un importante riesgo de que se siga utilizando la crisis económica como coartada. Quiero recordar la carta de Rajoy a Bruselas anunciado nuevos recortes para el futuro. Y eso sabemos que significa: recentralizar el poder y hacer tabla rasa con Euskadi y su singularidad. El debate en torno a la devolución de las competencias al Estado está encima de la mesa. Y lo avala, lo nutre un espectro político que va desde el PP a Ciudadanos, pasando por el PSOE y Podemos. El PNV se opone frontalmente a que esa tentación recentralizadora afecte a Euskadi. En su día no aceptamos “el café para todos” que pretendía diluir nuestra personalidad y singularidad como Pueblo. Ahora tampoco lo vamos a hacer. Para el PNV el autogobierno vasco es la expresión a lo largo de la historia de una comunidad política con personalidad propia: el Pueblo Vasco o Euskal Herria. Y el Estatuto de Gernika es la expresión de la nacionalidad del Pueblo Vasco para acceder a su autogobierno. (art.1.EAPV y Disposición Adicional) Es nuestra norma institucional básica. Es nuestra Constitución Interna que pactamos primero internamente y luego con el Estado. Lo consideramos una garantía. Sin embargo, el Estatuto de Gernika es un Estatuto incumplido  con 35 transferencias pendientes de transferir. Es también un Estatuto devaluado por la legislación básica del Estado que impide a Euskadi tener políticas propias. Devaluado por la utilización que en Madrid han hecho de la integración en la UE para recuperar competencias que no tenían. Nuestro pacto estatutario está en crisis. Las palabras en 2001 del ministro posada del gobierno de Madrid lo dice a las claras: “Cumplir el Estatuto vasco es incompatible con la Constitución”. Tenemos un Estatuto incumplido de una parte, devaluado en otra y negado en sus potencialidades políticas e identitarias.

La actualización de nuestro autogobierno, el Nuevo Estatus, ha de servir para adecuarlo a los nuevos retos que la sociedad vasca y Euskadi tienen en el siglo XXI. La actualización de nuestro autogobierno, el Nuevo Estatus, ha de concretarse en el reconocimiento de Euskadi como Nación con vocación de autogobierno y decisión, unas relaciones basadas en el reconocimiento mutuo y en el pacto, el reconocimiento de competencias e instituciones singulares, una capacidad plena de actuación exterior en el ámbito de nuestras competencias e intereses, singularmente con el resto de realidades vascas; un sistema de garantías que impidan violaciones e incumplimientos unilaterales, no como hasta ahora que el árbitro no es imparcial; un sistema bilateral de relaciones que asegure la coexistencia, la coordinación, el libre acuerdo, el mutuo acuerdo y que evite las modificaciones unilaterales de los acuerdos alcanzados y si se producen Pase Foral se acata pero no se cumple hasta que un órgano arbitral de proposición paritaria resuelva el litigio.

Corre viento. No sabemos en qué sentido pero corre. El PNV no huirá del escenario, estará allí. Y lo hará con dos premisas: el reconocimiento nacional de Euskadi y la relación con el Estado de tú a tú. Estamos ante una legislatura incierta. El 26 de junio es una fecha clave para la gobernabilidad. La estabilidad, nuestra estabilidad, y el autogobierno están en juego. Nuestro desarrollo económico  y bienestar están en juego.

La opción del PNV es la estabilidad y un nuevo autogobierno para Euskadi. El instrumento la pluralidad y un nuevo estatus político. Y el método el diálogo y el pacto. Por ello votar al PNV, es votar confianza. Votar al PNV, es votar compromiso. Votar al PNV, es votar desarrollo económico y bienestar. Votar al PNV, es votar por la pluralidad y un nuevo estatus político. Votar al PNV, es votar por el diálogo, el entendimiento y el pacto.

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