Eskerrik asko Txaro, Itxaro, Francis, Gaxuxa eta Jean
Lo decía muy bien Txaro Goikolea, nuestra presidenta. El PNB constituye un proyecto vasco, abertzale, demócrata, centrista y europeo. Un proyecto con una misma mirada a un lado y otro del Bidasoa. La misma. Un proyecto ambicioso, pues no renunciamos al objetivo de la Eurorregión Vasca. Somos también un partido modesto, sí. Modesto pero, sobre todo, coherente. Hoy no diré aquí, en Baiona, nada distinto a lo que digo en Gasteiz, o en Donostia, o en Iruña. No tenemos que pedir permiso a nadie antes de hablar. No tenemos que consultar a París o a Madrid antes de tomar decisiones. Somos el PNB, el PNV. Un mismo partido para un mismo país.
Hace diez días, en Bilbao, anuncié con orgullo nuestra participación modesta en las cantonales francesas de marzo. Presentamos candidatas y candidatos en cuatro de los 12 cantones que se integran en Iprralde. A algunos les puede parecer poco en cantidad; a nosotros nos parece muchísimo en calidad. No es una frase gratuita. Permitidme una confianza.
Me gustaría compartir con vosotros uno de los momentos más mágicos desde que soy presidente del EBB. El PNV de Hegoalde siempre ha mirado al Norte. Siempre. Creo que nuestro compromiso con Iparralde es incuestionable. Pero esto que os quiero contar ocurrió el pasado 25 de mayo. Era noche electoral. Elecciones europeas. Obtuvimos un muy buen resultado en los tres territorios de la CAV, pero la suma de los cuatro territorios de Hegoalde nos colocaba en segunda posición. De pronto, alguien alzó la voz, creo que fue Aitor Olaizola: “Ojo, nos van a llegar un montón de votos desde Iparralde”, nos dijo. ¿Cuántos? “Más de 7.000”. ¿7.000? A algunos les pueden parecer pocos, a mí me parecieron entonces, y me parecen hoy, muchísimos. En cantidad y en calidad. Aquella noche, aquellos 7.210 votos recabados al norte del Bidasoa nos permitieron ser la primera fuerza en el conjunto de los siete territorios vascos. Y lo celebramos por todo lo alto. Eskerrik asko bihotzez! No vamos a defraudar a ninguno de nuestros votantes. Izaskun Bilbao, como ya hiciera en la anterior legislatura, sigue defendiendo los intereses de Iparralde en Bruselas y en Estrasburgo.
Estas no son unas elecciones más. Por vez primera, serán 12 y no 21 los cantones en que ha quedado distribuida Iparralde. Es otro efecto más de la errónea y artificial reforma del modelo territorial impulsada por el Gobierno del presidente Hollande. La incertidumbre que citaba Txaro es por mí compartida. El mismo futuro de los departamentos es incierto. Y sus competencias, más aún. La abstención es una amenaza más que palpable. En democracia, lo lógico es votar. Y debemos combatir la abstención, y nosotros más que nadie. Para los abertzales es hoy una necesidad demostrar que este país quiere autogobernarse y que necesita instituciones propias.
Se cumplen ya casi 20 años desde que, en 1997, concurrimos por primera vez a unas elecciones en el Estado francés bajo nuestra sigla. Como entonces, reivindicamos y aspiramos a un verdadero poder local, bien sea a través de una colectividad territorial específica, bien sea participando en la construcción de una comunidad de aglomeración única para las comunas de Iparralde. No renunciamos a la constitución de una Eurorregión vasca. Para conseguirlo, seguiremos trabajando por una cooperación transfronteriza real y efectiva. Esa colaboración afecta a todos los ámbitos de la actividad humana: es una colaboración económica, es una colaboración social, es una colaboración afectiva, es una colaboración cultural, que tiene en el euskera su cordón umbilical. Los de Hegoalde debemos y queremos mirar más al Norte, y creemos también que Iparralde va a encontrar un futuro mejor y con más desarrollo si mira más al Sur; si entre ambos borramos esta frontera aritifical que tantos años nos ha dividido y alejado. No hay más que echar un vistazo: al Norte, kilómetros y kilómetros de desierto verde; al sur, 2,5 millones de vascos con los brazos abiertos.
El PNB afronta esta nueva cita electoral como una nueva oportunidad de generar ese efecto de levadura social que mencioné aquí mismo, en Baiona, hace algo más de un año, con motivo de las elecciones municipales. Creo sinceramente que Iparralde ha empezado a despertar. Pero aún debe afianzar su alma euskaltzale, recuperar sus señas de identidad comprometiéndose con una educación pública en la que nuestro idioma, el euskera, sea reconocido. Y debe buscar y aprovechar la oportunidad de tejer una alianza social que haga insoslayable una nueva arquitectura administrativa que respete nuestra singularidad.
PNB tiene un ámbito limitado en Iparralde. Es una presencia modesta, pero con una propuesta ambiciosa. Nuestro compromiso con este país es firme y de larga duración. Que nadie lo dude.