El reto pendiente del desarrollo sostenible
11Octubre
2013
11 |
Artículos de opinión

El reto pendiente del desarrollo sostenible

El reto pendiente del desarrollo sostenible
Octubre 11 | 2013 |
Artículos de opinión

La Cumbre de Río 2012 sobre Desarrollo Sostenible coincidió con el transcurso de 20 años desde la Cumbre de Río de Janeiro de 1992. Dos décadas parecen tiempo más que suficiente como para hacer un balance de situación sobre el paradigma del Desarrollo Sostenible en el contexto global y, en alguna medida, a la luz del documento final aprobado en la misma denominado “El futuro que queremos”, Resolución dela Asamblea Generalde la ONU 66/288. Dentro del mismo hay dos apartados que merecen ser destacados por las dificultades para aplicar en la práctica lo que se mantiene en el terreno de la retórica política internacional asumida porla propia ONU.

Apartado 8 del Documento Final de la Cumbre de Río 2012: “Reafirmamos también la importancia de la libertad, la paz y la seguridad, el respeto de todos los derechos humanos, entre ellos el derecho al desarrollo y el derecho a un nivel de vida adecuado, incluido el derecho a la alimentación, el Estado de Derecho, la igualdad entre los géneros, el empoderamiento de las mujeres y el compromiso general de lograr sociedades justas y democráticas para el desarrollo”.

 

Apartado 27 del citado Documento: “Reiteramos nuestro compromiso, expresado en el Plan de Aplicación de las Decisiones de Johannesburgo, el Documento Final de la Cumbre Mundial 2005 y el documento final de la Reunión Plenaria de Alto Nivel de la Asamblea General sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio de 2010, de adoptar nuevas medidas eficaces, de conformidad con el derecho internacional, a fin de eliminar los obstáculos a la plena realización del derecho a la libre determinación de los pueblos que viven bajo ocupación colonial o extranjera, ya que siguen afectando negativamente a su desarrollo económico y social, así como a su medio ambiente, y son incompatibles con la dignidad y el valor de la persona humana, por lo que deben combatirse y eliminarse”.

 

Pese a la claridad de los textos anteriores, el balance que cabe hacer sobre la sostenibilidad en su conjunto es ciertamente pobre. Se vienen observando avances significativos en el plano de la concienciación, en la educación, incluso en la formación existente en estas materias en muchos lugares y sectores de diferente naturaleza. Pese a ello, el tránsito de la concienciación a la práctica real de la sostenibilidad se encuentra pendiente de la adopción de decisiones que adopten un rumbo de globalización del Derecho, la Justicia y la gobernanza que las grandes potencias no parecen dispuestas a asumir. Bien es cierto que, tanto como las grandes potencias y los actores internacionales, los propios ciudadanos y las sociedades seguimos avanzando en el plano de la concienciación, mientras la puesta en práctica de decisiones y sacrificios diversos en el medio y largo plazo sigue siendo una mera posibilidad en las mentes de nuestras sociedades.

 

El reto de la sostenibilidad se sigue observando como algo todavía pendiente, pero cuya realidad supera con creces nuestra capacidad personal de decisión, e independientemente del terrible impacto económico que generan en nuestros bolsillos un buen número de decisiones relacionadas con el medio ambiente que precisan de mayores análisis públicos. La cuestión, en suma, no depende de lo que dicten las leyes, los parlamentos y los gobiernos en cada uno de los casos. Más bien dependerá de nuestras voluntades individuales y colectivas a la hora de adoptar decisiones puntuales, pero importantes, acerca de nuestras formas de vida, de nuestros sistemas de transporte o de nuestro consumo familiar en relación con los ingresos y las capacidades de ahorro de cada cual, en un momento de grave crisis económica como el que estamos viviendo.

 

El Desarrollo Sostenible sigue siendo un reto inacabado y supone un cambio de paradigma que no tiene porqué ser incompatible con el modelo económico actual. Debe integrarse en el mismo con armonía y coherencia para que las cuentas públicas y privadas internalicen el impacto real de los costes ambientales que estamos generando y esos datos puedan explicarse a la ciudadanía con rigor y coherencia. De este modo, los propios datos de la economía facilitarán la toma de decisiones públicas y privadas con el conocimiento necesario sobre la gravedad de las situaciones que vivimos.

 

En mi humilde opinión, sólo así seremos capaces de comenzar a acercarnos al logro del Desarrollo Sostenible. Este logro exige el reconocimiento real de muchos derechos individuales y colectivos que existen sobre el papel, pero que no se cumplen enla práctica. Elloimplica, igualmente, el cumplimiento de obligaciones individuales y colectivas.

 

 

* Autor del libro “Río+20 (1992-2012): el reto del Desarrollo Sostenible”, Cuadernos de Derechos Humanos nº 70, Universidad de Deusto, 2013.

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