por Juan José Ibarretxe Markuartu, * Lehendakari ohia
Ala vista de los acontecimientos político-sociales que en cascada estamos viviendo estas últimas fechas, la Conferencia Internacional para Promover la Resolución del Conflicto en Euskal Herria probablemente ha tenido el comienzo más corto y el resultado más eficaz de cuantas conferencias de este tipo se hayan organizado en el ámbito internacional.
De todos es conocido que este tipo de conferencias lleva previamente un trabajo laborioso y callado por parte de muchas personas implicadas en la superación del problema que se desea abordar. Todo ha respondido al guión previamente establecido y este hecho es una buena noticia. Hoy, la paz, esto es evidente, está un poco más cerca que ayer. Hoy, la paz, esto también es evidente, es más irreversible que ayer; está más consolidada que ayer. Por lo tanto, la primera conclusión es que el método que ofrece más ventajas que inconvenientes para todos es un buen método para resolver conflictos.
Además, han sido más las presencias que las ausencias, incluida la del lehendakari López, a quien desde su propio partido le han afeado su conducta. La nutrida representación exterior, encabezada por Kofi Annan y por el ex primer ministro de Irlanda, Bertie Ahern, quien leyó las conclusiones finales, explican que se está trabajando firmemente en el compromiso de que ETA acabe siendo historia y la paz un hecho, por fin al alcance de la mano, tras décadas de asesinatos, horror, chantajes, extorsiones y amenazas que han dejado profundas heridas que serán difíciles de superar. Y es, asimismo, inverosímil pensar que, como pregonan ciertos medios de comunicación en actitud desesperada, todas estas personas hayan venido única y exclusivamente arropadas por la izquierda abertzale. Este hecho es también una buena noticia. Como deseable es también que la labor de este grupo continúe, porque es un hecho constatable que su trabajo es una herramienta eficaz para la consolidación de la paz, el dialogo político y para la definitiva desaparición de ETA.
Cuando, al día siguiente de que Bertie Ahern hiciera públicos los famosos puntos de la declaración, le preguntaron a Rufi Etxeberri por este asunto -esta vez sin corbata- dijo que los periodistas no se equivocaban si interpretaban sus palabras como una solicitud expresa a ETA para que anuncie en los próximos días su final. Este hecho es relevante, aunque no completamente novedoso. Arnaldo Otegi -cada día que pasa se hace más incomprensible su encarcelamiento por ser colaborador e incluso integrante de ETA-, entre otros, habían comenzado a trabajar este camino hace ya algún tiempo. En definitiva, la segunda conclusión es que todo aquello que durante muchos años hemos pedido a los dirigentes de la izquierda abertzale que hicieran o dijeran -aunque con retraso, ¡eso sí!- han comenzado a hacerlo y a decirlo.
Queda aún mucho trabajo por hacer, pero lo más importante es que las semillas sembradas han comenzado a florecer. Porque, en realidad, el método de este proceso de paz no es singular o novedoso y más bien la noticia es que la coyuntura ha hecho posible ahora lo que no había sido posible antes. Desaparición de ETA, paz y completa ausencia de violencia, conferencias como la que hemos visto, posibilidad de defender todos los proyectos políticos, mesa de partidos, acuerdo entre los mismos sobre el autogobierno de este país y consulta a los ciudadanos para que decidan cómo quieren vivir y organizarse como sociedad no son herramientas novedosas, como no lo es que todos los partidos -especialmente el PP y el PSOE- se comprometan a que se respetará la decisión libre y democrática que adopte la sociedad vasca. De hecho, todas estas cuestiones están recogidas en iniciativas y acuerdos formales debatidos y aprobados por mayoría absoluta en las instituciones democráticas vascas en los últimos tiempos.
Y es que todos llevábamos tiempo preparándonos para esta paz y ha sido única y exclusivamente ETA y una parte de la izquierda abertzale la que nunca lo ha estado. Ahora lo está. Y veremos cómo ETA dice adiós. Adiós de una vez y para siempre. Esta es la tercera conclusión, y es una buena noticia. Una magnífica noticia que también conlleva el reconocimiento de que si ha tardado tanto tiempo ha sido responsabilidad de ellos y no de los demás.
Disolución final de ETA, desarme, presos… reconocimiento del daño causado por todas las partes que han vulnerado los derechos fundamentales de las personas y atención a todas las víctimas del uso inhumano de la violencia y el terrorismo serán pasos imprescindibles que, sin prisas pero sin pausas, habrá que ir dando. También en este punto está ETA ante una buena oportunidad para hacer lo que otros de forma incomprensible aún no han hecho. El franquismo no se arrepintió ni atendió a sus víctimas, el terrorismo de Estado tampoco y aún desconocemos, aunque todos intuimos, quiénes organizaron el GAL. Hay una oportunidad de hacer las cosas de forma diferente. Hay que hacer el camino de la reconciliación. Reconciliación, esta es la cuarta conclusión, que no es amnesia acerca del pasado sino lectura crítica sobre él. Reconciliación porque sin ella la paz será solo una tregua.
El debate político constructivo y sereno, y la voluntad de la ciudadanía vasca libremente expresada harán todo lo demás. Se trata de la quinta conclusión, la sociedad vasca no puede ni debe mantenerse al margen del camino que nos queda por transitar, que no tiene por qué ser excesivamente "largo y difícil" -como se afirma retóricamente- si se da oportunidad a los ciudadanos y ciudadanas vascas de expresarse democráticamente y si se respeta su decisión. Y esto, a pesar de haber sido negado en el pasado reciente con gran soberbia política por parte del Estado español, no debe ser en modo alguno algo complicado de llevarse a cabo (perdónenme estas dosis de inocencia política sin las cuales uno no podría vivir), porque son cuestiones que se fundamentan en la esencia de la democracia: el principio democrático. Ejemplos hay en el mundo en que el mirar si surgen dudas: Escocia, Irlanda, Quebec, Groenlandia, Flandes… son manantiales en los que beber.
Por otro lado, el PP parece que está predestinado a gobernar España y no soy de los que piensan que será un factor de permanente distorsión que acabe por echar por tierra todo lo logrado. Se trata de la sexta conclusión: O mucho me confundo o veremos en meses no muy lejanos cambios de discursos y posturas inconcebibles hasta hace solo pocas semanas. Aznar -aquel presidente español que se refirió a ETA como "el movimiento de liberación nacional vasco" entre las alabanzas de una prensa española que no dudo en hablar de "gran estratega"-, me dijo en una ocasión que si alguna vez había que solucionar los problemas políticos de Euskadi la solución vendría de la mano del PP, porque nadie dudaría de que todo, también hablar del derecho a decidir del Pueblo Vasco, se haría por España.
Es pertinente asimismo recordar que el presidente Zapatero estuvo siempre dispuesto a negociar con ETA de cuestiones políticas de las que se negó a negociar con las instituciones democráticas vascas y conmigo. El portazo, sin negociar siquiera, al Nuevo Estatuto Político para Euskadi, y la prohibición de la celebración de una consulta son dos botones de muestra. Al final Zapatero admitió que sería con ETA y con la izquierda abertzale con quien habría que hablar porque "al PNV estos últimos no le darán ni agua". "Cómo os odian", resumió de forma breve pero explicativa.
Por tanto, mi séptima y última conclusión es que quienes llevamos mucho tiempo trabajando por erradicar la violencia y alcanzar acuerdos políticos para resolver el conflicto vasco, no debemos confundir generosidad con ingenuidad. Sería deseable que nadie pretendiera obtener un rédito político de la paz. Pero este hecho es tan bondadoso como ingenuo.
A este respecto, resulta evidente y es legítimo que la izquierda abertzale, cada vez con menos disimulo, aspira a ser el referente del nacionalismo vasco. Y no es de ahora que Arnaldo Otegi sostenga que se encuentra más cerca del Partido Socialista que del PNV. Las críticas al lehendakari López provenientes de su mismo partido dejan en evidencia igualmente la opinión de quienes estiman que el lehendakari está regalando los réditos de este proceso. Por lo tanto, los demás -nadie puede poner en duda el trabajo desinteresado y callado que el PNV ha hecho en todos estos años- deberemos comportarnos con generosidad en las dosis (la sobredosis produce ingenuidad) necesarias y la sociedad vasca deberá estar muy atenta, superando nuestra natural tendencia a pensar que todo el mundo es bueno, para saber distinguir el trabajo y las intenciones de unos y de otros.
Con todo, mi mensaje es de sereno optimismo. Se podrá decir que "estas cosas estaban ya planteadas desde hace tiempo", que se podía haber evitado parte del enorme sufrimiento padecido, que hemos perdido oportunidades de manera irresponsable, que "¡Ya era hora!"… Y todo ello es cierto. Pero los acontecimientos actuales no dejan de ser buenas noticias. Me queda tan solo decir a Batasuna: Bienvenidos al club; y a todos, bienvenidos sean estos problemas y todas estas interrogantes porque se producirán en una sociedad vasca en paz, que busca encontrar, por decisión propia, su lugar en este mundo globalizado repleto de problemas, pero en el que hay cola para entrar y del que nadie quiere salir.