De hecho, recién aprobado el Estatuto de Gernika no faltaron los ejercicios de deslealtad institucional y las zancadillas recibidas por el autogobierno vasco desde las instituciones centrales. Así, entre otras:
- - consciente de la personalidad y de la fuerza negociadora de Garaikoetxea, el Gobierno central promulgó un Decreto destinado a impedir que Garaikoetxea se presentara como candidato a Lehendakari en las primeras elecciones autonómicas. Dicho Decreto ad hoc, tuvo que ser derogado poco tiempo después;
- - más adelante, en la fase de constitución de la Ertzaintza, dado que la jefatura de ésta debía ser ocupada por un militar profesional de rango, el Gobierno central ocultó durante meses una candidatura, con la finalidad de abortar o retrasar su constitución.
Mientras tanto, en las fotografías de las manifestaciones que convulsionaron la vida política de finales de los años 70, hay igualmente algunos datos ilustrativos. En algunas aparece la cabecera de una manifestación en la que una pancarta contiene el siguiente texto: "ESTATUA BAI, BAINA OSO-OSORIK - ESTATUTO SÍ, PERO TODO EL ESTATUTO". La pancarta parece presagiar lo que habría de venir después y lo que, lamentablemente, hoy PP y PSOE están celebrando y el Lehendakari López califica de "oasis político".
A día de hoy, muy lejos del citado "oso-osorik", todavía quedan pendientes de transferir unas 35 competencias reconocidas en el Estatuto de Gernika. De mayor o menor importancia, pero del orden de 35. En el caso de las de menor importancia, razón de más para haber procedido ya a dicha transferencia. Para ello me remito al acuerdo alcanzado por unanimidad en el Parlamento Vasco en 1995. La relación entonces preparada contenía 37 competencias. Dado que, desde entonces, las transferencias sólo han sido 1 o 2, la cifra de 35 no debe encontrarse descaminada frente a lo cual, PP y PSOE pretenden falazmente arrogarse la defensa de ese Estatuto vasco que no han querido cumplir en sus periodos de gobierno comprendidos entre 1982 y 2009. Nada menos que 30 años incumpliendo sistemáticamente una Ley Orgánica de las Cortes Generales.
Por si ello fuera poco, muchas competencias transferidas, que tenían el carácter constitucional de "exclusivas", se han visto cercenadas o descafeinadas a través de la legislación orgánica y básica del Estado, lo que ha provocado un notable deterioro del autogobierno y una reforma encubierta del Estatuto de Gernika cuando éste señala su carácter inderogable excepto mediante otro Estatuto. Se trata de disposiciones del Estado cuya aprobación ha constituido oportunidad para recortar competencias estatutarias ya transferidas. De un recorte general se había encargado en 1982, la famosa LOAPA (Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico), declarada inconstitucional en su parte esencial por el Tribunal Constitucional, pero abiertamente defendida por aquellos que celebran hoy gobernar en este "oasis político".
En 2002, el Parlamento Vasco requiere al Gobierno central para que le transfiera las competencias pendientes, lo que fue recibido en Madrid como una exigencia inadmisible, una insolencia impertinente, como si el Estatuto fuera una parcela de poder del Gobierno central que éste, a modo de "carta otorgada", puede administrar a su capricho. Tal petición, calificada de "ultimátum", no mereció la más leve respuesta por parte del Gobierno del PP ni por el PSOE de Euskadi y de Madrid. A día de hoy, el Lehendakari López ha decidido omitir cualquier referencia al cumplimiento estatutario en el último documento remitido al PNV.
Además de buenos ciclistas y entusiastas del ciclismo, los vascos somos buenos cazadores y grandes aficionados a la caza (si bien no es mi caso respecto de lo segundo). Y así, con el transcurso de los años, hemos aprendido a distinguir el Estatuto-liebre del Estatuto-gato. El Estatuto-liebre es el que se nos ofreció y por el que votamos en 1979. El Estatuto-gato es el que celebran ahora PP y PSOE en su "oasis político": sin aplicar en su totalidad y cercenado, recortado, limitado en contra de nuestro desarrollo integral como sociedad.
Cuando se afirma que el Estatuto alcanzó en su día tan elevado grado de asentimiento, se olvida tener en cuenta que habría tenido mucha menor aceptación si se hubiera dicho a los vascos que ese Estatuto-liebre estaba destinado a convertirse en un Estatuto-gato. Por cierto, elevado grado de asentimiento que no es tal si consideramos que ni PP ni HB aprobaron dicho Estatuto, contando su referéndum con una abstención del 41%. Pese a ello y pese al incumplimiento, Euskadi lidera en la actualidad los datos económicos y de bienestar social del Estado, supera la media de la UE y se ubica en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU entre los primeros puestos del mundo.
Curioso "oasis político" ante un Estatuto incumplido y cercenado por los Gobiernos de PP y PSOE. Mientras esto sucede, muchos vascos seguimos apostando por la desaparición de ETA, por el respeto escrupuloso a los derechos fundamentales y por un nuevo pacto con el Estado. Un pacto sobre nuestros Derechos Históricos que no se pueda ver atacado o trampeado por el constitucionalismo español de PP y PSOE.
En conclusión, se trata de "decidir para ser"; se trata de decidir para poder seguir siendo lo que nuestro pueblo quiera ser. Para ello, los antecedentes indican que el PP y PSOE pretenden hacernos vivir en un extraño "oasis político" ligado a un pacto incumplido durante 30 años. Por el contrario, nuestro "decidir para ser" corresponde a la sociedad vasca sin excepciones. Porque los pactos están para cumplirse antes que para ser diluidos en un pretendido "oasis" precisamente por quienes los han vaciado de contenido.