Un análisis de las tendencias económicas que viene marcando el gobierno de Zapatero viene a poner de manifiesto que la tendencia española a hipotecar las cuentas nacionales pretende exportarse a Euskadi, cuyos datos y políticas, afortunadamente, han sido sustancialmente diferentes hasta la fecha.
De hecho, la "evolución" del discurso socialista en materia económica viene a alertarnos de lo que finalmente ha pasado en la península. Por ello, resulta pertinente que la economía vasca se mantenga alerta frente a posibles recetas derivadas de Madrid cuyo fracaso el tiempo ha demostrado. Entre otras, la posibilidad de apelar a un endeudamiento sin límites en nuestros presupuestos, tal y como contempla el proyecto presupuestario de Patxi López, sería una receta vacía y carente de futuro alguno en nuestro contexto.
Claro que más allá de pequeñas desconfianzas sobre la praxis socialista en materia económica,lo cierto es que algunas de las afirmaciones del Ministro de Economía y el Presidente Zapatero sobre el particular debieran mantenernos en guardia acerca del modelo que pueda pretenderse para Euskadi desde Madrid. Así, el 25-4-2007 el Ministro Solbes afirmaba no ver afectado "para nada el sector de la construcción. Específicamente, sigue funcionando igual, con una ligera desaceleración que permite ajustarse a una realidad que lógicamente va a exigir una demanda ligeramente inferior". Seis meses más tarde, el 11-12-2007, el propio Solbes afirmaba que "la economía española crecerá a velocidad de crucero durante los dos próximos años, en los que avanzará en torno a un 3%". Poco después, el 7-3-2008, Zapatero sostenía que "España estaba en condiciones para llegar al pleno empleo".
Mientras esta política mediática del gobierno español cosechaba penosos resultados, Euskadi ha venido abordando su futuro con una gestión económica líder en toda la UE. Sin ir más lejos, los datos avalan una tasa de paro que en el Estado (18,4%) duplica ya la de Euskadi (8%) en 2009 con una previsión peor si cabe para 2010: España con un paro estimado del 20,4% por un 9% en el caso vasco. Ello implica capacidad de liderazgo y una estrategia política que aborde los tres pilares de la sostenibilidad: la economía, el medio ambiente y la política social, pero sin hipotecar las cuentas que avalan la gestión económica de Euskadi. Resulta significativo, en este contexto, que la agencia internacional Standard & Poors haya revisado a la baja la calificación que recibe el sistema económico español en general, mientras ha mantenido para Euskadi la máxima calificación posible del contexto de la UE por la solidez de su economía y su sistema financiero.
Frente a lo anterior, la deriva mediática del gobierno central ha seguido patente durante el año en curso. Solbes (18-1-2009): "hemos utilizado todo el margen que teníamos contra la crisis". Poco después, incluso ha habido quien se atreviera a subrayar lo que acontecía en España. El 16-3-2009 el Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman, durante el Foro Económico Innovae afirmaba ante Zapatero que "las perspectivas económicas de España son aterradoras. La situación económica es especialmente difícil aquí. Los próximos años van a ser muy difíciles para los españoles. El camino de salida de la crisis en este país será doloroso o extremadamente doloroso". Poco más de un mes después, Zapatero no dudaba en sostener como probable que "lo peor de la crisis económica haya pasado ya" (29-4-2009). Sin embargo, la estimación del desempleo para España en 2010 es alcanzar y superar el 20%.
Por todo ello, es evidente que las recetas socialistas aplicadas en España no son válidas para la economía vasca. Fundamentalmente porque las naciones europeas que han progresado en los mercados y flujos económicos han apostado por el conocimiento, la sostenibilidad y la tecnología. Euskadi debe seguir liderando la apuesta tecnológica. Un país que apuesta por los servicios y la sostenibilidad de su producción tiene la obligación de seguir conformando un espacio tecnológico y de investigación punteros. En tal sentido, por primera vez Euskadi supera la media de la UE en el índice europeo de innovación con un 0,49, frente al 0,48 de la UE o el 0,37 en España.
Nuestra economía constata que hace 20 años Euskadi estaba muy lejos de su situación actual en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Hoy en día sólo Noruega e Islandia nos superan en ese ranking, mientras muchos Estados retroceden en su bienestar. La ONU mide dicho índice en base al PIB per capita, el nivel de alfabetización, el acceso a la educación y la esperanza de vida, etc. Esto ha sido posible creciendo en poder político, incluso ejerciendo competencias que el Estatuto de Gernika reconoce pero que ni PSOE ni PP transfieren ni cumplen tras 30 años de "vigencia".
En resumen, hacer país y economía a golpe de titular publicitario es un juego demasiado peligroso que ninguna sociedad se merece. Por que la economía no es un estado de ánimo como algunos pretenden, sino un reflejo real del buen hacer de instituciones y gentes que no quieren hipotecar el futuro de las futuras generaciones. Y cuando la mala praxis viene de la presunta izquierda española, pocos mejores que Ortega y Gasset para mejorar la tarea: "el verdadero revolucionario lo que tiene que hacer es dejar de pronunciar vocablos retóricos y ponerse a estudiar economía".