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Algunos retos pendientes para Donostia

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Uztaila 23 | 2009 |
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Xabier Ezeizabarrena

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Noticias de Gipuzkoa


La reciente aprobación provisional del nuevo Plan General de Donostia es una buena e importante noticia para la ciudad. Pese a ello, es notorio y visible a pie de calle que la ciudad viene sufriendo lo que el geógrafo Francesc Muñoz ha denominado la "urbanalización" actual de muchos entornos urbanos. San Sebastián tendrá un nuevo Plan General cuando su aprobación sea definitiva, pero se enfrenta a los retos del nuevo siglo sin gestionar debidamente las nuevas necesidades urbanísticas, la endémica situación del problema de la vivienda, el envejecimiento de una población que necesita de los jóvenes acuciados por el coste inasequible de vivir en Donostia y el vacío de proyectos singulares y potentes que lideren las necesidades sociales de toda comunidad que evoluciona y desea desarrollarse de forma sostenible.

Por contra, el Gobierno municipal de Donostia continúa apostando por un modelo de ciudad que no responde a los retos anteriores. Un modelo que renuncia a las señas históricas e identitarias de la ciudad, orientándose hacia una concepción puramente visionaria a través de términos y conceptos repletos de sesgo publicitario. Destaca la ya habitual cuña del Alcalde sobre una pretendida "refundación" de la ciudad nunca explicada en foro alguno, que pasa a convertirse en "renacimiento" urbano en otras ocasiones para, finalmente, auspiciar un absoluto vacío conceptual que en poco o nada responde a los problemas de la ciudad y sus barrios. Este modelo "urbanalizado" entrega la ciudad a una tendencia que se corresponde con lo que el profesor Manuel Delgado observara hace tiempo en el caso de Barcelona. Espacios "genuinamente" racionales, limpios y carentes de conflictos en los que habitan ciudadanos libres que, en el caso de la Donostia sugerida por nuestro Alcalde, participan en las decisiones y colaboran entusiásticamente en la puesta en escena de cada proceso de "urbanalización". Después, la realidad se manifiesta con toda su crudeza en los problemas diarios y reales que siguen sin abordarse. Basta, según este modelo, una adecuada planificación del proceso "para que el orden de la representación se imponga sobre el desorden de lo real". Y se soslayan así las grandes decisiones pendientes sobre seguridad ciudadana, presupuestos presentados en la mitad del ejercicio, grave crisis económica, movilidad, situación de la Parte Vieja, Molinao, Herrera, Papín, Okendotegi, o soterramientos viales y ferroviarios entre otros.

Lamentablemente, Donostia se encuentra inmersa en un proceso de estas características desde hace demasiados años. Ornamentos diversos, centros comerciales ajenos a la identidad y a la historia, tráfico insostenible que se invita a llegar al centro, aparcamiento virtualmente imposible en muchas zonas y precios de vivienda inasequibles son algunos de los ejemplos producidos por la concepción visionaria de una Alcaldía que sigue sin responder a los retos del futuro y a las demandas sociales. Una lectura real de la propia Agenda 21 de Donostia deja bien claros los parámetros de insostenibilidad global en los que se mueve la ciudad de San Sebastián, en especial desde las perspectivas económica y social.

Otras ciudades, de tamaño y relevancia similares, han invertido radicalmente sus rumbos precisamente con políticas que huyen de la "urbanalización" y apuestan por la solución de los problemas con empuje, proyectos de calado y reversión de procesos sociales y urbanísticos de máxima degradación, en contraste con la más desahogada situación económica de Donostia. Las ciudades de Cardiff y Bilbao son dos ejemplos en Europa, confluyendo en ambos casos situaciones fluviales y portuarias de gran degradación urbana, que han reconvertido sus realidades hacia esa absoluta revolución urbanística y de planificación general que tan necesaria se hace en el caso del complicado entorno de Pasaia. Ejemplos como los anteriores abundan a nuestro alrededor, sin que nuestra Alcaldía consiga proyectar los problemas adecuadamente para continuar sumida en una política de autocomplacencia y proyección virtual que poco tienen que ver con la realidad.

Más allá de su privilegiada ubicación geográfica y del encomiable esfuerzo de nuestros predecesores, Donostia necesita de un empuje distinto..., un impulso político con el mayor soporte social posible para abordar el futuro con ambición en el largo plazo y realismo social y político sobre los problemas reales de la sociedad y sus sectores más desfavorecidos. El nuevo Plan General es un buen instrumento, pero hace falta gestionarlo y ejecutarlo con realismo y priorizando necesidades. Para ello, es necesario el esfuerzo y la humildad de todos.

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