No sé si Patxi López se ha pasado el verano en una playa del Caribe o haciendo el Camino de Santiago. El caso es que no se le ha oído ningún comentario político de sustancia, en un extraño caso de desaparición mediática en momentos en los que la palabra del líder del PSE se requería. Sí se le ha visto en las fiestas de Bilbao, y en una entrevista el domingo 24 en este periódico.
Habría sido interesante escucharle alguna protesta cuando el Gobierno central se opuso el martes 19 a que la ministra de Defensa de su partido compareciera y explicara lo que van a hacer para proteger a los marineros y barcos de la flota vasca en aguas de Somalia. Pero, al parecer, este asunto no iba con él, ni con el PSE.
Habría sido asimismo esclarecedor, para fortalecer ese lugar de encuentro que es el Estatuto de Autonomía, que hubiera dicho alguna palabrita cuando el Consejo de Ministros español avanzó que Barajas y El Prat podrían ser cogestionados por los gobiernos central y autonómico a cuenta de que mueven más de 30 millones de usuarios. Una protesta nuestra y de otras autonomías hizo decir a la ministra Magdalena Álvarez, al poco, que el Gobierno vasco podrá participar a medio plazo en la gestión de los aeropuertos de Loiu, Foronda y Hondarribia. Pero el silencio más espeso fue la respuesta del PSE y de su líder. No tuvieron nada que decir ante este asunto.
Me habría asimismo gustado escuchar alguna reflexión de Patxi López cuando el 1 de agosto salían siete cajas del archivo de Salamanca hacia Catalunya. Estos documentos se sumaban al abundante material que partió en enero de 2006 y que el Partido Socialista de Catalunya defendió que estuvieran en Barcelona con una intensidad política, parecida al silencio del señor López, como si los socialistas vascos no hubieran sido reprimidos tras aquella contienda y como si en Salamanca no hubiera un solo documento de Indalecio Prieto, Zugazagoitia, Aznar, Toyos, Gracia, Paulino Gómez Beltrán, Rufino Laiseca y demás dirigentes socialistas vascos de la época. Al parecer esta cuestión tampoco va con ellos. Sólo con los socialistas catalanes.
Por otra parte, ¿no tiene ninguna opinión Patxi López sobre si deben fusionarse las tres cajas vascas o que lo hagan dos o ninguna de ellas, como recurrentemente ha salido este debate en el mes de agosto? ¿No cree que la situación económica de tres cajas fusionadas es la opción más lógica ante el panorama de tres débiles cajas marchando cada una por su lado? Su fusión ¿no es lo que demanda el país y no los bastardos intereses de un asfixiante cálculo de partido?
Es curioso que, por ejemplo, estos cuatro asuntos de nervio no le suscitan el menor comentario al señorLópez, y todo es hablar de la consulta y de ETA.
ero, ¿por qué iba yo a pedir que el Sr. López bajara a la tierra si, estando al lado de la ministra Garmendia, cuando dijo en el Carlton aquella barbaridad de que la transferencia de investigación e innovación, a pesar de estar en el Estatuto de Gernika, no se iba a traspasar nunca, aplaudió el incumplimiento de la ley? Tras esto, lógicamente, también enmudeció este mes de agosto, ante el debate sobre la financiación catalana en el que el PSC hizo causa común con CIU, ICV y ERC para reivindicar ante Madrid el cumplimiento del aprobado Estatuto catalán en este importante capítulo para Catalunya. ¿Ponerse de acuerdo por ejemplo aquí el PSE con el PNV, ERC, EA para reivindicar algo en relación con Madrid? ¡Imposible!
La explicación puede estar en la respuesta que me dio Ramón Jáuregui, por persona interpuesta, a mi observación de que el PSE ha interiorizado que el Estatuto de Gernika es incumplible. Desde su lejanía le encargó a un inquieto y joven parlamentario de su partido que me contestara para recordarme que no era cierto que Zapatero no había movido el Estatuto en cuatro años, pues ahí estaba el acuerdo de financiación, vía Cupo, de la 'Y vasca'. Curioso ejemplo para argumentar con una manipulación de la realidad, por no utilizar una expresión más gruesa. Ese acuerdo, dificilísimo de conseguir en la negociación con Pedro Solbes, se logró a iniciativa del PNV a cambio del apoyo de los siete diputados y los siete senadores del PNV en la legislatura anterior a los Presupuestos de Zapatero. Iniciativa liderada por nosotros y lograda a cambio de aquel apoyo presupuestario. Éste es todo el ejemplo que el bueno de Óscar Rodríguez me argumenta como logro propio, para terminar diciendo que «Ya está bien de victimismos y de falacias». «El Estatuto está cumplido en su totalidad -dice Óscar-, y como consecuencia tenemos una inmensa capacidad de autogobierno».
Pues no, querido Óscar. El Estatuto de Gernika está incumplido, y el colmo es que vosotros lo dais ahora por incumplible, lo que abona mi tesis, ¡y claro que tenemos una inmensa capacidad de autogobierno! pero al parecer vosotros queréis menos y nosotros más. Ésa es la gran diferencia de un partido que mira a Madrid para todo y de otro que sólo mira por las necesidades de todos los vascos. Para vosotros el traje del 79 está holgado y para nosotros ha reventado las costuras.
n septiembre hará diez años que se rompió la relación política PNV-PSE. Había nacido el Pacto de Lizarra, que fracasó, entre otras cosas, por sectario y excluyente. Un pacto que, equivocadamente, buscaba consolidar un proceso de paz dejando al margen a la mitad de la población vasca. Fue un gran error político que diez años después todavía colea.
Pero si aquello no estuvo bien, la postura posterior del PSE ha sido de funcionar como si fueran una franquicia con tal servilismo hacia el PSOE que leer ahora de un joven parlamentario, promesa en su partido, que el Estatuto está ya cumplido, o del senador Zubero que escriba en este medio que «el reivindicacionismo victimista del nacionalismo histórico ha adquirido caracteres de nacionalismo histérico, perdiendo credibilidad a marchas forzadas» y, como único análisis, de una cabeza bien amueblada, diga que el problema es del 'café para todos', que como autonomías compiten entre sí, sinceramente clama al cielo y le deja a uno preocupado, porque de un Egiguren, de un Elorza o de un Jáuregui, a estas alturas, poco se puede esperar, pero sí de una nueva generación de políticos socialistas vascos, con un necesario mayor compromiso con la 'E' de Euzkadi del nombre de su partido.
Pero si Óscar Rodríguez e Imanol Zubero escriben lo que escriben y no se salen del guión ni un milímetro y son además incapaces de decir, por ejemplo, que lo dicho por la ministra Garmendia fue una barbaridad inconmensurable, pues es mejor hacer lo que hace Patxi López, y que se estén todos callados y dejen a los demás defender en solitario ese Estatuto como lugar de encuentro, ante el continuo ataque y minusvaloración que recibe de todas partes, pero sobre todo de la Administración central. Y he comentado sólo lo más grueso de un mes de vacaciones que, en relación al PSE, sólo arroja silencio y comentarios sobre el monotema.