Erkorea: "Nos jugamos tener o no una representación en Cortes centrada en las cuestiones que afectan a los vascos"
AMAIA ARTETXEA
Alguien me preguntaba si el PNV tiene candidato a presidente del Gobierno español. Una confusión al entender las elecciones generales que usted atribuye a...
Es una confusión inoculada en la opinión pública consciente y deliberadamente, que obedece a la pretensión de PSOE y PP de monopolizar el debate y el terreno político. Todos estos debates a dos que han montado y la parafernalia que los rodea, obedece a una voluntad de manipular a la opinión pública haciéndole creer que estamos ante unas elecciones presidenciales y que de lo que se trata es de elegir sólo entre Rajoy y Zapatero. Y esto es también un inmenso fraude al sistema electoral y al régimen político. Ellos invocan la Constitución, pero a la hora de los hechos se ríen ostensiblemente de ella, porque el esquema sobre el que están planteando la pugna entre el líder del PSOE y el del PP es claramente contrario al modelo político diseñado en la Constitución. Ambos son candidatos a diputado, y nada más.
Parece que la estrategia le va bien al PSOE, o eso dicen las encuestas.
Lo que me temo es que, especialmente en Euskadi, los que condicionados por esa bipolarización creen que votar al menos malo es una manera de evitar que gane el peor pueden acabar dándole la mayoría absoluta y transformándolo en el pésimo. Es una reflexión que todos los ciudadanos deben tener en cuenta, singularmente en Euskadi.
¿Es posible una mayoría absoluta de los socialistas?
Si en todo el Estado circulan rumores sobre quién ganará, en Madrid lo hacen con más intensidad. Y me llamó la atención que ciertos periodistas y medios de allí trasladaran la impresión de que las encuestas les dan ganadores y de que están mirando a una mayoría cuantitativa notable, de que parece que no es imposible una mayoría absoluta del PSOE si la cosa va como hasta ahora y mañana le va bien el debate a Zapatero.
¿También en Euskadi?
No somos una isla sustraída al influjo del efecto de la bipolarización. La experiencia demuestra que ese efecto, incluso, reviste más intensidad en Euskadi. La última vez que hubo debate a dos, en 1993, el PSOE bajó apoyos en España, pero subió en Euskadi. El miedo que inoculó Felipe González al que viene la derecha causó más efecto aquí. La única vez que el PSOE nos ha ganado en votos y en escaños en toda la historia de la democracia fue en el 93.
Una mayoría absoluta bloquearía la propuesta del lehendakari.
Un gobierno con mayoría absoluta está siempre menos dispuesto a recoger los planteamientos de los demás, pero los planteamientos de todo tipo: los de nervio político y también los que tienen que ver con cuestiones sociales.
¿Y qué nos jugamos los vascos en estas elecciones?
Contar o no con una representación vasca en Cortes Generales específicamente centrada en la problemática vasca y en las cuestiones que interesan a los vascos y no una representación que va a acabar diluyéndose en otras formaciones políticas de mayor dimensión, con sede en Madrid y para las que Euskadi será sólo un nombre vacío, que se utilizará según los intereses y las coyunturas. Y me dirá: ¿para qué hace falta esa representación específicamente centrada en la problemática vasca?
Acertó.
Nos guste o no, todavía las instituciones centrales del Estado retienen muchas competencias que afectan a nuestro futuro, nuestro desarrollo y nuestra vida cotidiana. De Madrid depende que se acabe de construir el Puerto Exterior de Bilbao o el Superpuerto de Pasaia. De Madrid sigue dependiendo que se amplíe o no el aeropuerto de Bilbao o se acometan o no las obras que reclama la sociedad guipuzcoana en el de Hondarribia. De Madrid depende el blindaje del Concierto Económico, el encauzamiento de la ría de Bilbao, la red de regadíos de Araba...
Si el programa del PNV fuera una mesa, ¿cuáles serían sus cuatro patas?
Acuerdo Gobierno vasco-Gobierno español que salga de las urnas para poner las bases de la normalización política vasca. Revisión de la legislación limitativa de derechos -dictada, sobre todo, en la época de la mayoría absoluta del PP, pero mantenida en vigor durante los últimos cuatro años por el PSOE-, por ser poco acorde con los requerimientos de un Estado democrático. Políticas sociales que permitan revertir el desarrollo económico -basado en la tecnología, la sociedad del conocimiento y la innovación- en cohesión social. Y defensa de un crecimiento sostenido, respetuoso con el medio ambiente, lejos de la indiferencia con la que aborda el cambio climático Rajoy por influencia de su primo y lejos también del papel que desempeña el Gobierno socialista a la hora de transponer las directivas comunitarias, porque siempre es el furgón de cola de la Unión Europea.
¿Con cuál de los logros alcanzados por su partido se quedaría?
Hay uno que es reciente y tiene una fuerza emblemática, porque es expresión de muchos años de reivindicaciones de las instituciones vascas desatendidas y reiteradas: la Y vasca. Pero es la Y vasca con la fórmula de financiación que acordamos en 2005 para el presupuesto de 2006 y que, además, permite explorar nuevos caminos en las posibilidades del Concierto Económico.
¿Y qué espinita clavada tiene?
Personalmente, la del blindaje del Concierto Económico. Francamente, en un momento determinado había llegado a pensar que era posible, que lo estábamos tocando con la mano. Me llevé una frustración inmensa cuando vi que el Gobierno se echaba para atrás, que el Partido Socialista se retiraba de lo dicho y nos quedábamos como estábamos.
Supongo que esa sensación será mayor tras ver la actitud de PSOE y PP el jueves en Luxemburgo.
Hay que seguir haciendo que el PSOE y el PP se retraten en esos temas. De alguna forma, ya lo hemos conseguido cuando hemos puesto en evidencia que en Euskadi dicen una cosa pero en Madrid, a la hora de la verdad, hacen otra. Y hay que seguir poniéndolos ante el espejo y que la sociedad vasca perciba la diferencia que hay entre la imagen que ellos quieren proyectar y el esperpento que sale del espejo. Respecto al jueves, quienes estuvieron allí me dicen que la vista no se ha desarrollado en términos que permitan sospechar una sentencia contraria al Concierto Económico. Eso sí, La Rioja y Castilla, los recurrentes, han hecho uso de todas las armas a su alcance para confundir al tribunal sobre qué es realmente el Concierto Económico.
Cambio de tercio. Muchos dicen que la abstención que pide la izquierda abertzale beneficiará al PNV.
Es un tópico que no tiene ninguna correspondencia con la realidad. La abstención la predica la izquierda abertzale para ejercer un control férreo sobre sus militantes, simpatizantes, votantes y habituales acompañantes. Persigue que ese colectivo no vote a alguien distinto a ANV o a las siglas que tocara votar en estas elecciones. Por tanto, beneficiarios directos de ese voto va a haber pocos. Si a lo que se refiere es a su ausencia en las elecciones, que deja libres unos escaños que en teoría podrían obtener -uno en Bizkaia y otro en Gipuzkoa-, con los resultados electorales de hace cuatro años los beneficiados de esa ausencia fueron el PSOE en Bizkaia y EA en Gipuzkoa, que obtuvieron los últimos restos en el reparto.
¿Qué valoración hace de que ETA llame también a abstenerse?
La lección más clara que debe extraerse es que en esta cita con las urnas quien se abstiene sabe que se expone a que su actitud sea instrumentalizada por ETA para justificar la violencia, para seguir matando, extorsionando y ejerciendo presión y coacción sobre todos los ciudadanos. ETA, cuando haga lectura el 9-M de los resultados, pretenderá capitalizar no sólo la abstención política, sino también la técnica. Y tenderá a establecer automáticamente que todo el voto abstencionista es apoyo a su planteamiento.
Esta vez, en Bizkaia hay un escaño menos. ¿Quién lo perderá?
El dilema está claro. O que salga la cuarta de nuestra lista por Bizkaia, Ruth Martínez, una chica joven que representa pujanza, futuro, posibilidad de frescura y aportación de cosas nuevas; o que sea el tercero de la lista socialista, Txiki Benegas, que en los ocho últimos años ha tenido cero intervenciones, es decir, que es garantía de que va a tener una aportación nula en el Congreso de los Diputados.