Gipuzkoa es un territorio que tiene una extraordinaria pluralidad política. Pero el valor de la pluralidad reside en la capacidad de llegar a acuerdos y consensos a partir de esa diversidad existente. Una realidad plural que nunca se pone de acuerdo provoca una situación de fragmentación política que no conduce a nada. La pluralidad política de Gipuzkoa exige que todos los partidos y responsables institucionales realicemos un esfuerzo añadido para alcanzar acuerdos sobre los principales retos que tiene nuestro territorio.
De la fragmentación a la cohesión
El debate permanente ha de ser compatibilizado con acuerdos que permitan avanzar y abrir nuevos horizontes. El debate estéril que se desarrolla sin solución de continuidad produce parálisis. Es necesario que hablemos entre nosotros pero es también necesario que seamos capaces de decidir y avanzar. La actividad y el impulso de la economía y de la sociedad guipuzcoana exigen que también los proyectos liderados por las instituciones públicas acompañen a ese desarrollo.
En estos momentos las instituciones públicas vamos por detrás de la sociedad guipuzcoana. Es urgente que seamos capaces de alcanzar acuerdos y de poner fechas concretas para sacar adelante con eficacia determinados proyectos como la regeneración de Pasaialdea, las infraestructuras viarias y ferroviarias del territorio, el aeropuerto de Hondarribia etc. No decidir a tiempo condiciona de manera negativa nuestro nivel de competitividad, desarrollo y calidad de vida.
Es necesario que realicemos una profunda autocrítica y abordemos con celeridad esta cuestión. Las legítimas diferencias entre los grupos políticos y el debate político no puede ser un obstáculo permanente para llegar a acuerdos en los principales retos que condicionan el futuro de Gipuzkoa.
Liderazgo compartido
La complejidad competencial de nuestro sistema hace que el desarrollo de los proyectos dependa en la mayoría de los casos de varias instituciones. Desde nuestro punto de vista hay dos condiciones indispensables para poder nadar con cierta agilidad en esta compleja red competencial. En primer lugar, la configuración de un consenso interno sobre los grandes proyectos estratégicos que afectan a nuestro territorio. Este acuerdo resulta imprescindible y fortalecerá nuestra capacidad para llegar a acuerdos con otras instituciones.
En segundo lugar, Gipuzkoa ha de convertirse en un único “lobby” que integre a la Diputación Foral, ayuntamientos y organizaciones que representan a distintos sectores claves para el desarrollo social y económico. Lograr la capacidad de funcionar como una sola unidad, estableciendo intensas y eficaces relaciones con nuestro entorno y ejerciendo una labor de defensa de nuestros intereses compartidos es absolutamente fundamental para poder lograr nuestros objetivos. Las sociedades complejas exigen un liderazgo compartido, un trabajo en equipo.
Los liderazgos unilaterales no tienen ningún futuro. La Diputación Foral de Gipuzkoa no podrá ejercer su labor con eficacia si no somos capaces de mantener una comunicación abierta con los ayuntamientos y con la sociedad organizada. Es necesario que vayamos de la mano. No es fácil pero lo vamos a hacer. Compartir exige ceder para que ganemos todos. El importante consenso alcanzado entorno al futuro del aeropuerto de Hondarribia es una buena muestra de ello.
Gestión eficaz de los grandes proyectos
Los principales proyectos que tenemos en nuestro territorio (la “Y vasca” de alta velocidad, la regeneración de Pasaialdea y la construcción del puerto exterior, la construcción y la gestión del sistema de carreteras que denominamos “ la rotonda de Gipuzkoa”, el nuevo plan integral de movilidad y otros proyectos en materia de innovación económica, política social y cultural) son proyectos que requieren un tiempo importante de ejecución.
Hoy todavía existe una gran confusión en torno a lo que se va a hacer, cómo se va a hacer y el tiempo que puede durar la gestión de esos proyectos. Existen demasiados frentes abiertos y es necesario ir cerrando algunos. Vamos a establecer, por lo tanto, un cuadro de gestión de todos estos proyectos, vamos a establecer las prioridades y las distintas fases de cada proyecto y vamos trasladar a la sociedad en qué punto estamos, hacía dónde vamos y cuál es el tiempo que vamos a tardar en realizar ese recorrido.
Debemos realizar un esfuerzo de clarificación ante la opinión pública ya que existe una cierta sensación de que los proyectos clave para Gipuzkoa no avanzan y estamos introducidos en un círculo sin salida. Hay que establecer un calendario realista, abordarlo con eficacia y trasladar a la opinión pública con responsabilidad y realismo la dimensión de los problemas y las soluciones que se proponen.
El “lobby” de Gipuzkoa
La opinión pública debe de ser un actor fundamental en el debate y en el apoyo a los proyectos clave para el desarrollo de Gipuzkoa. Pero para ello es necesario crear una comunicación política que favorezca este debate. No podemos permitir que exista tanto desfase entre las expectativas generadas y las realidades concretas y no podemos permitir que la comunicación política centrada en la disputa y descalificación permanente establezca una cortina de humo que impida a la ciudadanía tener una idea precisa de las cosas.
La buena marcha del territorio exige que la opinión pública de Gipuzkoa pueda tener una idea precisa de los objetivos, estrategias y líneas de actuación reales del sistema institucional y pueda mantener una comunicación abierta con ese sistema. Si la opinión pública de Gipuzkoa se convierte en mero consumidor pasivo de titulares generados a diestro y siniestro flaco favor estamos haciendo al futuro de nuestro territorio
Nuestro territorio no puede “atascarse” en torno a esos grandes proyectos que hemos mencionado. Es necesario abordarlos, llevarlos a buen puerto y generar nuevos proyectos ilusionantes para seguir construyendo entre todos una Gipuzkoa mejor.