El País Vasco ha sido ha sido y es una gran cantera de nacionalistas. Pero contra lo que comúnmente se cree, el nacionalismo fabricado y practicado en el País Vasco ha sido tanto o más abundante desde el lado españolista que desde la vertiente específicamente vasquista. En el plano estrictamente ideológico, el nacionalismo españolista formulado desde el País Vasco, supera, no ya en términos relativos, sino incluso en términos absolutos, al planteado desde otros territorios de mayor dimensión y superior peso demográfico en el conjunto del Estado español.
Tradicionalmente, además, el nacionalismo español manufacturado en el País Vasco ha descansado sobre presupuestos autoritarios, antidemocráticos, intolerantes, sectarios y excluyentes. Ha habido excepciones, es cierto, pero la gran mayoría de los vascos que se han sentido atraídos por la pulsión nacional española, la han concebido en términos extremadamente monolíticos y cerrados; han operado sobre una idea esencializada de España, que ignora -cuando no desprecia- su pluralidad interna y pone énfasis en la grandeza de su misión histórica como entidad única e indivisible. De hecho, puede afirmarse sin temor a errar que, durante los últimos cien años, no ha habido, en España, organización o movimiento político construido sobre estos presupuestos ideológicos, que no haya contado a un nutrido grupo de vascos entusiastas entre sus promotores o principales dirigentes.
El magno movimiento político e institucional articulado en torno a la figura de Franco, no es, evidentemente, una excepción. Los vascos figuraron entre los precursores ideológicos del franquismo, entre los principales propagandistas del régimen y, por supuesto, entre los más destacados próceres de su aparato administrativo e institucional.
a) Los vascos que prepararon el camino a Franco
Una parte no desdeñable de los mimbres ideológicos con los que se tejió el prontuario del régimen franquista salió de la pluma de vascos o surgió del seno de organizaciones en las que los vascos ocuparon un lugar preeminente. Sin la idea de hispanidad acuñada por Ramiro de Maeztu; sin el patriotismo autoritario, antiliberal y antinacionalista (vasco) que profesó y articuló Víctor Pradera Larrumbe; sin el apasionado y sacral españolismo que José María Salaverría divulgó en su extensa obra escrita; sin la ejemplar militancia falangista de los "camisas viejas" de origen vasco, como Rafael Sánchez Mazas, Manuel Valdés Larrañaga y Rafael Aizpurúa Azqueta, o sin el sesgo autoritario y fascistizante que desde mediados de los años veinte fue adquiriendo el influyente grupo de artistas, intelectuales y escritores que se reunía en la tertulia del Lion d"Or de Bilbao, bajo la mayéutica batuta de Pedro Eguillor -cabe citar, entre otros muchos, a José Félix de Lequerica, José María de Areilza, Pedro Mourlane Michelena, Jacinto Miquelarena, Ramón de Basterra-, parece evidente que lo que después vino a llamarse el Movimiento, hubiese tenido una textura muy distinta. El influjo de los vascos en la elaboración de los materiales e incluso en la construcción del andamiaje ideológico sobre el que descansó el régimen de Franco fue, pues, decisivo. Y sin embargo, no hay, hoy por hoy, un trabajo de conjunto que sistematice esta aportación.
b) Los vascos propagandistas de Franco
Tampoco fue desdeñable la contribución que hicieron los vascos a la tarea propagandística que el régimen desarrolló para su legitimación política y social. En este ámbito, el papel estelar lo ocupa, sin duda, Manuel Aznar Zubigaray, que durante muchos años fue considerado el hagiógrafo de cámara del caudillo. Pero otros vascos como Fermín Yzurdiaga o Joaquín Arrarás llevaron a cabo, también, una importante labor en este sentido.
c) Los vascos que gozaron del pesebre franquista
La presencia de gentes de origen vasco en el aparato institucional franquista fue, igualmente, destacada. El legislativo fue prácticamente un coto cerrado. Esteban Bilbao y Eguía ocupó la presidencia de las Cortes durante nada menos que veintidós años -todavía hoy es, con diferencia, la persona que durante más tiempo ha desempeñado este cargo- y le sucedió el bilbaíno Pedro Iturmendi. Cuando este cesó, a finales de los sesenta, el generalísimo confesó a uno de sus colaboradores que lo único que tenía claro con respecto a la identidad de quien le fuera a suceder, era que no podía ser vasco. Porque los vascos habían agotado ya el cupo.
En el ejecutivo tampoco faltaron los vascos. En el Ministerio de Asuntos Exteriores su presencia fue intensísima, tanto como ministros, como en calidad de embajadores. La lista de vascos al servicio de la diplomacia franquista es, ciertamente, extensa: Lequerica, Areilza, Castiella, Aznar, Sangróniz, Baraibar, Aznar...Sus relaciones cruzadas, sus recelos y diferencias, el modo en el que se sucedieron en las diferentes embajadas...conforman una historia muy sugerente y curiosa que aún no ha sido estudiada. Otros ministerios contaron, asimismo, a vascos entre sus titulares. Arrese, Arburúa, Bilbao...Y, evidentemente, la lista se amplía si tomamos en consideración los órganos específicos que creó el régimen, como el Consejo del Reino o el Consejo Nacional.
d) Los vascos de la iglesia franquista
No puede cerrarse un trabajo sobre los vascos de Franco, sin incluir una mención a la parte del clero y la jerarquía que cerró filas con el régimen del generalísimo, poniendo su labor pastoral al servicio de la legitimación del caudillo y de su obra. La lista ha de encabezarla, sin duda, el baracaldés Marcelino Olaechea, que ejercía de prelado en Navarra cuando se produjo el alzamiento y ha de incluir, entre otros, a personajes como el vizcaíno Javier Lauzirica o el navarro Pablo Gúrpide.
e) Los Vascos de París y Nueva York
No es comprensible la actitud e incluso la supervivencia del régimen de Franco si en el París ocupado por los alemanes no hubiera estado un embajador que habiendo sido alcalde de Bilbao como fue José Félix Lequerica, trabajó para asentar el régimen ante el gobierno de Vichy y trabajó para la repatriación no sólo de los bienes de los llamados "rojos" sino de sus personas. Desde la Delegación del Gobierno Vasco en París se trabajó conjuntamente con la Gestapo para capturar a Azaña, Companys, Zugazagoitia, Rivas Cherif, Cruz Salido, etc.
Lo mismo ocurrió en Nueva York. Tras la segunda guerra mundial, el régimen quedó aislado por acuerdos de Naciones Unidas y fueron Lequerica, Manuel Aznar, Castiella y Areilza los que lograron que en 1953 Franco fuera admitido en aquel selecto club que le daba el marchamo de prestigio suficiente para poder seguir consolidando internacionalmente su dictadura.
Por todo esto consideramos que "Los Vascos de Franco" puede ser un interesante libro que aporte una visión nueva y distinta de un período muy poco conocido o si lo es de forma muy fragmentaria a la vez que aporta elementos de juicio nuevos sobre lo que está ocurriendo en la actualidad en el País Vasco.
¿Quién se anima?
POR FAVOR. NO OS COMPARÉIS CON SALMOND. NO INSULTÉIS A LA INTELIGENCIA.
Anda la pésimamente autollamada Izquierda Abertzale alborotada por la declaración del primer ministro de Escocia, Albert Salmond. Ya dije que en la última reunión en Bruselas, los escoceses hablaron de construir Europa teniendo en cuenta a sus verdaderas realidades naturales. Es el signo de los tiempos y donde el Plan Ibarretxe encuentra una percha magnífica.
Pero, claro está. Los escoceses huyen como el gato del agua de HB y nosotros deberíamos hacerles mucho menos caso que lo que algunos les hacen. El secreto de la rotundidad escocesa y de su viabilidad pasa por no escupir a concejales, por no quemar casilleros, por no ensuciar sedes de partidos, por no quemar autobuses, por no hacer demagogia con las banderas, por no organizar homenajes a terroristas, por no convocar manifestaciones donde se glorifica la violencia, por no acusar a todo el mundo de todo, por no intimidar a la gente, por parecerles fantástico que se maten a dos ecuatorianos porque eso es parte del conflicto, por no callar ante la aparición en un garaje de 147 bombas lapas, y cosas así.
Me pareció por tanto sicodélica la entrevista de Jone Goiricelaya el domingo en Deia. Me restregaba los ojos y pensaba si ésta señora, que se le ve tan segura de si misma, o es tonta y nos cree tontos, o es una demagoga, o miente más que habla o se cree sus propias mentiras. Eso sí. La culpa siempre es de los demás. En todo. Sobre todo del PNV.
Yo no olvido, porque lo que me dice ETA no es como dice el PSOE que tiene fecha de caducidad, según vengan los alisios o los monzones, que ETA en su último comunicado decía que “el atentado de Barajas fue una acción armada de respuesta a los ataques permanentes del gobierno español”, ni que dijera con toda contundencia que “pensamos que siguen vigentes las razones para utilizar la lucha armada”, ni aquello tan redondo de que “incluso si ETA desapareciera no desaparecerían las condiciones para la lucha armada”. Y HB callada.
De todo esto no hablan ni Jone, ni Arnaldo, ni Pernando, ni Joseba, ni Rufi, ni Marije, ni Tasio. Solo hablan de que la culpa de todo lo tiene el PNV. Nada más, y eso sí, argumentan igual que ETA diciendo que la territorialidad y el derecho a decidir son las claves de la solución. Claro está. No dicen lo más importante. En ausencia total de la violencia.
Pero esta gente me da que no tiene solución. Están como hace cuarenta años, y lo peor es que hacen política sin ninguna base ética y sin ningún principio democrático. Una pena.
Me quedo con Salmond.
LES RECOMIENDO QUE VAYAN A GERNIKA A VER A PICASSO
Fuí el domingo a ver en el Museo de la Paz de Gernika la exposición de los bocetos hechos por Picasso antes de empezar su cuadro dedicado a la Villa Foral que lleva su nombre. Picasso había sido encargado por el Gobierno de la República para pintar un lienzo con la intención de que sirviera de denuncia ante el imparable ascenso del fascismo. Al producirse el bombardeo el 26 de abril de 1937, el 1 de mayo comenzó a trabajar sacudido por la impresión de la barbaridad que se había producido. Pre¬viamente hizo 21 dibujos y pinturas en torno a la composición y distribución de las figuras y es eso lo que hoy, hasta setiembre, se exhibe en Gernika.
No dudo que las asociaciones gernikesas han trabajado previamente el asunto, pero sin que el Grupo Vasco en Madrid se hubiera plantado, estas joyas no se exhibirían en Gernika porque Madrid solo entiende el lenguaje de tanto eres, tanto te doy, y, a Zapatero le interesa acabar su legislatura sin grandes sobresaltos. Estoy seguro que si en la siguiente nos necesita, el Gernika será expuesto en Euzkadi.
El caso es que me llevé una agradable sorpresa ante la gente que llenaba las salas del pequeño museo.
En el sótano había una muy lograda exposición sobre los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, con fotografías realmente impresionantes. De una mirada capta uno el horror de lo que fue aquello.
En el segundo piso está la exposición picassiana en este 70 aniversario del bombardeo, con sus 23 bocetos y el óleo "Madre con niño muerto" que nos permite captar el proceso creativo del Gernika, que lo ha convertido en un grito contra todas las guerras.
Una chica guía del Museo me dijo que habían atendido la víspera a 400 personas en cinco idiomas. Muy bien para Gernika.
Ví la película que ofrecen sobre el regreso del cuadro. Picasso habló de su devolución cuando la República volviera a España, pero un diplomático encontró, a través del hijo de Luis Araquistain, las facturas del pago del cuadro por el gobierno republicano y eso hizo que el estado español reclamara como propio el mural y lo instalara en el Casón del Buen Retiro primeramente y el gobierno socialista en el Centro de Arte Reina Sofía después. Vaya nombre afrentoso para una petición republicana “Reina Sofía”.
El caso es que si las bombas fueron para Gernika y si en Madrid consideran que Gernika es España, y que la República no se ha instaurado, sino todo lo contrario, ¿Por que no el Gernika no puede estar en Gernika?. En caso contrario que lo llamen “El Madrid” y lo pongan en el Bernabeu, ya que Madrid también fue bombardeada.
De todas maneras recomiendo visitar la exposición. Es única y estará solo hasta setiembre.