Hoy en el Euskalduna una representación muy importante de la sociedad vasca vamos a asistir a un acto institucional histórico de petición de perdón y reconocimiento colectivo a las víctimas. Lo que hasta hace muy poco tiempo parecía impensable, va a ser una realidad. Y lo que hoy nos parece inalcanzable, seguro, seguro, que dentro de un tiempo será también una realidad
Estoy convencido, por razones sinceras, de que nada de lo que hagamos desde las instituciones vascas, nada, será nunca suficiente. Cuando alguien decide segar la vida de otra persona, torturarla durante meses o provocarle lesiones irrecuperables nada de lo que hagamos podrá zurcir definitivamente el daño recibido. Pero aun partiendo de esa realidad, creo sinceramente que el domingo va a marcar un antes y un después en Euskadi.
Llevamos muchos años trabajando desde la Comisión de Derechos Humanos y Solicitudes Ciudadanas y desde el propio Parlamento vasco, y al menos desde el partido al que represento, para intentar resarcir, en todos los órdenes, y sobre todo en él más difícil que es el orden moral, a todos los hombres y mujeres que han sido víctimas y han sufrido las consecuencias durante todos estos años del horror de la violencia. De una violencia, además, que se escondía y por desgracia todavía se esconde, bajo el paraguas de supuestos principios políticos o ideológicos, lo que la hace todavía, si cabe, mas hiriente por lo incomprensible de sus justificaciones.
Llevamos años trabajando, con dificultades, sí, con las dificultades propias de tan delicada cuestión además de otras más propias del contexto político, y fruto de este trabajo en la Comisión de Derechos Humanos se aprobaron en el Parlamento vasco -e invito a conocer la realidad del trabajo parlamentario en esta materia- todas las medidas políticas, sociales, económicas, educacionales y legales, incluída la futura Ley de Víctimas del Terrorismo, que se están desarrollando durante todos estos meses. Sin olvidar el Plan de Paz y Convivencia impulsado por el lehendakari y el Gobierno vasco y el acto de apoyo a las víctimas que celebraremos hoy. Un acto que cuenta con el mayor respaldo político y social de los que hasta este momento se han celebrado y con el mayor número de víctimas presentes de los que se han organizado institucionalmente nunca. Va a ser un paso más fruto del trabajo de muchos, muchos años.
Y respeto, y lo digo con absoluta convicción y sinceridad, a todas aquellas víctimas o colectivos o plataformas así como sensibilidades políticas que no quieran acudir al acto. Están en su derecho legítimo. La sociedad vasca es absolutamente madura y, atendiendo a su diversidad, seguro que es capaz de interpretar el acto y sus circunstancias. Por lo tanto no vamos a ser nosotros, el Partido Nacionalista Vasco, quien arroje ni una sola brizna de hierba que alguien pueda utilizar para avivar un fuego que no queremos y que esta sociedad tampoco quiere.
No es un tema sencillo, no. Pero el Partido Nacionalista Vasco, reconociendo la pluralidad de las víctimas, que, por lo tanto, tienen sentimientos plurales, comparte la necesidad de autocrítica moral y política de no haber sabido transmitir su comprensión del sufrimiento que cada víctima de familiar ha padecido y padece, y asume el compromiso de memoria y solidaridad. Para ello, nada mejor que, ratificando su compromiso con los derechos humanos y, por lo tanto, haciendo suyo el principio de que cada ciudadana/ciudadano es imprescindible y que su participación en el desarrollo de toda comunidad es un bien que no puede ser negado por nadie, seguir adelante -con la memoria reconocida en el día de hoy- con el desarrollo de las iniciativas institucionales acordadas.
Por eso, desde el respeto, desde la humildad, nuestro partido, el Partido Nacionalista Vasco, estará hoy en el Euskalduna Jauregia.