Don Manuel de Irujo vivió en el exilio, fuera de su Patria, desde 1936 a 1977. Un total de cuarenta y un años. Y, fuera del estado español, treinta y ocho años de una vida que se apagó el 1 de enero de 1981. Casi la mitad de su existencia, la pasó fuera de su Lizarra (Estella) natal y esa característica de exiliado la llevó muy dentro de sí durante aquellos años aciagos e interminables. En 1959, con veinte años de exilio a cuestas teorizaba sobre esta circunstancia de esta manera:
“Renán definió el patriotismo como el plebiscito permanente de las almas. De igual manera podemos nosotros presentar nuestro exilio como el plebiscito permanente de quienes, en palabras de Don Diego Martínez Barrio, no han perdido la patria porque la llevan dentro de los corazones, pero han renunciado a pisar la tierra natal en tanto que permanezca oprimida y mancillada. Ese es el común denominador de todos los exilados. Podremos aparecer fraccionados en contrapuestos grupos, pero la verdad es que estamos unidos en un amor y en una incompatibilidad, por dispares que sean nuestras concepciones de patria o de nación, de régimen o de gobierno”.
“Como la rosa de los vientos, veinte años de exilio nos han esparcido por el mundo creando diferencias sustanciales entre la situación, emociones y actividades de la gran familia que somos. Ninguna de estas diferencias constituye precisamente un estímulo para nuestra unión; más bien se traducen en incentivo capaz de animar diferencias y atizar discordias. Nos vemos obligados a luchar en un triple frente: por nuestra civilización contra Franco, por nuestra subsistencia contra los demócratas que al prestar ayuda a Franco siembran la confusión en nuestras filas, y por nuestra unidad si hemos de vencer la dispersión que el prolongado exilio nos ha impuesto.
El exilio es un honor que pagamos caro y un servicio a nuestro país por el que tan sólo nos es dado esperar como recompensa la satisfacción del deber cumplido. Esta es la realidad de los términos en los que se reitera cada día desde hace vente años el plebiscito permanente de nuestras almas y la conducta por la que ponemos vidas, fortunas y afanes al servicio de nuestra conciencia de exilados con todo lo que ella entraña”.
SU REGRESO Y SU SALIDA
“Don Manuel. Se ha reunido el Euzkadi Buru Batzar y le traigo el acuerdo en persona para que le invite a volver a su patria porque ya están dadas las condiciones para su regreso. Queremos además que esté usted presente en la Asamblea Nacional que va a tener lugar en Iruña donde se aprobarán los cuatro pilares de esta nueva situación, es decir, las cuatro ponencias de organización, política, cultura y economía. Pero hay más. Nos gustaría que volviera usted en un avión que vamos a alquilar para darle mas espectacularidad a su regreso aterrizando usted en el aeropuerto de Noain en Iruña”. Estas fueron, más o menos, las palabras que me tocó transmitirle a Don Manuel de Irujo en su despacho de la rue Singer en París en 1977, en nombre del EBB del PNV.
“A lo primero le digo que sí, porque siempre he estado a la disposición del Partido y a lo segundo le digo que me parece poco serio, pero que si ustedes lo ven adecuado, lo haré”, me contestó.
Y lo hizo.
Al pisar tierra vasca gritó con las manos extendidas aquello de: “Cuarenta años de exilio os contemplan”.
Y es que al terminar la guerra civil, los vencedores encerraron a don Manuel de Irujo, como a cientos de miles de vascos, en la cárcel del exilio y arrojaron la llave a la intemperie con la secreta esperanza de que la herrumbre del olvido le fueran cubriendo y destruyendo. No había posibilidad de regreso, ni de amnistía, ni de nada. No había perdón siquiera para el hombre que en el Madrid sitiado, como Ministro de Justicia, había sido, según frase del Padre Alberto Onaindía, un “hombre de paz en la guerra”.
Don Manuel, no obstante, como el Lehendakari Aguirre, Landaburu, Rezola, Leizaola y otros muchos no fueron “presos” fáciles de aquella inmensa cárcel que era la Diáspora vasca. Y, a pesar de una guerra mundial, de unas necesidades vitales a veces dramáticas y de mil visicitudes sin cuento, no sólo sobrevivieron sino que actuaron. Ellos no se conformaron con el silencio del olvido sino que hicieron oír, al poco, su voz más fuerte, en forma de artículos, de periódicos, de discursos y conferencias, de visitas a otros compatriotas exiliados a lo largo del mundo. Don Manuel de Irujo se convirtió pronto en una personalidad importante y una relación poderosa para Euzkadi y para Europa. Una voz de unión y de libertad. Él supo convertir la cárcel del exilio en plataforma de lucha.
LA SALIDA AL EXILIO
Su salida al exilio en 1939, la contó él de esta manera:
“Mi salida de Cataluña a Francia fue en unión de Aguirre, Companys, Tarradellas, Jáuregui y algunos más. Pasamos la frontera a pie por el monte. No costaba demasiado trabajo, es aquel paso un paso meridional del Pirineo.
Pero en este último cruce de frontera ha habido una significación mucho más honda. Yo estaba aquí condenado a pagar 20 millones de pesetas de sanción. En el empeño de cobrarlos vendieron todos mis bienes. Hubo un chusco que en la Navidad anterior a la muerte de mi hermano Eusebio puso un telegrama al Director General de Seguridad diciéndoles que yo iba a pasar los días de Navidad en Estella con mi hermano. Rodó la cosa a la Guardia Civil. Ocupó todos los cruces de carreteras cercanas a Estella y se presentó en casa el capitán de la Guardia Civil a rogarle a mi hermano que, sin más resistencia, me entregase. Esa es la situación que yo gozaba en la España de Franco”. Todo eso acabó en los recibimientos apoteósicos de Hondarribia y Noain en marzo de 1977, es decir, el lugar de Irujo en el franquismo hubiera sido el paredón o la cárcel. Por eso tuvo que exiliarse.
Aquel año, 38 años después, Irujo volvía a casa porque Euzkadi, y no otra, era su casa. Aquella llave que el carcelero franquista dejó a la intemperie de Europa con la esperanza de que enroñara y terminara por no abrir ninguna puerta, nunca, se convirtió en una llave que brillaba, de pura dignidad, con un fulgor que ni el oro podía emular.
EL CONSEJO NACIONAL VASCO
Como hemos visto, Irujo abandona la Península por Le Perthus, junto a Companys, Aguirre, Tarradellas, Pi Sunyer y Julio Jáuregui. Tras una breve estancia en Francia, fija su residencia en Londres, donde se encuentra casada su hija Mirentxu.
Allí funda la “Euzko Etxea”, de la que será presidente, y colabora con Juan Ignacio Lizaso en la Delegación del Gobierno vasco en la capital británica.
Tras la invasión nazi de Francia en 1940, y encontrándonos la mayor parte de los consejeros del Gobierno en territorio ocupado y el presidente Aguirre en paradero desconocido, Irujo ve la necesidad de llenar el “vacío de representatividad” en que se encuentran los vascos. En colaboración con las delegaciones del Gobierno en Londres, Nueva York, Chile, Venezuela, México y Argentina, junto al único consejero que se encuentra en país libre, Aldasoro, funda en 1940 el Consejo Nacional Vasco.
Como presidente del Consejo Nacional Vasco, desarrolla una intensa actividad política. Por un lado, estrechando las relaciones con los representantes británicos y de la Francia libre. Con estos últimos firmará un importante pacto. Por otro, en la redacción de un “proyecto de constitución de la República vasca”, que levantaría las cóleras de los socialistas, en especial de Indalecio Prieto. Por último, creando una Brigada vasca dentro de las Fuerzas Francesas Libres. El Consejo Nacional Vasco se disuelve en 1941, cuando se conoció en Londres la noticia de la aparición de José Antonio Aguirre en América.
LA COMUNIDAD IBÉRICA DE NACIONES
Irujo es una partidario decidido del federalismo, tanto a nivel peninsular –es uno de los principales promotores de la “Galeuzka”, unión de Galicia, Euzkadi y Cataluña- como a nivel europeo, como veremos más adelante. Cuando fallece en Buenos Aires el líder galleguista Castelao él se ocupa en París de organizarle el acto de homenaje.
El 16 de diciembre de 1944 nace la Comisión Pro-Comunidad Ibérica de Naciones, en la que participan Manuel de Irujo, Pi Sunyer, Castelao y Araquistain, en representación de Euzkadi, Cataluña, Portugal y España, respectivamente. El intento fracasa al no aceptar los socialistas –Araquistain- el carácter de nacionalidad de los países vasco y catalán.
Paralelamente, Irujo, en representación de los vascos, participa en diferentes reuniones de la Unión Europea, a la que pertenecen, como pueblos asociados, Euzkadi, Portugal y Cataluña. El 22 de enero de 1943, Irujo interviene en la reunión en la que se fundaba la Unión Cultural Europea.
Con la reorganización del Gobierno republicano en el exilio, comandado por Giral, Irujo vuelve a ser ministro, esta vez de Comercio, Industria y Navegación en 1945.
ACCIÓN EUROPEÍSTA
Al término de la gran guerra, el Presidente Aguirre y D. Manuel Irujo, fervorosos europeos concurrieron al frente de un nutrido grupo de vascos a La Haya, donde los tenores de Europa anunciaron la formación de la Comunidad Europea. Allí se encontraron los vascos con personalidades demócratas de todo el continente. Entre ellas se hallaban Indalecio Prieto y Salvador de Madariaga. Los vascos llevaban en la mente y en el corazón la Europa de los pueblos. La que nacía no era la Europa de los pueblos sino la Europa de los Estados. Para Aguirre y los suyos el dilema planteado no era el de una Europa u otra, sino el de Europa de los Estados o ninguna. Y aceptaron la Europa de los Estados. Consecuencia de aquella realidad fue la constitución del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo, en el cual, el Consejo Vasco por la Federación Europea quedó vinculado con los organismos representativos de los diversos países peninsulares dotados de personalidad propia y con las fuerzas políticas y sindicales de la democracia peninsular: demócratas cristianos, socialistas y liberales.
Aquella constitución tuvo lugar en los salones de la Delegación de Euzkadi en París. El Consejo Federal quedó integrado con una Presidencia y cinco Vicepresidentes, otorgados a los demócratas cristianos, socialistas, liberales, catalanes y vascos. Las “Jornadas Federales” celebradas a continuación, en los mismos locales de la Delegación de Euzkadi, sirvieron para presentar a los copartícipes del Consejo Federal y recibir a los amigos de la democracia peninsular que desfilaron por aquella tribuna. La Europa de los Estados, a través de su Parlamento, elegido por sufragio universal, dejó abierto a los pueblos el camino de sus reivindicaciones. El último acto con resonancia internacional organizado por el Consejo Federal fue la Asamblea de Munich, con los acuerdos adoptados, que no obstante su moderación, provocaron las reacciones del Gobierno español que sancionó con destierros, confinamientos y otras persecuciones la asistencia de los ciudadanos que vivían dentro del territorio del Estado español.
ACTIVIDAD LITERARIA
Durante la etapa comprendida entre 1939 y 1974, Manuel de Irujo desarrolla una intensa actividad literaria. Por un lado, publica una serie de libros de temática diversa. Entre ellos, “Inglaterra y los vascos”, “Un vasco en el Ministerio de Justicia”, “La Comunidad Ibérica de Naciones”, “Instituciones jurídicas vascas”, o un libro de memorias. Por otro lado, publica infinidad de artículos periodísticos en “Alderdi”, órgano del PNV en el exilio, o “Euzko Deya”, publicación del Gobierno vasco en París, Amayur, e Ibérica de Nueva York.
SUS COLABORACIONES EN RADIO EUZKADI
Durante todos estos años de exilio y represión, poco se podía hacer por la vía institucional salvo mantener la llama encendida de los gobiernos Vasco y el de la República con objeto de que, una vez desaparecido el dictador se pudieran lograr las cotas de poder conseguidas en aquellos cinco años de explosión democrática en el estado (1931-1936).
Pero es que, en el caso del Gobierno Vasco, éste propició siempre el contacto informativo con los ciudadanos vascos superando las penurias económicas y la dureza de la dictadura. Una de sus actividades más significativas, lo constituyó el crear y mantener como radio clandestina institucional, las dos radios que tuvo. Una en Bayona, en Mouguerre, hasta que fue cerrada por presión del gobierno de Franco y debilidad del ministro del interior Francois Mitterrand y la que se organizó y trabajó en Venezuela desde 1963 a 1977.
En estas radios colaboró asiduamente D. Manuel de Irujo ofreciendo charlas, escritos y sus notas de actualidad, unas utilizando su nombre y otras el seudónimo de Lizarraga.
Con un lenguaje periodístico muy vivo y con el sentido de la historia y la actualidad, los trabajos de Irujo eran seguidos y comentados y constituyen pieza importante para conocer el estado de opinión de los demócratas vascos en aquel túnel.
Cuando D. Manuel visitaba Venezuela para estar con su familia y actuar políticamente se acercaba a los estudios de Radio Euzkadi donde grababa varios programas que salían al aire con su voz y su energía.
LAS RELACIONES INTERNACIONALES
Durante muchos años, Irujo es encargado de las relaciones internacionales del Gobierno vasco. Participa en la creación de la Democracia Cristiana europea –Nuevos Equipos Internacionales- y en las diversas reuniones políticas a nivel europeo que tienen lugar en el continente.
EL CONGRESO MUNDIAL VASCO
En 1956 se celebra en París el Congreso Mundial Vasco. José Antonio Aguirre le encarga a Irujo que presida la Sección Política del mismo, donde tiene una actuación muy destacada. A partir del Congreso Mundial, Irujo se dedica en cuerpo y alma al Movimiento Europeo, llegando a ocupar la presidencia del Consejo Federal Español del mismo, en sustitución de Salvador de Madariaga. En 1974 es nombrado “Amigo de Europa”.
MILES DE CARTAS
Si algo define a aquella generación, pero por sobre todos ellos a Don Manuel de Irujo fue por su copiosísima producción epistolar. Aquellos hombres atrapados en la prisión del exilio se dedicaron a escribir caras y más cartas, largas, cortas, pero de forma continua hasta el punto que solo con la correspondencia que mantuvieron se podría rehacer la historia de aquel exilio hasta en sus mínimos detalles. En mi caso, estoy poniendo en orden unas cuarenta cartas de D. Manuel, que son las que he encontrado, donde con una lenguaje vivo y directo me pide cosas , comenta otras ,analiza situaciones, usa el humor y la ironía y apuesta por hechos concretos. Esta rica experiencia epistolar con todo el mundo es fuente no solo de información sino de conocimiento y ojalá algún día sea editada.
De ahí que haya puesto en el título lo de “sin Internet”. No se qué hubiera sido de Don Manuel con un ordenador. Puede que hubiera bloqueado el éter porque a pesar de no tenerlo, con su vieja máquina Remington que con su papel cebolla agujereado por los tipos de la máquina mantuvo correspondencia y relación con cientos de personas como si su Ministerio hubiera seguido abierto y él atendiendo la gestión diaria del mismo. Algo realmente encomiable.
EL REGRESO
Como hemos descrito, en 1977, Manuel de Irujo regresa del exilio. Llega al aeropuerto de Noain (Pamplona) en una avioneta. Son miles de personas las que acuden a recibirle. El 16 de junio de ese año es elegido senador por Nabarra, ocupando la presidencia de la Asamblea de Parlamentarios vascos. El 1 de marzo de 1979 es elegido parlamentario foral de Nabarra por el PNV, cargo que ostentaba el 1 de enero de 1981, cuando le sorprende la muerte.
MENSAJE FINAL
Desde su regreso a Iruña en 1977 hasta su fallecimiento en 1981 tuve oportunidad de hablar, reunirme e intercambiar correspondencia infinidad de veces con D. Manuel. Se que la no presentación a las elecciones de Nabarra del PNV en 1977 y 1979 con su propia sigla le preocupó y entristeció. Como consecuencia de esas tonterías que se hicieron en su tiempo, una sigla histórica, muy vinculada a la persona de D. Manuel, se diluyó en una sopa de letras que le quitó al PNV presencia y capacidad de retomar aquella noble historia que D. Manuel había protagonizado en el Viejo Reino durante todo el siglo XX.
En 1979, el mes de marzo, hubo elecciones legislativas para el Congreso y el Senado. Ya no era candidato. Había dejado de serlo. Tenía muchos años, pero conservaba su aguerrido espíritu de siempre.
D. Manuel me hizo llegar un escrito para que lo leyéramos en un acto de aquella campaña. Lo leí con emoción. Casi era un testamento. Se trataba del Irujo vasco, nabarro, demócrata e institucional. Hoy más que nunca recordar estos conceptos vertidos por D. Manuel nos lleva al camino de la política con mayúsculas. A los 25 años de su desaparición física, nos sigue quedando la frescura, la fuerza y la integridad como político, que basaba fundamentalmente su hacer en el ser humano para una Euzkadi, Patria de los vascos. De todos los vascos. Decía así D. Manuel:
“Estoy en espíritu con vosotros, porque estoy en espíritu con mi pueblo. Os pido que votéis como votaré yo, la candidatura de nacionalistas vascos para el Congreso y la Nafarroa Batua para el Senado.
Yo he dejado de ser candidato. Tengo demasiados años para ir a Madrid todas las semanas. Hay maneras de vivir y trabajar por el país aquí mismo, y yo espero hacerlo durante el tiempo que Dios me otorgue de vida.
Os diré, una vez más, que soy demócrata por convicción y porque creo que dentro del régimen de la democracia es como mejor vive un país. Soy navarro hasta las cachas. Y soy vasco con toda la emoción de mi alma. Creo que, lo mejor que Navarra posee, lo que le da mayor personalidad, es su condición de vasca. Nuestra tierra, a la que tanto quiero, es la vieja Baskonia, convertida por el curso de la historia en el glorioso Reino de Navarra.
A Navarra y a Euzkadi he consagrado mi existencia en Estella, en Navarra, en Guipuzcoa, Alava y Vizcaya, en el País Norteño, en Madrid o en el exilio, donde he permanecido media vida, siempre a disposición de la patria.
Serví a Navarra, a Euzkadi y a la democracia, como Diputado Foral, como Diputado a Cortes, como Senador y como Ministro. Hoy sigo sirviéndole como hombre.
Nosotros no votamos la Constitución porque no nos satisfacía en nuestra condición específica. Pero queremos movernos en el orden establecido por la Constitución y las Leyes. Somos enemigos de toda violencia, así sea institucional –impuesta desde el Poder- o sistemática –aplicada desde la oposición-. La violencia nos hace daño, mucho daño. Somos opuestos a todo género de violencia, a la que oprime, a la que atraca y a la que mata. Queremos vivir en un estado de derecho, en el cual, todos sean libres en sus opiniones, en sus creencias y en sus actividades políticas. Queremos ese estado de derecho en el cual la policía guarda y haga guardar el orden, pero que no oprima, ni aplique el tormento en cualquiera de sus formas a los ciudadanos. Y queremos una ciudadanía capaz de aplicar sus derechos sin insultar, sin atracar y sin matar.
Estamos viviendo una situación de crisis económico-social muy grave. El primer deber del Gobierno, de los Parlamentarios y de la Ciudadanía, es el de poner en aplicación los medios adecuados para luchar contra ella, contra el paro, contra la inflación, contra el desorden. En un acto de esta naturaleza no pueden hacerse estudios económicos. Pero tenemos todos el deber de dejar constancia de esta preocupación, dando a nuestros representantes mandato imperativo para que el problema planteado figure en cabeza de sus preocupaciones, con el fin de intentar solucionarlo haciendo aplicación de bases sociales y justas. Todos conocéis el clásico aforismo: “Salus populi prima lex”. La salud del pueblo es la primera ley.
Acaba de ser aprobado el Pacto de Navarra con el Estado, en cuya virtud, el Consejo de Navarra adquiere el nombre de Parlamento, otorgándose al mismo la facultad para aceptar y aprobar el Estatuto Vasco, sometiéndolo a referéndum en su caso.
Queremos hacer constar que deseamos esa aprobación, llevada a cabo en condiciones en que Navarra conserve su propia fisonomía. Aspiramos a que la Euzkadi autónoma del Estatuto sea unión de unidades: que todos seamos vascos y disfrutemos de las ventajas de la unión, sin perjuicio de seguir siendo navarros, alaveses, guipuzcoanos o vizcaínos, cada cual con su peculiaridad y su derecho. Buscamos la unión en estos momentos difíciles que estamos viviendo, momentos difíciles pero creadores, en los órdenes político y cultural, social y económico. Porque al fondo del panorama que tenemos a la vista y que se divisa en Europa. Y Euzkadi, sin dejar de ser región o nacionalidad peninsular según el texto constitucional, va a pasar a ser, a corto plazo, siguiendo el curso de la vida, Región o Nacionalidad de Europa, como lo son actualmente Cerdeña, Sicilia y Nápoles, Flaming y Walonia, Gales y Escocia, Baviera y Wutemberg-Baden.
¡Nafarroa Euzkadira!
¡Aupa Navarra!
¡Gora Euzkadi Askatuta!
Irujo, 18 de febrero de 1979”
Este era el Irujo que nos dejó un mal día de hace 25 años, pero que sigue vivo en el recuerdo de los vascos de bien y de todas las gentes de buena voluntad.