Iritzia
07Urria
2006
07 |
Iritzia

Agirre. Un modelo de hacer país

Iritzia
Urria 07 | 2006 |
Iritzia

El 7 de octubre de 1936, José Antonio Agirre y Lekube fue elegido y proclamado lehendakari de Euskadi por los legítimos representantes de los ayuntamientos del País, en Gernika, cuna histórica de las libertades vascas. Agirre conformó seguidamente el primer gobierno autónomo de Euskadi, recuperando así parte de las libertades históricas perdidas por el pueblo vasco.
Tras jurar su cargo el lehendakari Agirre hizo público su gobierno integrado por representantes de todos los partidos políticos que habían permanecido leales a la voluntad popular: tres nacionalistas del PNV, uno de ANV, tres socialistas, dos republicanos y un comunista. Leizaola, Monzón, Aldasoro, Toyos y Astigarribia eran guipuzcoanos que se incorporaban con su bagaje político o sindical a las labores de gobierno, defendiendo la legalidad republicana y un programa de clara y nítida orientación social: «sobre las bases mínimas de la legislación social del Estado, el Gobierno Vasco desarrollará una política de acusado avance social, respondiendo al principio de que igual que todo ciudadano tiene obligación de contribuir con su trabajo, su capital y su actividad intelectual al bienestar general del país; recíprocamente tiene derecho a participar en los bienes sociales según el programa civil».

Construcción nacional y construcción social constituyen las dos dimensiones de un único proyecto político integral e integrador que los sucesivos gobiernos vascos han ido definiendo e implantando a través de sus políticas de gobierno en los periodos democráticos. Desde 1936, desde la constitución del primer Gobierno Vasco se establecieron bases firmes y sólidas sobre un modelo de hacer país que hunde sus raíces en la tradición ilustrada que 170 años antes representaron los caballeritos de Azkoitia.

La política del lehendakari Agirre engarza con esta tradición, actualizándola, proyectándola al futuro y asentándola en claves democráticas de representación y participación popular. Agirre había volcado su fuerte personalidad en la campaña pro Estatuto Vasco de Autonomía que posibilitaba la Constitución de la República española. Dinámico, entusiasta, se convirtió en el líder carismático de la causa vasca, en circunstancias históricas extraordinarias y excepcionales, trasladando a los vascos su convencimiento de que la autonomía constituía para el país una magnifica oportunidad para colocar los cimientos de la nación vasca, en términos de una sociedad libre, justa y europea.

El programa de gobierno del lehendakari Agirre explicitaba esta orientación, conjugando realismo e idealismo en un difícil equilibrio en el que Agirre fue maestro a lo largo de su vida. El lehendakari encarnaba un ideario político de amplia aceptación popular entre los vascos, más allá de sus simpatías partidarias, pragmático, a ras de tierra, y con capacidad de elevar el discurso y formular políticas de consolidación de la nación de los vascos.

Junto a él, Leizaola, culto e ilustrado, organizó la manifestación en pro de la universalidad vasca ante Alfonso XIII. En el primer decreto que firmó creó la Universidad Vasca (¿La UPV tiene más de 26 años!). Juan de los Toyos -eibarrés de adopción- figura relevante del sindicalismo y el socialismo vasco. Consejero de Trabajo, actuó de interlocutor con los representantes sindicales y en la mejora de las condiciones sociolaborales de los trabajadores vascos. Telesforo de Monzón, abogado bergarés, consejero de Gobernación, encargado de garantizar el orden público en circunstancias ciertamente excepcionales, creador de la Ertzaintza, policía de los vascos. El euskaltzale tolosarra Ramón María Aldasoro -dirigente de Izquierda Republicana y consejero de Comercio-, una de las principales figuras en Euskadi de la conspiración que traería la República y que se denominó Pacto de San Sebastián. Juan Astigarribia, donostiarra, secretario del PC de Euskadi, consejero de Obras Públicas.

Guipuzcoanos emprendedores y comprometidos con su País que realizaron su aportación política y sectorial en el primer Gobierno Vasco presidido por el lehendakari Agirre, dejando impronta de su buen hacer y de su capacidad de llegar a acuerdos en circunstancias excepcionales en el marco de un gobierno de concentración.

Setenta años después, los vascos contamos con perspectiva histórica suficiente como para valorar la calidad humana de las personas que formaron parte del primer Gobierno Vasco, para ser conscientes del salto cualitativo que supuso su conformación como institución angular del País, para observar con rigor la dimensión sociopolítica de su programa de gobierno y su incardinación y sintonía con la voluntad democrática de la mayoría de los ciudadanos vascos, ansiosos de contar con instituciones democráticas vascas para desarrollar políticas socioeconómicas propias de un modelo social libre y justo, al uso ya en la época en las democracias europeas.

PARTEKATU