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Anxo Quintana (El Correo)

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Maiatza 22 | 2006 |
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El Correo


Quintana: "Todos los partidos debemos aceptar cierto liderazgo de Zapatero en el proceso de paz"
Anxo Quintana siente la política con intensidad, casi tanto como su vida familiar -acaban de hacerle padre de gemelos hace poco más de tres meses-. «Son la demostración de que uno más uno no son dos, sino algo más», confiesa. Conciso y contundente en la respuesta, apenas ha permanecido un día en Bilbao para celebrar un encuentro de la plataforma Galeuscat, que apuesta por reconfigurar España como una nación de naciones.

-¿Cuál es su modelo de Estado?

-Aquél en el que se reconozca jurídica y políticamente que éste es un Estado plurinacional.

-¿No está reflejado ahora mismo?

-Aún estamos muy lejos. Somos plurinacionales en la práctica, porque es evidente que en el Estado español existe más de una nación, pero cuesta reconocerlo.

-¿Es Alemania el ejemplo a seguir?

-Tenemos la oportunidad de hacer un modelo propio. La idea de Estado-nación español está fracasada. Se intentó tras el proceso constituyente, pero no pudo ser.

-¿Tan claro lo ve?

-Hay que abandonar la idea de un Estado con un gran cerebro central que todo lo cuida, sin el cual nos iríamos al abismo. Sería mejor una idea mucho más moderna de Estado que trabaja en red y en el que todas las naciones se comprometen a hacer Estado y a coordinarse.

-¿Cabe el derecho de autodeterminación en ese modelo?

-Es un derecho fundamental de los pueblos. Se ejercería a través de la concreción de un Estado plurinacional en el que las diferentes naciones se encuentren cómodas.

-¿Cree factible un caso similar al de Montenegro en España?

-No lo veo imposible, pero mi idea de autodeterminación no se refiere nunca al hecho concreto de una consulta en referéndum. Es un proceso evolutivo y constante en el que las naciones tienen que pelear y trabajar por su pleno autogobierno.

-¿Aplicaría en Galicia el derecho de autodeterminación?

-Lo que el BNG propone no es un Estado gallego independiente, sino que, como nación, participe dentro del Estado español.

-Es un matiz diferente a lo que proponen PNV o CiU.

-Cualquier fuerza nacionalista, por definición, no puede ser anti independentista. El BNG no lo es.

-Sáquele algún defecto al nuevo Estatut para Cataluña.

-El problema no es tanto su contenido, sino el proceso de redacción y aprobación. La necesidad de consensos entre todas las fuerzas políticas es una parte fundamental del proceso. Cuando eso no se produce y cuando la legítima y lógica lucha partidista se coloca por encima de los intereses de país, el resultado final siempre es mejorable.

-¿Le gustaría un Estatuto como el catalán para Galicia?

-Lo peor que podríamos hacer es mimetismo de nadie. Galicia lo precisa para el bienestar de sus ciudadanos. Un nuevo Estatuto tiene que mantenernos en la misma primera división, con Euskadi y Cataluña.

-Uno de sus compañeros de partido ha dicho que Galicia es más que Andalucía. ¿Hay comunidades de primera y de segunda?

-No creo que sea una cuestión de superioridad. Todos los ciudadanos del Estado deben tener los mismos derechos individuales. Pero, cuando hablamos de derechos colectivos, es evidente que existen realidades nacionales que deben ser reconocidas. Y no es lo mismo Euskadi, Cataluña y Galicia que Extremadura, Murcia, La Rioja o Andalucía. Eso no quiere decir que sean más o menos. Simplemente, no son lo mismo. No hay mayor injusticia que tratar de dar los mismos remedios a problemas que son distintos.

-¿Tan necesaria era una reforma de los estatutos o sólo es una cuestión de más financiación?

-Las dos cosas van unidas. Debe servir para reconocer el carácter nacional de Galicia y para definir un nuevo ámbito competencial, ambicioso, y blindado de interferencias foráneas. Tiene que ir acompañado de un nuevo modelo de financiación y blindar las inversiones del Estado para que no quede a la arbitrariedad partidista del Gobierno de turno.

-¿A qué cree que obedece la actitud del PP contra estas reformas?

-Su único argumento político es abrazarse a la cultura política que 40 años de dictadura impregnó en buena parte de la ciudadanía. Esa cultura que entiende la unidad de España como un auténtico atavismo, irracional y sin lógica.

-¿Qué le cuenta Imaz del proceso de paz?

-Veo al PNV en una posición central, responsable y fundamental para que el proceso tenga éxito. La grandeza de una fuerza política consiste en ser hegemónica y, a la vez, asumir un papel secundario para que el proceso llegue a buen término. Eso es lo que está haciendo el PNV, y es digno de elogio.

-¿Cómo se ve desde fuera el fin de ETA?

-Con ilusión, esperanza, responsabilidad y precaución. Se dan circunstancias que no se dieron antes, pero hay que pedir cautela. Sin prisas, pero sin pausas.

-¿Y el ritmo del proceso establecido por Zapatero?

-Él se ha marcado sus propios tiempos y debemos aceptar cierto liderazgo. Cuanto menos interfiramos las fuerzas políticas, más contribuiremos a que acabe bien. Debe haber dos procesos que irán paralelos, uno el de pacificación, que lidera Zapatero, y otro de normalización, que corresponde a las fuerzas vascas y en el que tendrá que ejercer una labor de liderazgo el lehendakari.

-Nuevo proceso judicial a Otegi, ¿el líder de Batasuna debe ir a prisión o hay que mantenerle al margen como interlocutor válido?

-En un Estado de Derecho, un pilar básico es la independencia y división de los poderes. Lo que pasa es que todos los poderes del Estado deberían estar comprometidos en que este proceso de paz tuviera éxito. Respetando la autonomía de los jueces, a mí me parece que meter en la cárcel con carácter preventivo a los interlocutores no es la mejor manera de resolver el conflicto.

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