Bilbao: "Facilitaremos que Batasuna se suba al tren, pero poniendo a cada uno en su sitio"
El corsé institucional no contiene del todo la vehemencia de José Luis Bilbao, que se pronuncia con nitidez sobre el acomodo de la izquierda abertzale en el proceso de paz, las expectativas de su partido o el papel del lehendakari. Sólo hace una medida pausa al referirse a ese Athletic que tanto le ha hecho sufrir este año en San Mamés.
-¿Es de los optimistas o le da vértigo este período de incertidumbre?
-Vértigo no, estamos mucho mejor que hace dos meses. Otra cosa es que haya que ser cauteloso. Espero que sea la buena, aunque lo creía también en 1998 y nos engañaron.
-Todos los partidos, también el PNV, tendrán que hacer política sin ETA.
-Ésa es una de las mejores noticias que pueden darse. Pero sin ETA de por medio. Porque la paz no tiene precio político. Lo que el Gobierno y ETA tienen que resolver -y están hablando- es cómo se produce el abandono de la violencia, qué pasa con las víctimas, los presos... Pero si admitimos que ETA tiene que ser el garante, el valedor, el autorizador, estamos buenos. El garante del proceso es la sociedad vasca, son las fuerzas políticas. No puede ser que uno, por tener las pistolas, marque el rumbo y ponga las condiciones. Eso tiene un déficit democrático absoluto.
-A tenor de su última entrevista, ¿cree que la banda mantiene una voluntad de tutelar el proceso?
-Lo siguen diciendo, aunque creo que esa entrevista es de consumo interno, para sus huestes, de sacar pecho y decir "gracias a nosotros hemos llegado a no sé dónde". Cuando han sido 30 años para nada. No van ser ni los directores, ni los conductores del autobús, ni los capitanes del barco, ni los maquinistas del tren. Si se quieren subir al tren, bienvenidos al club. Pero de ahí a que vayan a ser los maquinistas, va un trecho largo.
-Batasuna insiste en que son ellos los que acertaron en la Transición, al no dar por resuelto el conflicto.
-Sí hay un conflicto antes de que existiera ETA. Luego cada uno puede vender la historia como quiera, pero la dirección de la izquierda abertzale ha sido incapaz de ver la realidad de la sociedad. Hace 30 años, algunos apostamos por construir el país día a día. ¿Que no ha cambiado nada? Pues igual no. Pero no hay más que ver la calidad de vida; sufrimos una desertización industrial tremenda y hoy tenemos una estructura económica moderna, unos niveles históricos de paro... Todo se hizo con la izquierda abertzale fuera del sistema, a pesar de ellos, contra ellos y sin ellos. No sé a quien le ha dado la razón el tiempo, pero creo que a nosotros.
-¿Qué espera de la declaración de Zapatero en el Congreso? ¿Debería avalar la mesa política en Euskadi?
-Esa mesa es para hablar del conflicto vasco, no del posible final del terrorismo. Es preciso buscar un punto de encuentro para una nueva estructuración de las relaciones con el Estado español. Eso hay que hablarlo, es necesario. Aquí se ha dicho que mientras existiera ETA no se podía hablar de otras cosas. Su desaparición favorece que ese argumento no se pueda utilizar. Me parece bien que Zapatero comparezca y espero que tras el verano se pueda constituir una mesa en la que los partidos puedan hablar de política con mayúsculas. Pero sin la pistola detrás de la puerta.
-La imagen de esa mesa es la de todos los líderes vascos sentados a la misma. Esa fotografía, ¿es realmente posible a la vuelta de verano?
-¿Esa foto de fase resolutiva, de acuerdo? No. El Gobierno y Batasuna tienen marcada una "hoja de ruta": primero, hay que hacer todo lo posible para que la izquierda abertzale se presente a las elecciones; y Batasuna necesita que Zapatero gane las generales con mayoría absoluta, para abordar en esa segunda legislatura todo el tema de los presos, sin hablar de mesa resolutiva y marcos jurídico-políticos. El objetivo es que aquí no se corra. La mesa se puede constituir; lo que no veo es la foto resolutiva antes de las municipales.
-¿Va a encarar Zapatero el debate sobre el derecho a decidir?
-Lo veo capaz de cualquier cosa; ya dijo que respetaría lo que decidiese el Parlamento catalán. También es un político con buena suerte, tiene estrella. Espero que no tenga la misma sinceridad que cuando dijo que iba a respetar lo que saliera de Cataluña, y se le pasó el cepillo.
-¿Se avecina una disputa a cara de perro entre la izquierda abertzale y ustedes en las municipales?
-No sé si va a serlo o no. Algunos líderes de la izquierda abertzale pretenden ser, a medio plazo, la voz mayoritaria del nacionalismo. Eso es legítimo, otra cosa es que nos dejemos. Que digan que el tiempo les ha dado la razón, después de mil muertos, mil familias destrozadas, los presos, el dolor que han dejado... Deberían tener más humildad. Nosotros vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano para facilitar el proceso, vamos a abrir las puertas del tren para que se suban, no las vamos a cerrar. Pero poniendo a cada uno en su sitio. Yo no voy a coger una pistola ni voy a aplaudir a quien la coja, y como yo, la mayoría de la sociedad. La duda es si aquellos que justifican que se mate por un proyecto político, van a seguir pensando lo mismo una vez que se termine la pacificación. ¿Eso es enfrentarnos a cara de perro? Eso es dejar las cosas claras.
-Sin esa evolución personal, el riesgo para la paz seguirá existiendo.
-Yo he estado con personas que si me pegaban un tiro, no iban a pestañear. El que pensaba así hace seis meses, dentro de seis va a pensar igual. El catecismo decía que uno podía arrepentirse de sus pecados por contrición o por atrición; es decir, porque llegaras a la conclusión de que estaba mal o por miedo al infierno. Me da igual si es por convencimiento o por necesidad, con tal de que sea. Pero sabiendo eso, quien es quien en este país.
-Parece que la legalización de Batasuna podría privarles de su mayoría absoluta en Vizcaya y Guipúzcoa.
-Habrá que verlo. Ojalá haya cambios en el terreno político y Batasuna pueda presentarse. ¿En qué nos puede afectar eso? No tengo ni idea. Sí estoy convencido de que en este país existe un nacionalismo de hacer país, construir nación y abrir la persiana todos los días. En esa oferta espero que el PNV y EA vayan juntos, con una alianza estratégica para este nuevo tiempo.
-La actitud de la ejecutiva de EA apunta en otra dirección.
-Ellos tendrán que decidir. Pero creo que se va a clarificar el panorama, para la gente normal hay bloques políticos y sociológicos: en el nacionalismo, el PNV y la izquierda abertzale, y en el no nacionalismo, la derecha española y el socialismo tradicional. Lo demás, con todos los respetos, son colgajos, adendas, de esos cuatro ámbitos.
-¿Sugiere que sus socios podrían quedar disminuidos si van solos?
-Podría ser, pero no me gustaría una noche electoral en la que EA desaparezca o tenga una mínima representación, sino un nacionalismo institucional con una alianza estratégica. Cada cual con sus diferencias, no es el abrazo del oso.
-¿Y qué discurso van a defender ustedes? ¿El de la gestión o el de las reivindicaciones soberanistas?
-No es contradictorio. Yo quiero una Euskadi independiente y republicana, pero también que sea posible levantar la persiana y arreglar los problemas. No es que unos seamos los soberanistas y otros los de los manguitos, los burócratas. Mi compromiso del día a día es porque creo en el proyecto soberanista.
-¿Temen de verdad que Batasuna y el PSE les hagan "la pinza"?
-No me preocupa que tengan la sana intención de desalojar al PNV de las instituciones. Tienen muchas ganas, pero no me da miedo.
-¿Aspirará a la reelección?
-No tengo ni idea, eso no depende de mí.
-Cunde en los corrillos políticos que quiere ser candidato a lehendakari.
-Ya. Pues mire, no. Hace unos meses la jugada era que Imaz iba a ser el candidato y Urkullu, el presidente del partido. A algunos nos daba la risa. No sólo no tengo ninguna gana: conozco al lehendakari desde hace años, fuimos compañeros de clase en la facultad y me votaba como delegado. Tenemos un lehendakari para muchos años, es un activo fundamental para el país y para el partido, y estoy comprometido con lo que representa. Siempre voy a estar ahí, lo tengo clarísimo se diga lo que se diga. Mañana será otro el que quiera quitarle la silla o amortizarle. Yo desde luego no, y no me da ni siquiera la risa floja.
-¿Pronostica el mismo futuro para el tripartito?
-Ése es otro tema. El tripartito, que es la centralidad del país, se formó en una situación de división entre bloques. Los tiempos cambian, ETA ha declarado un alto el fuego y los socialistas se acercan a ese mundo para intentar arreglarlo. Hoy por hoy, el tripartito sigue siendo un instrumento válido, dentro de dos años habrá que ver. Porque también en política los acuerdos valen las mayorías que tienen detrás.
-Pues el Gobierno lleva cinco años sin mayoría suficiente.
-Bueno, alguna tiene que tener cuando hay un lehendakari elegido y un Gobierno que gobierna...
-Con dificultades para legislar.
-Sí, pero se encuentra delante con el "no" de los demás. Lo pregunto al revés: ¿existe una alternativa? No.
-¿Y la habrá en el futuro? ¿Tiene alguna predilección?
-Vaya usted a saber. Aquí hay un debate falso sobre las dos almas del PNV, una partidaria de pactar con el PSE y otra con la izquierda abertzale. Tenemos el tripartito con EA y EB; yo he pactado con Batasuna, los socialistas y el PP; mi partido votó la investidura de Aznar. Hemos pactado con el que ha hecho falta pactar y seguiremos haciéndolo. ¿Predilección? Depende de los votos que tengamos detrás, porque los pactos son para dar pasos, para arreglar las cosas. Y para eso hacen falta mayorías de gobierno, porque la sociedad pide que le solucionen los problemas. Gobernar no es decir sólo "Gora Euskadi askatuta". Y dentro de una hora, ¿qué? ¿Pactos? Con quien haga falta, creo yo.