Elkarrizketak
24Apirila
2006
24 |
Elkarrizketak

Josu Jon Imaz (Heraldo de Aragon)

Elkarrizketak
Apirila 24 | 2006 |
Elkarrizketak

Elkarrizketak

Heraldo de Aragon


Imaz: "La paz es la prioridad y no se puede vincular a ninguna condición política"
PREGUNTA- Desde el pasado 22 de marzo, tras el anuncio de alto el fuego de ETA, usted ha repetido en diversas ocasiones que "la paz es el objetivo prioritario". ¿Cuál es el camino para conseguirla?.

RESPUESTA- Mi generación no ha llegado a conocer la paz. Por eso me gustaría un escenario para nuestros hijos diferente. La paz es el objetivo prioritario y fundamental. Ahora se vislumbra un nuevo horizonte. Nos toca a todos hacer irreversible esa esperanza y esa posibilidad. Corresponde en las próximas semanas verificar el alto el fuego y la desaparición absoluta de cualquier amenaza, extorsión o ataque. Después hay un marco establecido, que es una resolución que aprobamos en el Congreso de los Diputados, a partir del cual se debería iniciar un diálogo entre el Estado y ETA al objeto de alcanzar un final dialogado y un cierre definitivo de la actividad terrorista. La paz, sin embargo, es mucho más que eso. La paz va a requerir una observación exquisita de los derechos humanos y el reconocimiento social de todas las personas que han sufrido el azote de la violencia. Va a ser un proceso complicado en el que será necesaria la reconciliación social, una tarea a la que nos tenemos que apuntar para que esta sociedad vaya restañando las heridas.

P.- ¿Cuál es la causa real por la que ha decidido ETA la interrupción de la violencia?.

R.- Es una suma de factores de difícil cuantificación. El atentado del 11-S de Nueva York no pasa en balde porque a partir de entonces aumenta la cooperación internacional contra el terrorismo. Además, poco a poco ETA se ha ido haciendo estructuralmente más débil. Posiblemente también ha influido la ruptura de la tregua de 1998, que fue un mazazo para toda la sociedad, pero, sobre todo, para sectores del propio mundo del entorno de ETA. A partir de entonces una parte de la izquierda radical aberzale maduró y apostó por hacer política en democracia. Tampoco se puede olvidar el terrible golpe del 11 de marzo de Madrid. El día después se vio lo difícil que resulta matar porque desgraciadamente la tragedia sirvió para mostrar la cara más dura y descarnada del terrorismo. .

P.- ¿Cuánto tiempo ha de transcurrir para confirmar el alto el fuego?.

R.- Un plazo de un mes y medio o dos meses puede ser razonable para que se observen signos inequívocos de que ETA ha mostrado ya una voluntad real de abandono de las armas.

P.- ¿Cuál es el calendario posible? .

R.- Lo importante es que sea compartido. El Estado debe articular los mecanismos adecuados de contacto con ETA para proceder a un final dialogado que permita avanzar hacia una desaparición definitiva de la banda armada.

P.- ¿Por qué será largo y complicado si ETA tiene voluntad real de que sus tesis venzan en las urnas?.

R.- Una organización terrorista es un mundo muy complejo, con muchas inercias y mucha cultura de totalitarismo y de intolerancia que no desaparece de un día para otro. En un entorno con dirigentes que están acostumbrados a imponer sus tesis políticas a través de la violencia, las cosas no suelen ser tan lineales y rotundas como a muchos nos gustaría.

P.- Si hubiera terrorismo callejero, ¿sería admisible seguir hablando con los terroristas?.

R.- No, desde el PNV es imposible. El alto el fuego tiene que ser universal. No puede haber nadie bajo amenaza. Si hay cualquier tipo de extorsión, habría que renunciar de inmediato al diálogo con los terroristas.

P.- ¿Qué circunstancias podrían llevar a ETA a reanudar la violencia?.

R.- No creo que suceda. Hay una esperanza, fruto de factores sólidos, como puede ser la propia reflexión de ETA.

P.- Las condiciones de ETA son imposibles: España y Francia deben conceder la autodeterminación a siete circunscripciones territoriales. Partiendo de esa dificultad, ¿qué pasos cree que se darán en realidad para la entrega de las armas? .

R.- No hay ninguna condición política que se pueda vincular a la paz. La paz no significa ningún crédito para los violentos, no debe ser condición para nada. Lo contrario sería justificar la propia violencia. La paz no puede venir de la aceptación de ningún proyecto político por legítimo y democrático que éste sea. Otra cosa es que en una sociedad sin violencia los partidos debamos dialogar al objeto de alcanzar acuerdos políticos desde el respeto a la voluntad de la sociedad vasca.

P.- ¿Cree oportuno debatir todo eso fuera del Parlamento?.

R.- Los escenarios de interlocución y diálogo con una organización violenta como es ETA deben tener sus cauces de discreción. Otra cosa es que exista un marco establecido con luz y taquígrafos, que es la resolución del Congreso, en el que pueda haber otro tipo de declaraciones institucionales en el futuro como sucedió en octubre del 1998 a favor de determinadas actuaciones en política penitenciaria, más dinámicas y flexibles, que acompañasen al proceso de paz.

P.- Hay unos 500 etarras en prisión. ¿Cuál sería la política penitenciaria adecuada: el acercamiento, los indultos para delitos sin sangre?.

R.- El acercamiento de los presos de ETA a entornos lo más próximos posibles a sus lugares de residencia es un paso indispensable. Se tenía que haber hecho hace tiempo porque en una democracia, incluso las personas privadas de libertad son sujetos de derecho. En el propio espíritu de la ley española se habla de facilitar para cualquier preso la pena de su condena cerca de su entorno social y familiar. No es lógico que por culpa de una persona, aunque sea de una banda terrorista, y por muy grave que haya sido su delito, se condene también a sus padres, sus hijos o los hermanos, que no tienen ninguna culpa. Los castigos colaterales a familiares no son razonables desde un punto de vista de un Estado de derecho. Además, para lo que han servido históricamente esos viajes de 1.000 kilómetros es para que el propio entorno de ETA haya metido en una burbuja a otras personas que en muchos casos ni siquiera compartían sus posiciones políticas con los presos. .

P.- ¿La situación de los presos ha podido influir en ETA para decidir el alto el fuego?.

R.- Puede ser. No podemos olvidar que hay personas con muchos años sin libertad. Se puede haber producido un cierto proceso de maduración personal. A los 40 no se ve la vida con el mismo fanatismo que a los 20.

P.- ¿Quiénes deben ser los principales responsables de la paz? .

R.- La paz es tarea de todos. Las instituciones vascas, por ejemplo, han de verificar el alto el fuego en la medida en que tienen las competencias exclusivas en materia de seguridad. Por otra parte, la tarea de apoyo a las víctimas y de reconciliación implica a todo el tejido social, pero también a los ayuntamientos, a gobiernos,… Un proceso de paz es mucho mas que el simple hecho de dejar las armas, significa un trabajo más amplio de cerrar heridas de la convivencia abiertas por años de violencia y tragedia.

P.- ¿Cree posible alguna forma de autodeterminación? .

R.- Me gustaría que la sociedad vasca pudiera en un futuro democrático tomar las decisiones por su propia voluntad en libertad, que fuéramos capaces entre los partidos de tomar una decisión que aglutine a las distintas sensibilidades e identidades que vivimos en Euskadi ofreciendo un acuerdo integrador entre todos los políticos y que luego lo ratifique la sociedad.

P.- ¿Es necesaria una completa renovación de la sociedad vasca para no viciar el proceso de negociación? .

R.- Al que le corresponda negociar con ETA debe hacerlo con la máxima diligencia y discreción posible. Creo en la sociedad vasca y en la generación que ha sufrido la violencia, así como en su capacidad plena para adaptarse a una situación tan difícil. Por el contrario, he conocido el testimonio de muchas personas amenazadas hasta ahora que han empezado a vivir desde el mismo anuncio de ETA.

P.- ¿Cuál ha de ser el papel del lendakari? .

R.- El papel de la sociedad vasca. Yo me pregunto ¿si un lendakari no tiene que ser un agente activo en el principal problema que ha vivido su país en los últimos 30 años, a qué se tiene que dedicar entonces? El lendakari, como máximo representante de la sociedad vasca, tiene que tener una participación activa en el proceso de paz a través de cuatro cuestiones fundamentales.

P.- ¿Cuáles son?.

R.- La verificación de la violencia como máximo responsable de la seguridad en el País Vasco. En segundo lugar, en la observación del cumplimiento de los derechos humanos. En tercer lugar, en el apoyo institucional a las víctimas y, en cuarto, en todas las apuestas de paz y reconciliación posibles del conjunto de la sociedad vasca y de las instituciones. Desde la cooperación, conscientes de que es una tarea de todos. Después, con la paz encauzada, en lo que sean los acuerdos y diálogo políticos en los que las entidades vascas deberemos ser las protagonistas.

P.- ¿Ha de ser el lendakari un intermediario entre Madrid y el mundo aberzale?.

R.- Su papel no es la intermediación. Existen otros ámbitos y otros agentes para esta tarea.

P.- ¿Y portavoz del nacionalismo vasco?.

R.- No. Yo soy el portavoz del nacionalismo. El lendakari es mucho más, la figura institucional que representa al pueblo vasco. Él es mucho mas que un militante del nacionalismo vasco. Yo puedo ser partidista, como Patxi López, María San Gil o Arnaldo Otegi. El lendakari, no.

P.- ¿Cuál ha de ser el papel de las víctimas en el proceso para conseguir la paz?.

R.- Tienen que ser receptoras del reconocimiento de toda la sociedad vasca. Nuestra primera misión es que no haya mas víctimas. Tenemos que ser exquisitos y respetuosos con ellas y darles apoyo porque un proceso que para la mayoría de la sociedad puede verse como ilusionante, para ellas puede suponer trances duros. No deben ser agentes políticos en este proceso, porque las convertiríamos en víctimas por segunda vez.

P.- ¿Volverá Herri Batasuna en las próximas elecciones municipales?.

R.- En un horizonte de paz y de convivencia, es deseable que el mundo aberzale de HB, con las siglas que quiera, se presente a las elecciones y que quien quiera les vote. A mí, como adversario político, me corresponderá defender un proyecto diferente y limarles el máximo número de votos posibles, pero eso es la democracia.

P.- ¿Y el PNV podría salir beneficiado electoralmente?.

R.- Es una reflexión que no me gusta hacer. Nuestra responsabilidad generacional es asentar la paz. Si mirara la cuenta de explotación en términos electorales de cuáles van a ser las consecuencias del proceso de paz, sería un miserable. Por tanto, y dicho todo esto, hay una máxima de Isaac Rabin que decía "haz la paz y perderás votos, haz la guerra y los ganarás". Desgraciadamente, muchas veces suele ser así. No hay términos de réditos a la hora de llevar un proceso de paz. La sociedad puede premiar más posturas duras. En Irlanda aquellos que hicieron la paz, el partido de Hume y David Trimble, fueron los grandes perdedores en las urnas; las posiciones más radicales, la del Sinn Fein, aquellas que crecieron electoralmente.

PARTEKATU