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El Diario Vasco
Gonzalez de Txabarri: "ETA ha sido socialmente derrotada"
Joxe Joan Gonzalez de Txabarri, diputado general de Gipuzkoa, reflexiona en voz alta sobre la encrucijada en la que se encuentra la política vasca en un momento en el que se intuyen movimientos de gran alcance histórico. Pide que «el proceso de paz deje de ser virtual y se lleve a cabo» y asegura que ETA «ha sido socialmente derrotada».
-¿Se están moviendo muchas cosas o sólo es un espejismo?
-Hay síntomas para el cambio, estamos en una encrucijada, con posibilidades objetivas de encarar un proceso de paz y de normalización política y tenemos que ser capaces de abordarlo. Tiene que haber un proceso de paz y no sólo parecerlo en una mera escenificación mediática y virtual. Hay que abordarlo con garantías.
-¿Qué quiere decir eso?
-Tiene que ser irreversible, no podemos volver a las andadas, y ser universal, sin zonas impunes para la violencia y que, en definitiva, lleve a nuevas reglas de juego. Estamos en una fase previa de calentamiento, hay movimientos en las bandas para generar esas condiciones, lo que lleva a ver que la paz está al alcance de la mano, hay que acogerla y hay que mimarla. Se vuelven a observar los mismos síntomas de reeditar esquemas del pasado. Observo un excesivo tacticismo o una necesidad de achicar espacios al contrario. Hace falta una mayor altura de miras.
-¿Qué opinión le merecen las actuaciones del juez Grande-Marlaska?
-Hemos estado unos cuantos años legislando a la carta. Ése ha sido un gravísimo empeño en la segunda legislatura del PP, en esa línea se está haciendo justicia a la carta, con una presión social, mediática o de los poderes fácticos que fuerzan unas interpretaciones legales más duras incluso que en los tiempos de Mayor Oreja. Ha quedado en evidencia que los criterios de la Audiencia Nacional no son los propios de un Estado de Derecho, está funcionando como un tribunal extraordinario más propio de una dictadura que de una sociedad democrática que apuesta por un proceso de normalización del pasado. Por eso la política penitenciaria, que ha quedado totalmente obsoleta, debe quedar al margen de un proceso de paz porque responde a esquemas del pasado. No debería ser una bandera de agravio para ese mundo, porque en algunos casos es terriblemente injusta para los presos y en cualquier caso lo es para los familiares de los mismos.
-¿Usted cree que la izquierda abertzale tiene asumido que ETA debe dejar de tutelar un futuro proceso político?
-Para mí es la situación que más me revuelve. Es insoportable, ETA no puede tutelar ningún proceso. No sé si lo han asumido. La izquierda abertzale está en una encrucijada vital, me preocupa de una forma muy clara el componente, el tic totalitario que tienen gran parte de sus propuestas.
-Decía Joseba Egibar que, en su opinión, ETA ha decidido dejar las armas y ahora juega con los tiempos
-Es que ETA sólo tiene una carta en la manga, la del anuncio de su desaparición definitiva y por eso tiene que pensarse mil veces lo que está realizando, porque ha sido derrotada socialmente, no termina de digerir esa derrota, saben que tienen esa carta y la intentan hacer valer. Pero es la carta, en este momento, de un tahúr.
-De hecho sigue la extorsión contra los empresarios
-Se está acentuando de forma muy significativa esa extorsión. No se puede decir que se traslada el conflicto de la calle a la mesa de negociación y llevarlo a la cocina de los hogares de los empresarios y los trabajadores vascos.
-¿Teme que se quiera ningunear al nacionalismo institucional en ese eventual proceso de paz?
-Si el proceso no es multilateral nacerá viciado en origen. Sería un grave error iniciar un proceso de normalización de esta envergadura con el nacionalismo marginado, primero por antidemocrático y porque no se respeta la voluntad de los ciudadanos vascos. Uno de los vicios de este proceso puede ser que el PSOE y Batasuna, por un lado, y ETA y los poderes del Estado, quieran autoasumir la representación del conjunto de la población vasca. Es harto curioso que aquellos mismos que cuestionan como insuficiente el 51% de apoyo en el Parlamento Vasco para adoptar determinadas decisiones están ma-nifestando con toda claridad que el PSOE y Batasuna, que pueden representar un 34% de esa población, pueden afrontar ese debate.
-Le preguntaba por un proceso de paz, no de normalización.
-Es que no son disociables, el proceso de paz no se puede abordar como si fuera una guerra abierta y convencional entre dos bandos. El componente militar debe de quedar al margen, que esto no es ni la Convención de Ginebra ni el abrazo de Bergara. Hay que aplicar un proceso de pacificación y normalización en términos civiles, no militares.
-¿Será posible ir cerrando heridas?
-Para abordar el proceso con garantías hay que abordarlo en términos de reconciliación, no de humillación. El mejor homenaje que se puede hacer a las víctimas es garantizar que no va a haber ni una víctima más.
-¿Ve viable una reforma del marco jurídico-político que implique a la izquierda abertzale y a los socialistas al mismo tiempo?
-Es posible y necesario y es un objetivo generacional, nuestra generación fue capaz de hacer de puente con la generación anterior para establecer unas nuevas reglas de juego y articular la institucionalización del país. Pues ahora tenemos que hacerlo con la siguiente.
-¿Es viable ese consenso sin el PP?
-Dada la relevancia del debate, todo el mundo a la hora de la verdad va a estar a la altura de las circunstancias. Les animaría a leer las conclusiones que sacan de la transición. Los herederos biológicos y morales del franquismo deben tener muy en cuenta que entonces no hubo vencedores ni vencidos, que entonces se asumió lo relevante que es la amnesia en una sociedad colectiva. Me resulta sorprendente oírles aquí decir que la paz no tiene precio o que hay que renunciar a la amnesia. En un proceso de normalización política la amnesia juega un papel de facto. Los demócratas opositores al franquismo fueron los que posibilitaron la reinserción de los franquistas a la vida democrática.
-El consejero Balza decía recientemente que mientras el PSE no asumiera el derecho de decisión, no habría coaliciones de gobierno entre nacionalistas y socialistas
-El PSOE pretende salir de rositas en todos estos debates, generando cortinas de humo y no hincándole el diente a estos temas. Les veo muy preocupados por el achique de espacios, por el regate en corto. Me gustaría que la posición del Partido Socialista vasco fuera más explícita cuando estamos ante un desafío generacional de aceptar la voluntad libremente expresada de los vascos. Lo relacionado con el gobierno es más instrumental.
-Lo cierto es que la izquierda abertzale, si participa en las elecciones municipales y forales, puede trastocar el juego de las alianzas en Gipuzkoa. ¿Les da miedo ese cambio?
-Yo lo veo con optimismo. Un objetivo histórico de la izquierda abertzale ha sido desplazar al PNV de su posición líder en las instituciones. Es un sano objetivo en la liga política vasca pero, a tenor de los datos sociológicos, no existen previsiones ni expectativas a corto plazo para que ese escenario se produzca.
-Una batalla en el mundo nacionalista en toda regla.
-Sí, Gipuzkoa tiene todos los ingredientes para que esa batalla se establezca con toda su crudeza y por eso hay que generar esas condiciones objetivas para que el debate se establezca en términos de libertad y para que cada opción política pueda desarrollar su labor ante los ciudadanos en las mismas condiciones.
-¿Habrá coalición PNV-EA?
-Me gustaría esa coalición, espero que se reedite, ha sido un activo estratégico clave para Gipuzkoa, muy importante, que ha liderado este territorio, tanto en la Diputación como en los ayuntamientos, con probada capacidad de gestión. Espero que primen las consideraciones de país por encima de las partidistas y que no se dinamite esa ilusión.
-Si tuvieran que pactar con los socialistas o con la izquierda abertzale en el caso de que necesitasen socios para alcanzar un gobierno estable, ¿por qué aliado se decantaría?
-En este momento no está planteado ese dilema.
-En algunos ámbitos empresariales puede provocar nerviosismo o malestar que la izquierda abertzale en un eventual gobierno foral gestionase áreas tan sensibles como la hacienda foral...
-Es razonable esa preocupación cuando vemos lo que vemos. Si esa situación se produce aceptando nuevas reglas de juego será el mejor síntoma de normalidad. En cualquier caso, con los datos sociológicos de los que se disponen en este momento es más un sueño o una pretensión de la izquierda abertzale que una posibilidad real y razonable a corto y medio plazo.
-Encauzada la polémica por el tratamiento de las basuras con el Ayuntamiento donostiarra, ¿quién ha cedido?
-Ha predominado el sentido común y la necesidad de una solución. Todos los responsables institucionales en su conjunto, tanto los ayuntamientos como las mancomunidades como la Diputación son conscientes de que hay que abordar este proceso pero no en términos de vencedores y vencidos. Hemos perdido quince meses.
-¿Es usted el líder de la oposición a Elorza?
-No. Más diría que en determinadas ocasiones Odón Elorza juega a ser el candidato alternativo a diputado general.
-Muchos ayuntamientos piensan que la tutela urbanística de la Diputación es excesiva.
-Lo niego, esa función la ejercen los servicios técnicos de la ordenación del territorio que se limitan a informar sobre los planes que envían los ayuntamientos. Los ayuntamientos hacen un planteamiento de ciudad-estado en relación a su propio territorio y existen unas actividades de interés general que hay que respetar. El proyecto Gipuzkoa Hiria no es un sumatorio anodino de 88 municipios. El planteamiento de ciudad estado, aunque se revista de modernidad y transparencia, es medieval y aquí determinados ayuntamientos, empezando por el de la capital, hacen ese planteamiento de ciudad-estado medieval, que es todo lo contrario de Gipuzkoa Hiria.
-¿Está dispuesto a volver a repetir como candidato a diputado general?
-Estoy encantado de ser diputado general, soy militante del PNV, es al entrenador, a las bases del PNV a las que les corresponde tomar decisiones. Si existiera una propuesta para encabezar esa lista del PNV o de la coalición estaré dispuesto a encabezarla con ilusión.
-¿En qué medida la situación del PNV guipuzcoano ha planeado sobre la Diputación?
-Me siento fuertemente respaldado por los órganos de dirección del PNV, tanto en la política como en la gestión. El PNV no es un ejército jerárquico, es un conjunto de militantes que tienen un saludable debate abierto, con posturas no monolíticas y que esté entreverado por luchas por el poder que son legítimas.
-Román Sudupe ha sido relevado como consejero de Kutxa ¿Qué opina?
-Es una decisión que corresponde al GBB.
-A catorce meses, ¿qué nota se pone en gestión?
-Un notable alto. Somos líderes en innovación, en políticas sociales, en los datos económicos. Lo importante es no dormirse en los laureles de la autoestima. No termino de entender por qué hay determinadas lecturas catastrofistas. Hemos hecho tres récords de recaudación histórica en esta legislatura, a partir de ahí se están perfilando los proyectos estratégicos. El verdadero debate, el que no se quiere hacer, es el del modelo social. Yo estoy más preocupado por las condiciones laborales de los jóvenes o su acceso a la vivienda.
-En esta Gipuzkoa del despegue sigue siendo un problema la saturación de las carreteras
-Las alternativas están en construcción o están adjudicadas. ¿Cuándo existe saturación? Cuando existen accidentes de tráfico, en principio responsabilidad de quien provoca un accidente de tráfico, es un problema de gestión de esos accidentes que compete a la Dirección de Tráfico del Gobierno Vasco.