Elkarrizketak
12Otsaila
2006
12 |
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Josu Jon Imaz (Magazine El Mundo)

Elkarrizketak
Otsaila 12 | 2006 |
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Nacionalistas. La otra cara
Podría ser el ejemplo en carne viva del hombre hecho a sí mismo, de ese tipo de personaje para el que cualquier obstáculo es superable con dos ingredientes fundamentales: vocación  y tenacidad. Gracias a eso consiguió doctorarse en Ciencias  Químicas por la Universidad del País Vasco --tras conseguir la licenciatura con premio extraordinario-- y lo hizo   pagándose él mismo los estudios desde que tenía 14 años y con  beca desde los estudios primarios: “Mi padre murió cuando  yo acababa de cumplir ocho años. Éramos tres hermanos y mi madre cobraba una reducida pensión de viudedad, así que todos teníamos que colaborar”. Esa circunstancia, su lugar de nacimiento  (septiembre de l963) en Zumarraga, una zona industrial, de 13.000 habitantes, su formación religiosa en  el colegio de La Salle y su temprana militancia política en el PNV, con tan solo 15 años, fueron los mimbres que configuraron la personalidad del hombre  que tiene en su haber unos de los currículo más brillantes de la formación que lidera desde hace dos años,  cuando se convirtió --con tan solo 40-- en el presidente más joven de la historia del centenario Partido Nacionalista Vasco.
 
         “Mi padre muere cuando yo acababa de cumplir ocho años. Trabajaba en una empresa que fabricaba herramientas en Zumarraga. Había empezado allí muy joven, cuando tenía 18 años. A los cuarenta años le detectaron un cáncer que acabó con su vida solo un año después. En ese momento ocupaba un puesto de directivo en la empresa. El sentimiento de dolor por la muerte de mi padre vino después... porque de esos días recuerdo una especie de aturdimiento, de no saber muy bien lo que estaba pasando en casa. El  vacío por su ausencia lo noté después y lo he sentido muchas veces durante toda mi vida“.
 
         De esta forma, con este relato tan duro, comenzó la entrevista con  Josu Jon Imaz San Miguel en el lugar elegido por él para la cita: la terraza del Hotel Domine, un lugar absolutamente vanguardista situado justo enfrente del Guggenheim, desde donde el icono de la ciudad está al alcance de los dedos. Hace un día frío y, aunque llueve levemente, la vista es  apabullante, casi sobrecogedora. “Este lugar me encanta y no solo por lo que el museo ha supuesto de proyección internacional o por el impresionante proyecto urbanístico que  hay para la zona, sino porque con solo mirarlo a uno le serena el ánimo. ¿O no?” pregunta,  dando ya por hecho la respuesta.
 
-         ¿ Y qué hace un hombre como usted, un doctor en  químicas  especializado en polímeros, presidiendo el Euzkadi Buru Batzar?
 
-         Ahora puede resultar extraño que un chaval de 15 años  se afilie a un partido político, pero entonces, en el 77, las cosas eran diferentes. La política lo centraba todo y en casa estábamos muy concienciados. Recuerdo que me movían dos cuestiones básicas: reivindicar una identidad, la vasca, que yo había vivido con naturalidad y un sentimiento profundo en contra de la violencia. En esos momentos Carlos Garaikoetxea  era el presidente del partido y Xabier Arzalluz uno de los máximos dirigentes, portavoz en el  Congreso y la figura más  emblemática “.
 
-          Supongo que ni en sueños se podía imaginar  entonces que pasado el tiempo usted  ocuparía su sillón...
 
-         En absoluto, ni por asomo.   La primera vez que vi a Arzalluz cara a cara fue en el 79. Yo tenía 16 años y se reunió con un grupo de jóvenes del partido. Recuerdo que el personaje me impresionó tanto que al salir de la reunión cogí una vieja olivetti que teníamos en casa e hice un acta de todo lo que había pasado. Escribí dos folios y pico a máquina y todavía los tengo guardados “.
 
 
     La precocidad no fue sólo política. Fue un estudiante brillante primero del colegio de la Salle y luego del instituto. “Yo no podía permitirme el lujo de perder la beca –señala--. Además los veranos me los pasaba trabajando en un bar de mi tío  para pagarme los gastos, por lo que tenía que aprovechar a tope.  Me encantaba la ciencia y era bueno en matemáticas,  así que  tuve dudas si ir a la Escuela de Ingenieros de Bilbao, a la comercial de Deusto o hacer Químicas en San Sebastián”. Tras licenciarse en Químicas con premio extraordinario fin de carrera, especializado en polímeros, fue becado primero por el Colegio de Ingenieros de Álava, Guipúzcoa y Navarra para trabajar en centros de investigación y luego por el ministerio de  Industria y Energía para ir al centro  francés CETIM de Nantes, dentro de un programa de formación de investigadores en el extranjero, “allí, en Nantes, comencé el doctorado  a la vez que trabajaba”.
 
     Tal vez por aquello de que no hay mal que por bien no venga,  los veranos de trabajo en el restaurante de su tío le ofrecieron la posibilidad de practicar idiomas y en la actualidad habla y escribe cuatro perfectamente. “En mi casa se hablaba en euskera por lo que aprendí la lengua materna con total normalidad, lo mismo  ocurrió  con el castellano dado  que en el colegio era el idioma oficial. El francés comencé a estudiarlo con diez años en la escuela y luego  practicaba en el restaurante de mi tío, ya que tenía muchos clientes franceses y el inglés lo aprendí posteriormente“.  Sin embargo fue sin duda en su etapa de eurodiputado entre 1994 y 1999 cuando tuvo ocasión de practicar a fondo tanto el inglés como el francés, “estuve cinco años en el Parlamento Europeo donde el francés era el idioma más usado y, claro, no tuve más remedio que conseguir un nivel alto y lo mismo ocurrió con el inglés que ahora practico viendo la  CNN”.
 
     Y hablando de idiomas la conversación deriva  de forma  natural hacia su particular forma de relajarse, “yo colaboro en lo que puedo en las tareas del hogar --señala--, pero hay una que me relaja especialmente:  planchar. Los domingos por la tarde los dedico a planchar mientras tengo  conectada la CNN y así practico el inglés. Puedo decir sin errar que en los diez años que llevo casado yo me he  planchado siempre mis pantalones y soy un artista  sacándoles la raya. También ¡cómo no¡ plancho algunas blusas de mi mujer y prendas de los chicos. La ventaja es que no es un esfuerzo sino una manera de evadirme“.
 
-         ¿Y a un políglota como usted que le parece la política de normalización lingüística de la Generalitat donde se esta llegando a fiscalizar los historiales clínicos y animan a los chicos a que denuncien a sus profesores?
 
-         Hay mucha demagogia detrás de estas cuestiones porque si ha habido una lengua marginada  en Cataluña en las ultimas décadas ha sido el catalán, como el vasco lo ha sido en Euskadi, por lo tanto respeto la política lingüística que se esta llevando en Cataluña. Dicho esto yo quiero que mis hijos vivan en Euskadi en una sociedad plenamente bilingüe, que usen el euskera y el castellano indistintamente y, además, que aprendan cuanto antes el inglés y el francés por la cuenta que nos tiene a todos.
 
 
     Es un nacionalista en estado puro en quien la vieja máxima  de  Unamuno de que “el nacionalismo se cura leyendo y viajando“ no se ha cumplido en absoluto. Si de muestra vale un botón, aunque ha viajado por los cinco continentes, ideológicamente apela de forma recurrente a sus raíces y guarda en su memoria, como en formol, sus primeros pasos en la cosa pública, primero como dirigente de las juventudes del partido hasta llegar a la ejecutiva nacional, mientras en paralelo ocupaba sus primeros cargos institucionales desde la concejalía de Hacienda y Desarrollo de su pueblo natal.  Pasados los años su  carrera política fue  en ascenso: europarlamentario, consejero de Industria, Comercio y Turismo y portavoz del Gobierno Vasco, parlamentario por Guipúzcoa y en la actualidad presidente del EBB. Lo que no ha cambiado ni ha logrado superar --tal vez por su carácter tímido y reservado-- es lo que él mismo denomina “miedo escénico” cada vez que se enfrenta a un acto público. “Di mi primer mitin en el año 81 durante la inauguración de una sede del partido en Zumarraga. Yo iba en representación de las juventudes. Solo había dos oradores Xabier Arzalluz y yo, que hacia de telonero. Todavía recuerdo el vértigo que me produjo subir a aquel estrado y he de reconocer que  todavía  lo siento. En ese sentido estoy de acuerdo con Valdano cuando afirma que el miedo escénico no se pierde nunca y cuando se pierde malo... Yo desde luego siempre  subo al escenario como aquel primer día“.
 
     Aunque reconoce que es un hombre de convicciones y valores religiosos, desde su paso por el colegio de la Salle, se define como un practicante laxo, que sin embargo se casó cumpliendo todo el  ritual católico en  la basílica de Loyola. “Conocí a Virginia, mi mujer, a finales del 88 cuando yo estaba trabajando en un centro tecnológico de San Sebastián y ella, que también es química, entró allí con una beca. Yo  dejé ese trabajo en la primavera siguiente y ya éramos novios. Nos casamos en l995 a la vieja usanza después de siete años de noviazgo y lo hicimos en la basílica de Loyola, simplemente porque ella es de San Sebastián y yo de Zumarraga y buscamos un sitio a mitad de camino “.
 
     Virginia y él comparten profesión pero no militancia política. “Ella no ha militado nunca ni en el PNV ni en ningún otro partido político. Tiene sus propias ideas y en casa se puede decir que hay pluralidad política”.  Quien sí ha militado en su propio partido político es otra de las mujeres que han marcado su vida: su madre. “Mi madre se afilió al PNV en 1977 pero ninguno de mis hermanos se han afiliado  jamás  a ningún partido.  De aquella época  recuerdo sobre todo las portadas de la revista Cambio 16 que era la que se praba en mi casa”. Y si de recuerdos se trata,la muerte de Franco, por ejemplo, la vivió con la  perspectiva de un niño que  entonces tenía 12 años. “Recuerdo que cuando murió Franco la portada de Cambio 16 era completamente negra y eso me impresionó mucho, como también aquella en la que se contaban los fusilamientos del 27 de septiembre del 75. Alguien nos leyó en voz alta las ultimas horas de Txiki en la prisión de  Barcelona y luego recuerdo el paso del cadáver de Otaegi por mi pueblo cuando le llevaban al suyo. Fueron momentos en que la política lo impregnaba todo y, aunque éramos niños, en mi cuadrilla hablábamos y mucho de política”.
 
      Quienes por culpa precisamente de la política le han hecho pasar  a Josu Jon Imaz algún que otro momentos de esos de “tierra trágame“ han sido sus hijos, Asier de siete años y Oihana de cinco, quienes hablan con toda espontaneidad  y cercanía de los líderes políticos del momento. “El pasado verano nos fuimos de vacaciones a un pueblo en Cataluña y teníamos como vecinos de apartamento a una familia de Madrid. Una mañana  estábamos en la playa y nuestra vecina leía placidamente el periódico. Mi hijo se le acercó de frente y empezó a decir en voz alta, casi a gritos, los nombres de todos los políticos que aparecían. Mira este es López Aguilar, esta Maria Teresa Fernández de la Vega y así con todos... Adela, que así se llama la vecina,  no daba crédito,  mientras nosotros no sabíamos donde escondernos”. Tampoco las aficiones futbolísticas del pequeño Asier han dejado a su padre en muy buen lugar. “A él le gusta el Real Madrid y su ídolo es Beckham. Lo que ocurre es que veraneamos en Cataluña y allí todos son del Barça salvo uno: el hijo del presidente del PNV y para mas  inri a mí el fútbol me gusta lo justito y soy seguidor de la  Real Sociedad ¡niños¡”
 
     Y como todo buen padre su gran preocupación es el futuro de sus hijos y en este caso en concreto  un horizonte  sin violencia.
 
-         ¿  A ETA se le puede pagar un precio político?
 
-          Yo no quiero que el  futuro de mis hijos, el fututo político de  Euskadi, lo decida un encapuchado. Lo que Euskadi tenga que ser lo tenemos que decidir los ciudadanos vascos. La paz no puede ir vinculada a un proyecto político, porque esto seria como legitimar la violencia para un objetivo político.
 
-          ¿Y que datos maneja el presidente Zapatero para pensar que  él conseguirá  que ETA abandone las armas cuando no lo lograron ni Suárez, ni González, ni Aznar y todos  hablaron con los terroristas?
 
-         No sé si el gobierno de Zapatero se está reuniendo o hablando con ETA y si lo supiera tampoco lo diría. No sé si esta vez será la definitiva, pero nuestro deber es intentar que lo sea. Estoy convencido de que en el mundo político de la  izquierda radical existen muchas personas que quieren transitar de forma definitiva hacia la democracia. Lo que una democracia tiene que hacer es favorecer los pasos de los que quieren avanzar en ese camino. Esa es una responsabilidad política y ética que nos incumbe a todos.
 
         ETA y su mundo han estado muy presente en toda su trayectoria tanto política como personal, algo a lo que nadie es ajeno en el País Vasco.  “Cuando tenía 14 o 15 años en todas las cuadrillas y en todas familias, en la mía también, había personas del entorno de ETA o que defendían su forma de actuar. A mí la violencia me ha repugnado siempre, cualquier tipo de violencia y de hecho participé con 15 años en la primera manifestación que se celebró en  Euskadi contra ETA. Aún recuerdo una Navidad  siendo yo adolescente que un familiar mío comenzó a hablar de Pertur en la mesa y yo le solté que a Pertur lo había matado ETA porque era partidario de dejar la lucha armada, con lo que la cena terminó como el rosario de la aurora”.
 
         De hecho en su etapa en el parlamento europeo, con José María Aznar en el gobierno, él mismo mantuvo contactos con representantes de lo que se llamaba el MLNV por encargo del PNV.   “Sinceramente, ahora después de tantos años veo a mucha gente  embarcada en este carro de rechazo a la violencia cuando ellos mismos en el 78 y hasta mucho tiempo después o empuñaban la pistola o justificaban ese camino  absolutamente enloquecido. Eso es un buen síntoma”.
 
         Para él como para muchos el tema de ETA va  unido a dolor y muerte. “Los peores momentos de mi vida política han tenido sin duda que ver con ETA. He pasado por situaciones dolorosísimas visitando heridos en los hospitales, viendo sufrir a sus familias y asistiendo a funerales. Estuve con José Mari Korta, con quien yo tenia una magnifica relación, unos días antes de que lo mataran y la verdad que  no hay palabras para definir estas situaciones“.
 
          Y cuando no hay palabras las lágrimas suelen ser un buen deshogo aunque, en su caso, pocas veces utilizado “no soy una persona de llanto fácil, pero las tragedias y las desgracias personales me impactan muchísimo y en muchos momentos he tenido que contener la emoción y las lagrimas“.
 
          Si las lágrimas no son lo suyo tampoco en el otro extremo, el de la euforia, es un hombre amigo de los excesos. De hecho sólo recuerda haberse emborrachado dos veces en su vida. Una en la adolescencia, durante una boda que tuvieron que llevarlo a su casa,  “más que una borrachera fue una especie de intoxicación”,  y otra a los 20 años durante una fiesta universitaria que acabó tomando  “chupitos“ en la parte vieja de San Sebastián, “yo soy muy moderado en todo, hasta con el alcohol “. Tampoco ha probado una droga en su vida, “nunca he probado un porro y desgraciadamente  he conocido la muerte de algún amigo que empezó fumando hachís y marihuana, siguió con la heroína y terminó muriendo muy joven“. Siempre digo que soy un superviviente del mundo de la droga por casualidad y una de esas casualidades es mi militancia política a una edad tan temprana. Ese compromiso me apartó de muchas cosas y entre ellas de las drogas “.
 
         De lo que no ha logrado apartarse nunca es de su pasión por la ciencia y la investigación. Realizó su  proyecto fin de carrera sobre la contaminación por hidrocarburos en la bahía de Pasajes y la tesis sobre procesos de polimerización de resinas para aplicaciones  aeronáuticas. Ambas cosas le fueron muy útiles  cuando ¡cosas del destino y de la política¡ fue portavoz de la comisión interinstitucional para la catástrofe del  Prestige, “dentro de aquella tragedia tuve la sensación de conocer bastante bien lo que  tenía entre manos. Sabía de qué fuel se trataba, de la imposibilidad de que eso se diluyera y que finalmente parte del vertido llegaría a nuestras costas, como efectivamente pasó”. También su profesión le ha servido para tener una especial sintonía con políticos de otras formaciones, como el caso de Alfredo Pérez Rubalcaba, también químico de profesión,  y al que conoció a través de la ciencia y la tecnología: “en el 99 él era el portavoz del PSOE en  todos los temas de I+D y yo como consejero de Industria del Gobierno Vasco tenía las mismas funciones en mi departamento. Así nos conocimos“.
 
         Pero si de aficiones se trata,  su gran pasión es el monte: “Me encanta andar por el monte, seis, siete horas, hasta doce. Me atraen muchísimo los lugares solitarios en los que me gusta perderme... Sólo con ponerme el pantalón corto, la camiseta y la visera me siento un hombre distinto. Me da igual caminar solo que acompañado y,  aunque prefiero estar en mi tierra, siempre que viajamos fuera encuentro algún lugar donde darme una buena caminata”. Aunque  andar no es mal deporte. en su caso no es que sea ni bueno ni malo, es que es el único que ha practicado en su vida. “De niño  practicaba intensamente  el ajedrez incluso llegué a participar en campeonatos escolares y luego andaba mucho“. También de la infancia conserva su afición a la lectura: “Soy un lector compulsivo. Me leo todo, hasta los catálogos del supermercado que echan en el buzón.  Eso sí, como género literario siempre me gustó la  novela de ciencia ficción. Creo que la serie de Isaac Asimov “La Fundación” me la he leído completa  cinco o seis veces. Pero vamos, ahora, sobre todo, leo temas políticos y que tengan que ver con la globalización“.
 
          Y si de globalización se trata, nada más amplio y extenso que sus gustos culinarios. “He viajado tanto que me gusta cualquier tipo de cocina internacional: me da igual árabe, china, italiana o americana, aunque a la hora de elegir me quedo con la de casa. En Euskadi se come de maravilla y yo no le hago ascos a nada, pero  no sé cocinar “ se lamenta.
 
         Lo que desde luego no lamenta es haber conocido gracias a la política a personajes por los que siente profundo respeto y en algunos casos admiración. “Me impactó Clinton al que conocí en la Convención Demócrata de Chicago en el 96. Como estadista me quedo con Helmut Khol y como personaje  excepcional con Romano Prodi, con quien tengo una relación muy cercana ya que es presidente de honor del Partido Demócrata Europeo, del que yo soy vicepresidente”. Menos explícito es cuando la periodista le pregunta por políticos españoles de  partidos distintos al suyo. “Respeto a algunos  pero admiración no siento por ninguno de ellos“, concluye. Al fin y al cabo aunque es un hombre de carne y hueso, afable y cordial, con  preocupaciones y alegrías similares a las del común de los mortales, es sobre todo un político cuyo cargo y condición  es un traje cortado a la medida del que se desprende en contadísimas ocasiones y desde luego solo en su círculo más privado.

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