Urkullu: "No sólo ETA puede desatascar la situación, Batasuna también está capacitada para hacerlo"
Íñigo Urkullu no abandona su característica cautela cuando alude al proceso de paz, pero sí lanza dos mensajes nítidos: el margen para que los partidos actúen libres de cortapisas electorales se estrecha y Batasuna tiene en su mano protagonizar «el paso definitivo», incluso si ETA no lo da. En una semana absorbida por el Estatut, la entrevista se cruza con la última tormenta desatada por Maragall.
-El presidente de la Generalitat ha aireado un posible acuerdo PSE-PNV sobre el derecho a decidir. ¿Tiene datos o es sólo una "maragallada"?
-Resulta sorprendente que Maragall se refiera a un asunto que afecta al PSE, y también la reacción de López. Sus palabras son contradictorias con todo lo que viene diciendo últimamente sobre la disposición de su partido a respetar un derecho a decidir pactado.
-¿Pero existe o no una negociación con ustedes?
-No, por nuestra parte no hay nada. Esas declaraciones son un ejercicio arriesgado cuando los partidos ni siquiera nos hemos sentado a hablar de esas cuestiones.
-A diferencia de lo ocurrido con el Estatuto catalán, el meollo de una posible reforma en Euskadi sí parece situarse en la búsqueda de una fórmula sobre el derecho a decidir.
-En el derecho y en la capacidad. Somos conocedores de lo que suponen los derechos históricos. De ahí nuestra máxima sobre el derecho a decidir y la obligación de pactar.
-Da la impresión de que, al escenificar con CIU el pacto estatutario, Zapatero prepara el terreno para revisar sus alianzas parlamentarias. ¿Esa operación incluye al PNV?
-No, en absoluto. Nuestro único compromiso es con la sociedad vasca y ya dijimos que los acuerdos alcanzados para aprobar los Presupuestos del Estado y los de Euskadi se ceñían a ese terreno. No tenemos otra vocación de compromisos mientras no exista una posición clara del PSOE sobre la paz y la normalización, que es lo que más nos preocupa en estos momentos.
-¿No les convence la disposición exhibida por Zapatero?
-(Pausa) Quiero tratar con mucha delicadeza esta cuestión. Sabemos apreciar los gestos, los movimientos que se han dado. Hemos pedido a Zapatero valentía y a ETA el cese definitivo de la violencia, pero no querríamos insuflar esperanzas que no estén bien sustentadas. Hemos visto las limitaciones que tiene el presidente del Gobierno, bien por tensiones internas, bien por las actuaciones de otras instancias del Estado que no controla. Por lo tanto, deberíamos mantener la prudencia y convertir las palabras voluntaristas en hechos.
-El acuerdo con CiU parece cortocircuitar, de paso, cualquier aspiración del PSE a un tripartito a la catalana apartándoles a ustedes.
-No lo sé, desconozco cuáles han podido ser las intenciones del presidente del Gobierno. Lo que sí apreciamos son los vértigos de quienes mayor protagonismo están teniendo en el proceso de pacificación. Es posible que exista gente, en una parte de la izquierda abertzale y del PSE, que quiera que no se constituya una mesa de partidos y que se lleve a efecto el proceso sin el concurso de otras formaciones. Lo que es a todas luces ilusorio.
-¿Perciben esa tentación?
-Bueno, lo que nos llama la atención es que tanto una parte como otra utilizan el recurso zafio y manido de criticar al PNV. Es mezquino pretender desviar la atención y la responsabilidad a la hora de dar más pasos atrevidos, intentando además provocar tensiones internas que no existen en el PNV, para debilitarlo, y haciéndole responsable de que el proceso no avance.
-¿Comparten la tesis de Javier Madrazo de que se ha agotado la vía de las supuestas conversaciones entre los socialistas y Batasuna y deben intervenir otros actores?
-No, tiene que seguir habiendo contactos. Si los ha habido, yo los desconozco, pero me extrañaría que no los hubiera. Los signos, los gestos que se perciben quieren decir que hay alguna comunicación.
-A tenor de cómo se ha solventado la prohibición de la asamblea de Batasuna, ¿están blindados esos contactos de fondo?
-He escuchado a Otegi decir que a más obstáculos, más proceso. Y me han sorprendido las reacciones del Partido Socialista en función de las circunstancias. Los gestos indican que algún tipo de relación existe, aunque no puedo decir si está blindado o no. Sería injusto criticar esa comunicación, que se basa en una necesidad mutua de la izquierda abertzale y también de Zapatero, en lo que habrá que interpretar como una voluntad sincera de acabar con el problema de la violencia.
-La cuestión es si las expectativas alentadas conducen a algún sitio.
-Mi impresión es que hay movimientos, aunque no por parte de ETA. Es probable que exista un proceso, porque todos los movimientos obedecen a ello. Pero lo que no sé es si los que intervienen tienen el mismo objetivo, y si ese proceso tiene una única dirección o varias.
-¿A qué se refiere?
-No sé si se trata de terminar con la violencia y dar solución a un problema político; si entre otros objetivos está minar a los adversarios políticos; o si una parte de la izquierda abertzale, representada por Batasuna, quiere tirar hacia adelante, pero sin que ETA dé ningún paso. Es necesario trabajar con mucha cautela, no hay que hablar tanto y hacer más por parte de quienes lo pueden hacer. El PNV ha puesto encima de la mesa su documento; a día de hoy, nadie nos ha hecho saber nada sobre cómo abordar el proceso.
-¿Les inquieta estar desinformados?
-No, nos preocupa que se hable en público sin hechos concretos.
-ETA no termina de decretar una tregua. ¿Están dispuestos a reconsiderar la mesa con Batasuna si persiste este aparente estancamiento?
-El tiempo avanza inexorablemente, las elecciones municipales están ahí y no hay que hastiar a la sociedad. Otegi ha anunciado que en dos o tres meses algo se va a concretar. No sabemos qué es lo que quiere decir, pero esperamos que sea un plazo real hacia algo positivo.
-Eso nos sitúa en el Aberri Eguna. Si continúa el bloqueo, ¿sopesarían impulsar un foro excluyendo de partida a la izquierda abertzale?
-No vamos a decir públicamente nada que no les digamos a los partidos. Sí estamos planteando que hay unos plazos que corren para todos, pero sobre todo para la esperanza de la sociedad. No podemos estar hablando en público sin hechos concretos que nos lleven a dar el siguiente paso. Estamos a finales de enero; nosotros creemos que en este primer semestre del año se tiene aclarar la situación. Se lo hemos dicho a la izquierda abertzale y también al Partido Socialista. No podemos seguir estancados en el miedo al vértigo o las tentaciones de sacar rédito partidista.
-¿Y si en este semestre las cosas se mantienen tal y como están?
-Lo veremos con los partidos.
-¿Podría arrancar el proceso de normalización sin que lo haga el de paz?
-No. Ante la posición del PSE de no sentarse a una mesa con Batasuna mientras exista violencia y ante lo que hemos dicho nosotros, de que una mesa con carácter resolutivo no puede producirse con violencia, tenemos que seguir trabajando para ver si la izquierda abertzale que no está presente en las instituciones da un paso también definitivo aún cuando ETA no lo dé. No todo se basa en lo que ETA vaya a hacer o vaya a dejar de hacer, sino que también en lo que la izquierda abertzale pueda hacer.
-Eso pasaría por un desmarque más o menos nítido del terrorismo.
-Por las formulaciones en las que la izquierda abertzale estime que puede pronunciarse. No somos quién para decirle qué es lo que debe decir y cómo. Sabe la izquierda abertzale y sabe la sociedad vasca que para poder abordar un proceso de solución tienen que estar todas las sensibilidades, sin exclusiones, pero que la primera condición es la ausencia de violencia. O, como decimos en nuestro documento, que Batasuna diga algo.
-Así que el desbloqueo podría llegar con un pronunciamiento de Batasuna que los partidos admitan como válido para sentarle a la mesa.
-Podría ser. Hay referencias válidas en otros ámbitos, como el irlandés. No es sólo que ETA pueda desatascar esta situación por una decisión suya, sino que también la izquierda abertzale puede tener capacidad para desatascarla.
-A la luz del desenlace en Cataluña, un nuevo Estatuto vasco ¿será con Zapatero o no será nunca?
-En la medida en que su presidente ha negado que exista un pueblo vasco, pocas esperanzas podemos tener con el PP. Eso no significa que las tengamos todas con el PSOE, que participó de la estrategia de no admitir la negociación sobre la propuesta de nuevo Estatuto. Pero creo que Zapatero no siente odio hacia lo vasco y sabe que hay una etapa por cerrar de la Transición, la de dar respuesta satisfactoria a un encaje amable de las aspiraciones vascas en el Estado.