El Diario Vasco
ALBERTO SURIO/
Licenciado en Ciencias Políticas y alcalde de Tolosa desde las últimas municipales, Jokin Bildarratz (PNV), de 40 años, se muestra crítico con «la falta de altura» de «la clase política vasca, en la cual me incluyo».
-¿Cuál es su mirada sobre el país?
-Estamos en una coyuntura soñada por la gente de la calle. No hay atentados y parece vislumbrarse voluntad de obtener acuerdos entre todos los partidos. Y me hago una pregunta. ¿No estamos un poco como en la España anterior al 78, que venía de una dictadura y que gracias a una actitud positiva fue capaz de ir diseñando un sistema democrático? También las elecciones de 2004 generaron un nuevo clima positivo y nuevas formas que han originado un espíritu de esperanza, aunque en contenidos hay que concretar esos avances. Ahora, tenemos que ser conscientes de que la sociedad está expectante, está mirándonos a los políticos y viendo qué es lo que estamos haciendo. No podemos defraudarle. Si no somos capaces de llevar a buen puerto todo esto vamos a generar una frustración que va a costar darle la vuelta. Me preocupa que la clase política vasca, en la que me incluyo, no dé la talla, no esté a la altura y no tenga amplitud de miras en el actual momento histórico, porque vive una batalla por rentabilizar sus espacios respectivos. Por eso me preocupa que no estemos dando ni el nivel ni la talla en un momento tan complicado como éste y que la política tenga esa crisis de credibilidad ante la sociedad.
-¿Cuál es su fórmula?
-Trabajo, lealtad y, sobre todo, humildad, creo que es lo que muchas veces nos falta. Ahí es donde deberíamos profundizar todos mucho y no sólo buscar las culpas y los reproches en los que tenemos enfrente, sino intentar entender lo que el de enfrente necesita. Ponerse en la piel del otro.
-Josu Jon Imaz aboga por tejer nuevas complicidades de cara al futuro. ¿Cuál es su compañero de viaje del futuro? ¿La izquierda abertzale? ¿Los socialistas?
-En estos momentos, desgraciadamente hasta 2007, el PSE ya ha reconocido que no va a realizar ningún pacto estable. No hay posibilidades más allá del tripartito. Yo apuesto por mantener un pacto con EA de una manera estable, sistemática y periódica que nos haga trenzar acuerdos para los próximos 10 ó 15 años. Como compañero de viaje sí consolidaría la relación con EA. Con IU, también, porque entiendo que es uno de los partidos que está haciendo en el País Vasco una de las políticas más coherentes desde el proceso de Lizarra de cara a la pacificación y a la normalización. En las complicidades tenemos que trabajar con el mundo de Batasuna y con el mundo del PSE. Yo mantengo buenas relaciones con los socialistas, por ejemplo en Tolosa, y son las complicidades personales que en el futuro pueden posibilitar tender puentes. Con la izquierda abertzale podría pasar lo mismo si bien a la hora de establecer relaciones hay una cultura política en la que cuesta trenzar relaciones personales y acuerdos institucionales. Después hay que ver también las ganas que parece que está teniendo el mundo del PSE y el de HB de intentar establecer relaciones entre ellos para hacer otro tipo de apuestas en el futuro, quizá parecidas a las que se están dando en Galicia o en Cataluña.
-¿Pero usted ve cercana la paz?
-No. En estos momentos es verdad que se están dando situaciones muy positivas, no hay atentados e incluso parece que la kale borroka ha remitido mucho. Pero todavía hay mucho que trabajar.
-¿Hay mucho odio?
-Sí, subsiste el odio, sobre todo en los pueblos. A mí me desgarra el corazón ver a un concejal escoltado. Cuando veo gente como yo, de mi pueblo, de mi edad, con seis o con ocho escoltas, eso genera mucho dolor. Tanto que incluso ha llevado a traumas, a separaciones, a problemas familiares. ¿Hay dolor en la viuda de Juan María Jáuregui, por poner un caso de Tolosa? Pues claro que hay un gran dolor. Lo mismo que también habrá dolor en los familiares de un preso cuando han ido a verlo a la cárcel y han muerto en un accidente. Pero tenemos que ser lo suficientemente valientes y sensibles para hacer didáctica y pedagogía de todo este proceso con todos aquellos que han sufrido en carne propia la violencia, la crueldad, la inmoralidad, la vejación Si queremos un futuro en paz tenemos que ir adelante, hay que perdonar muchas cosas pero haciendo didáctica y pedagogía del perdón con todos aquellos que han sufrido una barbaridad.
-Los ayuntamientos son un terreno sensible. ¿Se está presionando mucho a los concejales por parte de Batasuna para que dejen sus puestos?
-Todo el mundo sabe cuál ha sido nuestra posición contra la ilegalización de Batasuna. Y ahora Batasuna nos intenta endosar la responsabilidad de las decisiones que ellos han tomado. Ellos en su momento tuvieron la posibilidad y la opción de poder presentarse, y de hecho tenían informes jurídicos redactados por su gente que les planteaban la estrategia a desarrollar. En 2003 optaron por una estrategia de enfrentamiento y victimismo. Que no me hagan a mí responsable. Una vez dicho esto también es verdad que tampoco nos podemos negar a la evidencia de que hay una sensibilidad que entiende que sus representantes no están donde tienen que estar, y nosotros podemos ayudar en todo ese proceso. Nosotros ayudaremos, hay modos, y en Tolosa lo hemos propuesto para que participen en los próximos dos años siguiendo la vida municipal diaria, e incluso para posibilitar que en 2007 se puedan presentar, ante lo que no tengo ninguna duda. Todavía no hay contestación. En base a la ley no pueden sentarse como elegidos porque el Ayuntamiento de Tolosa está legalmente constituido por los actuales concejales. Estamos en un proceso tan difícil, que avanza tan poco a poco, que estos pequeños cambios en la historia no son nada. Es bueno que ese mundo esté en las instituciones porque en estos momentos estamos en un momento pre-Ajuria Enea. En aquel pacto decíamos que todo el mundo tenía que estar en las instituciones. Nunca me van a poder pedir a mí responsabilidades ni por la Ley de Partidos, que no apoyé, ni porque nuestra gente dimita, que no va a dimitir. Aquí también haría un llamamiento a todos los partidos.
-¿Cuál?
-Yo doy a todas estas personas el calor que tengo que dar pero todavía los partidos deberían dar más calor a toda esta gente. El perfil del concejal no es el de un político liberado, tiene su familia, su trabajo y muchas veces la presión es dura. Los partidos deberían dar más calor a estos cargos públicos, que les apoyen, que les den discurso, que les den cobertura, afecto y solidaridad.
-Una de las polémicas del verano ha sido el diálogo con Batasuna. ¿Cree que el cese de la violencia debe ser la condición previa para una mesa de diálogo?
-Pero si siempre ha habido diálogo y lo tiene que haber, hasta en los momentos más duros. La gente no quiere conversaciones discretas sino secretas y resolutivas. En cuando a lo que se ha polemizado este verano, yo me considero una persona medianamente formada e informada. Pues no he entendido nada. Me parece pura retórica. Pero he agradecido una cosa. El liderazgo del lehendakari Ibarretxe en el primer consejo de gobierno cuando ha dicho que va a hablar con todo el mundo, que va a organizar unas reuniones discretas. Y conociéndole lo serán, serán discretas y serán secretas. Hay muchas sensibilidades, incluso dentro de los partidos, dentro del mío, dentro de EA, dentro del PSOE. Hay que recomponer todo eso y la única manera de hacerlo es sentándonos. El resto, condiciones o no, es pura retórica. En ese proceso hay que ir generando complicidades con lealtad. Si el mundo de ETA y Batasuna no adquiere compromisos en torno a la violencia no habrá movimientos. Olvidémonos de la retórica. El primer compromiso que va a tener que darse es ése.
-¿Y la otra polémica, la de la soberanía compartida? ¿Está de acuerdo con Imaz o con Egibar?
-Pues sigo sin entender nada, si bien es cierto que el proyecto de nuevo estatuto dice lo que dice y establece una cosoberanía. Por eso me parece un debate ficticio. A final de cuentas lo que tenemos que hacer es trabajar por lo que el Parlamento Vasco ha aprobado, logrando más voluntades en torno a ese proyecto. Necesitamos un nuevo acuerdo con el Estado y que se pacte el engarce del respeto a la voluntad de los vascos. La polémica en torno a lo que dijo Imaz y Egibar no aporta nada.
-¿Pero el pulso entre ambos es evidente?
-Formalmente es un proceso que ya está terminado. Imaz es el responsable del PNV en la política vasca y Egibar es el responsable de la política del PNV en Gipuzkoa. Ni más ni menos ni para uno ni para otro. A partir de ahí las dos personas me merecen un gran respeto si bien es cierto que veo en Josu Jon un líder muy fuerte que va de la mano del lehendakari y es una persona con la que tengo una relación muy fluida.
-¿Usted cómo interpreta el derecho de decisión?
-El asunto es definir quién es el sujeto político de decisión. En torno a este principio tenemos que ir aglutinando todas esas sensibilidades políticas plurales buscando un acomodo para todo el mundo, entendiendo que la línea del PNV es mi objetivo, pero que junto a mí hay otros puntos de vista. Tenemos que saber leer lo que piensa el diferente. Más que marcar al rival, hay que ponerse en su piel. Ésa es una clave de la madurez de la política democrática.
«El futuro, en lo local»
-¿Para usted qué es el nacionalismo?
-Para mí, el nacionalismo es sobre todo la doctrina de la autodeterminación. La clave es definir cuál es el sujeto y cuál es el ámbito. Hemos pasado del nacionalismo étnico al nacionalismo cívico. Hemos pasado del nacionalismo sentimental al práctico que, además, busca una mejor administración de los recursos. De la emoción a un nacionalismo cultural y cívico basado en el bienestar.
-La dialéctica entre pactistas y más radicales es consustancial al PNV...
-El famoso péndulo tiene un anclaje. Existe un pueblo vasco, un sujeto con una serie de derechos. Este pueblo será lo que él quiera ser. Es el mismo tren en el que viajan Imaz y Egibar. El tren va en la misma dirección y en él viaja también el lehendakari.
-Volviendo a la crisis de la política. ¿Ve soluciones?
-Me preocupa que haya mucha gente que no tenga la preparación, formación y reflexión suficientes como para poder estar inmerso en un proceso tan complicado. Los partidos y todos los agentes debemos reflexionar sobre qué modelo político queremos y sobre si no tenemos que trabajar en una línea inglesa, por ejemplo, cuando miembros de un mismo partido, como el laborista británico, son capaces de discutir y debatir con libertad sobre la guerra de Irak, como entre Blair y el difundo Cook. No son parlamentos a la búlgara. Yo creo que una garantía de evitar esa crisis de la política es el factor local. Un buen nexo de unión es la administración municipal. El futuro está en lo local.
-¿Qué pueden hacer los ayuntamientos?
-Los ayuntamientos tenemos que intentar ser más rebeldes, tenemos que creer más en nuestras propias posibilidades, estar por encima de las lealtades entre partidos para buscar más las lealtades entre los ayuntamientos y entre las instituciones. Todo, para hacer del poder local un poder tan fuerte como es el Gobierno Vasco o las diputaciones.
«Estamos viviendo el renacimiento de Tolosa»
-¿Cuál es su diagnóstico de Tolosa?
-Estamos viviendo el renacimiento de Tolosa, no tengo ninguna duda. Tolosa está teniendo un 50% más de obra pública que la media guipuzcoana por persona y un 100% más que en los ayuntamientos de su tamaño. Después de unos años un poco apagada y conformista, estamos planteando una serie de desafíos. Por ejemplo, la ciudad deportiva que acabamos de abrir, probablemente la más grande de Gipuzkoa, de Euskadi e incluso del Estado; o el hecho de que hayamos aprobado un convenio urbanístico para trasladar casi por un coste cero todo un tejido industrial a otra zona de la comarca, obteniendo el 63% de la vivienda protegida. Todo ese potencial cultural, todo eso genera movimiento e ilusión, eso hace que Tolosa se sienta viva y se sienta joven y dinámica. Tolosa va a ser un referente importante en esa Gipuzkoa que tiene que ser una ciudad abierta. No sé hasta qué punto estamos llevándola adelante, pero tenemos que saber aunar sinergias para convertir a Gipuzkoa en una gran ciudad. El diputado general, Joxe Joan González de Txabarri, ha lanzado esta reflexión territorial. Y los ayuntamientos tenemos que contribuir a que este concepto madure.
-¿Cómo son sus relaciones con San Sebastián?
-Las relaciones con San Sebastián son excelentes.
-Lo digo porque hace un año no acudió al acto de 150 aniversario de la capitalidad de San Sebastián...
-Aquéllo fue una pequeña anécdota porque antes, entonces y posteriormente seguimos manteniendo relaciones y colaboramos en proyectos comunes. Tanto Donostia como Tolosa tenemos la misma intuición de una Gipuzkoa emergente. Donostia y Tolosa somos perfectamente complementarias, por ejemplo, en cuanto a turismo y a cultura. Debemos ser capaces de colaborar y ya hay iniciativas para compartir. Que sepamos ser complementarias es positivo sabiendo que, además, las complicidades personales van a ser capaces de resolver muchas cosas. La clave es saber aunar voluntades con un espíritu constructivo y los alcaldes guipuzcoanos podemos hacer mucho en esa dirección. Tenemos que ser ambiciosos y tener amplitud de miras, salir de la endogamia, saber conjugar el posesivo plural, mirar al futuro. Aunemos sinergias para ser más competitivos.