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07Abuztua
2005
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Iñigo Urkulluren elkarrizketa Diario Vasco egunkarian

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Abuztua 07 | 2005 |
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Iñigo Urkullu afirma tajante que la declaración de Josu Jon Imaz a favor de la soberanía compartida ni implica un giro estratégico ni provoca una discrepancia interna en el PNV aunque admite que «algunos, fuera y dentro del partido», están jugando la baza de la división. A punto de iniciar sus vacaciones, el portavoz del EBB descarta acuerdos de gobernabilidad con los socialistas.

-¿Qué ha pretendido Josu Jon Imaz con su última declaración al abogar por la soberanía compartida?


-Ha pretendido contextualizar lo que es la historia del PNV y las claves del partido de cara al futuro. Hay una constatación de lo que somos. Somos nacionalistas vascos, tenemos una ilusión y un objetivo, ser nación vasca, y nos hemos sabido adecuar a los tiempos y a la realidad siempre. Ciento diez años después de la fundación del PNV somos más nación vasca que entonces, pero nos queda todavía mucho camino por recorrer. Como PNV tenemos que saber leer cuál es el contexto vasco, español, francés, europeo y en qué sociedad nos movemos. Y debemos trazar una meta clara, como nación vasca. Además de estar constituida por siete territorios, tiene que estar constituida por personas. Queremos hacer un nacionalismo atractivo.


-¿Otra vez el péndulo pactista tan clásico ya en la historia del PNV?


-En modo alguno, no es movimiento de cambio ideológico, ni un giro de esta naturaleza, es un planteamiento de contextualización permanente de lo que ha sido y es el nacionalismo vasco. El PNV no ha cambiado sus principios fundamentales, nosotros aspiramos a ser una nación vasca y estamos ahora ante un hito, vivimos en el siglo XXI y tenemos que conocer bien la sociedad en la que nos movemos. No hay una revisión ideológica, porque nuestros principios están recogidos en las ponencias políticas y en nuestro ideario fundacional, lo que hay es una adecuación al contexto.


-¿Una adecuación que implica una renuncia a la independencia de Euskadi?


-En modo alguno, no se trata de renunciar a nada, pero se trata de que en esa contextualización no caigamos en los tópicos ni en cuestiones que nos despisten del objetivo básico de un partido que quiere ejercer su liderazgo en una sociedad cohesionada y solidaria en la que quiere hacer un nacionalismo sobre la base de la adhesión de las personas. Una nación se constituye en base a las personas. No hay una renuncia a los principios pero la cuestión básica no es anclarse en una terminología del siglo XIX, que puede ser también actual, pero cuyo contenido puede estar también necesariamente afectado por esa contextualización. Por eso hablamos de superar el debate independencia-dependencia, por eso hablamos de no imponer. No hay un giro estratégico, pero somos conscientes de que es el momento de llegar a acuerdos de fondo y lograr la cohesión en la sociedad vasca.


-¿Acuerdos políticos entre nacionalistas y no nacionalistas?


-Sí, acuerdos políticos de fondo entre nacionalistas y no nacionalistas siempre y cuando el resto de las formaciones así lo deseen. A la hora de plantear las claves del PNV del futuro hablamos de valores de solidaridad, cohesión e identidad.

 
-Decía EA, su socio de gobierno, que el mensaje de Imaz suponía una vuelta al pasado, al espíritu del Arriaga y reiteraba que «en el pasado no está la solución».


-A mí me llama la atención las tentaciones que podamos tener unos y otros a valorar lo que dice una declaración de una formación sin haber leído y sin haber escuchado el contenido íntegro de la misma. No le encuentro ningún sentido más allá de la necesidad de estar en los medios de comunicación. Me choca que, por ejemplo, haya ciertas réplicas al concepto de soberanía compartida con España, con Francia o con la Unión Europea cuando de eso también se está hablando en la propuesta de nuevo estatuto político que también suscribe EA. El principio de la soberanía compartida forma parte del acervo ideológico y doctrinal del PNV. Nosotros queremos una Europa unida con una nación vasca en la que estén los siete territorios, pero queremos que esa nación ofrezca un proyecto ilusionante a los ciudadanos y aborde retos de futuro de un mundo cambiante en el que también está instalada Euskadi. Eso no es volver al pasado, precisamente eso es mirar al futuro.


-¿El PNV da por agotado el autonomismo?


-¿Agotado el autonomismo? Depende de qué tipo de autonomismo. El autonomismo uniformizador, el que pretende una homogeneización, como el que se ha practicado en el Estado español, sí, porque ése no tiene que ver nada con el autonomismo de la singularidad, que reconoce unas realidades nacionales específicas en el desarrollo del autogobierno. El autonomismo no es nuestro objetivo. Nosotros mismos dijimos en 1979 que el Estatuto de Gernika en modo alguno impedía otras aspiraciones que como nacionalistas legítimamente podíamos tener. Hoy en día tampoco el Estatuto es ninguna limitación, aunque está todavía por desarrollar y tiene todavía unas potencialidades. Pero han sido el PP y el PSOE los que han hecho tabla rasa de ese autonomismo.


-Paradójicamente el mismo día en el que Imaz defendía en Sabin Etxea esa declaración, Egibar le replicaba en Mutriku. ¿Cómo se explica esta dualidad de mensajes? ¿No proyecta una imagen de división interna?


-No tengo por costumbre entrar a valorar planteamientos de compañeros de partido. Probablemente haya sucedido como en otros casos que se desconocía el texto íntegro y que se ha entrado al calor de preguntas de los medios de comunicación. Desde luego, no creo que lo que dijo el presidente del EBB fuera contradictorio con el acervo y el bagaje del PNV.


-Pero insisto, ¿no hay implícito un cierto desafío al liderazgo de Imaz?


-No lo creo, otra cosa es que haya quienes en torno al PNV, o quienes dentro también del partido, algunos de reciente afiliación, se han trazado el objetivo de dividir al PNV, hay medios de comunicación que se hacen eco de determinadas herramientas digitales en donde personas que se esconden bajo seudónimos se están dedicando a lanzar insidias, difamaciones y calumnias. En algunos casos hemos sido sobradamente generosos y excesivamente condescendientes con actitudes de personas que no tienen ninguna responsabilidad territorial ni nacional. Estoy convencido de que el cuerpo social del PNV es maduro y se da cuenta de lo que está pasando con estas personas que intentan demostrar que son más de lo que son pero que responden a otros intereses. Las bases del PNV se dan cuenta de ello y de que ese intento por dividirnos va a fracasar estrepitosamente. Estoy absolutamente tranquilo. En absoluto hay una división interna y si se han percibido discrepancias es más por el desconocimiento de una determinada declaración. No hay ninguna fractura.


-¿Xabier Arzalluz se está comportando con lealtad con el EBB?


-Yo creo que sí, no tengo por qué dudar de la actitud de Xabier Arzalluz ante la dirección democráticamente elegida del PNV. Vamos, es que nunca me he planteado ni siquiera esa pregunta.


-Septiembre será un mes decisivo para saber si será posible que prospere la reforma del Estatuto catalán por consenso. ¿En Euskadi será posible una reforma por consenso del marco político?


-Creo que sí. Más temprano que tarde todos somos conscientes de que aquí hay un problema político de base y de que está habiendo desgraciadamente un hecho como es la utilización de la violencia para intentar ocultar ese problema político de base y no afrontarlo. En el futuro se va a poder plantear el modelo de Estado y el modelo jurídico en relación con el hecho diferencial vasco. En el futuro próximo, ese acuerdo es lo que está promoviendo el presidente del EBB.


-¿Pero cree usted que los socialistas están dispuestos a asumir un acuerdo en torno al principio "derecho de decisión-obligación de pacto" que Imaz ha propuesto?


-Derecho a decidir y obligación de negociar, pero yo no quiero jugar con especulaciones. Estamos en un momento que se presenta como esperanzador a la hora de tomar vías de diálogo, lo que es evidente es que el PSOE tiene ciertas limitaciones a la hora de gobernar las instituciones pero es consciente de que tiene realidades históricas en Euskadi y en Cataluña que tiene que saber responder desde una estructura de Estado.


Diagnósticos y método


-La reunión del pasado 21 de julio entre dirigentes del PNV, del PSE y del PSOE, ¿ha sentado las bases de una futura aproximación en ese sentido?


-No diría que se han sentado las bases de una aproximación. Es un ejercicio necesario el del diálogo, lo reclama la sociedad, y no sólo entre el PNV y el PSOE. Estamos comprometidos a hablar con todos. Ésa es nuestra obligación.

Primero tenemos que poner encima de la mesa diagnósticos para intentar poner encima de la mesa un método que al final redunde o en una mesa de partidos o en diálogo entre partidos.


-¿Pero vislumbra acuerdos de fondo con los socialistas sin el concurso de la izquierda abertzale?


-Distingamos los planos. Los conceptos como pacificación o normalización pueden merecer unos diagnósticos, la gobernabilidad otros acuerdos. Respecto a los temas de fondo -pacificación y normalización- tiene que haber un espacio de acuerdo sin exclusiones. Insisto en que más que detectar voluntades hay que hacer diagnósticos de la situación y de la realidad, intentando que además del tripartito PNV-EA-EB, esté el PSE, esté el PSN, Batasuna o la izquierda abertzale radical, esté Aralar y otras opciones como el PP. Buscamos un método flexible y consensuado para lograr ese gran acuerdo de fondo.


-¿Dónde está la propuesta de nuevo estatuto -el plan Ibarretxe- en ese método consensuado?


-De raíz en lo que es nuestra aspiración como PNV expresada en la declaración del presidente del EBB y que es que la sociedad vasca pueda expresarse libremente y pueda construirse a sí misma. O sea el derecho a una consulta en ausencia de violencia -de toda violencia, también de la de persecución- y sin exclusiones. Por eso entendemos que tenemos que ser sólidos en los principios pero flexibles en el procedimiento.


-¿Qué opina de la propuesta de Javier Rojo a favor de un gran pacto con el PNV?


-Creo que es un planteamiento que no es novedoso para el PNV. Quien le ha salido a responder a Javier Rojo es el propio Partido Socialista de Euskadi a través de sus dirigentes. Sería el propio PSE el que tendría que aclarar este asunto. Interpreto que en el PSE hay problemas de conciencia en algunas personas que han otorgado al PP el gobierno de determinadas instituciones forales y municipales. El PSE puede estar pretendiendo jugar ahora un papel central de cara a las elecciones municipales y forales. El PNV no está en el momento de hablar de acuerdos en las instituciones, estamos en el ecuador de la legislatura municipal y foral, y no hemos hecho más que iniciar una nueva legislatura en Euskadi.


«Se sigue presionando a concejales y empresarios»

 
-¿Cómo interpreta el regreso de la violencia callejera?


-No me atrevo todavía a hacer una interpretación única. Puede ser o bien una válvula de escape que determinados ámbitos de esa izquierda abertzale radical necesiten puntualmente o, más allá de eso y de sus consecuencias imprevisibles, responder a una estrategia planificada. En todo caso no obedece a lo que es el discurso que Batasuna hizo público en Anoeta al pedir que había que sacar el conflicto de la calle. Me preocupa que no se está atajando eso y que no reaccionen. Es preocupante esa violencia de persecución que sigue existiendo contra ediles del conjunto de las formaciones que, supuestamente, a juicio de la izquierda abertzale radical, siguen usurpando determinadas responsabilidades, como la presión intimidatoria contra los empresarios. Nosotros hemos transmitido esta preocupación en las reuniones que hemos mantenido con la izquierda abertzale.


-El PNV insiste en que no va a obstaculizar un proceso de paz...


-Tenemos un papel de ayuda, que no es una labor secundaria, en una eventual negociación entre el Gobierno del Estado y ETA, y que el PNV tiene disposición a ejercer de colchón y a ser generoso para avalar cualquier solución a ese problema.


-Gerry Adams pasó de proscrito a entrevistarse con Blair en Downing Street..., ¿se imagina Otegi en La Moncloa?


-Es bueno que todos hablemos. Sin entrar en similitudes, no veo dónde puede estar el problema a que si un gobierno puede reunirse con quienes están detrás de una organización terrorista, de manera directa o indirecta, un gobierno pueda reunirse con representantes de organizaciones políticas aunque en este caso estén ilegalizadas.


-¿La decisión del IRA de abandonar las armas influirá en Euskadi?


-Sin establecer paralelismos es evidente que en Euskadi tenemos que encontrar una fórmula vasca para la paz. Pero la situación de Irlanda del Norte puede ser un espejo para que la izquierda abertzale radical saque conclusiones respecto a lo que es el ejercicio de la responsabilidad política a la hora de impulsar determinados procesos.

 
-¿A corto plazo cabe el optimismo?


-A corto plazo no. Ni siquiera sabemos si estamos en un proceso todavía. Podíamos pensar que el diálogo abierto con todos es un proceso incipiente de abordaje del debate de pacificación y normalización, pero el proceso puede ser largo y no quiero jugar con falsas ilusiones y expectativas.

 

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