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Uztaila 31 | 2005 |
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Urkullu: "Tiene que hacer mella en ETA el saber que está perdiendo el tren"

Javier Velilla

La dura soledad en la que se encuentra ETA es para Iñigo Urkullu un camino sin retorno que le llevará a imitar al IRA. El presidente del BBB y portavoz del EBB cree que ETA está obligada a reflexionar sobre la decisión de una organización a la que ha tenido como modelo y dejar la política para los políticos. Algo para lo que ofrece toda su colaboración.

 

¿Habría algún paralelismo entre la vía vasca y la irlandesa?

 

Siempre hemos dicho que hay ciertas cuestiones equiparables pero que cada proceso tiene sus propias diferencias, en cuanto que las características de una y otra realidad son diferentes. Es semejante la voluntad de una mayoría de la sociedad de querer vivir en paz y es esa voluntad de la sociedad civil la que tiene que estar influyendo notablemente ante quienes están alejándose cada día más de esa voluntad de la sociedad. También es equiparable el que una situación de esta naturaleza sólo se resuelve mediante el diálogo y el compromiso de las formaciones políticas, dejando a éstas que aborden el problema político.

 

¿Se nota la falta de un Tony Blair en el Estado español?

 

No diría ni que se necesita un Tony Blair ni un Gerry Adams. Lo que se necesita es que ETA sea consciente de que cada vez se aleja más de la realidad, no ya de la mayoría de la sociedad vasca, sino también de la realidad del siglo XXI en la Europa occidental. Se necesita que deje a las formaciones políticas actuar en lo que es la resolución del problema político y, por otra parte, se necesita que los partidos en su conjunto identifiquemos que aquí hay un problema político previo a la existencia de la propia violencia.

 

¿Ese diálogo puede encauzarse a través de la resolución aprobada en el Congreso?

 

Es una resolución muy importante porque indica, en un ámbito como es el Congreso de los Diputados, la voluntad de diálogo de un partido que sustenta al Gobierno español, como es el PSOE. En otras formaciones políticas esta voluntad ya se había manifestado y existen compromisos en ese sentido. La resolución no es diferente a lo que en la CAV se haya hecho en años anteriores, bien sea en el pacto de Ajuria Enea o en otras propuestas que posteriormente hayan podido existir, pero es muy importante que haya habido una resolución aprobada por el Congreso y avalada por el partido que tiene mayor representación.

 

Esa resolución tampoco contó con el apoyo del PP. Vista esta actitud, para acercarse a la situación norirlandesa, quizás más que un Blair, lo que se necesitaría es un Partido Conservador como el británico.

 

Por eso digo que no se trata solamente de un Blair, también habría que acordarse de John Major, que en su momento fue quien dio inicio a la declaración de Downing Street y al proceso norirlandés. Sí es cierto que hace falta un Partido Popular que sea consciente de que aquí existe un problema político y que no se puede hacer una utilización de dicho problema basándose en la existencia de la violencia. En ese sentido, el PSOE y el propio presidente del Gobierno español saben que nosotros, el Partido Nacionalista Vasco, ofrecemos el colchón necesario para que se abra un proceso, que todavía puede estar en una dinámica muy incipiente en Euskadi en el año 2005. Ofrecemos un colchón, el que sea necesario, para poder alcanzar una situación de convivencia pacífica, pero también se necesitaría que el PP se implicara, con la identificación de lo que es un problema político y con su resolución.

 

¿Cómo cree que va a encajar ETA su ya casi absoluta soledad?

 

Esto tiene que ser una nueva llamada de atención. Los atentados del 11-S en Nueva York, del 11-M en Madrid y del 7-J y el 21-J en Londres indican a cualquier organización que, bajo los parámetros de la cultura occidental, utilice la violencia para conseguir fines políticos, que el tiempo de usar la violencia para logar esos fines ha terminado. Y además la propia existencia de los fenómenos terroristas "yihadistas" hace que la sensibilidad social y la política vayan también de la mano en contra de los que creen que hay todavía viabilidad en el uso de la violencia para obtener logros políticos. En ese sentido tiene que hacer mella en ETA saber que está perdiendo el tren, que no representa a nadie en la sociedad vasca, que nadie le asigna ningún papel, y que el problema político es anterior a la existencia de ETA, con lo que ETA no puede patrimonializar ninguna aspiración política. También debe darse cuenta de que es la última de las organizaciones violentas en el contexto de la Europa occidental en el siglo XXI.

 

Este comunicado del IRA, ¿ha hecho más daño a ETA que el pacto antiterrorista o las ilegalizaciones?

 

La ilegalización de Batasuna habrá podido tener unos efectos inmediatos pero tiene otras consecuencias, profundizando en lo que es la falta de normalización política. Sin embargo, el anuncio del IRA sí que tiene su efecto en una organización que ha tenido en algunas épocas al IRA como modelo de lucha armada, con lo que el anuncio del abandono de las armas incide directamente sobre la reflexión que tenga que existir en ETA.

 

El largo proceso irlandés ha avanzado merced a una serie de gestos por ambas partes. Incluso el día del anuncio del IRA el Gobierno británico había puesto en libertad a un histórico de la organización...

 

Siempre hemos dicho que tiene que haber gestos por todas las partes, exigiendo a ETA que deje la actividad armada y renuncie a su pretensión de representar a la sociedad vasca, pero entendiendo también que durante todos estos años se han producido situaciones hacia las que debe haber gestos por parte del Gobierno español. Hemos repetido muchas veces que una política penitenciaria, entendida desde unas claves de acercamiento de las personas privadas de libertad a sus lugares de origen, que sea más flexible y consensuada entre las formaciones políticas, como se acordó en el Congreso durante la pasada tregua, es un gesto que vendría bien. Son necesarios gestos en ese sentido por parte del Gobierno español.

 

En Irlanda ha sido el derecho de autodeterminación el que ha abierto el camino. ¿En Euskadi lo abriría igual?

 

Yo no querría convertir los términos en tabúes. Más allá de los términos es el concepto el que tiene una especial significación. Creemos que como Pueblo Vasco somos un pueblo con identidad propia, que tiene el derecho a decidir su futuro y el derecho a que la sociedad vasca se construya a sí misma. El derecho a decidir dentro de lo que es una realidad jurídico-política en el contexto europeo, teniendo en cuenta la realidad jurídica tanto del Estado español como del francés. Ese derecho, como concepto, de que se respete la voluntad de los ciudadanos y ciudadanas lo consideramos como un concepto más importante que lo que supone el derecho de autodeterminación.

 

Algo así como lo que apuntaba Herrero de Miñón hace unos días.

 

Es una reflexión más actualizada de la que se realizó en el siglo XIX. Con el paso de los años, los términos, que tenían una significación, se han ido convirtiendo en tópicos o, más desgraciadamente, en tabúes. Sin embargo los conceptos hay que mirarlos desde su contenido fundamental e intentar adecuarlos. Eso es lo que hace que para el conjunto de las sociedades, entre ellas la sociedad vasca, sea algo natural el saber que somos los ciudadanos y ciudadanas, en nuestro ámbito y desde el hecho diferencial, los que debemos decidir nuestro propio futuro.

 

El "leit motiv" del discurso del lehendakari fue la mesa de partidos, ¿cómo está en este momento esta iniciativa?

 

Fue el "leit motiv" de un discurso de investidura muy importante para dibujar la realidad social vasca, importante no sólo por la voluntad de la constitución de la mesa de partidos sino también en cuanto a la metodología, inspirada en una vocación de consenso. La mesa es algo en lo que pasado el verano se comenzará a trabajar, en las condiciones para que esa mesa pueda tener lugar. El lehendakari ha sido muy explícito al señalar que la mesa será una mesa resolutoria, que deberá estar acompañada por una serie de condiciones como son la ausencia de violencia y de exclusiones. Y la violencia es todo, no son solamente los atentados de ETA, también lo es la kale borroka. Esto nos obligará a llevar por delante mucho trabajo entre las formaciones políticas y tengo la convicción de que en los próximos meses, hasta visualizar esa mesa, va a haber un trabajo muy intenso. Estamos implicados en ello, empeñamos nuestra palabra y ese trabajo lo vamos a llevar con absoluta discreción. Por experiencias pasadas no creemos que sea bueno afrontarlo con luz y taquígrafos.

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