Deia
EL CONSEJERO vasco de Interior entiende que todavía se está en los prolegómenos de la apertura de un proceso de normalización y paz. «Sólo nos hemos quitado de encima un poco de presión e intolerancia», dice. En este camino largo y complicado cree que el mayor problema va a estar en ETA «porque lleva 30 años equivocándose y puede cometer el error de pensar que una violencia de menor intensidad es admitida». Asimismo, está convencido de que la incorporación del PP a este proceso «es tan necesaria como pueda serlo la de Batasuna». «Ahora bien -aclara- tenemos que liberarnos del ‘pressing’ de que si no estamos todos, ésto no funciona. Será su decisión». Por último, insiste en que ha de ser inmediato el replanteamiento de la política penitenciaria actual: «es un elemento de distensión al cual estamos obligados con independencia de lo que haga ETA».
Esta semana se ha sabido de un documento del ex jefe de ETA ‘Antza’, donde hablaba de poner fin a la violencia si se admitía el derecho de autodeterminación del pueblo vasco. ¿Le da validez al escrito?
Sí que le doy la validez de ser la reflexión de una persona que ha tenido un papel relevante en ETA y que ve la necesidad de una salida determinada. Lo que no creo es que todavía ese documento sea asumido unánimemente por la organización, y de hecho siguen las bombas, como la de Gernika el viernes. Se equivocaría ETA completamente si pretende simultanear un proceso de paz con el mantenimiento de la violencia.
Y en ese inicio del proceso, ¿qué papel tiene la política penitenciaria?
Es necesario ya, desde este momento, un replanteamiento hacia una política penitenciaria consensuada y flexible.
¿Ha tratado este tema con su homólogo?
Sí, desde el Gobierno vasco vemos la necesidad de dar ese paso, sin esperar a la toma de decisiones de ETA. Hay que trabajar en una política penitenciaria más consensuada entre todas las fuerzas políticas. Y ésto no sería un gesto de buena voluntad por parte de los partidos políticos respecto a ETA, sino que es una cuestión de principios democráticos y derechos humanos. Es un elemento de distensión al cual estamos obligados con independencia de lo que haga ETA ó la izquierda abertzale. Es nuestra obligación asumir esa nueva política penitenciaria.
¿A qué cree que obedece la negativa de Madrid?
El PSOE todavía está muy atenazado por la política de ‘tierra quemada’ de ocho años del PP y con el ‘pressing’ que todavía mantiene el propio Aznar con la FAES. Creo que el Partido Socialista es consciente de la necesidad de este cambio.
¿Se está en el camino?
Yo creo que sí, la legislatura estatal tiene que dar mucho de sí. Y Zapatero tiene que ser consciente de que si de verdad quiere hacer una política independiente del PP y dar pasos en la solución del conflicto en Euskadi, el aliado no es el PP sino el resto
¿Qué es lo que se ha hecho ya?
Lo único que hemos hecho es quitarnos de encima un poco de la presión y la intolerancia con la que se trabajaba con Aznar. Y también abrir unas vías de separación por parte del PSOE para hacer una política propia y consensuada. En cualquier caso, lo realizado no es suficiente, ni mucho menos, para poder hablar de la apertura de un proceso. Pero también es cierto que lo hecho había que hacerlo para empezar a liberar la tensión.
¿Cree que hay contactos entre el Gobierno español y ETA?
Aquí voy a ser muy cauto porque es mejor ser prudente que hacerse el enterado. No tenemos información concreta y específica de esas posibles relaciones.
Volviendo al documento de ‘Antza’, hay una fecha en ese calendario que apunta a 2008 como año de la tregua definitiva...
A mí me parece un error tratar de poner fechas de cierre a un proceso. Luego, lo único que genera es frustración. La pregunta es qué puede hacer cada partido de los que apoyamos la resolución del Congreso para favorecer la tranquilidad, prudencia y buenas acciones en este proceso.
¿Entiende que la cúpula de ETA está dividida en todo este proceso o no?
Desde nuestro punto de vista, hoy en día sólo existe una voz en ETA, no existe división ni mucho menos. Podrá haber debate y determinados planteamientos, pero ETA hoy por hoy actúa con una unidad absoluta de criterio, lo que es bueno porque si somos capaces de orientar el proceso, lo estaremos orientando de verdad con un único interlocutor.
¿De verdad cree que hay intención de orientarlo?
Yo pienso que sí. Creo que estamos en unas claves que pueden ser coincidentes. Por ejemplo, la clave básica de toda la propuesta de Anoeta es sacar el conflicto de las calles y llevarlo a la mesa del diálogo. Las claves del resto de partidos que están por intentarlo son muy claras en el sentido de que la violencia tiene que quedar fuera. Entiendo que puede haber bases para cambiar la política en esta materia.
¿Y quién cree que puede poner las mayores pegas?
Abrimos ahí un abanico muy complicado. Sin duda, el mayor problema va a estar en ETA porque lleva 30 años equivocándose. Y puede cometer el error de pensar que una violencia de menor intensidad puede todavía ser admitida por parte de la sociedad.
¿Y cómo cree que hay que trabajar con el PP?
El resto tenemos que intentar seria y lealmente incorporarles a la mesa y a cualquier proceso de diálogo. Es un porcentaje muy importante de la sociedad no ya estatal, sino vasca. El PP es tan necesario como pueda serlo Batasuna en cualquier proceso. Pero también tenemos que liberarnos del ‘pressing’ de que si no estamos todos, ésto no funciona. Es decir, si el PP decide equivocarse y quedarse fuera de cualquier política consensuada, pues será su decisión.
Una muerte... ¿daría al traste con todo?
Pues... ya veremos. Una muerte es un drama humano y una manifestación evidente de que ETA no quiere poner el camino de la solución. Y por ello, creo que le cerraría perspectivas sobre todo a los planteamientos de la izquierda abertzale. Una muerte es directamente contraria a Anoeta, quien se quedaría sin propuesta sería Batasuna.
¿Cree que pueden enturbiar este proceso las disputas por liderar el protagonismo?
Sinceramente, no creo en ésto. Si precisamente algo se ha llevado en el terreno de la discreción han sido las reuniones entre Zapatero, Ibarretxe e Imaz. Entiendo que se está trabajando con honestidad y mucha prudencia.
¿Ve viable el que se pueda dar una ‘pinza’ entre Batasuna y los socialistas?
Serían malos enfoques, porque si alguien pretende convertir el proceso de paz en un elemento de instrumentalización política, estaría condenado al fracaso. Aquí, lo importante es la pluralidad y la máxima presencia en la mesa que lleve ese proceso.