Iñaki Anasagasti
12Ekaina
2005
12 |
Iritzia

Talante sí, pero p’alante también

Iñaki Anasagasti
Ekaina 12 | 2005 |
Iritzia

En el pleno del Senado del miércoles se echó abajo aquella iniciativa del PP de cambiar artículos del Código Penal (genial idea de Astarloa) para encarcelar al lehendakari si a éste se le ocurría convocar un referéndum. El ardor patriótico y guerrero utilizado en su defensa por un senador de Valladolid con el fin de que se mantuviera la reforma de marras nos recordaron los viejos tiempos de Aznar y su persecución contra el nacionalismo por tierra, mar y aire. El mismo furor de cruzada, la misma argumentación maniquea, los mismos miedos y las mismas amenazas. En el calor de ese debate, un representante del PP me dijo: «Aquí hace falta un partido de la verdadera derecha española». «Estoy de acuerdo», le contesté, «porque todo esto es propio de la ultraderecha, no de una derecha aseada y europea».

Y es que el PP está super alborotado. En Madrid tenemos a todo el facherío de uñas y en pie de guerra. Como síntoma he de decir que en una semana me han organizado en la calle ya dos "pollos" llamándome terrorista. Y no deja de ser algo indicativo que tras la manifestación manipulando a las víctimas, la próxima marcha contra el matrimonio de los homosexuales el 18, la protesta de Salamanca a cuenta de los papeles robados y la bronca tras el cierre de la Comisión del 11-M se ve que la oposición del PP va por la confrontación pura y dura, sin tregua ni cuartel, utilizando toda la artillería pesada con la que cuentan y que la basan en la manipulación de sentimientos muy primarios: terrorismo, víctimas, unidad de España, agravios, etc. Ante este estado de cosas sólo se le bajarán algo los humos al PP si en Galicia a Fraga le sacan del palacio los mismos gaiteiros que le llevaron hace cinco elecciones, porque si Fraga se mantiene, que Zapatero se ate los machos.

De ahí esa granada contra el aeropuerto de Zaragoza y la escasa visión del PSE haciendo política cortoplacista cuando existe una oportunidad de oro para ir encauzando las cosas nos indica que hay mucha gente que quiere vivir instalada en la bronca. No creo que Zapatero tenga el bálsamo de Fierabrás para abordar el fin de ETA sino más bien que una gran dosis de ingenuidad es lo que está guiando sus pasos, pero de todas maneras es preferible verle al PSOE en eso y no en plataformas antinacionalistas y lerruxistas como la que ha surgido en Barcelona contra Maragall y el PSC, que no tendrán larga vida pero que contribuyen a poner al caldo espeso y morado. Estas cosas no son más que síntomas del temor de todos esos paniaguados que no toleran surjan otros poderes que ellos no controlan y que al socaire de la etiqueta de "intelectuales" de bolsillo y con el estómago siempre presto, harán lo imposible por no perder pie. No hay que olvidar que muchos de ellos viven muy bien de la defensa de la unidad de España contra los infieles. Y si no que aprendan de Savater y de Rosa Díez que por si acaso no fueron a la manifestación de las víctimas en Madrid. Por no haber ido en su día a una manifestación similarmente sectaria en Donostia a Odón Elorza y a todo el nacionalismo casi nos condenan a galeras los mismos que ahora no han ido.

De ahí que cuando los del PSOE nos dicen que los del PP están inaguantables y que Aznar desde FAES es quien los gobierna, así como que son unos impresentables, les decimos que ese Frankestein lo crearon ellos durante cuatro años riéndoles las gracias a Aznar, Acebes, Mayor Oreja, Michavila y compañía y que eso no se cambia de la noche a la mañana. Por cierto, ¿qué ha sido de Aldaketa? ¿Qué ha sido de Peces Barba?

Está pues todo cogido con alfileres. En Euzkadi, en Catalunya, en Galicia, en Madrid. El chino sigue en el circo moviendo los platos en equilibrio inestable. Veremos cuánto aguanta el invento que tiene una fecha clave: si Fraga gana o si este gran dinosaurio, el gran símbolo del PP, se va a su casa. El 19 lo sabremos.

"Es la política, imbécil"

En la campaña de Clinton contra Bush padre, en la oficina del candidato pusieron ese letrero. La clave de aquella campaña fue la economía. Habría que haber puesto un letrero parecido en el referéndum europeo: "Es la política imbécil".
Ya se está viendo. Blair se va a Washington a celebrar el "no" francés y holandés mientras anuncia que no convocará un referéndum, los del PP europeo piden se paralice todo y en Italia quieren salir del euro. Cuando nosotros dijimos que era más importante, con sus notables imperfecciones, seguir avanzando en la construcción política europea que pararse a discutir la posibilidad de otro texto mejor, con el que siempre estaremos de acuerdo, dijimos que el ideal europeo tenía demasiados enemigos para darles argumentos a todos los que se quieren cargar el invento. Hoy, Europa es más débil, está desconcertada, internacionalmente está tocada y los Estados-nación vuelven por sus fueros. Como dijimos, era la política.

Esta semana nos ha venido a visitar el presidente de Lituania. Si alguien está aterrado con lo que está ocurriendo en Europa son los dirigentes de los países bálticos que quieren una Europa fuerte que les proteja. Lo malo es que cuando vienen a Madrid nos sepultan bajo toneladas de palabras de un españolismo subido. «España es el ejemplo inspirador», nos decía el presidente lituano en el acto oficial. Y, sin embargo, la concurrencia ante sus palabras estaba formada por los miembros de las Mesas, algún portavoz despistado y funcionarios cogidos a lazo en los pasillos para llenar las sillas y para que aquello no fuera el desierto del Kalahari. Los lituanos haciendo bochornosamente la pelota a los españoles y los españoles pasando olímpicamente de los lituanos.

Nosotros siempre estuvimos con las repúblicas bálticas en su desigual lucha contra la Unión Soviética. En Madrid nadie les hizo ni caso. Hoy, España "es ejemplo inspirador". Me da la impresión de que cuando el Sahara sea dueño de sus destinos pasará otro tanto. Pero nosotros seguiremos siendo Quijotes hasta el fin, porque "todas las libertades son solidarias". Nada nuevo.

Como nada nuevo ha sido que un joven nacido en Zumarraga, de nombre Iñaki y de apellido Urdangarin, de padre nacionalista y viviendo en Barcelona, de los cuatro hijos que ha tenido, Juan, Pablo, Miguel e Irene, no le ha puesto a ninguno nombre euskeriko, ni catalán. A la última la llamarán Irene.
Cada quien es muy libre de ponerle a su hijo el nombre que más le guste. Pero luego no se puede andar por la vida con discursos "integradores", plurales y demás monsergas de Estado. Esta monarquía española es una monarquía castellana, pero que chupa del bote de todos los demás, vive del erario público, y carece de la menor sensibilidad. Algo parecido a la prima de Cristina de Borbón, la hija del que se hace pasar por rey de Grecia, que le pusieron como nombre a su hija Arrieta e inmediatamente convocaron una rueda de prensa para dejar claro que Arrieta es el nombre de un pueblo de Canarias y que se lo habían puesto porque les gustaba, pero no porque fuera un nombre vasco. Que quedara claro. No se cómo Anson no le cambia el sabiniano nombre a Iñaki Urdangarin y se lo traduce a Ignacio. Estaría todo más en consonancia con esta monarquía castellana, carpetovetónica y del PP. Los grandes de España son así.

Fallecimientos

Falleció este viernes Pere Esteve. Tuvimos muchísima relación con él en tiempos de la Declaración de Barcelona. Era todo un tipo. Sólo diré que si CiU le hubiera hecho caso y en los cuatro últimos años de Aznar no hubiera hecho tantísimo seguidismo del PP, hoy CiU gobernaría Catalunya. En su día lo dijimos y escribimos. G. B.

El 20 de noviembre de 1989, como ahora, todo se cifraba en que HB iba a hacer política en Madrid. Los diputados electos ese día por la mañana habían presentado sus credenciales. Durante toda la semana los que todo lo saben, afirmaban que en los pasillos del Congreso, y en el Salón de los Pasos Perdidos, HB y PSOE iban a hablar y la solución política a la violencia se tocaba con los dedos. HB tenía cuatro diputados y tres senadores.

Esa noche cenaba yo con Eduardo Vallejo y un diputado del gobierno, cuando pasadas la once nos llamaron urgentemente: «Han matado a Josu Muguruza y herido a Iñaki Esnaola, os pedimos que cambiéis de habitación en el hotel esta noche. La situación es muy confusa». «No me da la gana», respondí. Y no cambié de habitación.

Al día siguiente tuve una trifulca de campeonato. Reivindiqué la representatividad de Muguruza como diputado, aunque no hubiera jurado, ni prometido por "imperativo legal" la Constitución. Me dijeron que ni los servicios de la Cámara, ni el presidente, ni nadie en su representación harían nada.

Recuerdo que les dije de todo. Muguruza era un diputado vasco asesinado en Madrid y merecía el respeto debido a su representación. Me dijeron que no. Y le trataron como a una perro. Ésa era y es la vara de medir española. ¿Quién era el letrado mayor de aquella casa?

El mismo que hoy se rasga las vestiduras y hace análisis sobre la manifestación de las víctimas de ETA. El mismo que con su cara de espabilado, salía el sábado detrás de Basagoiti con la ikurriña y Ángel Acebes: Ignacio Astarloa, el vasco del PP.

En aquel clima, Jon Idigoras prometió la Constitución española por "imperativo legal". Su soledad en aquel hemiciclo, sobre todo tras haber vivido aquella experiencia tan terrible, nos sobrecogió. Pero él, que era un tipo valiente, se portó como un torero en la plaza. No se amilanó. Y sólo por eso le cogí simpatía, aunque no tuviera con él el menor punto de afinidad política. Mucho menos en relación a su opinión sobre ETA y la violencia.

Nos lo decía Iñigo Cavero, preboste de UCD: «Este tipo con pinta de cuatrero tiene una capacidad de comunicación increíble. Utiliza un lenguaje que el más tonto lo entiende».

Sin embargo, este referente indudable, el pasado viernes día 3, falleció. Al inicio de la semana pasada Josu Jon Imaz e Iñigo Urkullu y la víspera de su fallecimiento, Luis M. Retolaza, Xabier Arzalluz y Gorka Agirre fueron a visitarle a la clínica para darle el último adiós a un hombre peculiar, abertzale, y que en su juventud había sido miembro de EGI.

Hasta aquí, todo correcto. Pero todo lo ocurrido posteriormente me mueve a una reflexión. Y no contra Idigoras, a quien a su muerte hay que respetar, ni contra Batasuna, que a fin de cuentas se aprovechan de una sobredosis informativa que para sí quisieran otros.

No estoy en contra de que a Idigoras informativamente se la haya tratado como si el fallecido hubiera sido el lehendakari. Viernes, sábado, domingo y lunes, actos, y semblanzas amables destacando sólo aquello que humanamente fue más simpático y políticamente más coherente. Me refiero a la evidente desproporción ante este tratamiento y el que se da a gente incluso políticamente más relevante que Idigoras. Falleció Gonzalo Nardiz, el último consejero de ANV y hombre del primer gobierno vasco de 1936. Nada. Falleció Juanjo Aspuru, senador y hombre bueno que trabajó discretamente por esta sociedad. Nada. Falleció Javier García Egotxeaga, ex vicelehendakari y hombre clave en la recuperación industrial y energética de este país. Nada. Falleció José Luis Irisarri, ex delegado el Gobierno vasco en México. Nada. Falleció hace unas semanas Delia Lauroba, mujer imprescindible para estudiar el papel de la mujer en la resistencia al franquismo. Nada. Falleció Ramón Rubial, presidente del PSOE y ex presidente del Consejo General Vasco. Casi nada. Falleció José Antonio Durañona, secretario privado del lehendakari Aguirre. Nada. Acaba de fallecer Primi Abad, presidente de edad de las primeras Juntas Generales, fundador de Euzko Naia, ex presidente del Consejo Consultivo del Gobierno vasco. Casi nada. Y no sigo, ni nombro referentes culturales y sociales que desde luego no tienen ni de lejos el tratamiento de Lola Flores.

¿Por qué esta diferencia?

Repito. No pongo en duda que Idigoras fuera un referente y una personalidad política de primera, digna de un adecuado tratamiento informativo pero su manera de hacer política y resistencia no es el paradigma de la mayoría de esta sociedad. Los paradigmas mayoritarios son los otros. Y esos otros, políticos, sociales y culturales mueren y son sepultados casi siempre en el silencio más absoluto. Idigoras merece respeto en lo personal, pero desde luego no es mi referente político, ni quisiera que la mayoría de la juventud de este país, ante estos ejemplos, viera en la forma de hacer política de Idigoras la búsqueda de soluciones de convivencia en esta sociedad. Lo siento mucho.

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