LOURDES PEREZ-EL CORREO
Cree que se ha abierto la posibilidad de «cerrar» el problema vasco y apuesta por buscar renovados pactos que no reediten «ni Ajuria Enea ni Lizarra»
Parece que la vida le debe bastantes horas de descanso, pero el líder del PNV se entrega con energía a la misión de explicar hacia dónde pretende avanzar su partido en el alambicado tablero dibujado por las elecciones. No maquilla la decepción por los resultados, pero se muestra persuadido de que, pese al revés, el tripartito debe liderar el camino que conduzca a un nuevo marco de autogobierno capaz de aunar, «sin exclusiones», a la izquierda abertzale y al PSE.
-¿Se han despertado bruscamente del sueño soberanista?
-Los resultados reflejan la fotografía de la Euskadi que tenemos y que representamos cada uno. Y, aunque no han sido lo que esperábamos, la sociedad nos ha dado la confianza para liderar este complejo momento. Es a lo que estamos obligados y aceptamos gustosos el reto. A partir de ahí, tenemos que iniciar un diálogo entre las fuerzas políticas para intentar encauzar la paz y un acuerdo sobre autogobierno, normalización o como lo queramos llamar.
-¿Dónde creen que están los 140.000 votos que han perdido?
-En un análisis a grosso modo´, la mayor parte de ellos han ido o han vuelto a la abstención, porque no han existido trasvases fuertes entre partidos. Una parte importante de la sociedad, que sintió en 2001 un temor a la alternativa que encabezaba Mayor, no se ha motivado, o no le hemos motivado lo suficiente, en estas elecciones.
-¿Habían asustado con el plan Ibarretxe a su propio electorado?
-Yo creo que no, creo que los ciudadanos que no han votado esta vez no lo han hecho tanto en clave ideológica, como por distancia con respecto a la política. Y hay otro factor a considerar: la sociedad siente una cierta necesidad de que los partidos avancemos en las soluciones y haya acuerdos.
-¿No es contradictorio sostener que ésta iba a ser la legislatura de la paz y la normalización con la propuesta del lehendakari y mantener ahora lo mismo? ¿Hacen de la necesidad virtud?
-Si interpretamos bien lo que nos ha dicho, la sociedad nos está lanzando el mensaje de que tenemos que buscar complicidades para avanzar en la solución. Es a la tarea a la que nos tenemos que entregar y, más que nunca, es el momento de la política. Posiblemente porque es prioritario, y también porque en la vida hay que hacer de la necesidad virtud, es el momento de una apuesta seria por resolver este complejo puzzle.
-¿Y por qué están tan convencidos?
-Siendo muy prudente y sin generar falsas expectativas, diferentes entornos políticos -el tripartito, el Partido Socialista y también la izquierda abertzale- estamos emitiendo señales que no deberían pasar desapercibidas y que apuntan a que, más que nunca, puede ser posible un camino de solución.
-Para la paz y un nuevo Estatuto.
-Sí, paz y acuerdo político de fondo sobre la búsqueda, en el marco jurídico, de una formulación aceptable sobre cómo articular la capacidad de decisión de la sociedad vasca acerca de su autogobierno. Unos le llaman a eso conflicto, otros normalización, otros agenda política, no quiero hacer tabú de las palabras. Se trata de cerrar políticamente de una forma estable el problema vasco. Y luego -en paralelo, porque no tienen que estar vinculados necesariamente- alcanzar un escenario de paz duradero. Hay ingredientes para explorar esa posibilidad y eso va a exigir mucho diálogo. Sobre todo entre esos tres mundos a los que aludía, sin excluir a ninguno, porque al final del camino tendremos que estar todos en esa fotografía.
-¿Cómo piensan trabajarlo? ¿En el Parlamento, fuera ?
-Tengo mis propias ideas, pero no es bueno empezar a hablar de instrumentos que no estén acordados con los demás. Lo importante no es que sea una mesa dentro o fuera, un sofá o reuniones bilaterales.
-¿Pretenden pactar el método?
-Creo que deberíamos intentarlo.
-Insisten en que el momento puede ser decisivo, pero la percepción es que ustedes ya no lo lideran.
-Vamos a ver, yo no soy amigo de triunfalismos. Pero dicho lo dicho, que no han sido los resultados que esperábamos, también hemos obtenido casi el mismo apoyo que la segunda y tercera fuerzas juntas y representamos casi el 40% de los votos, lo que supone un liderazgo nítido. Eso es relevante en una situación compleja.
Sin bloqueo
-Pero todavía no han amarrado la investidura de Ibarretxe.
-Hay que esperar, pero parece muy, muy complicado en términos políticos, absolutamente inviable, otra opción de Gobierno. El tripartito representa una minoría mayoritaria, equivalente a la del PSOE en el Congreso. Por lo tanto, existen condiciones, siempre que no haya una vocación clara de bloqueo, para que podamos gobernar. Antes, durante y después tenemos que seguir hablando con los partidos para intentar trenzar los acuerdos que nos puedan llevar a ese escenario final de solución y, entretanto, podemos tener pactos puntuales con unos y con otros, en función del ´fair play´ parlamentario. Eso obliga al Gobierno a ser flexible y jugar con cintura. Pero como le está tocando hacer al PSOE.
-¿Su seguridad parte de que ya tienen garantizado un apoyo externo?
-No, no lo tenemos. Hay que hablar con todos, con mucha ´cocina´.
-Sin embargo, parece que se ha acabado la época en la que podían mirar a un lado y a otro y pactar con todos en todas las instituciones.
-Espero que haya posibilidad de juego. Hay una coincidencia en que es necesario buscar compromisos entre los partidos y en que los tiempos para ello no van a ser tan cortos como para formar Gobierno. Son dos calendarios: dos o tres meses para el Gobierno y de más meses, o de un año, para acuerdos de mayor calado. Sea cual sea la fórmula de gobernabilidad, debe permitir acompañar el otro camino.
-Lo que necesita la izquierda abertzale no se lo pueden proporcionar ustedes, sino Zapatero.
-Tenemos tres vértices, sin excluir a nadie: el tripartito, los socialistas y el mundo sociológico y político de la izquierda abertzale. Y no podemos construir el futuro con dos vértices excluyendo al otro, lo veo con mucha nitidez. (Imaz garabatea un triángulo en un folio). Esto no se puede construir con un acuerdo del tripartito con Batasuna excluyendo al PSE, ni con el PSE excluyendo a la izquierda abertzale, cuando una parte importante de ella trata de avanzar hacia la normalización. Y tampoco pueden hacerlo el Partido Socialista con la izquierda abertzale excluyendo al tripartito al que la sociedad ha dado el liderazgo. No sería bueno y los números tampoco lo permitirían. Nos necesitamos todos a todos en este triángulo complejo, en el que tampoco debemos excluir a nadie. No me gustaría que el PP estuviese fuera de los acuerdos sólidos que tengamos que alcanzar.
-¿Perciben la tentación de ´puentearles´?
-No, en absoluto. No lo temo y soy un convencido de que cada lado del triángulo debe tender puentes con los otros dos vértices.
-¿Y quién es el interlocutor válido de la izquierda abertzale?
-Pues tendremos que verlo. Ese mundo nos lo tendrá que decir.
-¿Es gestionable ese mundo con dos cabezas, Batasuna y EHAK?
-No, dos no. Ellos tienen que definir su interlocución y la que sea, será una. No pondré yo como condición con quién tengo que hablar.
-El que el Gobierno no haya obstaculizado a los nuevos comunistas, ¿les ha liberado del impedimento de no pactar con ellos mientras no condenen a ETA?
-Su presencia es buena, porque una sociedad tiene que tener una representación plural y porque debe haber una interlocución institucional si existen indicios para encauzar el problema de la violencia. Pero los pactos estables deberán apoyarse en bases de acuerdo sobre cómo debe ser la paz, en un rechazo inequívoco a la violencia y sobre cómo vemos el autogobierno a partir del respeto a la voluntad de la sociedad vasca.
-¿Eso precisa de una tregua previa?
-Hum, vamos a ver. Por prudencia no quiero adelantar acontecimientos. Pero cualquier acuerdo estable necesitará una posición de desaparición definitiva de ETA o la apuesta inequívoca por el rechazo a todo tipo de violencia.
-Dicho con simpleza, parece que se encuentran ante una reedición de Lizarra con EHAK o ante la del Pacto de Ajuria Enea con el PSE.
-Pues el horizonte no debe pasar ni por una reedición de Ajuria Enea ni por una reedición de Lizarra. Sería en estos momentos un planteamiento erróneo. No creo que sea el horizonte al que vayamos a ir. Si no, estaríamos apostando por una exclusión de una parte.
-¿Y qué tiempo se conceden para que la situación avance?
-Primero, quiero dejar claro que nuestra voluntad debe ser ir al final de la legislatura, debemos hacer votos por la estabililidad institucional. Dicho esto, creo que en unos meses, un año, deberíamos tener trenzadas ciertas complicidades.
-¿Usted también tiene la impresión, como el lehendakari, de que ésta es la última oportunidad?
-Yo soy de pueblo ferroviario (Zumarraga) y estoy acostumbrado a ver pasar los trenes. Y la sociedad terminará alcanzando un camino de solución sobre la violencia y la normalización. Por eso no creo que sea el último tren. Tenemos que coger éste, pero si no sucede así, habrá un tranvía por la mañana para que alguien lo coja.
-En este nuevo escenario, ¿se ha convertido el proyecto de Ibarretxe en su programa de máximos?
-Hay una propuesta aprobada en el Parlamento y tenemos que tratar, también lo decíamos antes de las elecciones, de alcanzar acuerdos que la superen numéricamente. En ese camino nos tenemos que empeñar, y que la sociedad refrende el pacto que alcancemos.
-¿Pero es ahora su ´techo´?
-Es nuestro programa electoral, y cada uno debemos poner nuestro programa en la negociación. No sé si eso es de máximos o no, es la dinámica de la negociación, en la que uno parte de sus posiciones y busca acuerdos con las de otros.
Hojas para tomar notas
-Zapatero exige su retirada.
-Nosotros vamos a poner encima de la mesa nuestra propuesta y entiendo que Patxi López, Zapatero o quien sea irá a la negociación con un folio en blanco para tomar notas, pero también con el programa por el que le han votado. PNV-EA llevará el suyo a cualquier mesa de diálogo, y también las suficientes hojas para tomar notas y tratar de trenzar acuerdos.
-Y si no lo logran, ¿desempolvarán el plan y lo someterán a consulta?
-La propuesta está en el Parlamento, el camino es ver si podemos avanzar. Y vamos a tratar de que ésta sea la vía de solución.
-Es decir, buscar un acuerdo más allá del plan.
-Buscar un acuerdo que tenga el apoyo de más de 39 parlamentarios.
-¿Más con los dos vértices? ¿Un nuevo Estatuto que sume a la izquierda abertzale y a los socialistas?
-Un acuerdo de autogobierno que sume a los dos campos, nuestra obligación es trabajar en ese camino. Debemos empeñarnos en ello, sé que es complejo, que tenemos un objetivo por delante difícil, pero creo que es la solución que nos demanda la sociedad. Tenemos que trabajar en ese camino si queremos una paz estable y duradera, si queremos la incorporación del mundo de la izquierda abertzale al ámbito democrático e institucional y si queremos hacerlo con un acuerdo, que también va a ser necesario, entre las instituciones vascas y las del Estado sobre cómo articulamos que el sujeto político ´sociedad vasca´, con todo lo que eso significa, tenga encaje en el marco jurídico constitucional. Si no, seríamos unos irresponsables.
-Es dudoso que los socialistas vayan a aceptar la autodeterminación.
-Tenemos que asumir que esto no lo vamos a ganar unos u otros por K.O. Hemos de buscar un camino por el que el autogobierno sea decidido y refrendado en Euskadi, teniendo en cuenta a su vez que hay otro sujeto -el Estado- que, al igual que la sociedad vasca, debe tener sus garantías en un acuerdo político. Ése es un campo que debemos trabajar: capacidad de decisión y necesidad de pactar. La solución vendrá por ese camino, que enlaza con la historia de este país, con la tradición foral. Y esto, culturalmente, ha ido más allá del campo nacionalista.