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2016
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Discurso de Investidura. Madrid

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Urria 27 | 2016 |
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Sra. Presidenta,

Sr. candidato y Presidente en funciones,

Señoras y señores diputados.

Hay que reconocer que ha hecho usted buena la máxima “resistir es vencer”. Un año entero desde la disolución del Gobierno anterior. Dos elecciones, y ha sido usted incapaz de generar a su alrededor consenso suficiente para asegurarse una mayoría absoluta. Ni necesitándola le sale a usted la vena pactista. Pero eso sí, en el camino, impasible el ademán, ha conseguido que las otras tres fuerzas políticas que en este Parlamento le siguen en escaños se hayan enzarzado en una interminable exhibición de cara a la galería, a la opinión pública, empeñados en demostrar quién lideraba no se sabe qué: si alternativas de Gobierno, premios al mejor mediador, o a mayor dueño de la calle.

Vaya destrozo que ha causado en los oponentes sin mover un dedo. Ni que tuviera la varita mágica de Harry Potter y les hubiera lanzado un hechizo “confundus”. Ellos solitos se han dejado sin opciones. Sea por rechazar la posibilidad de acuerdo con fuerzas nacionalistas, sea por buscar sorpassos o bien por intentar coaliciones de todo punto imposibles.

Cada uno tiene su estilo. Está claro que usted prefiere vencer más por cerco e inanición que por abordaje.

Recuerdo mi reunión con usted en la ronda de conversaciones que decidió realizar con los diferentes portavoces parlamentarios allá por principios de julio. He de reconocerle que yo no iba nada predispuesto a darle nuestro apoyo considerando sus cuatro años de mayoría absoluta. Pero uno esperaba otra disposición. Otra actitud de alguien que se sabe en minoría.

Es usted un maestro en contar sus cuitas. La presión europea, el déficit, la amenaza de multa... Llega a acumularlas y describirlas de tal manera que, oiga, uno hasta empieza a agobiarse compadeciéndole en su pesada carga e incluso, por un momento, asimila sus problemas como si fueran propios; casi hace que se sienta responsable de sacar adelante sus problemones. Pero en cuanto su interlocutor se pone a relatar sus propios problemas, esperando con ingenuidad la misma empatía por su parte, enseguida se da cuenta de que la conversación comienza a divagar y pasamos a generalidades. Vamos, que al menos hasta la fecha, lo de empatizar y ponerse en la piel del otro no es lo que mejor sabe hacer, señor candidato. Ni siquiera por el interés. Veremos si es capaz de hacer un cursillo acelerado.

Voy a ser breve, señor presidente. No necesito 30 minutos para decirle lo que tengo que decir. Tampoco los preceptivos cuatro discursos a los que nos aboca su doble intento de investidura. Nada ha cambiado desde finales de agosto, cuando tuvimos ya este debate. Al contrario, a nuestros ojos ha continuado usted en la misma línea de actuación generadora de desencuentros inevitables que yo le apuntaba entonces.

En aquel discurso le daba multitud de razones que nos llevaban a darle nuestro NO. Por una parte, su concepción intolerante de España y hacia aquellos ciudadanos que no se sienten españoles que reiteró en versión reducida en su discurso de ayer. Demuestra no tener proyecto para Catalunya ni para Euskadi.

Le cité, por otra parte, las innumerables leyes y decretos que pretendían por la fuerza de los hechos reducir y acotar el autogobierno de las Comunidades Autónomas y, en especial, el de Euskadi y Catalunya.

Le recordé la obsesión patológica de su gobierno con la Ertzaintza obstaculizando su renovación y su participación en organismos internacionales así como su papel de policía judicial. Mencioné su oposición a que infraestructuras como los ferrocarriles o los aeropuertos fueran gestionados desde el País Vasco; su intromisión en la gestión de las competencias sanitarias. Su política en el ámbito educativo que más allá de su contenido que no compartimos, ha sumido en un mar de dudas a la comunidad educativa con unas reválidas que más valdría que fueran derogadas ante la incontestable oposición mayoritaria a la que se enfrentan. Su desprecio a la Ley de Memoria Histórica. Su negativa a colaborar en el ámbito de pacificación y convivencia. Su racanería con el tren de alta velocidad cuyo ralo presupuesto no se cumple nunca. Le recordaba su política en el ámbito de la Seguridad Social, creadora de exenciones y bonificaciones absolutamente desequilibradas; política, por otra parte, negadora de nuestras competencias en la materia.

Criticábamos su modelo de política económica y las bases sobre las que pretende edificarlo. Por cierto, su discurso de ayer ha sembrado aún más dudas en el ámbito económico. Fue simplón. Dejó de lado los condicionantes de la marcha del conjunto de la economía europea y las trabas de la política común. El problema de fondo de la economía española que se manifiesta a través de las elevadas tasas de paro, desigualdad y pobreza es el de su baja productividad. Abordar esta cuestión exige impulsar políticas de demanda (en infraestructuras, innovación, formación) y no sólo aplicar las políticas de recorte europeas. Sí, ya sabemos que los mandatos europeos hay que cumplirlos. Pero también hay que saber compensar los efectos de esos condicionantes con otro tipo de políticas. Con una modificación de la reforma laboral, por ejemplo, que apunte a conseguir un modelo más productivo y de mayor calidad del empleo y contemplando una subida del salario mínimo.

Por cierto, no puedo resistirme a decírselo. En el apartado de la corrupción, al que usted quiso hacer mención especial en su discurso, repartía culpas por igual. Decía que nadie está libre y que nadie tiene la infalibilidad en esta materia. Le diré, sin querer extenderme, que en asuntos de corrupción, o sea, de suciedad, todo es inaceptable, desde el excremento de escarabajo a la plasta de un elefante. Está claro quién es aquí el elefante y quién tiene que aplicarse con especial interés.

¿Qué ha hecho usted para generar confianza en nosotros desde finales de agosto? ¿Qué ha hecho a fin de intentar acercar posiciones si es que en verdad busca nuestros votos? No ha hecho nada. O mejor dicho, ha continuado complicando la situación.

Le pedíamos un cambio de actitud, una redirección de su estrategia política en la que impere el diálogo institucional por encima de la imposición.

Bueno, le voy a citar algunos ejemplos referidos al tiempo transcurrido desde su anterior intento de lograr la investidura hasta hoy. Ejemplos de los dos últimos meses. Y verá cómo ese cambio de actitud que pedíamos ni lo están entendiendo ni lo están practicando.

La semana pasada mi grupo presentó una PNL para su discusión en la Comisión de Fomento de esta Cámara, sobre la Y Vasca. El objetivo era simple, sencillo. Elaborar de una vez por todas un calendario con compromisos presupuestarios para culminar la construcción y puesta en marcha de la Y vasca, eje prioritario de transporte según las instituciones europeas. Su respuesta, la del PP, fue votar "NO" junto a Podemos y Bildu, de manera que la iniciativa decayó. Efectivamente, PP, Podemos y Bildu. No vuelva a decirme que estará operativa en 2019, sabe que es imposible cumplir ese plazo; más aún cuando se niegan explicitar plazos y compromisos, y siguen sin aceptar el plan de los ayuntamientos para la entrada en las capitales.

Continúo. La semana pasada tuvimos una gran oportunidad de llegar a consensuar un texto entre todas las fuerzas políticas en el quinto aniversario del fin de la violencia de ETA. Es cierto que cada uno de nosotros tiene sus matices que hubiera querido aportar. Pero hicimos un esfuerzo para lograr un acuerdo de mínimos que hubiera sido importante. El PP fue incapaz de entrar en ese consenso. Igual que la izquierda abertzale. Siguen en la misma posición de estos cinco años, como si los atentados de ETA no hubieran acabado. Comparado con el entusiasmo desbordante que usted y su partido han demostrado hacia el proceso de paz colombiano, palidece su acción con respecto al cierre de un problema de violencia que sí le afecta directamente. Aplaude al presidente Santos por su coraje y su voluntad de diálogo. Aquí, por no acordar en materia de pacificación y convivencia, ni siquiera lo hace con el Gobierno Vasco. En cinco años no han dado ningún paso ni han respondido a las instituciones vascas. Esta actitud no puede prolongarse más. La sociedad vasca no la comprende ni la comparte. El Lehendakari está dispuesto a coadyuvar en el esfuerzo y coordinar políticas. Aproveche la oportunidad.

Más sobre infraestructuras. Las instituciones vascas y nuestro Grupo Parlamentario, después de hacer innumerables preguntas, nos tenemos que enterar por la prensa de que Vueling dejará de operar si acortan la pista del aeropuerto de Hondarribia y su Gobierno no ha dado ninguna explicación al respecto. Nadie sabe qué va a pasar con la pista ni cómo van a garantizar la operatividad del aeropuerto.

Otra materia importante para mi Grupo en la que actúan sin mirar ni consultar. Nos enteramos sin aviso previo del cierre temporal de la cuota de bonito decidido por su Gobierno después de ceder 1.200 T de captura a Francia sin previa consulta ni información a las flotas o al Gobierno Vasco.

Otra más, que demuestra lo sensibilizados que están ustedes con la opinión pública vasca. En la comparecencia del Presidente del Consejo de Seguridad Nuclear nos enteramos de que Nuclenor no ha cumplido con los requisitos últimos que le ha impuesto aquel organismo pero sin embargo su Gobierno sigue sin decretar el cierre definitivo de Garoña o asumir que no hay interés en reabrirla, pues hace más de un año que Nuclenor debería haber cumplido con esos requisitos. Y ustedes erre que erre intentando reabrir una central nuclear obsoleta rechazada por todos los partidos políticos vascos, incluido el suyo.

Anteayer, 25 de octubre fue el aniversario del Estatuto de Gernika. Su partido lo celebró en Euskadi. Pero no sé exactamente qué estaban celebrando. Quizá que ese mismo día su Gobierno anunciaba la interposición de dos recursos más contra el autogobierno vasco, en concreto el noveno y el décimo recurso desde que está usted en funciones.

Uno de ellos contra la Ley de Reconocimiento y reparación de víctimas de vulneraciones de derechos humanos causadas por actuaciones de represión ilícita entre 1978 y 1999. Una vez más, entorpeciendo en el ámbito de la convivencia, tal y como le he señalado antes.

Otro que resulta absolutamente increíble. No contentos con haber recurrido las OPEs 25 y 26 de la Ertzaintza y habiéndose elevado por el Gobierno Vasco recurso contra la sentencia, sin esperar a que el Supremo resuelva, piden la ejecución de la sentencia para mandar a la calle a 250 agentes que están haciendo sus prácticas. Ni respetan el hecho foral de nuestra policía ni a los ciudadanos.

Si realmente se trata de, perdónenme la expresión, no tocar las narices al adversario político con el que pretendes acordar, ¿se puede ser más torpe? ¿Cómo quieren que interpretemos este innecesario ensañamiento procesal? El responsable directo es el señor Montoro. Pero usted también los es, señor Rajoy. Si es que no se entera, responsable por desidia. Si se entera, responsable por acción.

Sr. Presidente, en este caso como en el resto de los que le he citado, las buenas palabras no sirven de nada si no van acompañadas de gestos. Hay unos cuantos refranes castellanos que reflejan bien esta idea.

Por ejemplo, aquel que dice:

"Si bien me quieres, Juan, tus obras me lo dirán".

Refrán que me he permitido personalizar para la ocasión adaptándolo de la siguiente manera:

"Si bien me quieres, Mariano, da menos leña y más grano".

Pero es más que probable que usted no busque nuestros votos conscientemente. Es más, después de su discurso estoy convencido de ello. Usted quiere generar mayorías,  lo dijo expresamente, con los partidos "constitucionalistas". Y está en su derecho, claro que sí.

Aunque permítame que le haga un apunte. Si quiere usted cambiar la Constitución Española y apela solo a los grandes partidos españoles; o si, como dijo el señor Rivera ayer, por fin los partidos “nacionales” van a poder entre ellos hacer las grandes modificaciones que necesita el Estado, lo tiene crudo. Hagan lo que quieran. Pero sin la participación de nacionalistas vascos y catalanes todo intento de solución será baldío.

Si quiere fórmulas para una solución mínimamente duradera, le recuerdo los ingredientes: reconocimiento nacional, bilateralidad, árbitro neutral.

En cualquier caso, si por algún casual falla la apelación que subrepticiamente hizo a la responsabilidad al PSOE en el apoyo del día a día en la gobernabilidad, me gustaría dejarle las cosas claras por si tiene la intención de echar sus ojos a otra bancada como si no pasara nada.

Y para ello, permítame que me sirva de Miguel de Unamuno para que le ayude a interpretar en sus precisos términos nuestra intervención. Decía don Miguel en un artículo titulado “Alma Vasca”:

“Mi pueblo no toma el mundo no más que en espectáculo, sino que lo toma en serio. ... Estará a punto de caer en cualquier dolencia colectiva, menos en el esteticismo.”

Hasta aquí la cita del pensador bilbaíno. No cometa el error de creer que el Partido Nacionalista Vasco hace un ejercicio de esteticismo en su discurso y posicionamiento. Somos serios. Ni nos andamos con rodeos ni con subterfugios. El PNV ha ganado con holgura las elecciones al Parlamento Vasco demostrando que la sociedad vasca sigue confiando en él. Durante décadas ha sido así y no es casualidad. Se explica porque el PNV ha hablado claro siempre a la sociedad y ha hecho siempre lo que dice que va a hacer.

Esta es nuestra posición: si quiere nuestro concurso, si pretende colaboración, la relación hacia la autonomía vasca y sus instituciones deberá ser diferente. Comenzando por la no judicialización de la política.

Hoy, y mientras no se produzca en su Gobierno un cambio radical de disposición al entendimiento, como ya anunciamos que haríamos antes y después de las elecciones vascas del 25 de septiembre, aunque algún augur con coleta predijera que no iba a ser así, votaremos NO a su candidatura y a su política.

Eskerrik asko.

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