No hace falta ser creyente ni seguir el evangelio para compartir las palabras de Jesús, recogidas en la Biblia por el apóstol Mateo, en las que advierte de los falsos profetas. “Por sus frutos los conoceréis…”, es una de las frases bíblicas que mayor eco ha tenido más allá del ámbito religioso.
Esta semana el Presidente del Gobierno español ha acudido al Senado y en el fragor del debate sobre el recurso a la ley de consultas catalana ha declarado solemnemente: “Yo respeto las leyes y creo en el Estado de las Autonomías." Mariano no es Mateo, no es profeta y tampoco es un santo. En Euskadi le conocemos por sus frutos y sabemos que ni cumple la ley ni cree en el Estado de las Autonomías.
El debate se producía a raíz de la propuesta de la CORA por parte del Gobierno español. A quien no la conozca, se la podemos presentar como la Campaña Organizada para la Recentralización de las Autonomías. Para las personas más veteranas basta decir que la CORA es este siglo lo que fue la LOAPA en el anterior. La única diferencia es que hoy en día el inveterado afán político recentralizador se pretende vestir de razones de eficacia económica. Han pasado 30 años y la única novedad es terminológica, se ha sustituido la armonización por racionalización. Una nueva forma para el mismo fondo, una nueva andanada en contra del autogobierno vasco.
En su defensa de lo indefendible, el presidente Rajoy declaró que la reforma de la administración "no es un capricho del Gobierno ni de nadie, es una necesidad.” Efectivamente, es una necesidad, pero ¿para quién? Un estudio objetivo señalaría que los organismos que el Gobierno español mantiene en Euskadi incumplen flagrantemente las previsiones estatutarias, que la situación económica de la administración española con una deuda del 99% del PIB está más necesitada de racionalización que la vasca cuya deuda no supera el 15%. Esto diría un estudio objetivo pero, la CORA no es un estudio objetivo. Eso sí, tiene un objetivo predeterminado que no es otro que arrumbar el autogobierno vasco.
Rajoy estigmatiza al Partido Nacionalista Vasco por centrar sus preocupaciones en cuestiones más “políticas” como el autogobierno vasco. Ya va siendo hora de que se entere de que en realidad el secreto del bienestar se encuentra en el autogobierno. La situación económica, la realidad industrial, la capacidad exportadora o la apuesta por la innovación en Euskadi se han basado en las herramientas del autogobierno. El mantenimiento de los servicios esenciales de las políticas sociales se sustenta en el autogobierno. El nivel alcanzado por los servicios de sanidad y educación en Euskadi se explica por el autogobierno. Ya va siendo hora de que el presidente del Gobierno español sea consciente de que más autogobierno es más bienestar. Ya va siendo hora de que comprenda que con el reiterado incumplimiento del Estatuto de Gernika lo único que está logrando es dificultar el crecimiento del bienestar en Euskadi.
“Yo respeto nuestras leyes y creo en el Estado de las autonomías", aseguró Rajoy. No es cierto y por sus frutos les conocemos. El PP es un espino para el autogobierno vasco. El PP nunca ha creído en el Estado de las Autonomías, y las acciones que el Gobierno está planteando suponen una clara involución de ese Estado de las Autonomías. Al PP le conocemos por sus frutos, que son nulos para el autogobierno vasco.
Rajoy apela a la ley y al cumplimiento de la legalidad, pero no da un paso para cumplirla. Todo lo contrario, el incumplimiento reiterado de la legalidad estatutaria supone que en la práctica está liderando la desobediencia civil en Euskadi. “Por sus frutos los conoceréis”, el PP de Rajoy no cumple ni quiere cumplir la ley, no quiere cumplir el Estatuto, con lo cual, no quiere cumplir la Constitución Española. En realidad Rajoy se está comportando como un auténtico insumiso.