El PNV estuvo desde el principio en el proceso de creación de la unión europea. Aportó al mismo, desde los nuevos equipos internacionales, una visión federal de la nueva Europa. Apostó por la idea de que solo la suma de todas las soberanías e identidades realmente existentes en Europa iba a garantizar la solidez del proyecto. Defendió la capacidad de la Europa federal que estamos aún construyendo para convertirse en referencia mundial como agente de paz, desarrollo y estabilidad. Pero a esa visión política e institucional añadió una visión social basada en experiencia, en hechos. En más que palabras.
El lehendakari Agirre fue en el ámbito de las políticas sociales un adelantado a su tiempo. Como miembro del consejo de administración de Chocolates Bilbaínos, “Chobil”, implantó junto a su hermano José Mari, el director de aquella empresa un sistema de prestaciones sociales completamente innovador en la época. El acuerdo, el diálogo y la corresponsabilidad era la base de un sistema que proporcionaba prestaciones a los trabajadores de una empresa que era la segunda más importante de todo el sector en el estado hasta que la guerra civil acabó en 1937 con esa forma de hacer. Viviendas para los trabajadores, un sistema de seguridad social, vacaciones retribuidas, fondos de solidaridad para los más desfavorecidos y un largo capítulo de prestaciones propiciaron que los líderes sindicales de la época pusiesen como ejemplo el modelo social de CHOBIL. Y ese es el modelo social que el lehendakari Agirre llevó a la construcción europea como un ejemplo a seguir. Por eso para el PNV el modelo social es más que una vocación. Es consustancial a su participación en el proyecto de Unión Europea.
Sentsibilitate horrek markatu ditu Euskadik europar eraikuntzan egin dituen ekarpenak;eta ,gaur ere, berdin egiten jarraitzen du.Osasun eta Hezkuntzarako gutxieneko kalitate estandarrak defendatzen ditugu, Europan berdintsuak eta maila berekoak izan daitezen. Gutxieneko soldata ere bai, gizarte babeserako sistemak kontinente osoan harmonizatuta egon daitezen eta langileen mugikortasuna errazteko. Hirugarren adinaren sektorerako politikek gaur egun duten dimentsioari parte hartze politiko eta sozialaren dimentsioa eranstea proposatzen dugu, eskarmentua eta esperientzia ondare jotzen dugulako. Zahartze aktiboaren aldeko aldarria egiten dugu. Nahi ditugun lan harremanetarako akordioa, gardentasuna eta elkarrizketaren aldeko apustua egiten dugu eta gazte politikak, berdintasuna eta desgaitasunaren integrazioa ere europar egitasmo guztietan egotea bilatuko dugu.
Esa sensibilidad marcó en consecuencia la presencia y las aportaciones vascas a la construcción europea y sigue haciéndolo hoy. Defendemos unos estándares mínimos en Sanidad y Educación en toda Europa, salario mínimo y una urgente armonización de los sistemas de seguridad social y de pensiones para garantizar la protección social en todo el continente y favorecer la movilidad. Proponemos añadir a la dimensión asistencial que tienen hoy las políticas sobre tercera edad la dimensión de la participación social y política, porque consideramos la experiencia un patrimonio. Apostamos pues por el envejecimiento activo. Queremos unas relaciones laborales marcadas por el acuerdo, la transparencia y el diálogo y proponemos que las políticas de juventud, igualdad e integración de la discapacidad estén presentes en todos los programas europeos.
Estas son propuestas concretas para centrar las actuaciones de la política europea en las personas. El crecimiento sostenible que necesitamos para que Europa recupere la competitividad perdida vendrá de la mano de las personas. Porque ni podemos ni debemos competir con los países emergentes con el precio de la mano de obra. Nuestra competitividad debe basarse en la innovación y la especialización. Esa apuesta requiere formación y talento. Y el talento es el patrimonio de las personas. Por eso las personas son el patrimonio de Europa y hay que cuidarlas. No basta además con producir talento. Tenemos la generación de jóvenes mejor preparada de la historia. Pero tienen grandes problemas de acceso al mercado laboral. Integrarlo en el sistema productivo no es solo una cuestión de justicia, es una necesidad. Porque lo necesitamos pare el crecimiento sostenible que defendemos.
Con la igualdad ocurre lo mismo. El talento femenino no tiene las mismas oportunidades que el masculino. El sesenta por ciento de los titulados superiores en Europa somos mujeres. Sin embargo apenas ocupamos el diez por ciento de los puestos de responsabilidad en la economía y en la política. El objetivo en los próximos cinco años es conseguir que en los consejos de administración de las empresas europeas se garantice la presencia femenina y en la misma proporción en los cargos de la máxima responsabilidad política, un asunto en el que Euskadi es referencia europea.
En definitiva, estamos hablando de personas, de talento de derechos fundamentales, de justicia social. Las bases del crecimiento sostenible y la estabilidad que necesitamos en Europa para volver a la senda de la competitividad. Estaremos en el buen camino cuando nadie dude de que gastar en educación o sanidad es invertir. Cuando nadie dude que la experiencia y quienes la poseen, los mayores, es patrimonio. Que la igualdad es también una inversión. Proteger a los más desfavorecidos, a los más débiles solo es insostenible cuando la codicia y la especulación toman el mando. Por eso la lucha contra la especulación y la corrupción es también política social.