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1997ko abenduaren 1ean                                                                56. alea

SUMARIO

-Reflexión sobre la cumbre de Luxemburgo.

-Carta de Derechos Sociales.   

 

REFLEXIÓN SOBRE LA CUMBRE DE LUXEMBURGO

  Los pasados días 20 y 21 de noviembre se ha celebrado en Luxemburgo la Cumbre Extraordinaria sobre el Empleo. Este Consejo Europeo ha supuesto la culminación de un proceso que se inició en Amsterdam en junio, cuando la Cumbre celebrada para reformar el Tratado de Maastricht dio a la siguiente Presidencia, la luxemburguesa, el mandato de celebrar un Consejo Extraordinario sobre el empleo.

  Tras una serie de textos previos y posturas divergentes, se llegó el pasado viernes al compromiso de todos ya conocido. Ante el mismo podemos hacer algunas reflexiones:

  - Pese a las críticas negativas sobre la escasa implicación de Europa ante el paro, hay que reconocer que los tímidos pasos de la Cumbre en favor del empleo constituyen pasos de gigante mirándolo desde una perspectiva histórica. Todavía hace cinco años, previamente a la aprobación del Tratado de Maastricht, había quien defendía la posición de que la Unión Europea no debería inmiscuirse nunca en materias sociales y de empleo. Incluso el apartado social de Maastricht contó con la excepción británica. Hoy, cinco años después, una acción coordinada en Europa en contra del desempleo es ya posible.

  Lo importante es echar a andar. Cuando los seis Estados de la Comunidad aprobaron en 1971 el Plan Werner para la Unión Monetaria, los criterios de convergencia actuales y el euro eran un simple sueño. En el caso del empleo, se ha abierto un camino en común que antes no parecía posible.

 

  - El Acuerdo de Luxemburgo reconoce la competencia de los Estados miembros sobre la política de empleo. Sin embargo, se añade el reconocimiento del valor añadido que puede suponer la coordinación de las políticas de empleo a nivel comunitario.

  En este sentido se marca una estrategia novedosa de coordinación  de las políticas de empleo basado en el 'método de los criterios de Maastricht'. Es decir, unas directrices a nivel europeo en materia de empleo, que se concretan en unos planes de empleo con objetivos cuantificables a nivel estatal, que tendrán un seguimiento de vigilancia multilateral, es decir, a nivel europeo. Por expresarlo gráficamente, cada país se marca sus propios objetivos dentro de unas directrices generales, y a nivel europeo deberán pasar un 'examen moral' anual, sin que se prevea un mecanismo de sanciones. Por tanto, entendemos que este 'control' comunitario puede ser incentivador y puede ayudar en la priorización de las políticas para combatir el paro.

 

-¿Cuáles son las directrices generales para el año 1998?

  a) Combatir el paro juvenil y el de larga duración, ofreciendo formación, prácticas o empleo a todo joven que lleve seis meses parado, o a cualquier parado que lleve doce meses. Es decir, se lleva a la práctica la afirmación de que la formación es el mejor arma para hacer disminuir el desempleo. Este programa debería ser llevado a cabo antes de cinco años.

  b) Se propone ir sustituyendo progresivamente las medidas pasivas (subsidios) por activas (formación e inserción). En esta línea se marca el objetivo de ir aproximando las cifras de inserción o formación de parados a aquellos tres Estados con mejores resultados, con un aumento mínimo del 20%.

  c) Se insta a los interlocutores sociales a fomentar mediante la cooperación estas acciones de formación de parados.

  d) Por otra parte se insiste en la necesidad de actuar sobre el sistema educativo, reduciendo el fracaso escolar, e incorporando en mayor medida las nuevas necesidades tecnológicas en la formación de los jóvenes. En esta línea se insta a desarrollar sistemas de aprendizaje.

  e) Todo ello se pretende combinar con medidas para desarrollar el espíritu de empresa (reduciendo cargas administrativas para la empresa, o fiscales para el autoempleo), la disminución de la carga fiscal sobre el trabajo que deberá ser progresivamente sustituida por nuevas cargas como es el impuesto sobre la energía o cargas contaminantes, y mediante el fomento de nuevos yacimientos de empleo en nichos todavía no satisfechos por el mercado.

  f) Asimismo, se preconizan medidas para adaptar mejor las empresas a las nuevas realidades, mediante la modernización de la organización del trabajo y de sus tiempos.

 

    En general, una batería de medidas, todas ellas positivas, muchas de las cuales están siendo ya preconizadas desde las propias administraciones vascas en la medida de sus posibilidades, pero con la novedad introducida de unos objetivos cuantificables que pueden permitir una incentivación en la priorización de los recursos presupuestarios. Podríamos resumir en que el facilitar la creación y desarrollo de las empresas, así como el formar para las necesidades de las mismas a los que tienen mayores dificultades de inserción en el mundo laboral, ayudándoles complementariamente reduciendo la carga fiscal de su coste salarial, son los ejes para la creación de empleo en una política europea coordinada.

  Sin embargo, llama poderosamente la atención el hecho de que la más importante y ambiciosa de las medidas, la correspondiente a combatir el paro juvenil y el desempleo de larga duración, no será de aplicación obligada en cinco años para aquellos Estados con paros particularmente elevados, en referencia implícita al Estado español.

  Todo ello nos hace reflexionar  sobre la actitud política mantenida por el Gobierno español ante esta Cumbre. Sin haberla obstaculizado abiertamente, ha sido reticente al propio desarrollo de la misma. Y en lugar de asumir la oportunidad de unirse al liderazgo de una Cumbre que ha buscado enfrentarse a un problema que atenaza particularmente al Estado español, ha sentido este Consejo de Luxemburgo como una amenaza a sus posiciones.

  Esta 'excepción española' a la principal medida del Consejo es una muestra de ello. La alegación a las dificultades presupuestarias para cumplir este objetivo no es razonable si realmente se entiende que las políticas activas de empleo deben tener una priorización en todos los presupuestos. Ello es menos entendible cuando el propio Consejo de Luxemburgo ofrecía vías de financiación. Así debe ser entendido el apartado que una de las propuestas del Presidente del Consejo, Juncker, preveía en origen: "Buscar todo tipo de medidas para fomentar las oportunidades de empleo en todas las secciones del presupuesto de la Unión Europea, en particular en las categorías 2 (Fondos Estructurales) y 3 (Políticas internas)".

  El Gobierno español no ha parado hasta dinamitar esta posibilidad de utilización de los Fondos Estructurales para fomentar políticas de empleo, forzando la aprobación en Luxemburgo de una forma diluida que dice lo siguiente: "El Consejo Europeo desea que la próxima reforma de los Fondos Estructurales se inspire en la experiencia adquirida hasta la fecha para utilizar mejor los Fondos al servicio del empleo cada vez que ello sea posible, en el desempeño de los objetivos que le son asignados, y en el respeto de su principal vocación, encaminada a garantizar la recuperación de las regiones menos desarrolladas". (el subrayado es nuestro).

  Esta formulación diluida supone el impedir de hecho una utilización progresiva mayor de estos Fondos para el empleo. Pero además es peligrosa. Porque supone una violación del reglamento de los Fondos Estructurales en favor de las regiones objetivo 1, definidas según el reglamento que rige los Fondos Estructurales (CEE 2081/93) exactamente como "regiones menos desarrolladas". Definición diferente a "regiones en declive industrial", "regiones fronterizas", "paro de larga duración", "inserción de jóvenes", "desarrollo rural" o "adaptación de estructuras pesqueras" que constituyen en ese reglamento objetivos igualmente definidos de los Fondos Estructurales (objetivos 2, 3, 4, 5a y 5b).

  ¿Por qué se incluye esta referencia incorrecta en las Conclusiones de Luxemburgo? Además de frenar la posibilidad de aumentar la aportación del presupuesto comunitario frente al paro, se intenta priorizar a futuro a determinadas regiones frente a otras en el reparto de los Fondos Estructurales. Y todo ello bajo presión española. Por ello es difícilmente entendible esta postura del Gobierno español, que por un lado se desengancha de las Conclusiones de la Cumbre alegando  dificultades presupuestarias, y por otro impide que el presupuesto comunitario financie dichas medidas.

  Concluiríamos diciendo que la Cumbre en su conjunto ha sido positiva, ya que supone un paso adelante en la construcción de una Europa social, necesaria para una construcción política europea futura. Las medidas se centran en lo fundamental, en aquello que en una economía globalizada puede ayudar a ofrecer empleo, centrándose en la formación y en la inserción. Como sombra evidente, echamos de menos una mayor implicación y esfuerzo del Estado español  en el liderazgo de esta coordinación de políticas contra el paro a nivel europeo, dada nuestra situación de Estado con mayor paro de la Unión Europea.

 

EAJ-PNV Parlamento Europeo. Noviembre de 1997

 

 

 

CARTA DE DERECHOS SOCIALES

  La semana pasada se tomaba en consideración en el Parlamento Vasco una Iniciativa Legislativa Popular para una carta de Derechos Sociales con el único voto en contra del Grupo Nacionalista.

  Esto puede resultar extraño cuando hemos sido nosotros quienes hemos impulsado en este País las políticas sociales más avanzadas, como el propio Plan de Lucha contra la Pobreza, a pesar de todas las críticas recibidas, encabezadas por la Ministra socialista Matilde Fernández.

  Por lo tanto, en nuestro ánimo, una vez más, no estaba optar por lo más fácil y exento de críticas que hubiera  sido votar a favor con las excusas de ser la primera Iniciativa que llega al Parlamento o que tiene 80.000 firmas detrás etc..., y luego ya veremos que sale definitivamente, sino optar por decirles la verdad desde un principio  a sus propuestas y actuar responsable y coherentemente con las actuaciones que en esta materia están previstas, susceptibles de modificación y mejora, pero realistas con las posibilidades de nuestra Comunidad.

 

  Así nuestra posición se fijó partiendo de dos premisas:

  1.- El Gobierno Vasco ya está actuando contra la exclusión social y acababa de trasladar al Parlamento Vasco un Proyecto de Ley y en materia de empleo tenía una serie de propuestas realizadas y a realizar después de los debates monográficos, Marzo 96 y Junio 97, sobre el empleo en nuestra Comunidad.

  2.- Nuestras reuniones con la Plataforma Gogoa impulsora de la Iniciativa Legislativa Popular.

 

    Desde este contexto no tendría que haber complejos, sobre todo por los partidos del Gobierno, porque se nos hubiera pillado en esta materia sin actuar y que los ciudadanos nos lo hubieran tenido que recordar, no era esa la actuación porque ya está actuando y es un tema prioritario en la acción del gobierno, con mayor o menor fortuna.

  Ha sido en la posición ante la Plataforma y su iniciativa donde se han liberado las contradicciones y algunos han enseñado sus miserias y vergüenza, tanto partidos de gobierno como de oposición. Esta sensibilidad nos la debieran demostrar en todos los foros.

  La Plataforma Gogoa había redactado una iniciativa en la que solicitaba una carta de derechos sociales, pero además, jugaba con la baza sentimental de ser la primera Iniciativa popular que llegaba al Pleno del Parlamento. Lo decimos porque éste ha sido el argumento principal para algunos. Otros creemos en los instrumentos de participación que hemos puesto al alcance de los ciudadanos, y por lo tanto, no nos supone nada especial que se utilicen.

  A salvo este "valor añadido" que se le daba, la Plataforma planteaba mediante la petición de una Carta de Derechos Sociales una serie de medidas concretas en materia de política de reparto del tiempo de trabajo y la renta básica para todos los ciudadanos en situación de demanda de empleo equivalente al salario mínimo interprofesional.

  Desde el primer día se le dijo a la Plataforma que ya desde el punto de vista técnico-jurídico, tenía muchas dificultades su Iniciativa, entre lo que pedían: unas medidas concretas y lo que querían: Una Carta de Derechos Sociales. Si bien existe ese problema de la forma jurídica reconocido por la propia Plataforma, siempre insistió la misma en no querer una Carta con una declaración de principios o Derechos, que lo que quería eran propuestas concretas. En la carta, entre otras medidas se solicitaban: Reparto del tiempo de trabajo en la Administración Pública y en concreto: Jornada de 32 horas, adelantamiento edad jubilación a los 60 años, eliminación de horas extraordinarias y sustitución de las formas de contratación temporal por contratos estables, así como la renta básica.

  Este es un tema que está a debate en todos los foros de nuestro entorno y está en discusión abierta la incidencia y consecuencia de todas estas medidas por el empleo, cuya aplicación se está experimentando en la mayoría de los casos de manera particular y no general, mediante el diálogo, el consenso y la negociación. Por lo tanto, les planteamos que independientemente de las posibles competencias o no que tengamos, para dar algunas de las soluciones nuestra línea es seguir por este camino y no precipitarnos en una ley ante lo que todavía es un debate y discusión abierto en nuestra sociedad y seguir adoptando medidas en ese sentido en este mundo tan cambiante y complejo del mercado laboral, mediante un diálogo permanente Administración Pública y agentes económicos y sociales.

  En cuanto a la renta básica, nosotros somos más partidarios de medidas sociales vinculadas a la inserción frente a las propuestas neoliberales de rentas básicas y café para todos, independientemente de las diferencias y especificidades de las personas. Somos más partidarios de medidas de discriminación positiva, más solidarias, más cercanas al excluido y desde él, desde su reconocimiento como igual a nosotros. Por lo tanto, era mejor camino de encuentro para nosotros trabajar en la línea de la Ley de Exclusión Social. Eso como concepto, aparte queda la no viabilidad económica de la medida, cuyo costo ascendía a unos 200.000 millones de ptas. anuales.

  Por todas estas razones, entendíamos que admitir a trámite este texto como documento-base para luego dejarlo irreconocible era cuando menos un fraude con estas 80.000 personas. Por respeto a los que la han presentado, pero sobre todo a quienes están padeciendo de alguna manera, esta situación de exclusión no podíamos engañarles y generar expectativas que no van a ser cumplidas. Porque nosotros si creemos en un nuevo estilo de hacer política, que pasa por decir primero la verdad al ciudadano aunque sea duro e ingrato si queremos tener credibilidad y afianzar una relación más estrecha con la sociedad a la que nos debemos y que nos ha mandado para gobernar.