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SUMARIO
ANTE EL TRATADO DE AMSTERDAM
-Resolución
de la Asamblea Nacional del PNV-
-4
de octubre 1997-
La Asamblea Nacional de EAJ-PNV, ante la firma del nuevo Tratado de la
Unión Europea en Amsterdam, reitera la apuesta y compromiso de nuestro partido
con la construcción europea. En
este sentido, habíamos puesto fundadas esperanzas en la Conferencia
Intergubemamental para la reforma del Tratado de Maastricht que debía culminar
con un nuevo marco institucional europeo.
Desde nuestra posición en las instituciones vascas, desde el Congreso
y el Senado, así como desde el Parlamento Europeo hemos tratado de aportar
nuestra reflexión a este proceso de reforma, desde la convicción de que sólo
una Europa unida respetuosa con los pueblos y realidades que la conforman cuenta
con las garantías necesarias para enfrentarse con éxito a los retos de futuro.
La Conferencia
Intergubernamental reunida en Amsterdam no ha respondido a las necesidades de
reforma que la Unión Europea requiere. El nuevo Tratado supone un pequeño paso hacia la construcción de la
Europa política, pero no está a la altura de lo que la realidad demanda.
No se nos ocultan los avances que Amsterdam supone: más capacidad
legislativa del Parlamento Europeo en materia social, capacidad de elección del
presidente de la Comisión por la Eurocámara, la extensión de las competencias
comunitarias en materias de justicia e interior o la capacidad de recurrir a la
UEO (Unión Europea de Defensa) para misiones de paz o humanitarias.
Sin embargo, las reformas no han estado a la altura de lo que se
demandaba.
Nuevamente,
el viejo nacionalismo de los Estados, el
mismo que ha estado en el origen de los grandes conflictos europeos de este
siglo, ha impedido que Amsterdam suponga una reforma profunda de las
instituciones y de los modos de hacer de la política europea, que la acerquen a
sus ciudadanos y permitan afrontar con garantías la ampliación europea, la
construcción de un espacio económico común fruto de la moneda única, y los
retos de seguridad a los que se enfrenta Europa.
Sin
embargo Amsterdam, dentro de la escasez
de avances, ha significado también el visto bueno al inicio de las
negociaciones de ampliación a los nuevos países del Este de Europa, y la
plasmación jurídica del Pacto de
Estabilidad y Crecimiento que confirma el previsible lanzamiento del euro
para dentro de quince meses. Y éstas
son las auténticas revoluciones a las que se enfrenta la Unión Europea que van
a erosionar los cimientos sobre los que se sustenta el Estado-nación clásico,
y que van a obligar a los quince a enfrentarse a reformas políticas mucho más
profundas que las que han rechazado en esta Cumbre.
Horas
después de que se haya firmado el Tratado de Amsterdam pocas son las voces que
niegan la necesidad de convocar una nueva Conferencia Intergubernamental que
acometa una reforma en profundidad antes de la próxima ampliación. ¿Es que
alguien piensa que los procedimientos de decisión, con sus unanimidades y
derechos de veto en algunos casos, son válidos para la Europa a 20 o a 25 de
los próximos años? O también podríamos preguntarnos hasta cuándo van a
admitir los ciudadanos europeos el ser convocados a unas elecciones europeas
para elegir un Parlamento Europeo que está sometido al Consejo en muchas de las
decisiones que adopta, y no tiene por tanto una capacidad legislativa plena. O
durante cuanto tiempo va a ser permisible en un espacio como el europeo, el
contar con la única Cámara legislativa de un entorno democrático, como es el
Consejo, cuyas deliberaciones son secretas.
De
la misma forma, la desaparición de los Bancos Centrales y la fijación a nivel
europeo de las políticas monetarias, va a obligar a una coordinación europea
de las políticas económicas, incluyendo las fiscales. Unos hablan de un equilibrador económico-político a las políticas
del Banco Central que sólo buscarán por principio la fortaleza de la moneda.
Otros subrayan la necesidad de dirigir las políticas económicas
complementarias de las monetarias desde instancias comunitarias.
Pero casi todos coinciden en señalar que las instituciones actuales
carecen de la suficiente legitimidad y fortaleza política para dirigir las
nuevas políticas que la creación de un espacio monetario y económico común
van a requerir.
Otro
tanto ocurre con la seguridad y la defensa común. Conscientes todos de la debilidad e inoperancia de los ejércitos
estatales frente a los posibles riesgos a los que se puede enfrentar el
continente europeo, sólo el nacionalismo de los Estados actuales impide un
avance más decidido hacia la creación de una verdadera defensa europea que
constituya uno de los dos pilares de la Alianza Atlántica.
Por
tanto, desde EAJ-PNV, vemos como
escenario probable el desarrollo de una reforma en profundidad de las
instituciones europeas en los próximos años como consecuencia de la ampliación, la moneda única y la necesidad de
construir un espacio de seguridad y libertad.
Una
reforma que vaya construyendo un poder político europeo, en el que el
Parlamento desarrolle una función legislativa equiparable al Consejo o al órgano
que represente a las entidades constitutivas de la Unión, y en el que la actual
Comisión se convierta en un gobierno europeo real.
Y Amsterdam ha dado un espaldarazo a la ampliación y a la moneda única
que serán las revoluciones que desencadenen las ulteriores reformas.
Por
ello, desde una perspectiva histórica, y
siendo extremadamente críticos con la escasez de reformas institucionales que
se han producido, EAJ-PNV entiende que el Tratado de Amsterdam supone un hito
positivo, y un pequeño paso adelante en esa tarea común que es la construcción europea y la creación de un
espacio político que diluya las fronteras de los Estados clásicos, y permita
la aportación del pueblo vasco a esta apasionante tarea.
Las
dificultades son muchas, y también el viejo nacionalismo de los Estados tratará
de obstaculizar nuestra aportación y participación en este proceso.
Y una muestra más de esta actitud
de incomprensión de la realidad está en el propio Tratado de Amsterdam y la
declaración anexa sobre la subsidiariedad firmada por Austria, Alemania y Bélgica,
y a cuya firma se ha negado el Estado español.
Nuevamente,
el gobierno español sale a Europa olvidando la existencia de una distribución
de poderes interna propia de un Estado plurinacional, y tratando de aparentar
que el Estado español es algo monolítico cuya representación puede ser
ostentada por el gobierno de Madrid. Así, el Estado español
se convierte en el único de los cuatro Estados que al día de hoy tienen entes
subestatales con poderes legislativos amplios, en negarse a firmar la declaración
del Tratado que reconoce que las decisiones europeas afectan también a esos
poderes legislativos subestatales, y que reclama por tanto la aplicación plena
del principio de subsidiariedad.
Podría
ser cómico si estas actitudes no estuviesen impidiendo la participación real
de las instituciones vascas en la toma de decisiones comunitaria, y si ello
tuviese como consecuencia la indefensión de los intereses políticos, sociales
y económicos de los vascos debido a la imposibilidad de representación de
nuestras instituciones en el proceso decisional europeo.
Esta
actitud es también la que permite que de todos los Estados descentralizados políticamente
de la Unión Europea, el estado español sea el único que tiene una
circunscripción electoral única al Parlamento Europeo, impidiendo así que los
vascos elijamos directamente a nuestros propios representantes a la Eurocámara
y obstaculizando el adecuado control y seguimiento del ciudadano a los que los
deben representar.
Esta
concepción arcaica que impide a las instituciones europeas estar directamente
representadas en Bruselas, como si Bruselas fuese ya el extranjero, ha quedado
también patente en la firma de este Tratado.
Por ello, EAJ-PNV subraya su
voluntad de continuar trabajando por este objetivo de participación de las
instituciones vascas en este objetivo común que es la construcción europea.
Porque consideramos que en un espacio ya sin fronteras que es la Unión
Europea, el autogobierno y las responsabilidades que éste conlleva ante los
ciudadanos nos obligan a buscar estos cauces de participación.